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Capítulo -18- Encubierto.

Axel Davis

 
  Al fin pude lograr liberar a Zack, luego de tantos intentos. Bastó con que Lamdon fuera al extranjero de imprevisto a una conferencia de psiquiatras; no tenía forma de negarse, debía mantener su fachada de director perfecto.

Me había convertido prácticamente en la mano derecha de Lamdon, era su títere, el que no incumplía ninguna orden y seguía ciegamente cada uno de sus pasos; y para que mentir, disfrutaba la vida de paciente de día y sicario de noche.

Él era cruel, tanto que me hacía dudar de mi propia maldad. Me ordenaba deshacerme de la "basura" que lo molestaba, y a cualquiera que se acercara a Gretel.

No tardé mucho en descubrir por qué estaba tan obsesionado con ella, tampoco me costó entender lo que hacía con nosotros en el laboratorio; así que a pesar de que él era un genio, no me costó engañarlo.

Bastó con acercarme a escondidas a Eilen Turner luego de sobornar a mi enfermero personal. No era difícil para mí hacer dinero siendo libre por las noches, así que por una buena suma fue capaz de llevarme hasta ella.

Sabía que estaba conectada con Lamndon gracias a las pequeñas conversaciones que tuve con Alicia mientras recibía el suero en el laboratorio aquellas noches que fingía su efecto.

Permanecía con los ojos cerrados igual que el resto, hasta que escuchaba el estruendo de la puerta metálica que daba la señal de que Lamndon se había ido. No podía levantarme por las ataduras; pero justo a mi lado estaba de pie aquella señora a través de una habitación de cristal, drogada por completo, pero lo suficientemente cuerda como para explicarme de que se trataba todo aquello, gracias a ella pude actuar tal y como quería su hijo que lo hiciese.

Me contó varias cosas y me dio dos nombres que ya conocía: Eilen y Luna.

Llegué hasta Eilen y a pesar de su visible estado de locura até cabos y entendí el extraño acercamiento de Lamndon a Gretel.

Eilen repetía una y otra vez que  salvara a su bebé del monstruo. Al principio creí que era uno más de sus episodios esquizofrénicos y lo asocié al motivo por el cual estaba encerrada, el haber asesinado a su tía y su primo; pero al mostrarme la clara cicatriz de una cesárea, me hizo indagar un poco más.

No tenía mucho tiempo así que fui al grano.

—¿Quien es el monstruo Eilen?

— ¡Lamndon! —sus ojos abiertos, mostrando terror —. Salva a mi niña de su padre.

Sonaron dos toques en la puerta, era la señal del enfermero de que se había acabado el tiempo.

« Gretel es su hija»

Lamndon me había ordenado seguir a la chica una vez, necesitaba su nueva dirección, entendí que conocía su paradero hacía un buen tiempo.

La seguí aquella vez, y cuando la vi fue como si me hubiese hechizado a la distancia. Usaba la mínima excusa para seguirla en las sombras y no podía parar.

Poco a poco Lamndon se ponía en la palma de mi mano, sabía que liberando a Zack iba a sospechar de mí; pero tenía una carta bajo mi manga: Luna.

Alicia me habló de su hija, y a juzgar por la edad, y su notable parecido a su hermano, supe que se trataba de la misma Luna que había conocido aquella noche.

Hace dos años

Llevábamos huyendo unas cuántas semanas, Theo había cometido un error al hackear el servidor de la comisaría, lograron localizarlo y a los pocos minutos estaba preso. Zack y yo por suerte no estábamos allí pero había pistas en todo el lugar que apuntaba a nosotros.

Theo era culpable de hackeo;  pero cuando la policía vio la casa llena de todo tipo de cuchillos, algunos aún manchados de sangre y una pizarra llena de fotos de nuestras últimas víctimas, culparon a Theo de ser "El músico". No tardaron mucho en descubrir nuestras huellas así que era cuestión de tiempo que nos atraparan.El juego de Los ángeles de la muerte había terminado.

Salimos de aquel motel de mala muerte donde nos habíamos quedado dos días, estaba vacío prácticamente, al estilo de una película de miedo

No podíamos arriesgarnos a estar mucho tiempo en un lugar y la incertidumbre de no saber nada del avance policial con nuestro caso nos volvía más locos. Allí no había televisión ni radio y existía un solo teléfono que estaba en la recepción.

Bajé las escaleras, Zack detrás de mí. La recepcionista se quedó mirándome  un largo tiempo y en mi mente desquiciada solo pude pensar una cosa:

«Ya conocen nuestros rostros»

Miré a Zack y le dije que buscara mi abrigo negro, que lo había olvidado en la habitación. El obedeció al la mentira.

Me acerqué a la chica y noté que no parecía asustada, así que la idea loca de que supiera de nosotros se borró; pero ya había recreado en mi mente unas cuantas veces como iba a matarla, ya no había vuelta atrás.

—¿Qué hace una chica tan linda como tú en un lugar tan apartado como éste? —caminé despacio paseando mi mano por el mostrador hasta llegar a ella.

—Es lo malo de vivir en un pueblo de campesinos, recoger patatas no es lo mío y no hay nada más que hacer por allí —sonrió y colocó un mechón de pelo detrás de su oreja.

«Está claro que le gusto».

—¿Y no te da miedo que venga un asesino y acabe con tu vida sin ningún motivo?

—una carcajada salió de su boca como si fuera lo más improbable del mundo. —Dios, si que sabes cómo ligar con una chica —volvió a reír.

—¿Y si te dijera que yo soy ese asesino?  —mordí mi labio inferior luego de lamerlo mirándola de forma lujuriosa, era muy guapa.

—Ya me estás asustando —dio dos pasos hacia atrás.

—Esa es la idea nena.

Avancé hacia ella con rapidez, ella dio par de pasos más hacia atrás. Con mi mano izquierda agarré  su cola de caballo y tire de ella  con fuerza dejando al alcance de mi otra mano su blanco y largo cuello, el cual rajé sin pensarlo con mi pequeña navaja. Su boca escupió sangre que salpicó el mi cara.

Usó la poca fuerza que le quedaba para sujetar mi antebrazo, tenía sus ojos bien abiertos por la sorpresa y el miedo.

Zack bajaba las escaleras cuando me vio aún sujetando su cabello mientras se le escapaba el último suspiro, para finalmente caer desplomada en el suelo.

—¿Pero que mierda hiciste Axel?
—dijo apresurándose para llegar a mi y darme un empujón —. ¿Así es como quieres huir de la policía? ¿Dejando cadáveres por todas partes?

—Ay, ya, no seas dramático, si no lo hacía yo lo haría otro. Era demasiado ingenua —dije rodeando los ojos y torcí mi boca mirando su cuerpo —. En fin, tenemos que irnos —camine a la salida —¡Ah! Lamento hacerte buscar mi abrigo por todas partes
—solté una risa malvada.

Nos subimos al auto y avanzamos unas millas. Zack no paraba de reprocharme.

Las cosas se complicaron aun más, la autopista estaba cerrada, habían unas cuatro patrullas policiales, un camión de bomberos y dos ambulancias; al parecer un accidente. Pero no podíamos arriesgarnos a esperar para pasar por la boca del lobo así que nos adentramos en el bosque.

— Zack, ¡detente! No seas exagerado —dije apresurando el paso para alcanzarlo.

—¿Que no exagere dices? Axel, mataste a una persona inocente —se paró en seco frente a mi y pude ver en su rostro un claro rechazo  —. A demás nos pusiste en peligro.

—¡Ay nooo! Hasta cuando estará tu irritante personalidad de niño bueno molestando —dije entre dientes con los ojos cerrados —. Llevas todo un mes así, es agotador lidiar contigo
—levanté mis manos mirando al cielo y luego a él —. ¡Músicooo! —le gritè con las palmas pegadas como si estuviese rezando —. Amigo, regresa. Deja de torturarme con el Zack bonachón.

— siguió caminando. —Claro, soy estúpido intentando hacer reflexionar a un psicópata loco como tú.

—Sí, totalmente de acuerdo —caminé para ponerme a su lado recibiendo una mirada de desprecio.

Estuvimos unas dos horas caminando, ya pasaban las 2:00 pm cuando encontramos aquella cabaña.

Aquel lugar era horrible; estaba claro que alguien vivía ahí; pero al parecer no se encontraba.

—No entraré ahí —dijo Zack comportándose otra vez como un idiota.

—Hemos caminado como zombies por el maldito bosque, estoy cansado, tengo hambre, necesito ir a un baño que no sea detrás de un puto arbusto; así que si no entras es tu puto problema —tome una roca y golpeé una sucia ventana de cristal para entrar.

—Bien...  ¿Y que harás cuando veas al dueño de la casa? ¿Lo matarás?

— Eh, sí, por su puesto.

—¿Sabes qué? Estás solo —me dio la espalda —. Disfruta matando gente inocente —empezó a caminar luego de darme un saludo militar.

—¿A donde vas idiota? —dije desde el porche luego de colarme en la casa y abrir la puerta —. No logras controlar al músico. Si te quedas solo, te atraparán.

—Amén.

—¡Regresa maldito —mi tono de voz era más alto, ya estaba lejos —! Ni creas que iré detrás de tí.

—¡Bien!

«En un rato volverá ese infeliz mal agradecido».

Entré a la casa y noté por el guardarropas que ahí vivía una mujer, a pesar de que la cabaña estaba en malas condiciones, se las había arreglado para que luciera acogedora.

Husmeando en la cocina encontré chocolate y preparé un poco. Tomé un cuchillo  y me senté en el pequeño salón frente a la chimenea a tomar mi bebida, con el cuchillo en la mano moviéndolo de un lado a otro en espera de la anfitriona.

Todo era demasiado agradable hasta que...

—¡Suelta el cuchillo! —una dulce voz femenina me amenazaba con una escopeta de casa pegada a mi cabeza.

—Wow, pero que silenciosa eres
—dije acompañado del sonido de la hoja metálica al caer al piso de madera —. Em... ¿Puedo seguir bebiendo mi chocolate o debo tirarlo al suelo también? —le mostré una sonrisa de boca cerrada mientras la miraba colocarse sigilosa delante de mi sin dejar de apuntarme.

—¿Quién eres? ¿Por qué estás aquí?
—preguntó intentando sonar ruda, pero su dulce voz lo impidió.

—Soy Axel y estoy aquí porque escapé de unos tipos peligrosos, solo intento esconderme.

—¿Él no te envió a por mi? —sonó decepcionada.

—Lo siento querida, no se de qué me hablas  —le di un sorbo al chocolate con total normalidad y crucé las piernas —. No vine a hacerte daño; pero al parecer también te persigue un tipo malo.

—Si no es así... ¿Por que tenías ese cuchillo en la mano?

—Ya te dije; estoy huyendo y necesitaba algo para defenderme
—me incliné a colocar la taza en la mesita de centro.

Me miraba intentando estudiar mi comportamiento, como si en su cabeza hubiese una lucha por saber si debía confiar o no en mi.

—Solo te pido que me dejes quedarme aquí unas horas hasta que mi amigo regrese —me puse de pie despacio con las manos en alto mostrando un temor falso.

Sabía que no seria capaz de disparar; su nervioso cuerpo daba señales de miedo por todas partes.

—bajó el arma despacio — ¿Y si esas personas te encuentran aquí y me hacen daño?

—No lo harán, tranquila —me volví a sentar justo como estaba antes.

Por un momento pensé que si llegaba lo suficientemente rápido a la escopeta, ella no tendría tiempo de nada y caería en mis garras, aunque las armas de fuego no son lo mío; a demás, quién prepararía la cena si yo no tenía ganas y moría de hambre.

—Ya te dije mi nombre. ¿Y tú cómo te llamas?

—Luna.

Zack nunca regresó, la policía lo atrapó como yo había predicho. Luna me dejó a solas en la cabaña y se marchó mientras yo dormía; fue sensata, no pensaba dejarla con vida.

Seis meses después fui atrapado, no por quién esperaba.

Pensé que el caso se había enfriado y volví al pueblo fingiendo ser Aiden; pero mi madre me descubrió, me hizo creer que había caído en mi trampa y me reportó al hospital psiquiátrico.

.....

Cuando Alicia me habló de su hija, supe que se trataba de la misma Luna y volví hasta ella.

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