Capítulo 37
Capítulo 37
Con mucha dificultad llego al hospital, entro con Emilie inconsciente en mis brazos. Noto como la gente de la sala espera me mira de forma extraña, pero no me importaba; mi única preocupación era ella. La necesitaba viva, la necesitaba conmigo.
Al ver que ninguna enfermera se acercaba, comienzo a pedir auxilio hasta que una enfermera aparentemente mayor se acerca rápidamente, por su altura deduzco que era una ninfa. Me mira molesta y niega.
-No podemos atender a mortales- la enfermera dice- Va contra las reglas principales del establecimiento de no atender.
-Soy un dios y yo mando aquí.-digo molesto
-Lo sé, pero para atenderla tiene que ser alguien de la "realeza" no una simple mortal.
No eran simple mortales, nadie lo era y por su puesto ella menos lo era.
-Ella es mi prometida, así que le pido por favor que lo haga a menos que hable con Zeus y diga muchas cosas que sé de aquí.
La enfermera con cara de pocos amigos asiente sin mucha expresión.
-Esta bien-acepta de mala gana.
Comienzan a rodearme muchos médicos y enfermeras. En la camilla que traen, deposito el cuerpo inconsciente de mi chica.
-Nos encargaremos nosotros, Cupido- el doctor sonríe dándome confianza- estará en buenas manos, solamente te pedimos que nos ayudes a que estés tranquilo.
Asiento, entiendo todo lo que me dicen. Tengo que dejarlos trabajar tranquilos para evitar posibles malas situaciones.
Me vuelvo a ver Emilie, sus múltiples heridas me ponen nervioso, pero sé que saldrá adelante ella es fuerte.
-Saldrás adelante nena, lo sé- doy un suave beso en su frente como despida.
Veo como los enfermeros se lo llevan rápidamente, la camilla se aleja y yo me quedo solo esperando noticias de ella.
Pasan y pasan las horas y no sé nada de ella. Me siento asustado y nervioso. Hace minutos atrás llegó su abuela la cual me mira todavía molesta pero agradecida por sacar a su nieta de ahí.
No tenemos noticias sobre el paradero de Apolo pero tampoco de Diana, creemos que está buscándolo por todo lo que ha pasado y el daño
Un médico sale a vernos, tiene una mala cara y eso nos aterra.
-¿Familia de Emilie?-pregunta.
Todos asentimos y nos paramos para saber noticias, incluida mi madre que se veía muy preocupada por la salud de ella.
-Díganos, ¿qué sucede con mi nieta?
-Ahora la paciente está estable pero en reposo. Por el golpe perdió lamentablemente un bebé pero el otro logró sobrevivir y también está estable.
Me empecé a sentir mareado, ¿iba a ser papá? Si que soy un idiota por no escuchar a Emilie cuando ella quiso hablar.
-Hijo, ¿te encuentras bien?- mi madre pregunta, pero yo no respondo ¿Cómo responderé si soy un gran idiota?
Un gran estúpido idiota. Prácticamente soy el culpable de esto.
Pongo mis manos en mi cabeza para analizar todo lo que ha pasado. Apolo, Emilie, mellizos, la perdida de uno de ellos, ¿por qué fui un idiota todo este tiempo? Debí arreglar millones de cosas antes que pasara esto.
-Creemos que en dos horas estará despierta. Para esto necesitamos que sus familiares pasen poco a poco al verla. Está débil.
Todos asistimos por las indicaciones. Emilie lo que más necesitaba era un respiro.
-¿Quién va primero?-pregunta su abuela, interrumpiendo mis pensamientos.
Todos asistimos y la miramos. Ella temerosa se me acerca.
-Tú deberías hablar con ella.-su abuela aconseja con melancolía. Pero ya había tomado la decisión, ella tiene que ir primero.
-Lo sé, pero tú eres la única que la comprende más que yo. Ella te necesita más.-tomo sus manos y la aprieto con suavidad- Por favor, se la primera.
Palmotea mi mejilla con suavidad y una leve sonrisa.
-Está bien, iré yo.-asiente dándome un suave abrazo- Sé fuerte, nadie sabía lo que iba a pasar.
Habla con el doctor y se va junto a él.
No abuela, el culpable soy yo.
Mi madre se acerca, trae la mirada seria, las manos tensas y una actitud molesta. Está sucediendo algo, otra vez.
-Diana ha llegado.-comenta en un hilo de voz. Mi madre también está afectada.
Asiento, sin muchas ganas sigo a mi madre que me guía por un sector secreto del hospital, donde solamente tiene acceso los dioses para hacer reuniones de emergencia.
-¿se notó la demora?-pregunta sonriendo pero al ver mi cara, vuelve al semblante serio. Vio a mi madre buscando respuestas, la cual responde con una mueca que lo hará más tarde.
Hoy no estoy para bromas, menos aun cuando la vida de la persona que más quiero está en riesgo y murió un hijo mío.
-Hoy lo encontré- en un rápido movimiento tira de su látigo
Veo como entre las sombras aparece una silueta, los gritos y ordenes de Diana aumentan y poco a poco veo como el sujeto se muestra ante la luz, era Apolo.
A pesar de sus múltiples heridas y cortes pude ver como tenia todavía su sonrisa orgullosa.
-¿Cómo lo tuviste?-pregunto todavía impactado.
-Fue fácil, lo descubrí robando las armas de mis ninfas. Ya sabes lo que es terrible.
Tomo a Apolo y lo miro.
-Mataste a un semidiós ¿sabes ese castigo? Mataste a un mortal hijo de un dios, mi hijo.- escupo con rabia- Realmente pasaste los limites estúpido.
-¿Acaso alitas se enamoró?-responde con cierta burla en su voz.
No soporto y lo golpeo, una, dos o tres veces. Realmente no sé cuántos golpes porque ya no daba más, Diana me separa de él.
-¡Sabes que es grave eso!
-No, no es grave si yo vi todo-El mayor de los dioses salió.
Todos miramos sorprendidos al verlo, él nunca aparecía, nunca interfería, era su ley.
-Padre, ¿qué haces aquí?- pregunta susurrando.
De un momento a otro Zeus, totalmente molesto por la situación le da una bofetada que le da vuelta la cara.
-¿En que estabas pensando cuando mataste a un semidiós?, torturaste y secuestraste a tu hermana, una mortal está batallando entre la vida y la muerte-La vena que estaba en su cuello de Zeus se veía cada vez más grande.
Apolo intento zafarse de ahí y arrancar para no tener el castigo del dios de los dioses, pero no alcanza. Zeus lo toma del cuello más molesto que nunca y lo mira con odio.
-¿Y tienes el derecho de intentar escapar?
-Padre...yo
-Calla.
-Cupido fue.
-Cupido no mató personas- zanja él de forma abrupta-Te condeno a estar 1000 años en custodia, se te quitaran todo las regalía de los dioses incluso tus poderes, tendrás importunidad pero parcial. Por lo cual tampoco ejercerás como dios, sino como trabajador del olimpo.
-Pero padre...
-¿Quieres que te deje como un mortal?-amenaza el dios con voz molesta.
Apolo niega rápidamente, su padre niega también. Toma a Apolo y después de un rápido movimiento desaparecen ambos quedando solamente el látigo de Diana en el suelo.
-Se acabó-responde mi madre sorprendida, Diana asiste como respuesta.
Suspiro negando, para mi todavía esto no ha terminado.
-Estaremos apoyándote hijo, en eso tienes que estar tranquilo. Estamos contigo.
-Creo que es hora que la vayas, al parecer ahora te toca verla Kal.-Diana me da un corto abrazo- Sé fuerte. Cualquier cosa estaremos para ayudarte.
Hago una mueca intentando sonreír pero esta era de esperarse no resuelta. Mi madre me toma el brazo en señal de apoyo.
-Anda a verla, ella te necesita en este minuto.-me susurra mi madre
Veo cómo sale su abuela de la sala e donde ella estaba internada, traza algunas palabras con el médico y alcanzo ver como su cara de tristeza.
Me acerco a ella para hablar con ella sobre su estado y me detiene con la mano.
-Esta despierta, ella te necesita más que a ti en estos momentos.-Su abuela me toma por sorpresas a decir esas palabras, abro la boca pero no puedo decir nada.
Asiento y le doy un breve abrazo, buscando su apoyo.
-Se igual de fuerte.
Me adentro a la sala en donde veo la cama que esta ella.
Mi chica.
Su mirada se encuentra perdida, alejada de la situación quizás sumergida en sus pensamientos.
Tomo su pequeña mano y la entrelazo a la mía.
-¿Cómo estás?-pregunto con suavidad.
Emilie me mira impactada, pero de un momento a otro ya no soporta y empieza a llorar, rápidamente me acerco más y la abrazo.
Noto como su pequeño cuerpo se empieza a sacudirse por su angustia.
-Llora todo lo que tengas que llorar-digo, mientras acaricio con ternura su espalda- estaré aquí en todo momento. No te dejaré sola.
Me duele verla llorar, siento como mi alma se rompe poco apoco. Todo esto fue por mi culpa, mi estúpida culpa.
-Lo siento-susurra- lo siento tanto, Kal.
Entro mis labios para no llorar, ¿por qué se disculpa si yo soy él causante de todo?
-No, no lo hagas belleza, él responsable soy yo.-sincero- No hubiese ayudado, nada de eso hubiese pasado
-Debí decirte lo del bebé.-comenta todavía perdida en su pensamiento.
Trago, siento lo doloroso que es para los dos.
-Debí decirte la verdad.-susurro.
En ese momento me dio una idea, la única forma de que Emilie supiera la verdad era con el látigo de Diana, ya que es el único que puede obligar a decirlo. Pero, ¿cómo lo iba a tener ahora? Sin embargo al alzar mi vista veo como el látigo estaba encima de la cama.
Algunas veces me pregunto cómo es que Diana adelanta las cosas para que salgan bien.
Con mucho cuidado lo tomo, y se lo muestro. Emilie me mira con duda.
-¿Conoces esto verdad?
-Es el látigo de Diana, lo ocupa para interrogar a todos.
Lo tomo entre mis manos y lo enredo en una.
-Pregúntame-pido- Necesitas saber la verdad y volver confiar en mí. Y es la única forma que conozco que sirve.
Me mira desconfiada pero temerosa lo toma entre sus delgados dedos.
-¿Qué pasó esa noche? La que originó todo
-Fui a ver a una ninfa, ya sabes por coqueteo. La cosa que encuentro a una llorando.-suspiro-Todavía sin entender nada, le pregunto qué pasaba, y ella me mostró una cicatriz enorme en un lado de su cara.
>>Ella me pidió su ayuda para salir de ahí, y no pude resistirme a decirle que no ella estaba asustada, me lo imploraba tantas veces que accedí a ayudarla, pero sabía que había consecuencias.
La saqué, hice que fuera un embrollo para que quedara ella bien, igualmente no esperaba ese castigo pero me encanto, porque te conocí.
-¿En algún momento me utilizaste?
-No, nunca te utilice.-siento como quema el látigo, aprieto los labios por el dolor- Bueno, solamente cuando te hice ser cupido y casi matamos a tu novio y lo de las llamadas, cosa que fue bastante divertido y debo decir que me gustó. Pero de ahí nunca más te ocupe.
Emilie asiste un poco más convencida.
-¿Es verdad no sabías que la chica con quien te castigaron era yo?
-La verdad que no- declaro- nunca lo supe. Pensaba que fue un error, que se equivocaron porque fue demasiado deprisa y muchas veces se ha cometido errores.
Me mira y me sonríe, una sonrisa sincera, sin odio.
-Quiero hacerte una última pregunta, pero trata de ser lo más sincero que puedas.
-Cariño, te recuerdo que estoy con un látigo que me obliga a decir la verdad o sino me quema.-sonrío - Y en verdad duele.
-Hasta aquí sonó tu sarcasmo pero lo dejo pasar esta vez- contesta- pero la pregunta es si; ¿me quieres?
-Es más que quererte, yo te amo Emilie.
-Kal.-me llama pero yo niego.
-Sé que lo dirás y lo entiendo perfectamente.-explico mientras siento como las lágrimas salen por mis ojos- Realmente fui al causante de todo esto y en verdad nunca me perdonaré lo que pasó a nuestro hijo. Fui realmente un tonto en dejarte ir sola sabiendo que Apolo podría estar suelto.
>>Nunca me lo perdonaré y haré pagar a Apolo por todo lo que te hizo. Solamente te pido algo; no me alejes de mi hijo, quiero estar presente en su crianza, en todos sus momentos, quiero estar con él como padre y ayudarlo. Quiero ser un buen padre.
-Kal...
De un momento a otro Emilie con todas sus fuerzas me arrebata el látigo de mi muñeca y se lo pone ella. Me mira y me muestra una débil sonrisa en sus labios.
Esa es mi chica, ella saldrá adelante.
-Pregúntame- la mira sin entender.
-No entiendo que quieres decir.
-Pregúntame si yo te amo-contesta.
Siento como mi estómago por los nervios, todavía sin entender suspiro.
Tengo miedo a escuchar la verdad, porque sé que será dura.
-¿Me amas?-pregunto inseguro y con miedo.
-Te amo.
Holi, perdón por la demora. También tendrá epilogo pero este tendrá sorpresas porque me saldré de lo típico.
¿Les gustó el capítulo? Pronto habrá una nueva novela. Para eso necesito que me ayuden a comentar como superaron a su exs. Yes, sus exs
Besitos.
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