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Capítulo 10


CHASE:

<<¿¡Qué hiciste ahora, tonto con cerebro de ratón!?>>. Tiro de los mechones de mi cabello, mientras me grito en mi mente.

Me doy la vuelta hasta quedar recostado con mi estómago contra la cama y entierro la cabeza entre las almohadas como un avestruz. Está amaneciendo y no he dormido más de dos horas seguidas. Me van a confundir con un mapache por la calle.

He estado meditando y arrepintiéndome de muchas cosas que dije anoche. No sé cómo es que tengo suelta la lengua en las ocasiones menos indicadas. Quizás no debí contarle algo así de personal a Mallory, aunque tampoco le dije mucho. ¿Qué va a pensar de mi ahora? Nuestro trato no tiene porqué cambiar, ¿no? Y ¿por qué me preocupa eso?

Lo que realmente debería preocuparme es que me extorsione, o que se le salga decirlo frente a Connor. O que intente contactar a una revista para armar un espectáculo con una gran foto en la portada con mi cara... sería una excelente portada porque soy muy fotogénico, pero sería la última buena foto que tendría porque estoy seguro de que Derek me desfiguraría la cara si llego a poner en riesgo la empresa de su familia.

—Deja de pensar, Chasy —pataleo en la cama.

Realmente no tengo ganas de ir a trabajar, bueno nunca las tengo. Hoy en específico no quiero ir, no quiero salir de la habitación. No quiero cruzarme con esos ojos color zafiro que posee aquella pelirroja, ni con los ojos esmeralda del rubio que seguramente estará de un pésimo humor. No me he movido de la cama y ya me siento como un cordero rumbo al matadero.

Ayer por la noche fue la cena familiar que la señora Irys se empeña en hacer para convivir con sus hijos y esposo. Y claro, porque son los Teufel sé de sobra que no se pueden quedar ni quietos ni callados. Es seguro se les haya ocurrido lijar alguna de sus asperezas en pleno postre. Ya es costumbre, estén todos reunidos o no.

Obviamente al que más atacan es al padre de familia, pero a Derek le afecta bastante que no puedan aguantar las ganas que tienen de despellejarse unos a otros al menos frente a su madre. Diablos, Teufels... ¿cuál es la diferencia?

—Bola de maniáticos —digo.

De mala gana me siento a la orilla de la cama, dando por sentado que ya no seguiré durmiendo. Rasco mi hombro a la vez que dejo salir un bostezo, mi mandíbula hace un ruido que me preocupa, aunque lo ignoro al comprobar que aún puedo moverla.

Al mirar mi celular me doy cuenta de que me queda una hora entera de sueño antes de tener que alistarme para ir a la oficina. La noche en vela ha hecho mi cuerpo actúe como si la fuera de tarde. Ya tengo hambre.

Antes de bajar para robar comida decido darme un baño, mientras planeo mi atraco. Si mi madre me ve queriendo desayunar temprano levantaré la sospecha de que en realidad nunca pegue los ojos, eso me llevaría a un sermón y a quedar como un hipócrita porque justamente soy quien siempre manda a dormir temprano a Connor diciendo que no dormir lo suficiente lo va a dejar ciego.

Al salir al pasillo —con la cautela de un ninja— ya estoy bañado y listo para irme derechito a Rohdiamant tras robar la cocina de Nana. Porque si no estoy en casa cuando se dé cuenta que no he dormido lo acostumbrado lo podré justificar con que tenía muchos pendientes que atender en la oficina.

—Qué muchacho tan trabajador —me susurro dándome unas palmadas en el pecho—. Me merezco un aumento.

Frente a la puerta de la habitación que está ocupando Mallory se encuentra un perro rasguñando la madera y gimoteando con desesperación. Antes de que pueda preguntarme de dónde salió, el animal me mira y ladra con fuerza. Pego un brinco en mi lugar del susto, haciendo que la madera bajo mis pies crujir.

—Intento llegar a la cocina sin ser visto y tú acabas de arruinarme el plan, viejo —me encamino hacia el perro blanco y negro—. ¿Mejor amigo del hombre? Un carajo, ustedes le dicen a la policía donde está el polvo de hadas.

Tomo por el arnés al perro, me sorprende que no pone resistencia y me deja apartarlo de la puerta, pero en cuanto lo suelto vuelve a acercarse y continúa rasgando entre lloriqueos. Repito otra vez la acción, él perro hace lo mismo. Lo hago por tercera vez y el perro sigue regresando al lugar de partida. Una risa se me escapa.

—Pareces un juguete de tracción —el perro ladra en dirección a la puerta—. ¿Hay algo de ahí adentro que quieras?

Me acerco a la puerta, pegando mi oreja a la madera. La cara me comienza a quedar roja de solo imaginar que la puerta se abra y me descubran espiando al recordar que esta es la habitación donde se está quedando Mallory. Del otro lado no se oye mucho, por un segundo es absoluto silencio. Después hay un golpe que me erizan la piel.

—¡Mallory! —llamo golpeando la puerta suavemente—. ¿Estás bien?

La escucho murmurar algo. La desesperación me lleva a buscar la perilla de la puerta y girarla, esta cede y me deja abrir la puerta a penas un poco. El perro pasa con velocidad y agilidad entre mis piernas entrando a la habitación. Sigo al animal, quien rodea la cama y me quedo estático un segundo al ver a Mallory en el piso.

La pelirroja está acuclillada y se toma el estómago como si sufriera de un gran dolor. Debe de ser así porque tiembla mientras solloza y parece tener dificultades para respirar. Me arrodillo junto a ella.

—Mallory, ¿¡qué tienes!? —me siento en pánico absoluto por no saber qué ocurre o cómo ayudarla.

El perro la ayuda a enderezarse usando su hocico para buscar el rostro de la pelirroja, quien tiene la mirada perdida mientras se reacomoda sin dejar de llorar y temblar. Sin saber qué más hacer, atraigo a Mallory en un abrazo y ella comienza a llorar más sonoramente.

—E-está bien, estás bien —digo apretando el abrazo.

<<Dios, esto es incómodo>>. Pienso sin saber qué más puedo hacer y que realmente pueda ayudarla.

—¿Papá? —miro hacia la puerta encontrándome con la mirada adormilada de Connor—. ¿Está todo bien?

—¡Ve por Nana! —ordeno con la calma que puedo—. Algo le ocurre a Mallory, no sé qué es.

—¿Va a estar bien?

—¡Connor, ve por Nana! Por favor —insisto, esta vez más desesperado.

Mallory parece no estar respirando.

Veo a Connor correr con la cara pálida hacia la habitación de Nana, y lo escucho llamando a su abuela con un tono que me deja saber que se ha puesto a llorar de la incertidumbre. Sostengo a Mallory como si soltarla significara algo muy malo hasta que mi madre llega y me ordena calmar a Connor. Porque es más sencillo calmar a mi mocoso que a la hija de alguien más, claro.

💕

—Por esa razón creo que el cereal de hojuelas cubiertas de chocolate es mejor que el de hojuelas con azúcar —Connor se lleva una cucharada de su desayuno a la boca, lanzándome dagas con sus ojos.

—Connor, si quieres leche con sabor a chocolate solo pídela, no tienes que esperar a que tu cereal quede como un engrudo para tenerla —contesto llevándome una cucharada de mi propio cereal a la boca.

—Papá, si quieres leche dulce... agrégale azúcar.

Me atraganto con mi bocado porque ese fue un muy buen punto. De todos modos, la pelea por ver qué cereal es mejor siempre termina en algo parecido a un empate no declarado.

Después de haber dejado a mi madre con Mallory, baje para calmar a Connor. A este niño se le calma bastante fácil si pones a competir algo que sea de su agrado contra algo que no lo sea. En cuanto le dije que lo dejaría comer cereal con hojuelas bañadas en azúcar dejo de llorar y comenzó a sacar las razones por las que su cereal con hojuelas de chocolate es mejor.

Yo solo quería comer en paz.

—¿Está bien Mallory, Nana? —Connor habla hacia mis espaldas, al girarme veo entrar a mi mamá.

—¿Qué le ocurrió? Parecía que estaba teniendo un infarto —pregunto llevándome las manos al área del corazón.

Connor ríe ante mi actuación. Los jóvenes de ahora no tienen respeto.

—En su mente así era —a Nana no parece hacerle gracia la broma.

—¿Qué? —decimos al unísono Connor y yo.

Nana se sienta a un lado de Connor quien le pregunta si está todo bien con los dientes llenos de chocolate. Tomo otra cucharada de mi cereal y lo mastico con lentitud.

—Mallory estaba teniendo un ataque de pánico —explica mi madre.

—¿Está enferma? —Connor hace a un lado su cereal.

Mi madre acaricia el cabello de mi hijo con cariño y delicadeza mientras esboza una sonrisa triste.

—No como tal... es difícil de explicar. Pero Mallory está bien, ahora se está bañando.

Los ojos de mi madre se posan en mí y ladea la cabeza como si intentara preguntarme algo, pero como no descifro de qué se trata, simplemente niego con la cabeza. Entonces se voltea en dirección a mi hijo.

—Connor, ¿anoche te llevaste a Argos a tu habitación?

Supongo que hablan del perro delator de dos colores. Ese coso estropea robos se ha ganado mi enemistad eterna, he dicho.

—Sí —suena más a pregunta que a una afirmación—. Es que, nunca había tenido una mascota cerca, quise pasar más tiempo con él.

La mirada acusadora que me lanza Connor se siente como una espina en el corazón, pero le doy la vuelta recordándole con señas que él tiro por el inodoro a mi pez hace un par de meses. Sus ojos se desvían a sus manos y una sonrisa traviesa aparece en sus labios.

—Cariño, no puedes apartar al perro de Mallory —no es un regaño, pero suena igual de firme—. Argos es un animal de apoyo emocional, cielo. Necesita estar cerca de Mallory por si ella lo necesita, él pueda ayudarla y no ocurran cosas como las de esta mañana.

Connor se ve algo triste por un momento, así que Nana lo abraza y le susurra que realmente no ha hecho nada malo porque no sabía que no debía separar al perro de su dueña.

—Nana, ¿qué tiene Mallory? —cuestiono también haciendo a un lado mi cereal.

Mi madre suspira, sus ojos marcados por el paso del tiempo se posan en un rasguño de la mesa de madera, tras un rato de solo respirar y parpadear se reacomoda en la silla.

—Ha sido así desde la muerte de su padre —se encoge de hombros—. Tuvo muchos problemas para adaptarse a estar sin su padre.

Me atraganto con mi propia saliva.

Mallory aparece por la puerta de la cocina aún con la punta de la nariz y las mejillas rosas, destacando más las pecas que bañan su rostro. Está vestida como si fuera a salir de paseo, su cabello aún está mojado por la ducha, viéndose más oscuro y una de sus manos busca constantemente la cabeza del perro blanco y negro que no se separa de ella.

—Buenos días —su voz esta algo ronca y se ve tan tímida que hace que mi corazón se encoja.

<<¿Qué Teufel fue eso?>>.

—Buenos días —contesto a su saludo. Nuestros ojos chocan y siento la cara arder cuando ella me sonríe con timidez. Carraspeo—, ¿quieres cereal con chocolate o con azúcar?

—Con azúcar, por favor.

Le lanzo una mirada de triunfo a mi hijo, quien resopla como un toro en brama como respuesta.

Invito a la pelirroja a que tome mi silla y me levanto para ir por la caja de cereal y un tazón limpio. Sirvo todo, busco una cuchara limpia con un mango de color morado y pongo todo frente a Mallory.

—Lamento lo de esta mañana —dice sin apartar esos ojos color hielo del mango de la cuchara. La sonrisa que pone me hace recordar que la primera vez que la vi iba vestida de un color más pálido que el de el mango de la cuchara.

Comienzo a sospechar que ese podría ser su color favorito.

—No te disculpes, no has hecho nada malo —me siento a su lado derecho, ella me regala una mirada agradecida y me cruzo de brazos carraspeando otra vez.

<<¿Por qué Teufels me puse nervioso?>>.

—¡Yo lo siento más, Mallory! —el grito de Connor me hace mirarlo de reojo—. No sabía que Argos debe ayudarte a no tener miedo.

Casi me rio porque claramente Connor no conoce la diferencia entre el pánico y el miedo, lo que me causa demasiada ternura.

—No te preocupes, corazón —Mallory le dedica una sonrisa enorme y llena de cariño a Connor.

Creo que el cereal me ha caído mal, algo se está moviendo en mi estómago. Quizás deba ir al baño y enterrarme en la tina hasta envejecer. Aunque sería un sacrilegio privar al mundo de mi genialidad.

Ahora sí pienso de verdad que soy fan de Mallory, si logro poner nervioso a Derek la mitad de lo que me pone nervioso a mí, sería una gran adquisición para la empresa de los Teufel. Sobre todo, para tener a alguien más que mantenga a raya a Derek en mí lugar.

Mi celular vibra en mi bolsillo, la alarma que puse para llevar a Connor a la escuela llena con su escandalosa melodía la cocina. Mallory, Connor e incluso mi madre se atreven a reírse del brinco que doy en mi asiento.

—Hora de irse a la escuela, Connor —intento cubrir mi sonrojo con mi mano sobre mi cara fingiendo cansancio.

—Yo lo llevo, igual estoy por salir —mi madre se pone de pie, va hasta Mallory y le da un beso en la coronilla susurrándole algo que queda entre ellas, después se acerca a mí y soy yo quien le da un beso en la mejilla y le susurro dándole las gracias—. Ve por tu mochila, Connor.

—Y lávate los dientes, te saldrán caries con tanto chocolate que comes —ordeno viendo a mi pequeña copia correr hacia su habitación.

Es curioso que se parezca más a mí que a su madre, pero también es algo de lo que me duele admitir que estoy agradecido. No sé qué sentiría si cada vez que vea a Connor deba encontrarme en el la cara de Casey... sería doloroso.

Nana se va hacia la puerta principal murmurando que si Connor come mucho chocolate es porque yo soy quien se lo compra. Pero, ¿qué espera que haga? Yo también soy adicto al chocolate, pero soy más adicto a ver a mi hijo feliz.

—¡Mallory! —Connor baja con el cepillo de dientes en la boca, echando espuma como un perro rabioso. Y sí, es para ofender a Argos—. ¿Te gusta el chocolate con nuez?

Él termina su aseo en el fregadero de la cocina.

—Soy alérgica a la nuez —la pelirroja levanta las manos en una disculpa y se ve ligeramente alarmada.

Mi hijo deja su cepillo en un vaso a lado del fregadero y se voltea en dirección a la pelirroja con un poco de pasta en la comisura de su labio inferior.

—Yo al cacahuate —la mirada que le dedica a Mallory me resulta conocida, espero que no se le ocurra soltar la lengua aquí frente a ella porque no voy a caber en mí mismo de la vergüenza—. Intentaré ganar las pruebas de hoy y te traeré el chocolate con relleno de caramelo más grande.

—Gracias, Connor.

—Vámonos o llegarás tarde casanova —me apresuro a arrastrar a mi hijo hacia la puerta antes de que diga algo comprometedor.

Él se despide con la mano de Mallory y le grita al perro que le promete sacarlo a pasear después de su partido de béisbol. Mi mamá sale en cuanto nos ve acércanos y espera a Connor en la banqueta.

—Quiero una mamá como Mallory —confiesa en un susurro emocionado—. Es muy bonita y amable.

—Sí, lo note. ¿Podrías ser más discreto y menos coqueto? Porque si no, en lugar de tu mamá se convertirá en tu novia —contesto de la misma forma, limpiando el resto de pasta dental de su labio.

—Él tío Derek dice que mientras yo sea feliz y ella sea feliz, no importa la edad. ¿Dejas que Mallory sea mi novia?

¿Qué? ¡Derek, te voy a matar! ¿Qué cosas le enseñas a mi cachorro?

—¿La harás tu novia? —insiste—. Si no lo harás, ¿puedo hacerla mi novia?

—Oh, lárgate —lo empujo fuera de casa y él solamente se ríe.

Vuelvo a la cocina con las manos dentro de los bolsillos de mis jeans porque no han dejado de temblar, siento que mi cara está roja y la risita que suelta Mallory al verme me confirma mis sospechas.

—¿Tienes calor o te volviste un tomate? —bromea.

—Déjame en paz, pecosa.

La risa que sale de entre sus labios es sincera y parecida a la que ya he escuchado que hace que la preocupación en mi interior se disipe. Podemos tratarnos con normalidad después de descubrir los secretos del otro, eso está genial.  

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Vale, un capítulo más tranquilito de lo normal, pero que en lo personal forma parte del top de mis capítulos favoritos. En especial porque Chase es un personaje que me encanta, desde su personalidad hasta la visión que suele tener de situaciones que se le van presentando. No diría que es completamente contrario a lo que soy, pero él tiene mucho de lo que me gustaría llegar a ser. #QuierolaautoestimadeChase

Quería traer un cierre de capítulo tranquilo porque sentí que ya estaba exagerando con los finales dramáticos, no me mal interpreten, me encantan esos finales, pero creo que pueden ser malos para la salud. Porque luego estoy toda la semana con ganas de actualizar y con ansiedad por escribir y editar para poder hacerlo. 

Como siempre, les agradezco por leer, comentar y/o votar. Para aquellos que hacen las tres cosas, les debo el alma. Para aquellos que no, también, por que leer ya es un gran apoyo. 

Espero que se encuentren bien, y nos leemos en la próxima actualización. 

Oh, y no se preocupen. Pronto iremos descubriendo qué fue lo que pasó Mallory en corea, en la vida de Derek, cómo avanza el plan de Frederick y vamos a encontrarnos con nuevos personajes. Algunos ya han sido mencionados y otros aún son un misterio para ustedes.

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