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Avispas

En la Academia de Magia Easton, existió una organización secreta llamada Magia Lupus, dirigida por el prefecto y seis estudiantes pertenecientes a la residencia Lang, la cuál fué derrotada por un grupo de estudiantes de la residencia de Adler.

Love Cute, antiguo quinto colmillo de dicha organización, encontró un nuevo pasatiempo después de que los tres primeros colmillos de la organización se graduaran, dejando a los cuatro colmillos restantes sin un lider.

(…)

Por los pasillos de Easton, unos pasos se arrastraban de mala gana.

Nuevamente, Love Cute había fallado en su trabajo como Cupido. Pero no era su culpa que hubieran rechazado a Leya Front.

Bien, bien, quizás recalcar sus defectos frente al crush de la azabache de la residencia Adler no había sido buena idea. Pero en su defensa, el chico pertenecía a la misma residencia que ella, Lang.

Para nadie era secreto que en la Casa Lang, solo había estudiantes de familia noble y en su mayoría de pensamiento purista que despreciaba a los demás. Lo único bueno en el objetivo/crush que había señalado la señorita Front, era el rostro atractivo que posesia el chico.

Aún así había intentado hacer que ese idiota con quién compartía varias clases tuviera alguna clase de interés por la maldita mocosa de primer año.

Consideraba que Leya debió agradecer, hacer que abriera los ojos en lugar de usar su Magia personal para hacer que centenares de avispas la persiguieron por todo Easton.

Poco le importaba si alguien resbalaba por el agua, que estaba cayendo de su ropa y largas coletas, es más, esperaba que ese alguien fuera Leya Front.

Por culpa de ésa azabache de ojos miel, corrió hasta un estanque, y como si no fuera suficiente las avispas no se habían marchado solo hasta después de diez minutos.

¡Diez minutos aguantando la respiración bajo el agua! Ella misma se había sorprendido por haber logrado sobrevivir sin desmayarse en el minuto cinco.

De no ser porque su varita no estaba con ella, se habría encargado de mandar a volar a los avispones. Pero al ser un bastón no le gustaba cargarlo mucho...

Solo esperaba poder llegar a su dormitorio para poder cambiarse el uniforme y así después ir a asesinar al maldito culpable de su desgracia. Una cita, no le había pedido un gran favor, solo le pidió que tuviera una cita al bastardo arrogante, pero se negó y aprovecho para rechazar de una forma muy inhumana a Leya.

Soltando un largo suspiro, Love observó a su alrededor preguntándose dónde demonios estaba. No recordaba que ese fuera el pabellón de la casa Lang.

¿Era posible que se extraviara? No tenía sentido, estaba en su tercer año en Easton, juraba que incluso podría caminar hasta con los ojos cerrados a su dormitorio.

Quizás este era el karma por desear que Leya Front resbalara con el agua que había dejado chorrear de sus coletas y ropa durante todo su recorrido.

Si estaba en lo correcto, se encontraba en el área de los dormitorios de Adler. Y el único lugar que conocía ahí, era el dormitorio 302. Dormitorio que conocía por la fiesta que habían hecho 'Cabeza de hongo' y sus amigos después de vencer a Magia Lupus. Había seguido hasta ahí a Abel y Abbys que parecía darles igual que los acompañará, aunque se había ido poco después de que Abel se alejara con Finn. Todavía recordaba el dormitorio y como llegar.

El problema era... Que había pasado un año y probablemente hubieran cambiado de dormitorio. Tendría demasiada suerte si encontraba a alguno de ellos para que la ayuden. Esperaba encontrarse al menos con uno  para que le indicaran el camino de regreso.

Para otra persona sería más fácil preguntar a cualquier otro estudiante, pero no es que la tuvieran en buenos términos, considerando que era un cupido que no había logrado hacer que una pareja se enamorará, además era alguien de Lang, los único a los que conocía en ese lugar no tendrían malas intenciones como para hacer que se extraviara más.

Pero no tenía forma de como hayar a alguno de ellos. Además mientras más perdia tiempo, su cuerpo corría más riesgo de coger un resfriado.

Así que tomó lo primero que encontró, con ambas manos, lo levantó sobre su cabeza lista para romper la ventana y salir de ese lugar. No iba a esperar a que milagrosamente llegará alguien que la ayudara a salir de ahí.

—¿Que estas haciendo?

Un gran escalofrío recorrió todo su ser, después de alrededor de medio minuto, tomo valor con la misma posición en la que estaba y volteo de forma lenta.

De no ser porque su padre le había enseñado a no decir groserías, habría soltado una en ese mismo instante.

«Tragame tierra y escupeme en un volcán».

Leya Front estaba frente a ella, con la misma expresión arrogante que tenía cuando había hecho que mil avispas la persiguieran.

—¡Hola!— Saludó con la sonrisa más tensa que había hecho en toda su vida. Por supuesto que iba a estar nerviosa después de que aquella chica la culpara de todas sus desgracias en el amor.

Tras ver a la de ojos miel levantar su varita haciendo que avispas salieran detrás de ella, echo a correr sin importar a dónde se dirigiera, maldición estaba en los dormitorios de Adler, las posibilidades de encontrarse con Leya Front eran altas.

Mientras corría logro divisar la túnica oliva característica de alguien de la casa Orca. Así que sin dudarlo corrió hasta esta persona y se escondió en sus espaldas. La mayoría de personas que no la querían en chicas, por la altura podía deducir que éste era un hombre, así que no había probabilidad de que la quisiera matar.

—¡Ayuda! Esa maniática quiere hacer miel con mi sangre—. Suplicó con la voz desesperada.

—Love Cute, pagarás por...

El zumbido de las avispas se fueron de a poco y el extraño silencio de Leya hizo a Love preguntarse que estaba pasando. Entonces inclinó de forma leve la cabeza viendo a la azabache perpleja, después de unos segundos pareció reaccionar, soltó una temblorosa disculpa y después se alejo a pasos apresurados.

«Eso fue raro».

Soltó todo el aire que llevaba guardado en sus pulmones y se dispuso a agradecer a quien sea que la hubiera ayudado. Hasta que reconoció el pelo, la marca, y sobre todo la rígida expresión de Carpaccio Luo Yang.

«¡A este no lo voy a poder manipular!».

Retrocedió cinco pasos hasta resbalar por lo aturdida que estaba. Fue extraño no sentir el golpe como lo habría esperado.

—Con esto, son dos acciones buenas del día—. murmuró, haciendo que la de ojos rosas quedará completamente aturdida.

«¿Eh?».

Luego de levantarse, con ayuda de la mano del de túnica oliva, Love agradeció aún rígida y apunto de llorar. Maldición, no entendía como es que ese chico era popular entre las chicas. ¡Carpaccio Luo Yang daba miedo viera por dónde lo viera!

Se quedaron en un silencio que podría haber matado a Love, hasta que, el de segundo año bajo la mirada hasta donde sus manos seguían unidas. Rápidamente entendió y soltó la mano del chico, sintió que la sangre dejaba de circular por todo su ser.

«De todas las personas... ¿Por qué tenía que ser éste psicópata?».

Voces terceras hicieron a Love respirar. No importaba que tan loco estuviera Carpaccio, no mataría frente a otras personas... ¿Verdad?

¡¿Y si decidía no dejar testigos?!

Antes de que pudiera seguir con sus mil especulaciones, la voz de Finn Ames se ganó toda su atención.

—¡Solo digo que sería raro que te quedes en mi casa!

—¡¿Raro en que sentido?! No seas malo.

—¡Lemon, todavía falta mucho tiempo para...

Ambos detuvieron sus pasos al percatarse de la mirada de ella y el chico que estaba a su lado. Resopló internamente al notar la perpleja expresión de ambos de Adler.

«Demonios... Habría preferido que fuera Cabeza de hongo y no sus amigos debiluchos y cobardes...".

Sabía que Finn Ames había conseguido su segunda marca, pero no cambiaba que seguía siendo algo cobarde, no tenía grandiosas habilidades en pelea. Y que ambos tomarán el hombro del otro, dándoles la espalda para alejarse a una extraña velocidad dejo en claro que no la iban a ayudar.

Quizás si saltaba por la ventana tendría más oportunidades de supervivencia.

Entonces con eso en mente, analizó la situación, la distancia entre ambos que lamentablemente no era mucha. Afortunadamente ella era alguien ágil, solo tenía que ser tan ágil como para no darle oportunidad de tomar la varita a Carpaccio. Él permanecía sin quitar la vista del pasillo por el que habían desaparecido los de Adler. Eso se le hizo raro.

Si la memoria no le fallaba, Carpaccio peleó en el pasado con Finn, luego de que le diera una paliza al de Adler, Mash Burnedead le había devuelto la paliza a Carpaccio.

Por como se habían ido Finn y Lemon...

—¿Sabes que si le haces algo a Finn Ames no solo Mash Burnedead, si no que también el Visionario Divino Rayne Ames te pateara el trasero?

Grito internamente cuando el de la casa Orca volteo a verla. Quizás no debería haber abierto la boca.

—Yo no...

—Lo siento—. Interrumpió —No es mi asunto, entiendo. Si me disculpas... ¡Me retiro!

Entonces saltó por la ventana aterrizando sobre uno de los tejados, le importaba poco cuan peligroso había sido, no iba a arriesgarse a morir a manos del loco Carpaccio Luo Yang.

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