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La manera en que Changbin se fijó en Jeongin quizás no fue tan mágica como otros casos pero aún así su corazón se sentía tan cálido al estar al lado de él.

Amaba lo cálido que se sentía el amor aun sea no Correspondió, porque él, le gustaba a Jeongin y nada podía cambiar eso.

— ¿Cómo lograste escribir algo tan bello? —Inquirió leyendo la letra una vez más por lo bella que era.

Era como si la letra cobrará vida en un contexto mágico y lograra materializar el amor en pequeñas notas musicales.

— Pero tengo una pequeña duda —Contino Jeongin—. ¿A quién ya no le puedes ocultar tus sentimientos? 

Como un balde de agua fría esa pregunta congeló a Changbin por completo, de inmediato se puso nervioso, sin saber cómo explicar que esa canción era para el mismo Jeongin.

Aún recuerda la noche que la escribió, cuando supo que él y Jeongin iban a estar en un solo salón juntos, aun recuerda cuando Jeongin le dijo "Serás mi único amigo aquí".

No lo sentía así, Jeongin era demasiado hermoso como para ser su amigo.

— No tienes porque saberlo —Río nerviosamente.

Changbin siguió limpiando el piano lo que principalmente estaba haciendo antes que Jeongin llegara a querer practicar la canción. Un viernes por la noche lo que menos se espera es ver a Jeongin ahí junto a él, limpiando varios instrumentos.

— Eres muy malo, no me tienes confianza —Dijo con un leve puchero.

— Si fuera fácil admitir que esa persona me gusta, ya lo hubiera dicho —Respondió, ignorando la fuerte mirada de Jeongin sobre él.

Admitir algo que ocultas por mucho tiempo puede cambiarse hasta casi el sentimiento, cuando no lo admites solo lo guardas esperando el momento para decirlo pero cuando lo dices ¿Qué pasa después?

Changbin suspiró sintiéndose más ansioso de lo que le gustaría, sus propios dedos se sentía insistentes toda la presión recayó sobre su estómago sintiendo la náuseas de inmediato y como su cuerpo era tan inmerso a los nervios que estaba a la defensiva.

Tenía miedo pero a la vez quería confesarse a Jeongin. No era algo que pensé de un momento a otro, llevaba meses pensando el momento correcto al hacerlo.

— No se lo diré, prometo no decir nada —Continuó, Jeongin era muy terco y no se iba quedar así.

Pero en ese momento estaba logrando poner demasiado nervioso a Changbin tanto que comenzó a sudar, aun cuando el ambiente estaba algo frío. Quizás tenían la misma situación pero a diferencia de Jeongin, nadie sabía quien le gustaba a Changbin.

Nadie sabía lo mucho que a Changbin le gustaban Jeongin.

— Conoces a esa persona más de lo que me gustaría —Río entre dientes.

Jeongin abrió sus ojos casi como si un foquito iluminara su mente, de inmediato se acerco a Changbin para señalar lo; Changbin lo observó sin entender.

— ¡Te gusta Felix! —Su voz fue alta, debido a su alegría.

Changbin solo río y comenzó a negar, aveces somos tan ciegos con la persona correcta por estar queriendo que los ojos incorrectos nos miren, cuando eso es imposible.

— No seas tonto, no me gusta Felix —Le dijo mientras reía.

— Si te gusta Felix, dímelo —Lo tomó por los hombros para que ambos se miren—. No le diré nada y te ayudaré.

— No me gusta Felix —Repitió.

Ambas miradas se encontraron por primera vez, Jeongin se quedó un momento observando aquellos preciosos ojos que lo llenaban de curiosidad, tenían un brillo tan pelicular y hermoso, casi como si él mandara en aquella mirada.

Sentía como si lo envolviera y le transmite tanta calidez que logró mover su corazón un poco mientras sus mejillas se calentaban, de un momento a otro estaba nervioso.

Changbin solo pensaba en lo hermoso que era Jeongin, como su cabello caía sobre su frente, sus ojos rasgados se unían a los suyos y su boca estaba entreabierta con una media sonrisa. Tan hermoso que lo hipnotizaba.

— ¿Por qué tus ojos brillan tan lindo? —Inquirió con inocencia.

— ¿Me brillan? No sabía que lo hacían —Fingió no saber de lo que hablaba.

Solo podía fingir que no sabía que sus ojos brillaban así, fingir que su corazón no latia por él. Fue tan difícil para el que sus ojos no se cristalizaron pero tenía los bonitos ojos de Jeongin viendo los suyos que eso calmaba mucho su tristeza.

— Si lo hacen, me gusta —Confesó—. Me gusta como brillan —Recalcó.

"A mi me destroza que brillen" Pensó.

— Ni idea, no le pongas atención a eso —Sonrió, separándose rápidamente.

Jeongin se quedó un momento quieto por las mismas sensaciones de su cuerpo, se sentía bien.

— Tienes razón, sigamos limpiando.

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