恋と愛とは 違うものだよと
¡Hola! Este escrito estará participando en el concurso "El sótano de Wattpad" por [ Akemi_chwan ] ♡
— Usuario: B-B0RED
— Fandom: Boku no hero.
— Tema: San Valentín.
Sobre el os en sí: normal! au - no quirks; tienen diecisiete años; presencia de oc, headcanons y quizás ooc.
Palabras totales: 4000 aproximadamente, sin contar notas.
No sé qué mierda hice (xd), pero disfruten. 💞
—¿Coleccionar tapitas de botella sin sus tapas dices?
Kaminari asiente, sonriendo como si acabara de tener la mejor de las ideas, y Sero contiene una enorme mueca de extrañeza. Quizás sea el sueño matutino, mas no acaba de comprender a qué se refiere su enérgico compañero con tapitas sin tapa. Sin embargo, sabe que Kaminari no es el más lúcido cuando de coherencia se trata. Lo adora aún así, y siempre le sigue el juego a su manera.
—¿No que tu mamá no te permitía tomar más gaseosas? —responde. Y el otro frunce el ceño.
—¡Maldición, es cierto!
Kaminari golpea ligeramente la mesa con su puño y entra en un estado de trance, pensando en una solución para su problema. Sero solo lo observa con una sonrisa habitual, sin acotar nada más.
Están en una burbuja social cuando cierto pelirrojo ingresa al salón de clases, con la peor de las caras largas y el pelo hacia abajo. Mala señal para quienes lo conocen bien y para los que no, también.
Kirishima arrastra cada paso, ignora a sus amigos cuando lo saludan, y se sienta directamente al lado del azabache; su lugar predeterminado. Kaminari murmura un "¿Y a este qué le pasa?", Sero responde que no sabe.
Quieren ser los primeros en preguntarle. Amagan a hacerlo, pero la profesora de matemáticas ha llegado para comenzar la (tortura) la clase de una buena vez.
Complejos teoremas y pocas bromas después, el recreo comienza y Denki les exclama a sus mejores amigos que halló una solución para su problema de tapas de gaseosa. Kirishima podría haberse reído de lo extraño que suena eso de no ser por su estado anímico, diría que incluso le está molestando todo el barullo.
Sero, por otra parte, sí que se ha carcajeado y más cuando el rubio sale corriendo fuera del salón, con Iida persiguiéndole para que no corra en los pasillos, corriendo él también. Pero nada de toda esta secuencia quita el hecho de que echa en falta una puntiaguda sonrisa.
—Hey, Kirishima, ¿te sientes bien?
Se anima a preguntar finalmente, fingiendo desinterés y en un tono para que solo el pelirrojo lo escuche. En cambio, Kirishima murmura un par de cosas antes de mirarle y contestar.
—¿Tú qué crees? —es lo que dice. Bajo sus ojos, dos manchas oscuras se dibujan y pierden en un rostro demasiado pálido para ser suyo.
—Pues, hay días donde te ves más bonito. —Kirishima suelta un bufido—. ¿Has peleado con Bakugō recientemente?
—¿Qué te hace pensar que...? —El otro señala el asiento vacío del cenizo; lleva un tiempo faltando—. No, no peleamos. Él está demasiado ocupado con cosas más importantes, ¿okey?
Hay una sonrisa falsa de por medio y un apellido que duele por no salir. Sero, sin embargo, continúa indagando.
—Okey. Entonces, ¿te molesta no ser parte de las cosas importantes que hace él o cuál es el verdadero problema aquí?
El pelirrojo, al verse atrapado, tuerce su expresión y apunta la mirada al suelo.
¿Que cuál es su problema?
Que Kirishima ha sido rechazado amorosamente hace poco más de un mes pero, pese a su lucha interna por no demostrarlo, le duele tal cual el primer día.
Que Bakugō, su mejor amigo y enamorado no-tan-secreto; no lo ve de la misma forma. Que sus brazos alrededor de sus hombros, sus risas compartidas y sus noches juntos no fueron suficiente. No significaron lo mismo.
Que Kirishima ya no puede pretender que no le duele la falta del rubio, pues éste está estudiando para irse a la naval una vez acaben la escuela, lejos de él. Y no sabe qué hacer para superar todo esto, no puede hacer más que culparse a sí mismo por caprichoso.
¿Qué esperaba sino, más que una mirada de incomodidad y silencio? Y luego, una tenue respuesta.
«—No tengo tiempo para esas cosas.»
Eijirō solo pudo sonreír y seguir adelante, decir que todo estaba bien. Todo debía estar bien, excepto que la vergüenza y la tristeza lo carcomen por dentro. Él siempre supo que esto pasaría, solo quiso quitarse un peso de encima, desconociendo que todo empeoraría para sí mismo. Y tampoco es que lo haya intentado mucho el sanarse.
No consigue las fuerzas para hacer más que estar de malos humores, así que acaba suspirando triste y frente a su amigo. No está enojado con nadie, solo muy deprimido.
—Nada, ya déjalo. —No espera contestación y se levanta antes de recibirla—. Hay que salir al receso.
Sero lo acepta, para nada convencido. Una mueca de preocupación está dibujada en su rostro mientras salen a los pasillos de la institución. No deja de mirar la espalda de su amigo, sin embargo; no hasta que se siente invasivo.
Sus pupilas viajan hasta dar con una rosa pegada en la taquilla de alguien, y hay muchos corazones decorando varias otras. ¡Es verdad! San Valentín está a la vuelta de la esquina, y una idea fugaz viaja por su mente sin ser pensada demasiado.
—¡Hey! ¿Tienes planes para este sábado, Kirishima?
—¿Eh? ¿Para este sábado? —reitera, con severa confusión. Detienen su caminar a medio pasillo—. ¿Por qué para el sábado?
—Responde a mi pregunta sin otra pregunta.
—Bueno, estoy libre, pero-... ¿Por?
Se encoge de hombros. —¿Qué dices de vernos un rato?
—¿Acaso no tienes a alguna de tus grandes conquistas para salir? —Hanta niega, sonriente—. Claro, porque ir a ver parejas besuqueándose en todos lados me apetece muchísimo. ¡Acepto!
—Tomaré eso como un sí, entonces. —Despeina el ya de por sí, revuelto cabello del pelirrojo—. ¡Te veo en tu casa a la tarde! —Ha empezado a trotar—. ¡Ponte un lindo vestido, niño bonito!
Kirishima lo observa irse, quedándose ceñudo e inmóvil; tardando varios segundos en notar que Sero está yendo en dirección a Kaminari. Y el rubio se encuentra revisando los botes de basura, probablemente en busca de botellas y sus tapas coloridas.
Kirishima acaba rodando los ojos tras la ridícula escena e intenta poner una mejor cara para sus amigos. Ha fracasado en esto último minutos luego, ¡pero trató, al menos una vez, por ese día!
El ansiado catorce de febrero le ha golpeado en el rostro, más pronto que tarde, y Kirishima se encuentra tumbado en su cama, solitario y con la música a tope para no ser consciente de su propia miseria (o empeorándola.)
Está completamente solo en casa porque, desde que ha obtenido cierta independencia física, sus madres decidieron que es buena idea tomarse un día para salir y rememorar su juventud. Quizás cliché, pero es su aniversario al fin de cuentas, y él no podría envidiar otro romance mejor.
Agradece esto hoy, sin embargo. Sus mejores canciones tristes llenan la habitación y podría haber un huracán allá afuera que él no notaría nada, no le importa nada.
Pasa las horas, quién sabe cuántas, inmerso en sí mismo cuando "Careless whisper" comienza a reproducirse en el parlante, y no entiende qué hace eso en su playlist emo. Molesto, piensa que habrá sido obra de Kaminari tocando sus cosas otra vez, y ya se vengaría cuando tenga más energía a futuro.
Pausa la canción para escoger otra, aquella que gusta de escuchar en bucle cada que tiene oportunidad. Es entonces, sin embargo, que percibe unos toqueteos en su ventana. Golpecitos cada vez más fuertes, que consiguen helarle la sangre.
Está en un primer piso, ¿cómo es posible qué algo así pasase?
Kirishima traga duro. Trata de hacerse a la idea de que es su imaginación, reúne valor con ello y se levanta de la cama para correr la cortina. Del otro lado, unos ojos azabaches y una sonrisa impecable lo saludan tranquilamente desde una rama.
Claro que, antes de siquiera poder procesar qué está sucediendo, su instinto lo hace brincar del susto.—¡AH, MIER...! —Hanta ríe con su reacción, y Kirishima le abre la ventana efusivamente—. ¡SERO, casi me matas de un jodido paro cardiaco! ¡¿Qué mierda haces ahí?!
—Sí sí. Hola a ti también, corazoncito —bromea y salta, pasando por el marco de la ventana—. ¡Sí que te gusta My Chemical Romance, amigo! Estuve como media hora tocando el timbre. Traté de llamarte, pero me quedé sin batería al segundo intento. ¡Incluso pensé en tirarte piedras! Tienes suerte de que soy realmente ágil trepando árboles.
—Lo siento, bro. No creí que tendría...—frena el habla—. ¿Qué haces aquí de todos modos? —retoma, cruzándose de brazos.
—¿No es obvio? Es San Valentín. —Kirishima hace una mueca de duda—. Íbamos a pasarlo juntos, Eijirō.
—Ah- ¡Ah! Sí, eso. Creí que hablabas en chiste. —Sero niega, serio—. Bueno, bienvenido.
—Te falta el vestido, pero bueno. Gracias, supongo.
El pelirrojo le saca el dedo medio y el otro sonríe burlonamente. Sin embargo, no pasa mucho para que ambos se queden parados, mirándose como idiotas sin saber qué hacer.
—¿Y?
—¿Y qué? —Kirishima retrocede para tirarse en su cama, y le señala a Sero que puede hacer lo mismo.
—¿Vas a ofrecerme algo o...?
—¡Oh, es verdad! Eh, ¿Qué quieres beber, comer?
Sero relame sus labios y comienza a aproximarse lentamente. Apoya sus manos sobre el colchón, y murmura sobre la cara del otro:
—A ti.
Kirishima chilla y lo golpea en respuesta, utilizando una almohada. Hanta se carcajea y el pelirrojo, pese a tener la misma reacción, acaba observándole con un puchero.
—¡Dale, bobo! Te hablo en serio.
—¡Perdona! —Comienza a peinarse con los dedos, acomodando su cabello del impacto—. Solo quería hacerte reír.
—Está bien, uff. Te "perdono". —Hace comillas y vuelve a recostarse sobre el colchón. Sero se sienta en la punta, cerca de él—. Entonces, ¿Quieres salir o qué? No tengo mucho dinero, ni ganas, la verdad. Pero...
—No tenemos que salir si no quieres —interrumpe. Apoya la cabeza en su propio hombro, y varios mechones caen sobre su rostro—. ¿Qué quieres hacer tú?
"Nada."
Kirishima está muy concentrado con el techo, blanco y rugoso, contemplando un mundo invisible mientras sabe que el otro chico lo está viendo a él. Expectante, probablemente, de alguna contestación. Una reacción, siquiera. Y la obtiene al cabo de un minuto.
—Tengo hambre. —Se incorpora y suspira, imaginando que así conseguiría una pizca de fuerza—. ¿Vamos a comprar algo para comer?
—A tus órdenes, niño bonito. —Se levanta como un soldado.
Hace frío allá afuera. Kirishima lo ha notado por la vestimenta de su compañero, jeans anchos y un buzo amarillo. Él, en cambio, utiliza una campera oscura para ocultar su remera roja de pijama, y unos jogging negros.
—A veces me sorprende tu resistencia al frío —comenta por encima Sero. Kirishima se encoge de hombros mientras abre la puerta, se lo dicen seguido.
Salen, siendo golpeados por una corriente helada en el rostro y un cielo demasiado gris. Sigue siendo invierno, pese a que primavera está a la vuelta de la esquina. En cierta medida, Kirishima desea que el tiempo no siga avanzando. Es su último año en la escuela, después de todo.
Caminan un par de cuadras en silencio. El pelirrojo, quien solía ser muy hablador, no parece siquiera buscar algún tema de conversación, y Sero siempre ha sido extrañamente callado.
No es incómodo, pero es anormal. El más alto podría decir que añora la voz animada de Kirishima, y es por eso que decae el ambiente.
No son demasiadas calles las que deben caminar, según indicaciones del pelirrojo. Pasaron por una panadería que les abrió el apetito, y una plaza llena de parejas. Kirishima queda prendado en esto último, viendo a las personas pasarlo bien. Y de repente, se ha sentido fuera de lugar y con ganas de llorar.
No lo consigue, sin embargo. Sero lo envuelve por los hombros con su brazo para que no le diese mucha bola, pues conoce que el chico es un romántico empedernido. El pelirrojo solo se sobresalta y le mira con ojos de cachorro.
—¿Sabes? Yo una vez empujé a mi hermano de un tobogán enorme, ¡casi tanto como el de esta plaza!
—¿En serio? —Sero asiente, y él ríe sin gracia—. ¿Por?
—Bueno, era tan alto que...
El azabache comienza a narrar su anécdota y poco más. No es la gran cosa, pero Kirishima lo agradece internamente. Para cuando llegan al supermercado, la bruma del romance ha quedado en segundo plano y todo fluye con calma.
Acabaron despilfarrando más dinero del necesario en gaseosas, helado y frituras. Sero se encargó de gran parte del trabajo (hablar con el cajero, llevar las bolsas) y, de vuelta a la casa, han tomado otra ruta para evitar problemas.
Es pronto cuando ambos llegan y suben a la habitación del pelirrojo. No está muy ordenada, pues hay ropa amontonada en el suelo y el suelo está sin barrer, pero es habitable al menos.
Sero se encuentra mal sentado en una silla con rueditas, comiendo de una bolsa de frituras, mientras que Kirishima engulle a cucharadas el helado de chocolate; apoyado contra el respaldo de su cama.
Hay cierta distancia que los separa a ambos. Hay una comedia romántica pasando por el viejo televisor del pelirrojo, frente a la cama de este y sobre una cómoda. Es lo único que llena el silencio y hace que el ambiente no sea tan pesado.
Kirishima se mantuvo pensativo todo ese tiempo, sin embargo. No podía concentrarse; ni en la película, ni en el sabor del chocolate amargo, ni en sus propias ideas. Se siente ofuscado y confundido, y avergonzado por la tranquilidad que le brinda su compañero sin esperar algo a cambio.
No puede soportarlo, una pequeña duda le adormece la cabeza.
—Sero. —El susodicho lo mira, emitiendo un "mmh"—. ¿Por qué estamos viendo esto?
—Porque después dan la de Spiderman, la tercera... ¿O deseas cambiar?
—Ah, no, no.
Okey. Silencio de nuevo. El azabache se mantuvo pocos segundos observándole, tratando de adivinar qué quería realmente, hasta regresar la vista al televisor.
Sin embargo, no pasa mucho antes de que el pelirrojo vuelva a llamarlo.
—Sero.
—¿Sí?
—Bueno...—titubea, jugando con la cuchara—. ¿Por qué quisiste pasarlo conmigo hoy?
Sero enarca una ceja. No se esperaba esa pregunta, creyendo que la respuesta era obvia. Desliza la silla con una de sus largas piernas hasta estar al lado del pelirrojo.
—Kirishima, ¿no quieres hablar sobre cómo te sientes? —indaga, y el otro niega con su cabeza—. Está bien. Entonces, quería hacerte compañía porque, mmh —se frena a sí mismo para replanteárselo mejor—. He venido a tu casa porque me siento reflejado en el hecho de que San Valentín no parece ser el mejor día para nosotros, y creí que si pasábamos un buen momento juntos te animarías otra vez.
—Ohm, me agrada tu compañía, de verdad. —Pasea la vista, del chico al helado, y de nuevo a él—. Pero, ¿por qué? ¿Te han roto el corazón recientemente o algo así?
—Ojalá. —Una sonrisa dolorosa se dibuja en su rostro—. Solo soy muy arromántico para convivir con alguien ahora y no sentirme incómodo, pero no quería estar y dejarte solo tampoco, así que...
—Supongo que gracias. —Hace una mueca que simula una sonrisa—. Espera, ¿eres arromántico? ¿Qué significa eso?
—Ah, pues, ah- Es una larga explicación, sinceramente —suspira y apoya el codo en el posa brazo, toma su propio mentón—. Hay cosas que no comprendo románticamente hablando. Hay como, un vacío en mi pecho que me incómoda y ¡wow! Otra vez alguien está decepcionado de mí por no cumplir sus expectativas.
Kirishima ha notado el deje de aflicción que el azabache tiene en su rostro, pese a estar hablando con un tono de voz cotidiano. Vacío. Kirishima no conoce muchas cosas de la vida de Sero porque nunca ha indagado tanto en su amigo, reservado y extrovertido de forma envidiable para quienes son un libro abierto como él.
—No me importa mucho, la verdad. Soy esto y estoy bien, solo no me agrada sentirme así a veces por algunas personas y ya está. La gente debería aprender que no hay una forma única para amar a alguien —continúa la explicación esperando, indirectamente; una respuesta del otro.
Baja la mirada—Vaya, creo... creo que lo entiendo. —Pequeña pausa—. No lo sabía, creí que habías venido porque yo te había dado pena o algo así y... qué sé yo —cubre su rostro con sus manos—. Ya ni sé qué pensar, amigo.
—Hey, hey, ¿qué pasa?
Sero se estira para acariciar la nuca del teñido, preocupado. Kirishima se queda en blanco, no reacciona. ¿Qué le sucede? Ni siquiera él mismo lo sabe, solo se siente mal por su accionar. Y tras un momento de suspenso y un suspiro, procede a soltarlo.
—Siento que él, bueno, Bakugō, me debe odiar ahora mismo. Me confesé en año nuevo, aún sabiendo que me diría que no...—algunas lágrimas salen de sus ojos—. Y la idea de que Bakugō me vea como un estúpido por esto me duele más que el rechazo, siento que arruiné su confianza de cierta manera y no sé qué hacer.
—Ay, Kiri, entiendo que no fue en un buen momento para ninguno —escucha un sollozo—. Hey, Bakugō te siguió hablando normalmente, ¿lo hizo? —Kirishima asiente despacio, llorando y oculto en sus manos—. ¿Y tú lo estás ignorando?
Con muchísima pena, Kirishima vuelve a asentir.
Sero susurra un "Dios" casi imperceptible, sigue acariciando la melena pelirroja.
—Mira, no sé. Mi único consejo es que lo tomes con calma. Él no te dijo directamente que no, ¿verdad? —Kirishima masculla un "ajam"—. No quiero ilusionarte, pero ya sabes como es Bakugō, dale tiempo. Y, por favor, deja de ignorarlo. Está bien que quieras intentar algo más, pero antes de ser su enamorado, eres su mejor amigo, ¿entiendes? No te voy a decir que deberías sentirte culpable, porque no sirve de nada, pero no lo ghostees*. No es algo bonito.
Kirishima se queda callado, se percibe pequeño. Aunque en cierta medida, el azabache lo está retando; sabe que le está diciendo la verdad. Lo está llamando idiota indirectamente porque así lo fue, pero, y a pesar de todo, comprende que él mismo se estuvo martirizando todo este tiempo.
Kirishima deja escapar un bufido y relaja los hombros, descubre su cara roja y refriega sus ojos.—Claro... gracias —es lo único que puede decir—. Tenés razón, muchas gracias.
—No fue nada, en serio...—Baja la mirada momentáneamente—. ¿Y quieres un abrazo?
—... Por favor.
El azabache ha saltado, de la silla a la cama, y ha envuelto a su compañero con fuerza. Lo ha sentido más liviano y calentito, y casi tiran el helado sobre las sábanas.
Kirishima quiere bajar a por agua para recomponerse, porque tomar gaseosa va a hacerle mal, y debería lavarse la cara también. Se ha ofrecido a hacerle pochoclos a su invitado de paso, y este ha aceptado rápidamente.
Algunas locuras en la cocina más tarde, un bowl lleno descansa sobre el colchón, metido entre ambos, mientras "Spiderman 3" comienza en la tele.
—Te bajaste todas las papas antes, hijo de puta —se queja el pelirrojo, revisando el envoltorio vacío. El otro sonríe inocentemente.
—Shh, vos te comiste solo el helado y yo no te dije nada, ¿ok?
Kirishima le saca la lengua y proceden a ver la película casi en silencio, haciendo algunos comentarios de lo malísima que es esta a comparación del resto. No pasa mucho para que el pelirrojo se quede dormido en el hombro del más alto, sin embargo; llevaba días con insomnio y estaba notoriamente destrozado.
Y cuando la película estuvo a nada de acabar, Sero acompañó a su amigo en los brazos de Morfeo.
Quién sabe cuánto tiempo pasaron así, pero fue el suficiente como para que las madres de Eijirō regresaran a casa. Una de ellas ha sido la encargada de ir a ver que su hijo estuviese vivo, y acabó llevándose la sorpresa de encontrarlo en la cama durmiendo con un muchacho desconocido.
—¡¿Se puede saber qué es esto, Kirishima Eijirō?! —Ambos chicos se sobresaltan, y al pelirrojo se le eriza la piel—. ¡Aiko, ven a ver lo que está haciendo este niño!
—¡¿Eh?! —Trata de levantarse de la cama, fallando pues sus piernas estaban enredadas con la del azabache—. ¡Mamá, puedo explicarlo, en serio!
—¿Explicar qué, mocoso malcriado? ¡Aikoo!
¿El resultado final de todo esto? Una amenaza sobre tener una charla acerca de la confianza maternal y luego, el pedido de que lleve a su supuesto novio hasta su hogar como buen caballero. Y nada de demorarse mucho, porque le espera una buena de regreso.
Sero se ha mantenido con un rostro apacible casi en todo momento, hasta que estuvieron a solas en la esquina. Allí, estalla a carcajadas.
—¡Oye, no es gracioso! La última vez que pasó algo similar, no me dejaron salir por un mes —Kirishima se queja con un puchero, empujando al azabache.
—¡Es que no puedo! Tu cara, Dios mío.
Kirishima está hecho un tomate, y a Sero le ha tomado un buen rato dejar de estar tentado para poder seguir adelante.
No han necesitado un guía esta vez, ambos conocen el camino al hogar del azabache. No es tan lejos.
No hablan mucho tras las risas porque no parece necesario. Es un ambiente cómodo, aún más que antes. Quince minutos después, pasan frente a un parque; lugar donde Kirishima supone, Hanta empujó a su hermano. Caminan un par de calles más hasta avistar su destino.
—Oye, espero que lo hayas pasado bien, pese a que parece que Cupido está en huelga con nosotros dos —Sero dice, para que no quede tan vacío.
—Bueno, podría ser mejor... —responde en broma, y su compañero le dedica un golpecito en la frente—. ¡Está bien! Lo pasé genial. Gracias por haberme acompañado hoy, trataré de no ser tan idiota de ahora en más. ¿Cómo la pasaste tú?
—Uff, seh, estuvo bien —abraza los hombros del chico, acariciándolo—. Me alegro que te sientas mejor ahora, niño bonito. La cara de culo no es lo tuyo, eso déjaselo a Bakugō.
Ambos se sonríen, bajo las nubes que cubren la luna y las estrellas. Frente a ellos, el portón del hogar de Hanta los espera.
—Así que este es el adiós, ah... —comienza Kirishima, cual telenovela.
—Sí, amorcito —hace una pose dramática—. Esta es nuestra dolorosa despedida.
—Ujum. ¿Sabes? Antes hubiera querido que el día se acabe rápido, pero ahora tengo ganas de seguir contigo —confiesa, sinceramente—. Eres un gran amigo, Hanta.
—Esto es muy sentimental, basta. —Sero se aproxima a él para abrazarle—. Hey, hey —acerca sus rostros—. No me gustas pero, si pudiera desperdiciar mi tiempo contigo, no dudaría en hacerlo. Eres genial, Kirishima, no te tires abajo por algo que no pudo ser.
Deja un casto beso en la mejilla de su compañero, y este se ha ruborizado a más no poder. Para cuando vuelve a reaccionar, Hanta le está extendiendo un chocolate, y Kirishima lo toma sin pensar.
—Oye, pero yo no te di... ¡Está aplastado!
Una risa escapa de él—¡Sí, lo sé! —Kirishima frunce el entrecejo, sonriendo sin embargo—. Escríbeme cuando quieras que pase por tu ventana, corazoncito. Nos vemos —canturrea, guiñándole.
Kirishima rueda los ojos, exclama un "adiós" antes de retomar camino.
De regreso a su casa, ha sentido su celular vibrando en su bolsillo, ¡había olvidado que lo dejó ahí cuando salieron pitando de sus madres!
Decide revisar sus chats tras todo un día sin utilizarlo. Nota que en un grupo, "Bros 😎", hay unos mensajes de Kaminari mostrando su nueva colección de tapitas sin tapas (finalmente, pudo entender que se refería a quitarle las caras). Luego, un mensaje de su mamá preguntando por qué los vecinos tenían una foto de su novio subido en el árbol.
Pero lo que más llama su atención, es un chat a lo último de todo. Una conversión casi perdida con Bakugō.
«Hola» «¿Estás bien? Te desapareciste todo el día como un idiota.»
Y luego, el que ha llamado su atención, un simple «Kirishima.»
El pelirrojo se siente cohibido, pero ha decidido seguir el consejo de Hanta. Pese a ser un tarado demasiado coqueto para su bien, Sero realmente ha hecho un mejor trabajo que Cupido esta fecha. Le ha hecho abrir los ojos y hacerlo sentir bien consigo mismo.
Así que, liberando un suspiro de lo más profundo de su ser; Kirishima cree estar preparado para volver a retomar su vida, y apoyar a su rubio favorito como lo que es: su mejor amigo.
* Las letras en japonés del título dicen "el amor y el romance no son lo mismo."
* El ghosting es una práctica que ocurre cuando uno de dos individuos ignora al otro sin sin dar explicaciones ni nada.
Feliz San Valentín recontra remil atrasado, lo sé. <3 Este os me costó un huevo hacerlo, ya que apenas estoy superando un bloqueo, pero me acabó agradando.
Espero que a ustedes también. Cualquier error o duda, pueden dejármelo en los comentarios. ✨
Lectura acabada, ¡gracias por leer!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro