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cap.2 Verte como tú me ves a mí.

Luca tenía muchos recuerdos en su mente que se habían quedado marcados  cual clavo a la madera, experiencias que lo habían marcado de manera positiva y que lo habían llevado a ser la persona que ahora era. Pero jamás creyó que esa misma noche habría algo nuevo que le marcaría profundamente, tan profundo que llegaría hasta su corazón.

La luna era la única luz que alumbraba la dormida ciudad de Portorroso, aún faltaba mucho para que el sol tomara el lugar sobre ella y transformara el oscuro cielo en celeste y con su radiante luz volviera invisibles a las estrellas. Todos en la ciudad se encontraban con sus almas disfrutando del mundo de los sueños, mientras que sus cuerpos mortales descansaban sobre los colchones de las camas. Eran ya la 1 de la madrugada, todo estaba en completo silencio en el hogar de los Marcovaldo, todos se encontraban en sus respectivas habitaciones descansando, menos Machiavelli, quien fue a hacer de las suyas fuera de la casa, aquel felino gruñón estaba seguro de que esa noche encontraría algún ratoncillo para cenar y así mantener limpia la cocina de su dueño. 

No había nada a recalcar aparte del silencio en cada esquina y  de la oscuridad que se había apoderado de ese pequeño hogar, solo se encontraban los grillos rozando sus patas traseras para provocar su característico canto que sonaba a la par junto con el armonioso ruido del mar producido por las olas, ese ruido era la perfecta canción de cuna para el joven Scorfano, aunque irónicamente, a diferencia de los demás, no había podido cerrar los párpados en toda la  noche.

Se encontraba acostado sobre su cama, con la ventana abierta para poder sentir la fría brisa marina y escuchar mejor las olas, aquello lo mantenía con mucha calma, mientras que sus ojos verdes enternecidos estaban concentrados en una sola cosa y de cierta manera, la razón por la que se encontraba trasnochando: Luca.

Alberto observaba a quién estaba dormido a un lado de él, roncando de manera muy suave, con una mirada relajada. Estaban muy cerca el uno del otro, cosa que no podía evitar hacer que Alberto se sintiera ansioso, su amigo se veía tan tierno, era de verdad una magnífica vista. El chico al cual tanto amaba, junto a él sobre su cama cubriéndose bajo las sábanas, sentía su respiración y los leves movimientos que este hacía, Alberto no podía dejar de sonreír. Lo más lindo de aquella situación en la que estaba, es que, al estar juntos, lo primero que vería al despertar en la mañana serían los brillantes ojos color café de su enamorado, ese lindo par de ojos que lo traían loco desde que tenía memoria.

-Luca, Luca, Luca…-susurraba completamente enamorado de lo que veía, sus mejillas no tardaron en tornarse rojizas.

Miró como uno de los cabellos de su compañero caía sobre su rostro tapando sus ojos, algo dentro de Alberto le había indicado que le corriera aquel mechón de su rostro y así fue, con cuidado y torpeza, la mano del moreno corrió por el rostro de su amigo con el fin de quitarle aquel mechón que estorbaba en su descanso, pero una vez que lo acomodó detrás de su oreja su mano paseo por su mejilla, proporcionándole una suave caricia cosa que lo hizo sonreír para sí, mientras que nuevamente su corazón empezó a latir contra su pecho, amenazando por escapar de éste y entregarse completamente a Luca de una vez por todas.

Desde aquel primer verano en el que se conocieron, en su ser empezó a florecer un amor puro e inocente por Luca. A pesar de que el monstruo marino intentó cerrar las ventanas para encerrar su corazón y comprender su sentir, al final  de cuentas se permitió vivir el sentimiento. Nunca antes había sentido lo que sentía por su amigo , era una linda primera vez. Era como: cada vez que soplaba el viento, Alberto sentía que se destruía toda emoción negativa con cada sonrisa de Luca que la brisa del aire traía consigo.

-Ti amo cosí tanto, sei così cariño -murmuró a lo bajo con dulzura. (Te amo tanto, eres tan lindo*)

Pronto se sintió con la suficiente confianza y valentía para darle pequeños mimos a su amigo a lo largo de sus rizos castaños, pero todo se detuvo cuando presenció como Luca se despertaba con suavidad y abría sus ojos topándose con él. Ante esto, el mayor se apartó de golpe mientras que un nudo se formaba en su garganta, ¿lo habrá escuchado? ¿se habrá enterado?

-Mmm, ¿Alberto? -Luca se sobó los ojos mientras buscaba despertarse por completo, tembló ligeramente sobre aquellas sábanas y localizó a su amigo frente a él con sus orbes castaños.

-Ah L-luca,ti sei svegliato... è ancora notte, quasi l'una del mattino.

 (Te despertaste... todavía es de noche, casi la una de la madrugada*)

Alberto desvió la mirada hacia el techo de su habitación, tomando una pose relajada pero por dentro se moría de la vergüenza ante la probabilidad de que Luca lo hubiera escuchado y sentido. Para disimular y seguir pareciendo cool y en control de la situación, Alberto posó sus brazos detrás de su cabeza y formó una sonrisa ladina con sus labios. — Está todo muy calmado esta noche, ¿No lo crees?

Aún atontado al haber despertado de su sueño, el menor se las ingenio para acomodarse junto a su amigo, apoyándose con su codo para elevarse más, corrió su mano por su rostro mientras soltaba un leve bostezo.- ¿Qué… haces despierto a esta hora de la noche? ¿Tienes problemas para dormir acaso? -preguntó.

Al sentir su cuerpo cerca junto con aquella pregunta, Alberto quedó quieto y con los ojos bien abiertos. ¿Cómo podría decirle que la razón de su desvelo era el amor que sentía por él? 

Debido a la oscuridad del cuarto era casi imperceptible notar que sus mejillas ardían al rojo vivo. Tragó con dificultad y buscó en su habitación diferentes objetos con la que esperanza de despistar a su amigo y que así su mente pudiera desarrollar un plan para salirse de ese lío, pero cuando estaba nervioso, esos eran los momentos donde Bruno más venía a atormentarlo, a llenarlo de miedo y un sinfín de inseguridades.

-Bueno…-mordió su labio inferior.

-¿Bueno…qué?.-esperó respuestas mientras su impaciencia crecía.

- Verás yo…yo estaba…pensando en…ciertas cosas…-alargó mucho sus palabras, puesto que no sabía muy bien que debía responder. A su mente le daba la luz y le tocaba a él organizar la excusa.

- ¿Cosas?.-repitió Luca, levantando una ceja confundido. Tal vez aún estaba tan dormido que no le escuchaba bien lo que tenía que decir.

-Sí…”cosas”.-reiteró Alberto mientras se rascaba el cabello, soltó una nerviosa risa.-Precisamente en una persona muy…muy especial para mi.-cuando finalizó, aquel rostro nervioso se marchitó y en su lugar, se mostró una sonrisa torpe y enamorada.

-Y con esta persona especial… ¿te refieres al que le estabas diciendo “lindo” mientras estabas durmiendo?-cuestionó Luca divertido.

Entonces el rostro de Alberto se mostró perplejo con aquella oración.

Podía jurar que su corazón también se detuvo de golpe por tan repentina sorpresa. Obviamente Luca no sabía que hablaba de él… pero si tan solo lo supiera…

-…oh, ¿escuchaste? .-preguntó Alberto mientras entrelazaba sus dos manos torpemente y jugaba con cierto nivel de inocencia.

-Lo suficiente para saber lo que sucede.-Luca soltó una leve carcajada y enseguida le dió un suave golpe al hombro de su amigo con su puño.- Así que Alberto Scorfano está enamorado,...- el joven de ojos verdes esperaba una burla, pero solo recibió una alegre sonrisa por parte de su Luca… esa maldita sonrisa que lo hacía suspirar siempre y que le recordaba que a su lado, su vida era maravillosa.- Felicidades amigo, escuche que se siente lindo saber que sientes algo especial por alguien más -a su mente llegaron imágenes de los rizos hermosos de su amiga pelirroja- ¿Sabes desde cuando has estado enamorado?

Alberto mantuvo el silencio y sus brazos ahora rodearon su cuerpo mientras sus labios se entreabrieron lo suficiente para volver a hablar.- Desde hace varios años…pero hasta ahora estoy aceptando mis sentimientos…esta persona ha sido muy importante para mí, solo…esta persona puede transformar mis días grises en días soleados y con su sonrisa, alegrarme completamente, es tan elegante como el oleaje del mar y tan dulce como el helado, yo… yo llevo tiempo tiempo queriendo expresar lo mucho que le quiero…pero ahora tengo mucho miedo y nervios de lo que podría ocasionar eso. -volteó a ver a su amigo, quedando cara a cara sobre aquel colchón.- ¿Qué pasa si no siente lo mismo?... ¿Y si realmente no soy lo suficientemente bueno para esa persona?.

Luca se encontraba verdaderamente sorprendido por las palabras de su mejor amigo, desde que era un niño, Alberto siempre había dado indicios de ser un muchacho libre, ahora enterarse de que sentía algo por alguien lo tenía impresionado, pero también orgulloso.

-A veces siento que sólo soy la nube negra de mi enamorado…-expresó el ojiverde decaído, pero estos negativos pensamientos fueron apartados cuando sintió como Luca dejaba su mano sobre la suya.

-Es raro que digas eso, ¿sabes?.-Luca comentó amistosamente.-porque cuando estamos juntos, tú eres el sol que ilumina mis días.

Esas palabras habían provocado ternura en un corazón,pero contrario a lo muchos creen, en esta ocasión no se trataba del corazón del jóven Alberto…sino en el corazón del mismo Luca.

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La pelirroja había despertado de repente por culpa de su gato, quien entró de golpe por la ventana de su habitación y saltó sobre ella clavando sus garras para mantener el equilibrio. El dolor causó que la jovén despertara de mala gana, buscando algún remedio para ayudarla a curar las heridas que Macchiavelli le había causado. Giulia se dirigió al baño para curarse y de paso beber agua, en su camino a su recamara nuevamente pasó por la habitación de Alberto. Simplemente ignoraría ese cuarto pues deseaba regresar a dormir cuanto antes pero de no haber sido por  la voz de Luca y sus palabras, la chica se detuvo de inmediato al sentir un nudo en el estómago por lo que fuera que estuviera sucediendo ahí dentro, la joven de rizos rojos se asomó por una delgada ranura para mirar dentro de la habitación tratando de no ser descubierta.

- Cuando estamos juntos, tú eres el sol que ilumina mis días.

-¿De… de verdad?-preguntó Alberto conmovido. Sus voces eran susurradas pero gracias al silencio de la noche se podían escuchar mutuamente a la perfección. El que sus voces fueran susurros le daba un aura  cálida e íntima a su momento. Se escuchaban a la perfección por lo cual no tenía sentido que estuvieran tan cerca uno del otro a pesar de estar durmiendo en una misma cama. Simplemente el espacio entre los dos no existía porque así lo querían ambos.Estar cerca se sentía como una necesidad.

 -Sí, así lo creo -dijo Luca acomodándose contra la almohada y moviéndose un poco bajo las sábanas. Sus ojos lucían ligeramente rasgados debido a la sonrisa que se extendía en sus labios. -Cuando estoy contigo soy muy feliz. No sabes lo mucho que quería regresar contigo para divertirnos juntos y hacer de estas vacaciones un verano increíble.

Una comisura del labio de Alberto se extendió con lentitud en una genuina sonrisa de alegría. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Luca quería volver con él? ¿Deseaba tanto regresar  a su lado así como Alberto deseaba tanto volver a verlo? Pues ¿Cómo no iba a quererlo? Si ambos se pertenecían mutuamente.

-Luca eso.. no sabes como me alegra escucharte decir eso. Yo también soy muy feliz contigo. - el jovén también se removió bajo las sábanas para quedar más cerca de el castaño. Sus narices estaban a centímetros de rozar.

Sus labios estaban a centímetros de tocarse.

El momento era simplemente mágico e íntimo. Luca soltó una risita quedita debido a las tiernas palabras de Beto, la luz de la luna iluminó su rostro y Alberto quedó hipnotizado al verlo tan hermoso. Luca se acurrucó más a su lado disfrutando de su compañía y de ese tranquilo momento amistoso.

-Pues me gusta entonces hacerte feliz, Alberto. -dijo con sinceridad y mirándolo a los ojos.- Me gustaría poder hacerte sentir tan feliz como tu me haces serlo.

-Oh, créeme que lo haces. No sé cómo pero nunca soy tan feliz como cuando estoy a tu lado.

-Entonces… ¿Ahorita eres feliz?

-Sí. Ahora mismo lo soy... Me siento muy feliz.

-Pero sólo estamos acostados. Luzco mal y estoy despeinado -dijo Luca con una sonrisa y siendo consciente de la situación Luego se le ocurrió una idea y sus ojos castaños se llenaron de diversión.-   Tú también estás despeinado, Al.

Entonces llevó la palma de su mano a la cabellera de su amigo y revolvió sus rizos con un par de movimientos amistosos.

-Aspetta! ¡Detente! -respondió con diversión Alberto. Su voz era una exclamación en voz baja para evitar despertar a los demás y que los fueran a regañar.

-¡Oblígame! -exclamó de la misma manera el jóven Paguro. Ahora haciéndole un poco de cosquillas.

Comenzó una amistosa y tierna escena entre los dos chicos. La luz de la luna únicamente iluminaba sus siluetas que se movían mucho bajo las sábanas de la cama en señal de la diversión de los dos amigos.

Giulia no sabía si quería seguir ahí  o irse a su habitación antes de ser  lastimada por lo que veía y escuchaba. Pero debía irse, ya había escuchado demasiado y ya le había quedado claro todo. Además el ruido de una puerta le indicó que era momento de emprender la huída.

A pesar del silencio de la noche, sus sollozos no fueron escuchados por nadie en esa casa.

Luca y Alberto seguían jugando y bromeando cuando en algún momento se detuvieron en seco al escuchar la puerta de la  habitación de Massimo abriéndose de par en par.

-Shh.

-Shh.

Rápidamente los dos guardaron silencio y fingieron estar dormidos como si nada hubiera pasado. Alberto incluso hizo una mala imitación de unos ronquidos y Luca trató de no reír al escuchar esa mala imitación de su amigo.

-Menso. -pensó con cariño mientras sonreía y seguía cerrando sus ojos para evitar ser descubiertos.

Pasaron unos segundos de un horrible y espantoso silencio esperando que Massimo no fuera a regañarlos por haber hecho ruido. Pero la calma regresó a ellos cuando escucharon la puerta de la habitación del gran hombre volver a cerrarse como si  nada.

Y todo volvió a quedar en silencio.

-Uff, eso estuvo cerca. - Alberto fue el primero en hablar mientras volvía  a acomodarse para quedar nuevamente frente a su amigo. 

Luca hizo lo mismo. Se volvió a acurrucar a su lado -Por un segundo creí que tu papá nos regañaría.

-¿Le tienes miedo?

-¿Tú no? -dijo incrédulo Luca. Esta vez hablando más bajito para evitar ser descubiertos de verdad.- Es demasiado alto y serio. A veces creo que no me termino de acostumbrar a su manera de ser.

Alberto soltó una risita al ver esa expresión asustadiza y nerviosa en el rostro de su amigo. -Tranquilo -dijo teniendo esa mirada despreocupada de siempre-  quizá no se habría despertado si alguien no me hubiera hecho cosquillas.

-¿Fuimos muy ruidosos? Oh dio mio. -dijo preocupado, no quería causar problemas en la casa de sus amigos. Luego volteó a ver a Alberto con su ceja alzada, ya había recordado cómo inició todo esto-Quizá yo no te habría hecho cosquillas si alguien no me hubiera despertado. -le dijo a manera de reproche pero sin poder ocultar esa sonrisa alegre de sus labios.

-Bueno creo que yo no te habría despertado si alguien no hubiera estado roncando toda la noche y me hubiera dejado dormir. -se burló Alberto. Tenía que ser gracioso para desviar la atención de Luca sobre sus verdaderos sentimientos. Algo muy común en él cuando no sabía cómo reaccionar a alguna situación que le asustara o lo pusiera nervioso. No quería volver admitir que no podía dormir por estar enamorado… de Luca. Del mismo e inigualable Luca que estaba recostado a su lado.

“Evitar confrontar  tus  sentimientos por él con humor, que listo que sos Alberto” pensó.

-¡Yo no ronco!-se quejó Luca haciendo un adorable puchero. Parecía una ranita enojada cuando se enojaba y Alberto sonrió porque eso le daba ternura. 

-Oh sí, roncas y muy fuerte. Demasiado. Oh mi Luca, roncas tanto y no me dejas dormir, ahora tendré muchas ojeras mañana y me veré feo por tu culpa -dramatizó Alberto sólo para molestarlo más y ver ese adorable puchero nuevamente.- Me veré muy feo. oh no,  ¿qué dirán mis fans?

Luca rodó los ojos divertido, había extrañado tanto esa actitud dramática y narcisista de su mejor amigo. Alberto era tan único.

-Eres un mentiroso, Beto. -Luca tomó una almohada y divertido se la arrojó a Alberto. Los dos chicos rieron. -Eres un gran mentiroso.

-¿Y por qué lo soy? -preguntó con una sonrisa ladina.

-Eres un mentiroso porque número uno: Yo nunca ronco -Alberto rió y Luca volvió a aventarle otra almohada- y número dos: …Nunca te ves feo. Estés desvelado, enfermo o cansado, siempre te ves bien. No digas que te ves feo porque no eres feo.

Alberto guardó silencio mirándolo atentamente, como esperando a que dijera algo más y Luca lo hizo:

-Eres muy guapo.

Se miraron a los ojos en el nuevo silencio que se había formado. Los grandes ojos castaños de Luca brillaban con honestidad en la oscuridad de la noche. En sus orbes había cariño al decir esas palabras. Y Alberto sintió que su corazón había dado un vuelco en su pecho por haberlas oído.

-¿Enserio crees eso?

-Vamos Alberto, todos lo saben. No es un misterio. - él mismo había sido testigo de todas esas veces que las chicas miraban pasar al joven de tez canela con obvios corazones en sus ojos. Él mismo había visto cuando Alberto recibía cartas de varias admiradoras secretas mientras trabajaba en la peschería.

-¿Pero tú?

-¿Pero yo qué? - su voz tembló ahora con un dejo de nerviosismo. ¿Por qué se sentía tan nervioso de repente?

Y se formó un silenció incomodo y la tensión menos heterosexual del mundo creció entre los dos mientras se miraban a los ojos.

Luca se encogió sobre su lugar, sus manos tímidas a la altura de su rostro y esos rizos cayendo sobre la almohada en la que estaba recostado. El joven Paguro entreabrió un poco sus labios intentando decir algo más pero no sabía si lo mejor era quedarse en silencio o hablar. Alberto acercó sólo un poco más su rostro hacia él de su mejor amigo. En la habitación silenciosa sólo se escuchaba el sonido de sus respiraciones nerviosas e inquietas. El verde y café de sus miradas parecía estar buscando algo en la mirada del otro. ¿Pero qué buscaban realmente?

Alberto buscaba ver el mismo amor y cariño que sentía por su mejor amigo en sus ojos castaños. Quería saber si su amigo se sentía de la misma manera que él. 

Luca por su parte sólo quería hallar la respuesta de que eran todos sentimientos que le llenaban el pecho con sólo verlo a los ojos. Esos ojos verdes que siempre pensó que eran muy bonitos pero que  ahora mismo le parecían tan hermosos y misteriosos. 

Se acercaron un poco más. Ninguno sabía muy bien que hacer, pero su curiosidad jóven y esos nuevos y fuertes sentimientos de tener frente a frente a su mejor amigo los estaban volviendo locos.

Querían acercarse más… Sólo un poco más.

Se acurrucaron con cariño. Alberto rodeando el delgado cuerpo de Luca en un silencioso abrazo y Luca restregando su rostro contra su fuerte pecho experimentando una increíble tranquilidad así como unos fuertes nervios al estar tan cerca de él. Estaba temblando, estaba tan nervioso el pobre castaño. Con manos titubeantes rodeó su torso y se quedó cálido ahí.

Sólo la luz de la luna iluminó ambas figuras abrazadas bajo las sábanas suaves.

Luca estaba abrazando a su mejor amigo, eso no era nada nuevo, pero ¿por qué esta vez se sentía tan diferente? ¿Porque se sentía cómo una necesidad el abrazarlo? ¿Era acaso porque lo había extrañado tanto? Lo más probable era que esa era la única razón, pero no, había algo más, de eso Luca estaba seguro pero no sabía a qué se debía.

Sus fuertes brazos rodeándolo, su aroma a mar y verano impregnado a su piel, la respiración tranquila de su pecho subiendo y bajando. Esa piel canela que se iluminaba de forma hipnótica por el rayo de la luna. Sus pecas esparcidas cuál estrellas. Todo él…

Comenzaba a notar más y más detalles que no había admirado nunca antes en él.

-¿Tienes sueño? -susurró Alberto rompiendo así ese silencio cargado de todas las emociones que les rodeaba. Él también estaba bastante emocionado por todo lo que estaba ocurriendo. Parecía uno de esos sueños que tuvo en sus noches de soledad extrañando a su mejor amigo. Pero ahora era real, lo tenía entre sus brazos y eran sólo él y él…

Luca se tomó su tiempo para responder pero negó un par de veces contra el pecho de su amigo. -No… creo que estoy bien.-aunque lo cierto es que sus ojos se estaban cerrando con lentitud. Los latidos del corazón de su amigo lo estaban arrullando.

-Oye Alberto… No quieres verte feo para todas tus admiradoras… ¿o es para esa persona que te gusta?

-Luca estaba bromeando, yo-

-No, quiero saber… ¿conozco a esa persona? - Alberto sintió esos pequeños cabeceos que Luca estaba dando al sentir como el sueño lo estaba dominando. El chico de ojos verdes lo acunó entre sus brazos con cariño.

-Creo que esa es una pregunta para responder mañana. -dijo suavemente.

-Pero es importante… quiero hacerte feliz ¿recuerdas? qué mejor que… -bostezó- …ayudándote a acercarte a esta persona.

-Oh Luca, en realidad ya soy muy cercano a esta persona -sonrío un poco.- somos ridículamente cercanos en realidad. Te sorprendería cuánto. -había un poco de ironía en su voz al notar que literalmente lo tenía ahora mismo entre sus brazos.

Luca cerró los ojos quedándose poco a poco dormido sin darse cuenta. Asintió lentamente  en comprensión- Bueno… pero debes decirme quien  te gusta…

-Va bene, lo haré. -sus cejas se curvaron con cariño- Extrañaba tu curiosidad.

- …Y entonces yo también te diré quién me gusta a mí.

-¿Qué?

Alberto buscó una respuesta pero fue imposible porque Luca había vuelto a caer dormido pero ahora entre sus brazos. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios rosas al estar abrazando el torso del moreno.

Y esa noche Alberto se fue a dormir también con la esperanza y ciega ilusión de que a lo mejor, sólo a lo mejor, Luca se estaba refiriendo a él como esa persona que le gustaba y por lo tanto  también lo veía de la misma manera en la que Alberto lo había visto por años.

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Por desgracia a la mañana siguiente, el despertar que Alberto tanto había imaginado no sucedió. Al despertar lo primero que vio no fueron los hermosos ojos de su mejor amigo, en cambio, vió una almohada blanca y un lugar vacío a su lado. Eso sin duda lo desanimó bastante. ¿A dónde había ido? ¿Era tan tarde ya?

La respuesta apareció pronto cuando escuchó su inconfundible risa desde la cocina del primer piso. Con pereza Alberto salió de las sabanas y tras ir  a lavarse el rostro y arreglarse lo suficiente, se encaminó hacia las escaleras para bajar y ver que estaba sucediendo.

Ahí recibió la matutina imagen de los chicos y Massimo preparando el desayuno. Giulia tenía los ojos un poco rojos, pero la chica lucía feliz de estar hablando con Luca. Ambos reían y platicaban como los buenos amigos que eran.

-Oh, Alberto, Buongiorno! -Luca fue el primero en saludarlo. Giulia entonces se tensó notoriamente  al sentir su presencia y miró con un poco de recelo a su hermano adoptivo. - Perdón por no despertarte pero Giulia fue a buscarme para hacer el desayuno, es que es, es una costumbre que ya tenemos entre los dos -volteó a verla y ambos compartieron una sonrisa cómplice y alegre. -Pero ven, llegas justo a tiempo, ya está todo listo.

-Oh claro, no te preocupes, no pasa nada. -claro que pasaba algo, Alberto tenía la ilusión de despertar juntos y disfrutar de la mañana a su lado. No esperaba para nada esa “costumbre de preparar el desayuno juntos” entre su mejor amigo y  su hermana.

Pero bueno, todos se sentaron en su lugar de siempre. Massimo frente a Luca quién tenía a su lado izquierdo a Giulia y de su lado derecho a Alberto. Comenzaron a comer tranquilamente. Aunque la pelirroja no dejaba de ver en todo momento lo que hacían Luca y Alberto. Seguía muy triste por lo que había escuchado anoche y al mismo tiempo eso la mantenía alerta de sus interacciones.

Alberto sintió la mirada pesada de su hermana y no entendía muy bien a qué se debía toda esa repentina atención. “Que rara” pensó para sí. De vez en cuando con sus ojos verdes le preguntaba sin hablar “¿Y ahora qué te pasa?” Que Alberto recordara, no había hecho nada para hacer enojar a la pelirroja. No le había quitado nada, ¿cierto? 

Alberto y Giulia seguirían teniendo una conversación con la mirada de no haber sido porque Luca llamó la atención del moreno tocándole el hombro. Giulia frunció un poco el ceño al ver esto.

-Oye -Luca se inclinó un poco para poder hablarle a Alberto con un susurro discreto. Había una sonrisa en sus labios, se le veía de muy buen humor- en serio perdonami Beto, tampoco quise despertarte esta mañana porque lucías muy cómodo durmiendo. Al parecer el habernos desvelado anoche te afectó un poco. Tú sí estabas roncando. -dijo divertido.

Alberto se sonrojó avergonzado- Shh, nadie puede saber que nos desvelamos. Será un secreto de los dos, va bene?.  -Luca asintió feliz- Si papá se entera que seguimos hablando en la noche nos va a separar y… y… no q-quiero eso -apretó los puños a sus costados y desvió la mirada por un momento mientras sentía el calor subir a sus mejillas. Estaba teniendo un gay panic, algo que era muy común cuando estaba junto a aquel castaño.- Pero bueno no importa -nuevamente volvía a actuar desinteresado para mantener su fachada de chico cool. - Lo importante es que para la próxima me gustaría ayudarte a preparar el desayuno. -asegurándose de que se escuchara con claridad, dijo lo siguiente: -Ya sabes, también puedes pedírmelo a mí, no sólo a Giulia.

Y  así comenzaba a surgir poco  a poco la rivalidad de los dos hermanos. Era un simple comentario pero la pelirroja no iba a dejarlo pasar por alto.

Al escucharlo decir eso Giulia dejó a medio camino su bocado y se enderezó para mirar directamente a los ojos a su hermano adoptivo. -¿Qué tiene de malo que Luca y yo hagamos el desayuno juntos? Es una costumbre entre los dos.

-Sí, lo sé, pero ahora ya no están solos. A mí también me gustaría ayudar. Es una costumbre mía ayudar a Massimo con la comida así que no le veo problema a ayudarlos a ustedes dos también. -Alberto simplemente no quería que su hermana y su mejor amigo compartieran más tiempo juntos de lo que ya estaban acostumbrados a compartir debido a que iban juntos a la escuela y vivían prácticamente juntos todo el año. Ya había tenido suficiente la noche anterior de escuchar todas sus “increíbles aventuras” en Génova. Realmente se sintió enfermo al oír como ambos tenían tantos recuerdos en común. Alberto estaba en desventaja en ese aspecto, él no tenía la oportunidad de crear tantas memorias con Luca debido a la distancia que los separaba casi todo el año a diferencia de Giulia que lo tenía todo el tiempo para ella. 

-Uh, Giulia… -Luca habló- yo sé que es una costumbre de los dos pero no estaría mal preparar algo los tres juntos.

-¿Lo ves? Quiere pasar más tiempo conmigo. Tú ya lo tuviste mucho tiempo en Génova. -el de tez canela seguía resentido con todo lo que los chicos contaron anoche. No le gustó para nada el haberse sentido excluido.

-En realidad quiero pasar tiempo con los dos… -dijo Luca recargado contra el respaldo de la silla. Notó como la mirada de los hermanos se veía tensa y pesada. No sabía a qué se debía esa actitud de los dos. Hace un momento se veía bien pero de repente parecían estar molestos el uno con el otro. ¿Acaso se estaba perdiendo de algo? ¿Esto era algo normal entre hermanos?

-Va bene entonces quizá yo podría dormir con ustedes cuando hagamos una pijamada los tres, ¿no? -El tono de voz de ambos hermanos Marcovaldo era bastante pasivo-agresivo. -Ya no están solos, yo también puedo ser tomada en cuenta, así como dices tú.

-¡No! Las chicas no se permiten en nuestro cuarto.

-Eso es tan infantil.

-¡Tú eres infantil!

-Oigan -Luca intervinó buscando calmar los ánimos entre sus dos amigos- Estará bien si cocino a veces con Alberto o si… o si Giulia duerme con nosotros en una pijamada. -El joven Paguro se sonrojó porque por un momento pensó en decir “O si yo duermo con Giulia” pero no, sonaba un tanto mal y la mirada de Massimo estaría sobre él y prefería ahorrarse esa situación. -No se preocupen chicos, tenemos todo un verano para disfrutar del tiempo juntos. Sólo los tres. ¿Qué dicen?

Luca hablaba con inocencia en su voz, sólo quería tener un rato agradable con sus mejores amigos.Pero por otra parte, entre Giulia y Alberto  las tensiones empezaban a crecer, y crecerían tanto hasta el desenlace de toda esta situación para ellos. 

-Sí, sólo pasaremos un rato agradable como siempre lo hemos hecho-dijo Alberto, un poco más tranquilo, aunque en sus ojos verdes aún se podía notar ese recelo hacia su hermana.- Yo también quiero que sólo nos divirtamos. Quién sabe qué sorpresas nuevas traerá consigo este  verano, ¿no?

Después de eso el desayuno continuó sin más problemas. De pronto parecía que Giulia y Alberto iban nuevamente a iniciar otra discusión pasiva-agresiva entre los dos, pero Luca intervenía y ambos se calmaban. Massimo observó atento todo ese extraño comportamiento entre los jóvenes.

Cuando llegó la tarde, Giulia y Luca estaban pasando un agradable rato caminando entre las calles de Portorosso. Se les veía sonrientes y divertidos, eran tan buenos amigos pero claro… también ya había un sentimiento romántico creciendo en ambos corazones. Y se notaba en esas miradas fugaces y pequeñas sonrisas nerviosas. Cualquiera que los viera pensaría que eran novios.

-Extrañaba tanto las tardes aquí en Portorosso. No es lo mismo en Génova, ya sabes, aquí todo es mucho más tranquilo. -dijo Giulia mientras iba comiendo un helado que sabía delicioso con esa fresca tarde.

-No sé porqué pero aquí parece que el tiempo avanza más lento. ¿No lo crees? -el joven también iba disfrutando su propio helado de sabor pistache.-Me encanta que podamos pasar nuestras vacaciones aquí. Que suerte tenemos de poder regresar aquí cada año… y juntos.-Giulia lo volteó  a ver con una ligera sonrisa y Luca le correspondió. Los rizos rojos de su amiga ondeaban con el viento y los últimos rayos del sol golpeaban su espalda dándole un tenue contorno amarillo a su silueta.

Las mejillas del castaño se pintaron de rojo por tan linda imagen y a su vez, dió otra probada a su helado con sus labios curvados en una tímida y enamorada sonrisa. Giulia, enérgica como siempre, comenzó a probar su equilibrio subiendo al pequeño bloque de cemento del puerto de Portorosso, estiró un brazo para evitar caer y el otro aún sostenía el helado que estaba apunto de terminarse.

-Claro, además después del semestre tan pesado que hemos tenido estas vacaciones se sienten bien merecidas. -dijo la muchacha italiana.

-Ya fue nuestro último semestre de preparatoria, claro que debía ser pesado pero miramos, lo logramos, el esfuerzo valió la pena. Ahora nos queda disfrutar de todo un verano increíble antes de tener que entrar a la Universidad. -Luca se acercó a la chica que parecía tener un poco de problemas para mantener el equilibrio, así que el amable chico le tomó de la mano para ayudarla a terminar su divertido camino. Al rozar sus manos las mejillas rojas y sonrisas alegres de ambos no pudieron faltar. De esa manera continuaron su camino, con sus corazones latiendo con calidez y nerviosismo en sus respectivos pechos.

Giulia de pronto lucía un poco tímida. Una vez hubo terminado su helado, la jóven llevó su mano libre hacia su cabello para jugar con uno de sus mechones el cuál enrolló y desenrolló un par de veces en su dedo índice. Miraba a Luca de reojo y esa mirada enamorada y alegre se podía distinguir en los orbes cafés de sus ojos.

-Oye Luca…

-¿Hmm? 

-Te gustaría un día de estos, non lo so…, -mordió el interior de su mejilla pensando como continuar. Incluso podía sentir que sus manos se humedecían un poco con sudor debido a sus nervios. Pero claro, tenía que preguntárselo de una vez por todas. Giulia era una chica de iniciativa y difícilmente estaba sujeta a lo que la sociedad decía que “debía ser así” así que llenándose de valentía ella le preguntó algo muy importante que no podía esperar más: - ¿Te gustaría ir a una cita conmigo? Ya sabes, no tiene que ser algo muy grande, sólo hay que organizarnos y podemos tener un momento tranquilo para nosotros dos.

-¿Una cita, señorita Marcovaldo? -Luca mostró esa bella sonrisa que hacía que Giulia también sonriera de sólo verla. - Claro que sí. Es una buena idea. Una salida de… de amigos estaría bien.

Volvieron a sonrojarse mientras desviaban la mirada a diferentes puntos aleatorios. Esos chicos eran un desastre, se gustaban mutuamente pero esos nervios de amor jóven les impedía el saber como expresarlo y decirlo abiertamente. Aunque al mismo tiempo era bastante adorable verlos de esa manera. 

Giulia carraspeó un poco para evitar que un silencio incómodo les rodeara. Habló con semblante un tanto nervioso pero alegre- Sí… de amigos. Podríamos incluso organizar algo en el escondite fuera de mi habitación. Creo que es un lugar perfecto para una cita… de amigos.

-De acuerdo, creo que ahí sería perfecto. -como era la naturaleza del castaño: sus nervios eran un poquito más notorios.Pero aún así, claro que le hacía feliz la idea de asistir a esa cita con su mejor amiga. Sería perfecto tan sólo de imaginarlo. El corazón le latía con emoción.

Giulia sonrió muy feliz para sí misma. Incluso sentía tanta emoción como para dar pequeños brinquitos de alegría en su lugar por su gran logro, ya que nuevamente estaba un paso adelante de Alberto. Ella ya tenía prevista una cita con Luca y él no. Ella iba con todo en este verano y nada le detendría. Ahora tenía sólo que elegir el momento perfecto para dictar la fecha de la cita y organizar todo. Aún tenía todo un verano por delante pero claro, no podía bajar la guardía y perder ni un segundo. La guerra del amor era difícil y presentía que Alberto también sería un contendiente fuerte. Tan sólo tenía que recordar esa carta de él que leyó en el tren, todas esas palabras dulces y tiernas, era obvio que Alberto también tenía fuertes sentimientos por el castaño y así como ella, también planeaba conquistarlo en ese verano en particular.

“Siempre tuyo. Alberto” Santa Mozzarella, prácticamente le estaba diciendo que le gustaba. A este punto no le sorprendía que todo el mundo supiera que a Alberto le gustaba Luca menos Luca por supuesto. Pero bueno, eso era ciertamente un punto a favor de ella.

- Apuesto que este verano será increíble - volvió a hablar Giulia- sólo piénsalo… tú y yo…

-¡Chicos!

-y Alberto… -dijo nada emocionada la chica al escuchar la voz de su hermano que poco a poco se iba acercando a ellos. Rodó los ojos y con ayuda de Luca bajó de dónde se había subido desde un inicio. No se percataron de que no se había soltado de las manos.

Alberto había estado ausente durante la tarde porque habí aido a ayudar a su papá con la pesca que habían recolectado en la jornada del día.

—no que estabas ayudando a papá?.-pregunto curiosa Giulia,aunquenpor dentronse encontraba molesta por su aparicion,a leguas su hermano trataba de evitar su union con Luca a toda costa.

"Que patetico eres, Luca no es tuyo,si lo fuera,¿entonces por que me desea tanto?" Pensaba fria la chica de cabellera pelirroja.

—mis compadres,creo que ya sabemos que podemos hacer este fin de semana.-Alberto expreso con emoción.

—y se puede saber que sera?.-Comento Luca divertido.

El mayor de rizos castaños dejo aquella cubeta con pecescado de lado y de su pantalon corto,saco un papel que se encontraba doblado en muchas partes,fue abriendolo poco a poco,hasta que se mostro que era un letrero promocional relacionado a un parque de interacciones.

—la feria vendra este verano,se abrira en dos semanas.-explico señalando al poster muy emocionado.—¿podriamos ir ahi,no creen?,solo piensenlo?,golosinas, atracciones,cirqueros y todos cerca de la bahia,¡sera increible!.

Luca mostraba una angelical sonrisa ante aquella oferta,¿la feria?,¡fantastica idea!,pero aquella emotiva escena fue cortada por una celosa Giulia.

—pero...es para los tres,¿verdad?.-pregunto la pelirroja mientras der acercaba a Alberto con una mirada acusadora.

—Por supuesto que si hermanita.-rio Alberto burlesco.—¿a que se debe esa pregunta tan tonta?

—Pues con mucha razón.—rodo sus ojos y le miro con desprecio.—que ultimamente andas queriendo estar solo con Luca y dejar a tu hermana de lado...

—Hey,hey,ya...-Luca los separo y busco calma.-estaremos bien,la pasaremos genial en la feria,¿de acuerdo?

Con la mirada cargada de rivalidad sobre su hermano,ambos gruñeron y sentenciaron en coro:

—Si...

Habia empezado la guerra entre hermanos por el amor de Luca Paguro.








































Si esperaban una disculpa por la larga espera por el capitulo 2… ¡SIGAN ESPERANDO! No sé ustedes pero Mar y yo muchas cosas que hacer ademas de hacer los capitulos ¿Qué MLP FiM no les ha enseñado que la paciencia es una de las grandes virtudes de la vida? XD


No pero ya hablando enserio:
Lamentamos enserio la demora,como puedem ver este capitulo nos quedo mucho mas largo que los anteriores y ademas de que Mar y yo tenemos deberes y tareas que hacer como cualquier ser humano ;; lo unico que les pedimos de verdad es que por favor temgan paciencia y cooperacion,esta bien?. Vale ♡

Este capitulo esta increible y me ha fascinado ♡

Espero les guste y nos leemos luego


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