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cap 3. Las 3 cosas que debes evitar

Esa tarde cuando acordaron ir a la feria, fue la primer advertencia. Fue cuando ambos habían tirado la primer piedra. Tendrían una aventura muy especial con Luca, pero para que esa salida sucediera tendrían que aguantar un poco más: solo serían dos semanas para finalmente poder disfrutar de esa agradable celebración llena de diversión.

Alberto en muchos momentos deseo ser Giulia para sentir lo que ella sentía cuando Luca estaba a su lado y Giulia, incluso cuando cerraba sus ojos sintiéndose muy enamorada junto al chico de rizados cabellos cafés, sabía quien pretendía que era ella.

"do mi ti...¿por qué yo no?"

Fueron dos largas semanas para Alberto Scorfano y Giulia Marcovaldo. los dos hermanos adoptivos que se recibieron con estacas y piedras para tirarse, desde aquel primer día supieron que eran una amenaza mutua para los planes del otro, amaban a su tercer amigo Luca y ese verano tenían planeado confesarle lo que sentían por él y saber si había alguna posibilidad de que pudieran ser algo más, quererse como algo más que amigos. Eran sus propios enemigos, sus propios obstáculos... pero tanto Alberto como Giulia, aunque no fueran hermanos de sangre compartían mucho en común... eran competitivos por naturaleza y definitivamente no dejarían que nadie les derrotara.

Massimo estaba convencido de que sus dos hijos la iban a pasar de maravilla en ese verano, como había sido en años atrás pues desde que la hermandad los había unido ellos dos y Luca se habían divertido tanto juntos. Siempre encontraban hasta la más mínima estupidez para pasar el rato, ya fuera en el pueblo o en las costas. Pero nunca creyó que ese verano en especial, entre los dos las cosas ya no eran para nada como lo eran antes: ahora solo se dedicaban miradas de envidia y odio y aunque nunca hubieran palabras, parecía que con solo mirarse se dejaban en claro que se querían lejos uno del otro. La hermandad que alguna vez habían tenido ahora se encontraba titubeante pues ambos se veían como una amenaza para llegar al corazón del chico que les gustaba.

Luca trataba de ignorarlo, pero cada día se notaba más y más como parecía que sus dos mejores amigos deseaban apuñalarse por la espalda. Se dedicaban largas miradas de odio, se respondían con desprecio, se molestaban y hasta hacían cosas a su alrededor con violencia y todo parecía tener relación con él mismo. Fueron dos largas semanas de tensiones entre los tres chicos.

Justamente en la tarde habían tenido que preparar la mesa para servir el almuerzo y Luca tuvo que usar una banca para alcanzar unas servilletas que se encontraban en lo alto de un estante, sin embargo no logró mantener el equilibrio y cayó directamente al piso, pero por suerte Giulia estaba a su lado en ese momento y por lo tanto la pelirroja lo atrapó justo a tiempo antes de que él se lastimara. Aunque, no contaba con el hecho de que ambos caerían juntos y quedarían abrazados y tendidos sobre el suelo de la cocina, cosa que hizo a Giulia sonrojarse bastante porque tenía a su enamorado entre sus brazos y sus rostros muy cerca el uno del otro. Se miraron por unos segundos sin saber qué decirse pero sólo bastó una pequeña mirada amable por parte de Luca para que ambos aprovecharan la situación para abrazarse con ternura y reír juntos, divertidos por la torpeza del momento. Pero Alberto, quien estaba sacando los platos de la alacena junto a ellos, se quedó de pie y completamente quieto, observando perplejo aquella horrible escena. Era increíble que tuviera que aguantar el ver como su hermana le arrebataba a quien más amaba en la vida, era desagradable y doloroso para su corazón. Le creaba una mezcla de enojo y miedo. Miedo de perderlo y tristeza de pensar que posiblemente sus sentimientos no eran correspondidos por su amigo. Los vio caer juntos, vió como Luca le sonreía torpemente a la chica y en respuesta Giulia le sonreía y reía con él.

-Oh mi dispiace Giulia, perdóname per essere così maldestro. (perdóname por ser tan torpe*) - dijo Luca con semblante apenado. - Tu papá guarda las cosas demasiado alto para mí y no me quedó de otra que usar una silla.

-Calmati Luca, está bien. -respondió ella alegremente. - Pero ten más cuidado para la próxima. ¿De acuerdo? Si te lastimaras dime, ¿qué haría yo sin ti en este verano? -pronunció con dulzura y en respuesta, obtuvo la mirada risueña y mejillas rosas de Luca.

Ella se levantó y de inmediato él la envolvió con sus brazos. Cuando menos lo esperaban estaban juntos en un abrazo, uniendo sus mejillas y Luca pasando su mano por su linda cabellera rojo fuego y ella deslizando su fina mano por su espalda. Eran dos jóvenes enamorados, ¿qué podían hacer? Los sentimientos de cariño revoloteaban en sus estómagos cada vez que estaban juntos. No podían y no querían ya evitar ese contacto físico entre los dos.

-No dudes en pedirme ayuda para bajar los platos, pecesito -dijo Giulia, risueña y amigable- Sabes que en casa los dos siempre hacemos las cosas juntos.

-Tienes razón. Gracias por la ayuda, Giu .-entre los dos chicos se estaba formando ese ambiente donde su química se hacía simplemente innegable. Se dedicaban miradas tiernas y sonrosadas y Luca jugaba torpemente con sus manos.- Siempre me estás salvando. No sé qué haría sin ti, Giu...

Esos sentimientos otra vez... el rojo se apodera del rostro del joven de ojos verdes quien con coraje observaba todo ese desagradable numerito de los dos "amigos". Impulsivo como siempre, su corazón amenazaba con salir y patear a alguien. Apretaba los puños mientras en su cabeza nacían todos esos deseos negativos de mostrar su furia en ese momento. Porque parecía que cuando Giulia y Luca estaban juntos, todo a su alrededor desaparecía y sólo eran ellos dos... todo el mundo desaparecía y junto con él, Alberto también lo hacía.

-"Calmala ya... me está poniendo de nervios".-pensaba con frustración mientras los veía levantarse y desviar sus miradas de manera tímida.- "Tu no la amas... deja de mentir con esas palabras..."

Era una tortura no poder decir nada... si tan solo tuviera la valentía para decirle que lo amaba... pero con pesar sabia que aún no era el momento indicado. Solo los dejó pasar hacia el comedor y junto a su hermana colocó los platos sobre la mesa, pero a diferencia de la joven italiana, Alberto los dejó con mucha rudeza mientras la veía disgustado.

-¿Por qué siempre tienes que buscar hasta la más mínima excusa para estar con él, eh? .-Alberto le preguntó a lo bajo mientras dejaba la sal de golpe, con un tono bastante agresivo.

Ofendida le respondió: -Lo siento, pero Luca es MI... -Ante esa última sílaba, dejó los tenedores en la mesa. Se escuchó un fuerte golpe sobre ésta.- ...amigo también -Giulia se escuchaba igual de agresiva, recalcando cada palabra lo mejor que podía para que éstas finalmente le entraran en la cabeza a su hermano. Con la tensión siempre en el aire, habían sido también días muy estresantes para la pelirroja. Era obvio que ella ya estaba harta de las actitudes de Scorfano igualmente. - No es mi culpa que tú no hayas decidido estudiar con nosotros en Génova.

-...- Quedó estático ante esas palabras y enseguida su rostro se frunció molesto y la señaló de manera acusadora. Mientras que Giulia alzaba un poco su mentón y le sostenía la mirada sin miedo alguno. Fulminándolo con ésta también-...Tu...pequeña...

-¿Todo bien?

En ese momento Luca iba entrando a la cocina con algunos platos en manos. Se le veía feliz. Al llegar con ellos soltó una amistosa carcajada mientras dejaba las cosas en su lugar.- Sé que les fascina la pasta con salmón que prepara su padre, ma non preocupparti hay suficiente para todos.

Menos mal su inocencia acabó con aquella amarga discusión entre los dos familiares. No sabia que se traían entre manos pero suponía que solo era algo típico que sucedía entre hermanos. Gracias a muchas experiencias de sus compañeros de clase en Génova, sabía que eso era algo común en la hermandad además tampoco estaba para juzgarlos, puesto que no sabía nada de lo que sucedía entre ellos. A sus ojos era solamente un juego, pero para los hijos de Massimo Marcovaldo era la batalla.

Estando ahí de pie junto a él, Alberto quería sostener a Luca de la mano, aún cuando sabía que no debía hacerlo. El chico de rizos cafés ya estaba atrapado en su mente y por más que lo había intentado le era imposible sacarlo de ahí y si pudiera hacerlo finalmente, Alberto sabía que nuevamente iría por él. Giulia tampoco se quedó atrás, esa noche que vió a Luca y a Alberto riendo y durmiendo juntos en aquella habitación, la había pasado de una manera bastante horrible todo el resto de la noche. Su corazón había quedado tan dolido. Ella terminó en su habitación con el profundo deseo de que al tratar de dormir esas imágenes se fueran de su mente para siempre pero solo logró que se repitieran en un bucle infinito torturándola más y más cada vez que las volvía a visualizar: La alegre risa entre los dos amigos, sus siluetas bajo la luz de la luna, tocándose mutuamente y revolviéndose entre las sábanas mientras jugaban a la guerra de cosquillas... ella sabía que ese cariño iba a ser más allá de una amistad en el futuro.

Entró a su habitación de golpe esa noche y se recargó contra su puerta asimilando lo que había presenciado hace un momento. De repente la idea de Alberto y Luca estando juntos se apoderó de ella y rompió aún más su pobre corazón. Esas mismas ideas fueron las que la guiaron para caer sobre su cama atrapando a Machiavelli entre sus brazos y dejando que las lágrimas cayeran por sus mejillas hasta las sábanas mojar Se lamentó entre murmullos hasta que se quedó dormida y por ello mismo, cuando despertó la joven fue sensible al horrible dolor de cabeza que estaba sintiendo en ese momento y al mirarse en el espejo del baño esa mañana, fue testigo de unos ojos bastante rojos y círculos oscuros debajo de éstos.

Ella amaba mucho a Luca y lo supo ese día que entendió que no quería su amistad. Recordaba que sus compañeras siempre la habían molestado en clases preguntando cuándo se atrevería a dejar los libros y buscaría a algún chico dotado y guapo para tener una relación con él. Ella siempre se reía y burlaba de esos comentarios pues aunque sí le interesaba tener a alguien a quien amar y formar una vida a su lado simplemente no tenía interés en nadie en ese momento y nunca hubo alguien con quien hiciera un click significativo. Sabía que encontraría al indicado algun dia... pero jamás llegó a creer que ese chico especial sería su mejor amigo: Luca. ¿Cómo no podía quererle? Él era una persona maravillosa y humilde. Su vasta presencia bastaba para que le sacara una sonrisa y si estaba enojada, Luca era el sol que despejaba las nubes negras sobre su bello cielo. Hasta incluso su madre, el día en el que Luca llegó con ella a Génova ella le había hecho un comentario burlesco señalándole que finalmente tenía un ligue, a lo que ella solo rodó sus ojos divertida.

Vaya... su madre había tenido tanta razón.

Giulia esperaba que algún día ella y Luca pudieran estar juntos, pero ahora sabía que tenía competencia y si fuera peor, había posibilidades de que Luca en realidad no sintiera lo mismo por ella y que estuviera cómodo siendo lo que eran ahora: solo amigos. Estaría derrotada, pero lo aceptaría tarde o temprano aunque le doliera como el infierno.

Tanto Giulia como Alberto estaban en guerra, enamorados del mismo chico y lo sabían: eran una amenaza uno para el otro, eran ahora enemigos, pero tendrían que estar unidos por al menos un momento y en especial esa noche.

Cuando ya no tenían nada más que esperar, la feria ya los estaba esperando. Las dos semanas se habían ido volando.

Desde la ventana de la habitación de Alberto se podían ver las luminosas atracciones de la feria especialmente ahora que se acercaba la noche y el cielo se iba poco a poco oscureciendo. Los gritos de emoción de los demás, quienes ya se estaban divirtiendo ahí en los juegos, había llenado a los tres amigos de emoción. Rápidamente fueron a vestirse para ir a su destino.

-Mmm, ¿dónde está ese zapato? Me parecía haberlo dejado por aquí.- Alberto rebuscó debajo de su cama sacando desde calcetas, un tazón de cereal vacío, un libro que hablaba de las guerras en años pasados y otro que hablaba sobre los diferentes modelos de La Vespa, una muñeca vieja, una casetera de video cuya portaba daba a entender que era de una novela romántica, una revista bastante rara con una mujer de portada e incluso un pescado muerto, pero no lo que ocupaba.- ¿De verdad no está aquí?.

-¿Seguro que Machiavelli no se lo habrá llevado? .-Luca buscó debajo de la pequeña mesa en la habitación.- Y Beto, sin ofender pero ¿no has pensando en limpiar tu habitación?

- Siempre me quedo en que lo voy a hacer pero se me olvida. - se dió la vuelta para encontrarse con Luca debajo de la mesa.- Cuidado, te golpeas.

-¿De qué estás hablan-...? -La cuestión de Luca fue silenciada por el repentino golpe que se había dado al levantar su cabeza debajo de la mesa.- ¡Auch!

Esta acción solo le sacó una tierna risita al chico de ojos verdes.- Te lo dije.

-Ja,ja, ja. Mira como me río.-con un tono burlesco Luca respondió y se dejó caer sobre la cama. Fue ahí cuando al recostar su cabeza sobre la almohada sintió una clara incomodidad a través de ésta. Levantó la cabeza confundido y levantó la almohada, revelando que ahí se encontraba el precioso zapato de Alberto.- ¿Pero qué?

-¡Mi zapato, ahí estaba!.- Alberto lo tomó y se lanzó a su cama para ponerlo sobre su pie izquierdo.- Ahora sí, estamos listos para irnos.

-Aún falta Giulia.- Luca explicó mientras se sentaba al lado de su amigo.- Su madre le envió un paquete con algo que olvidó antes de irse de Génova y está abriéndolo ahora mismo.

Una pequeña risa salió de sus labios pues había recordado como los ojos de su amiga se iluminaron y lo feliz que estaba cuando le había llegado ese regalo por parte de su madre. Había dado pequeños saltos y hasta una vuelta, como si fuera una niña pequeña. El haber visto esa linda sonrisa había hecho que esos tiernos sentimientos aparecieran otra vez.- La hubieras visto Alberto, se veía tan feliz.

-Bueno, así es nuestra Giulia,¿no?- Alberto comentó relajado.

-Sí... mi Giulia.-Luca suspiró recargándose en la cama con un tono un tanto atontado como alegre. Se le veía tan enamorado otra vez. Él mismo sabía que ya sentía algo por ella.

Esa simple reacción levantó una fuerte angustia en Alberto, sintió malestar en su pecho y desvió su mirada para que Luca no lo notara. Hasta que el ya mencionado habló, buscando respuestas.

-Hey Al... ¿te puedo hacer una pregunta? Y esto es 100% en serio.

-Emm sí, adelante Lu. ¿Qué sucede? .-Expresó Alberto mientras se recostaba en la cama a un lado de él. Con su semblante un tanto inquieto por lo que le diría.

-¿Nunca te ha pasado que te encuentras a veces en encrucijadas en las cuales ni tú mismo entiendes cómo fue que terminaste ahí? -Luca volteó su mirada hacia su compañero.- ¿Crees que sabes el camino correcto pero luego en el viaje te topas con muchos más caminos y no sabes cual deberías tomar porque sientes que ambos los quieres?

-¿Es acaso sobre la universidad? ¿No sabes que quieres hacer exactamente? .-preguntó el de rizos castaños.- Pensé que siempre irás por astronomía.

-No,no,no. No hablo de ese tipo de encrucijada. Hablo más bien de... sentirme perdido con lo que siento por alguien...-comentó Luca con la mirada perdida en el techo de la habitación.

-Oh... ¿De...de verdad? .-Las mejillas de Alberto se tornaron rosadas y sus ojos se abrieron por completo al escucharlo. Saber que a Luca le gustaba alguien siempre lo ponía ansioso, más con la idea de que ese alguien pudiera ser él.- Allora... puoi dire ufficialmente che sei innamorato? (entonces... de manera oficial puedes decir que estás enamorado?*)

-Agh...-gruñó confundido.- vorrei dire (desearía decirlo*).

-Perché? (¿Por qué?*).-cuestionó intrigado.

-Pues al inicio yo estaba seguro de lo que quería porque empecé a ver a ese alguien con otros ojos, mis sentimientos cambiaron de manera bastante abrupta pero mentiría si fuese algo que no disfrutara porque en libros, poemas, e incluso en cuentos he leído como el amor se siente y ahora lo comprendo, pero...-levantó sus manos con las palmas abiertas a la altura de su rostro y las vió.- ...cuando estaba seguro de lo que deseaba hacer, de dar el siguiente paso y pedir la mano a quien amó -suspiro rendido.- empecé a sentirme enamorado otra vez, pero... con otra persona.

-Oh...- murmuró Alberto incómodo.- entonces... estás envuelto en un triángulo amoroso.

-¿Un qué? .-Luca preguntó con curiosidad.- ¿Que tienen que ver las figuras geométricas en esto?

-Ah, no, no -negó con la mano y cabeza.- Es una expresión que aprendí de la telenovela que ve la vecina. Ma un triángulo amoroso se refiere a una relación romántica en la que están implicadas tres personas. Normalmente implica que cada una de las tres personas tengan cierta relación con los otros dos y no se pueden decidir con quienes se quieren quedar porque están confundidos.

-Si lo dices de esa manera... pues en efecto, en esa encrucijada me encuentro en este momento.- Luca dejó caer una almohada sobre su rostro y soltó un gruñido.

-No entiendo porque en los triángulos amorosos siempre hay tanto revuelo.-Alberto se expresó confundido.- Si te gusta alguien pues vas con todo, ¿no?.

-Ese es el problema Beto, no sé qué es exactamente lo que siento. Estaba seguro de que mi corazón ya era de una persona muy especial... -sonrío débil. -Pero ahora mis sentimientos se fueron por otra persona igual de especial... pero luego regresaron y así van y vienen en cada momento. Es como si tuviera miedo de tomar la decisión equivocada, como si... como si mi corazón estuviera dividido. Dividido exactamente a la mitad.

Mientras lo escuchaba hablar, los labios de Alberto formaron una pequeña "o" mientras iba asimilando el complicado sentir de su amigo. Entonces decidió levantarse y sentarse a los pies de su cama. Con un brazo ayudó a Luca a levantarse. Una vez así, jugó con su cabellera amistosamente y la desordenó, causando que Luca soltara una risa burlesca y se apartara risueño.

-Luquita, Luquita, Luquita...Si algo me enseñó Massimo es que: en esta vida hay tres cosas que debes evitar.- y mostró cuatro dedos.

-Eso son cuatro cosas,Alberto.-explicó Luca confundido.

-Da igual, eso no importa, el asunto es que debes evitar: Mentes cuadradas, círculos viciosos y triángulos amorosos. -puso su mano sobre el hombro de él otro joven.- pero si te encuentras en esta última, no importa, yo siempre voy a estar ahí para aconsejarte. Soy un experto en esto. Piensa que si resulta en más de un corazón roto, tú debes ser feliz con quien más quieres y tal vez tome tiempo... pero solo tú sabes lo que deseas.

Luca entonces le sonrió tiernamente y no se negó a levantarse para abrazarlo con cariño, cosa que sin duda, Alberto aceptó felizmente tomándolo de la cintura y acercándolo más a él.

Luca escondió su rostro entre el cuello y el hombro del chico más alto que él. Inhaló su aroma sintiéndose más tranquilo de inmediato. -Grazie, Alberto.

- De nada, Lu. Para eso están los amigos, ¿no?

Y fue en ese momento donde todo se vió interrumpido por la puerta de la habitación siendo abierta, la cual mostraba a Giulia, usando lo que su madre le había enviado por correo.


























Ponganle condon al capitulo 4,que se viene con todo,no mas les advierto que se pondra re fuerte jsjsjsj

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