Capítulo 25
Capítulo 25
Cupido cierra la mandíbula con fuerza por la noticia, su rostro antes relajado y feliz ahora por la noticia, su rostro está contraído.
Giro para ver más detalladamente sus facciones. Noto como su cara antes angelical y suave, ahora cansada, llena de preocupación. Incluso ahora demuestra más edad que hace 5 minutos atrás.
—¿Quienes vienen?—consulta después de un silencio Kal.
Diana ahora levantada se pasea lentamente, merodeando la habitación
—Los protectores de él—confirma con un suave susurro— No sé exactamente dónde vienen, ya que cuando supe que ellos venían me vine inmediatamente.
Cupido por su preocupación empieza a caminar alrededor de la habitación, tanto así que incluso daba círculos. Se ve agitado, temeroso como si algo muy malo iba a ocurrir y él no podría detenerlo.
—¿Y los Arcontes?—consulta con un tono esperanzador.— ¿Apolo los llamó?
Diana niega automáticamente. Un suspiro producido por Kal se siente.
—Por lo que sé no han sido convocados, pero igualmente no los puedes llamar.—responde ella deprisa — Recuerda de qué tú empezaste y eso es tu punto en contra con los Arcorte
—¿Y no hay otra forma para solucionar esto?
—Eso no lo sé
—¿Quiénes son los Arcorte?—pregunto titubeando.
La razón de mi titubeo era principalmente porque un sexto sentido mío me decía que esto podía ser incluso una guerra y tenía miedo, aparte la palabra "arconte" me daba un cierto temor a lo ellos podrían ser.
—Los seres arcontes son como las verdaderas autoridades de la moral y la ética, incluso más que nosotros, los dioses.—explico Kal mientras me mira directamente a los ojos, noto como su mandíbula está poco a poco relajándose pero se veía a kilómetros que el tema era complejo y serio— No sé sabe cómo llegaron pero han existido desde el nacimiento de los dioses. Se podrá decir que ellos son como los jueces antes cualquier problema porque son eficaces y poderosos intermediarios. Son la conciencia y, en cierto modo, el ente físico que se encarga de llevar a cabo todo lo que el dios necesita ejecutar. La máxima autoridad que hay.
—¿Y ellos pueden hacerte daño si vienen?—cuestiono
—Estos seres poseen un gran poder, pero hay mucho más.—Diana explica con suspicaz— Su fuerza y gracia son celestiales, se podría decir divinas. Por lo tanto, no necesitan hablar, aunque lo hagan, tampoco no necesitan luchar, aunque porten armas arcanas. Su mera presencia es una revelación que despeja la mente y el espíritu de todos, tanto una mortal como tú y como nosotros, los inmortales.
—¿Y por qué no pueden venir para defenderte?
—Porque en verdad empecé hice cosas muy malas, mundana—confiesa él bajando la mirada con arrepentimiento y culpa— Por eso no puedo, si los llamo, Apolo tendría más apoyo. Y ellos a pesar que son bondadosos y empáticos, en la materia de justicia son muy estrictos. Ellos distinguen bien y mal, pero nada más. No entendería que fue un error
—Y eso te afecta.—concluí después de un rato en que procesaba la información— Si llamas a ellos te pueden castigar, pero...
—Sí, pero si viene solo es peor. Puede ser riegos—termina la frase Diana con determinación
—¿Entonces qué haremos?—consulto
—¿Haremos? Emilie no, no quiero que te metas en esto, por favor.—Kal niega serio
Me levanto rápidamente y me acerco enojada, él no tenía que decidir por mí, más que ahora que él necesitaba ayuda.
—¿Qué? Tú me metiste en esto llegando a mi casa semidesnudo y comiendo mi helado— respondo defendiéndome. Me siento en la cama mientras veo como Diana abre los ojos sorprendida.
—¿Llegaste semidesnudo?— Diana levanta los brazos buscando una explicación y niega con la cabeza consternada.— En verdad algunas veces me pregunto si tu madre hizo algo mal cuando te creó, porque sales con cada cosa, desde pequeño haces algo raro
Asiento riéndome, confirmando que él hizo eso.
—Bueno, son gajes del oficio. A todos les pasa lo mismo.— justifica elevando los hombros.
—Kal, eres el único ser en el universo que trabajas como cupido, a nadie le ha pasado eso.
—Ehh ¿Podemos hablar de lo riegos para que Emilie este con nosotros?—Kal indica— Después hablamos de mi entrada triunfal
—No. Yo quiero escuchar la opinión de ella, no tuya.—opina la diosa de la guerra— Tú por muy dios que eres no tienes esa decisión.
Diana se vuelve hacia mí con una mirada firme pero comprensiva, me sonríe.
—¿Estás segura? Esto puede equivaler perder muchas cosas en tu vida, chica
—Diana, no por favor. No quier...
—Cupido basta, ella decidirá. Ella puede hacer lo que quiera hacer.
—Pero es peligroso...
—Querida, si vienes con nosotros yo personalmente te ayudaré en el entrenamiento si te llega a pasar algo. No pelearás directamente, pero tendrás que dejar muchas cosas atrás. Cualquier respuesta que sea ten presente que te apoyaremos.
Siento como la adrenalina sube por mi cuerpo, la situación era seria. Sabía que esto era riesgoso y difícil pero era fiel creyente de que las cosas pasan por algo en esta vida.
Miro a Kal y me sonríe, no una sonrisa de alegría, más bien de tristeza, de miedo y de angustia. Suspiro, necesito que él me apoye y ayude en esto.
—Emilie, cualquier decisión que tomes debes saber que igualmente te apoyaré. A pesar que no estoy a favor de esto.
Abro la boca para gesticular pero un fuerte estruendo me interrumpe, Diana nos mira a ambos sorprendida.
De los pasos sentimos los pasos de algo grande que se acerca cada vez más a la habitación donde estamos.
—Apolo ya llegó.—Diana susurra notablemente preocupada— No los tienes que ver aquí o sino los matan
Kal me toma rápidamente la mano y mientras que la otra abre un portal.
—Cambio de planes.—dice él mientras ve como el portal se abre poco a poco formando un circulo en que cabemos nosotros dos— Vamos suponer que dijiste que sí y estaremos juntos ¿vale?
—Vale—respondo con seguridad
—Quizás nuestro vale puede ser nuestro siempre
—Kal, cállate y lárgate de aquí— espeta Diana con firmeza mientras se dispone a atacar si Apolo nos ve.
Él asiste y entramos al portal en silencio.
Durante el viaje, ambos estábamos en silencio, como si estuviese prohibido hablar. Miro a Cupido y le sonrío con sinceridad.
—Algunas veces te admiro, Emilie—confiesa el en un susurro.
Lo miro con una mezcla de sorpresa, no me esperaba que él dijese eso.
—¿Por qué?
—Porque a pesar de todo sigues aquí, apoyándome. No dudaste en ayudarme cuando Diana contó eso, en verdad muchas veces noto que el mortal soy yo y no tú. Tú eres más que muchas cosas Emilie y eso me es lo que más me gusta de ti.—declara— Ni siquiera una ninfa, ni ningún ser mitológico tiene tantas agallas como tú.
No puedo evitar en sonrojarme por su comentario, nunca en mi vida me había dicho eso. Durante mi niñez y adolescencia siempre había sido el blanco de burlas y críticas de los demás, haciendo que yo sufriera inseguridad y baja autoestima, y durante años nunca me habían dicho eso, pero esta vez él me dice eso.
¿Cómo no podré enamorarme de él?
Una lágrima pasa por mi mejilla, en vez de quitarla la dejo que siga su camino.
—¿Por qué lloras? ¿Dije algo malo?—pregunta Kal con preocupación mientras que con una de sus manos
—No, la verdad que es todo lo contrario—respondo—Nunca me han dicho cosas así.
—Quizás es porque no había una persona que te las dijera.
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¡Holaaa! Alfin publiqué <3 ¿Cómo están? ¿Para los que están estudiando? ¿Qué estudian o que estudiarán? ¿Qué les motiva?
Instagram : Atzeesarpi (ahí para que me conozcan)
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