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Capítulo 6 Salvando el día, una aceptación.

— Aner, dime, ¿de qué se trata la misión de hoy?— Eleane empezaba a impacientarse por la tardanza de los demás, nunca había sido muy dada a esperar nada, la paciencia no era una virtud que ella portase. Estaba sentada en los escalones que conducían a la puerta principal de la iglesia, Aner estaba a menos de un metro de ella, sentada en la moto.

— Son vampiros renegados, tenemos motivos para pensar que se han aliado con demonios de bajo nivel, nos han ordenados darles caza y muerte a todos menos a uno, el líder, hay que interrogarle. Generalmente el equipo hacemos misiones más riesgosas que seguir vampiros de nivel medio, pero la unión de estos a demonios cambia las cosas. Los poderes demoníacos de esos seres, al hacer un pacto con un ser inmortal, pasan a formar parte del cuerpo de su contratista, eso hace esta misión algo arriesgada — explicó Aner sin mirarla directamente, gesticulando de forma vaga con una mano mientras la otra la mantenía de sostén apoyada en el cuadro de la moto.

— O sea, a los sentidos extra desarrollados de los vampiros tenemos que agregar poderes demoníacos que desconocemos. ¡Genial! — cualquiera pensaría que Eleane estaba siendo sarcástica, pero nada en su tono daba esa impresión, más bien sonaba divertida, como si llevase toda la vida esperando esto. Tal vez así es, pensó Aner.

— Eres verdaderamente una fierecilla salvaje — susurró Aner por lo bajo para sí misma — Escucha, Eleane, recuerda lo que te dije. Nada de improvisaciones estúpidas, harás lo que se te diga, y recuerda también tu entrenamiento. A los demás debes ser capaz de diferenciarlos de los vampiros, aunque no sepas decir cuál de ellos es, pero a mí sí me detectarás, sabrás dónde estoy y qué estoy haciendo todo el tiempo. Tu cuerpo lo sabrá por ti, igual que en el bosque — declaró la rubia, estaba preocupada.

Eleane era una novata, cierto que tenía que admitir que tenía capacidades increíbles y aprendía más rápido que cualquiera que ella conociera antes, pero seguía siendo una novata y eso en una misión era peligroso. La menor quiso responder algo inteligente y que provocara la furia de Aner para distraerla un poco, pero su intento se vio ofuscado por la llegada de los demás.

El auto se detuvo frente a ellas, y de él bajaron los otros miembros del equipo en pocos segundos. Ni a Aner ni a Eleane les pasaron desapercibidas las miradas de los demás, que se veían ligeramente incómodos y tensos, más de lo que deberían considerando que tenían una misión por delante. Mariana y Dom estaban contentos de estar todos juntos en una misión de nuevo y se mostraban receptivos y atentos con Eleane.

William se mantenía escéptico, Eleane podía notar una pequeña mancha en esa pose asumida. ¿Resentimiento? No, rechazo, pero sabía que si lograba demostrarle de lo que era capaz, esas emociones desaparecerían. Cesaer se mantenía receloso, velando cada movimiento de Astrid, quien miraba a la joven nueva como si pudiese incinerarla con la vista.

— Muy bien, estamos todos. Cada uno sabe lo que tiene que hacer, como siempre hacemos — Mariana fue la primera en hablar, se le daba bien eso de romper el hielo.

— No todos saben lo que tienen que hacer. La pequeña es nueva, no tiene ni idea — advirtió William.

— Pequeño te vas a quedar tú si tengo que ir allí a demostrarte que mi tamaño no es un problema, que aun puedo patearte el culo bastante fuerte — rebatió Eleane.

No soportaba que la menospreciaran por sus condiciones físicas, bajo la ropa había un cuerpo atlético y fuerte, pero eso nadie podía verlo y que la prejuzgaran sin sentido la enojaba.

— Vaya, entiendo ahora lo de fierecilla — intervino Cesaer, intentando relajar el ambiente.

— Ella es mi responsabilidad, por ella respondo yo — Aner habló antes de que William pudiera decir algo más, no necesitaban perder tiempo ni energía peleando entre ellos.

— Vale, creo que es hora de relajarnos un poco — decidió decir Dom — Astrid, tú manejarás todo desde el auto, tienes que tener cuidado, el que usemos un dron no significa que estés fuera de peligro.

— No te preocupes por mi Dom, yo estaré dentro del auto manejando a Archie mientras ustedes hacen lo demás — aseguró Astrid, consciente de que sin ellos a su alrededor, estaba sola para enfrentarse a cualquier cosa.

— Muy bien — repuso este — los demás, si estáis armados como debéis, podemos entrar ahora.

A nadie excepto Eleane le extrañó la forma en la que Dom tomaba el mando, pero ese no era el momento ni el lugar para preguntar nada al respecto. Cada uno sacó su arma y se preparó, Astrid sacó de la cajuela del auto un maletín grande y de dentro tomó una especie de máquina blanca, parecía un helicóptero de juguete pero modificado, en letras plateadas por un costado decía ARCHIE 2.01. Eleane se acercó sutilmente a Aner mientras Astrid preparaba aquel artefacto.

— Oye, ¿Cómo vamos a entrar allí? — quiso saber Eleane.

— Cesaer flanqueará los pisos de arriba con William, son fanáticos de los subfusiles así que los dejamos juntos. Tú y yo esperamos aquí, Dom y Mariana entrarán por un pasaje que se encuentra detrás de la estatua del Cristo, tienen que hacer subir a los vampiros con sus balas que contienen luz UV. Eso hará que salgan de su escondite y una vez afuera, son nuestros — explicó Aner tranquilamente.

— Y el dron ese… ¿para qué es? — cuestionó la menor, observando de reojo a Astrid probando el funcionamiento de Archie.

— Astrid podrá ayudarnos, Archie tiene incorporadas luces UV, además de un sistema de disparo — Aner se mostraba sumamente decidida a explicar las cosas a Eleane.

Debido a la discusión entre la menor y Astrid, no había tenido tiempo de familiarizarse con el equipo, sin embargo, el interés de Eleane en saber hizo a Aner sentir un atisbo de esperanza de que todo aquello podía funcionar. A fin de cuentas, en dos semanas tendría que partir a la misión especial y necesitaba saber que dejaba un equipo detrás, no un montón de niños en la guardería.

— Pero Astrid sabe manejar eso, ¿cierto? No quiero acabar yo como un colador en medio de todo esto — Eleane hablaba entre preocupada y divertida.

El hecho de que susurrara esa frase, sabiendo que de decirla en voz alta se desataría el infierno entre ella y su hermana, hizo a Aner reír por lo bajo, gesto que no pasó desapercibido por Eleane.

— Tranquila, Astrid sabe manejar “eso” — Aner miró de reojo a Astrid, quien se montaba en el auto y se alejaba del lugar un poco.

— Muy bien — la voz de Dom fue audible para todos ellos — vamos allá.

Archie entró detrás de Dom y Mariana a la iglesia mientras que William y Cesaer iban detrás, estos subieron las escaleras con sumo cuidado y silencio. Dom y Mariana fueron hacia la única estatua del Cristo dentro, efectivamente, detrás de esta había un túnel oscuro, ambos se pusieron gafas de visión nocturna y avanzaron.

Astrid, desde el auto, veía a través de Archie todo lo que pasaba, unos cincuenta metros adentro, el túnel acababa en una gran puerta cerrada. Ambos se miraron, subieron la vista hacia el dron para que Astrid supiera lo que planeaban y luego entraron de forma estruendosa en una habitación gigante, donde cerca de 50 pares de ojos los miraban fijamente.

Los disparos empezaron casi de inmediato. Archie fue por encima de todos ellos y se paró en el centro de la habitación encendiendo sus luces, lo que hizo que muchos de los vampiros dentro huyeran hacia afuera, donde ellos los querían.

Dom disparaba a todo lo que se acercara por la izquierda y delante, Mariana estaba encargada de la derecha y la retaguardia, por si alguno decidía regresar. En un momento de descuido, tres vampiros se fueron contra Dom, uno logró tirarlo diez metros más adentro de la habitación de un golpe, luego sus ojos se volvieron violetas y Dom se vio elevado hasta casi tocar el techo para luego ser empujado hacia el suelo.

El golpe le sacó todo el aire de sus pulmones, el mareo se apoderó de su cuerpo, no podía pensar con claridad. El otro vampiro, uno rubio, se fue encima de este y le quitó el arma, lanzándola unos metros más allá, sus labios se curvaron en una sonrisa y acercó su boca al cuello.

Mariana logró quitarse a los dos que la atacaban, se fijó que Astrid ya había llevado a Archie afuera para conducir a los vampiros hacia Aner y Eleane. Dentro de la habitación solo quedaban cuatro figuras aparte de ella, tardó un poco en analizar la escena que tenía lugar unos metros más allá. Un vampiro alto y de cabello oscuro contemplaba como uno rubio se alimentaba de Dom, mientras que el tercero, también rubio, la miraba a ella.

De repente sintió como si la asfixiaran, el aire luchando por entrar, el vampiro empezó a caminar lentamente hacia ella, mirándola en todo momento. Mariana cayó de rodillas al suelo, doblándose sobre sí misma, batallando por respirar. Cuando el vampiro estaba suficientemente cerca, ella tomó su arma y le disparó hasta que este se desplomó al suelo sin vida. El que se alimentaba de Dom levantó la cabeza cuando Mariana intentaba recuperar sus fuerzas.

— NO.

El grito brutal inundó el lugar, en cuestión de segundos este la lanzaba contra una pared y Mariana caía al suelo, lastimándose el hombro derecho. Tosiendo debido a la falta de oxígeno, puesto que no se había recuperado totalmente del encuentro con el otro vampiro, y por el golpe recibido, ahogó un aullido de dolor cuando el vampiro presionó su pie sobre el brazo derecho de ella hasta que fue audible el sonido del hueso partiéndose.

Dom, al igual que el vampiro de ojos color violeta, observaba como podía la escena, la pérdida de sangre lo había debilitado. Entonces tomó conciencia de algo recordando sus estudios en la Academia, el vampiro de ojos extraños no se estaba alimentando de él, porque no podía. Él era el líder, le pasaba poder a sus vampiros, pero si consumía sangre diferente a la del demonio con el que hizo el pacto, la conexión entre ellos se rompería.

                              oOo

A Cesaer y William les llegaban los sonidos de abajo, sabían que todo estaba en marcha. Cesaer hizo una señal a Will cuando llegaron al final de las escaleras, este se posicionó a la izquierda y Cesaer a la derecha. Ambos entraron a la vez, derrumbando la puerta, dentro los esperaba un demonio similar a una especie de gusano gigante, toda la habitación estaba cubierta en una sustancia viscosa de color azulado asquerosa.

El demonio giró en su dirección lo que William supuso era la cabeza, sin más, ambos muchachos abrieron fuego contra aquel ser, sin embargo, las balas parecían no afectarle, entraban en su cuerpo, pero no pasaba nada. El demonio arremetió contra ellos como una serpiente, William saltó hacia la derecha, llevándose de un empujón a Cesaer con él, ambos cayeron y rápidamente se levantaron, corriendo en direcciones opuestas al ver que el demonio iba tras ellos otra vez.

William volvió a dispararle cuando vio que esa cosa perseguía a Cesaer, de nuevo fue inútil, Cesaer saltó sobre el demonio, pero este era tan viscoso como su baba y casi se hunde, rápidamente se tiró contra el suelo, evitando que eso lo engullera. Ambos chicos disparaban por doquier, corriendo por todos lados, pero no había resultados efectivos.

                                oOo

Habían escuchado el combate empezar, casi todo había ocurrido a la vez, en cuestión de nada, los primeros vampiros salían por la puerta y ventanas escapando de la luz UV del dron. Aner y Eleane dispararon al instante de verlos, pero cada segundo había más de ellos. Eleane se vio de repente sin municiones y en ese momento vio como uno de los vampiros alzaba la mano hacia el dron y, como si acabase de enterarse de algo divertidísimo, reía a mandíbula desencajada y cerraba su puño.

Archie, varios metros en el aire, empezó a abollarse hasta caer al suelo convertido en una bola de metal magullado, la luz que este emitía desapareció. Aner pareció no darse cuenta y si lo hizo, aquello no sería lo que la detuviese. Genial, pensó sarcásticamente Eleane.

Aner vio la oscuridad sumirse sobre ellos, no sabía qué había pasado, pero el dron ya no estaba. Sintió la presencia de un vampiro detrás de ella y también como este caía al suelo muerto. Eleane. Ella podía sentirla, sabía que la joven estaba luchando bien a unos 10 m de ella, que le habían dado un golpe, pero que había matado al vampiro y vuelto a la carga.

De momento, su pistola se dobló y magulló, era inservible. Rápidamente corrió hacia Eleane, lo que hubiese pasado la podía haber afectado a ella también y Aner no le había dado arma alguna diferente de la pistola. Pensó, en un ataque de arrogancia, que no importaba, que todo estaría bien porque el nivel de la misión era menor al acostumbrado, olvidó las reglas básicas: todo siempre puede complicarse, nunca subestimen a un enemigo a no ser que ya esté muerto, ni lo sobreestimen si lograron matarlo.

Un pavor legendario se sumió sobre Aner, Eleane estaba en el suelo, un vampiro encima de ella se aferraba a su cuello con fuerza suficiente como para ponerla morada y sangre le manaba de la boca. Aner sacó su juego de agujas, eran más rápidas que las dagas, lanzó dos hacia el vampiro y este cayó sobre el cuerpo de Eleane, bañándola con su sangre. Ella se lo quitó de arriba rápidamente en un gesto de asco y se puso en pie.

— ¿Qué ha pasado? — preguntó Aner cuando estuvo cerca de ella.

— La pistola se dobló y con la bola de metal que quedaba me deshice de dos, luego ese imbécil me tiró al suelo y… — empezó a explicar Eleane.

— No, no, no, me refiero a las armas — interrumpió Aner abruptamente.

— Uno de los vampiros puede controlar el metal. Así destruyó el dron — pero Aner notó la expresión de Eleane, la conocía, era la que adoptaba cuando pensaba algo seriamente.

— ¿Qué vas a hacer? — la pregunta tomó por sorpresa incluso a Aner, pese a  que ella la había hecho. Había notado como una resolución cubría el rostro de la chica, si lo que pensaba era bueno, ella no la detendría.

— A medida que se alejan de la iglesia son más normales, como vampiros. ¿Y si la fuente está allí dentro y mientras más lejos más débiles? Piénsalo. ¿Por qué quedarse a pelear siendo suficientes como para huir antes de que matáramos a tres siquiera? No tiene lógica. ¿Y si no todos hicieron el pacto? Estos vampiros fueron creados por el mismo vampiro, con que él hiciera el pacto con el demonio bastaba, los demás se alimentarían de su poder y así ninguno se le rebelaría — expuso Eleane velozmente mientras tiraba una de las agujas de Aner contra un vampiro que se dirigía hacia ellas.

— Por tanto… — culminó Aner al ver la verdad de las palabras de Eleane — matar a ese vampiro es destruir a estos.

Aner estaba sumamente impresionada, la chica no solo había dado muerte a muchos de esos seres, sino que era muy rápida de pensamiento, muy observadora. Ella había estado tanto tiempo ocupada vigilándola que no se dedicó a leer entre líneas para poder encontrar la verdadera forma de destruirlos. Eleane había dejado que su instinto se encargara de actuar al atacar y defender, que la parte inconsciente de ella tomara el control sobre el movimiento de su cuerpo mientras su cerebro procesaba lo que veía.

— Tienes que ir tú — soltó Aner de pronto.

— ¿Cómo? — preguntó Eleane atónita.

— El vampiro jefe estará todavía en el subterráneo, por eso no han salido Dom ni Mariana. Yo me quedo aquí, tú ve — indicó firmemente la rubia.

Aner no le dio tiempo a Eleane a pensarlo, le puso en sus manos dos dagas de metal, Eleane estaría lejos del vampiro controla metal y Aner lo mataría con las agujas, había sido buena idea traerlas, estas eran de piedra pulida porque a Aner le gustaban más así. Eleane hizo lo que Aner le dijo y corrió hacia el interior de la iglesia, en el camino tuvo que deshacerse de una vampira que intentó atacarla directo al cuello en un movimiento estúpido.

Dentro de la iglesia se escuchaban los disparos de William y Cesaer arriba, pero Eleane sabía que allí no estaría quien ella buscaba. Corrió detrás de la estatua del Cristo y al ver el túnel, se adentró en él, la ausencia de luz no era un problema, había pasado mucho tiempo entrenando sin ver gracias a Aner, ahora sabía orientarse por sus oídos, por las sensaciones en su cuerpo.

A medida que se acercaba al final del túnel, Eleane notó que podía percibir luz en sus párpados, abrió los ojos y vio que cerca del final había luz tenue y una puerta grande, abierta de par en par. Se adentró en la habitación, el vampiro la esperaba, la había sentido venir.

Detrás estaba Dom bañado en sangre, pero vivo, más cerca de ella estaba Mariana, siendo torturada por un vampiro que estaba tan concentrado en la labor que no notó su llegada. Eleane miró de nuevo al vampiro al otro lado de la habitación, tenía los ojos morados, Eleane sabía que eso indicaba que era el jefe, a quien ella buscaba, mirando un poco más abajo vio a Dom, quien señaló con su mano la herida abierta en su cuello y miró a la espalda del jefe.

Eleane tardó un segundo en darse cuenta de lo que él quería decirle, lo miró fijamente y Dom supo que le chica había entendido perfectamente su plan. Él se encargaría del vampiro que atacaba a Mariana, ella del jefe. Eleane tomó firmemente ambas dagas y corrió dirección al vampiro, este desapareció de delante de ella cuando esta se acercó. Bien, lo tengo, pensó ella.

Se volvió hacia su derecha y vio al vampiro mirándola divertido. De nuevo arremetió contra él, esta vez él jugó a esquivarla, viéndola tropezar torpemente. Mientras ellos mantenían ese juego estúpido, Dom se había arrastrado hasta su arma, posicionándose semierguido y apuntando con esfuerzos al vampiro que doblaba con disfrute el brazo derecho y fracturado de Mariana.

El disparo que derrumbó al vampiro llamó la atención del jefe. Encolerizado, lanzó a Eleane hacia un lado, esta rodó por el suelo e hizo un gesto de dolor, pero no se quejó. Vio una sombra moverse, debido a la velocidad el vampiro jefe perdía la forma de su cuerpo al desplazarse hacia Dom, lo alzó sobre su cabeza con sus manos, estrangulándolo, pero casi al instante lo dejó ir cuando una de las dagas de Eleane le atinó en el centro de la espalda.

Giró para mirarla y torció su brazo de forma antinatural, alcanzó la daga y la sacó de su espalda, dejándola caer al suelo. Arremetió contra Eleane con todas sus fuerzas, la postró contra la pared, alzándola por el cuello, pretendía matarla y Eleane lo sabía.

Aprovechó un descuido del vampiro, en el que aflojó un poco su encierro debido a un disparo de Dom, para usar la daga restante y hacerse un corte en el brazo. Ante el olor a sangre tan cerca de él, el vampiro volvió la cabeza bruscamente, con la boca ligeramente abierta y los colmillos afuera.

Eleane rápidamente colocó su brazo herido en la boca del vampiro, quien perdió totalmente el control cuando la sangre tocó su lengua. Apretó el brazo de Eleane, hundiendo los colmillos dentro, aprisionándola más contra la pared. Perdido en el frenesí de la sangre, no vio cuando Eleane tomaba firmemente la daga, solo la sintió cuando esta se hundió en él.

Trastrabilló unos pasos hacia atrás, sintiendo la magia del demonio como escapaba de dentro suyo, dejando de protegerlo. Cayó al suelo, donde Eleane le arrancó la daga de dentro y volvió a meterla con más fuerza, repetidamente, hasta que el vampiro estuvo muerto.

Se dejó caer en el suelo sentada, recuperando la respiración, observó que Dom estaba el lado de Mariana, la sostenía en sus brazos y la besaba dulcemente. Esto no extrañó a Eleane, sabía que entre ellos había algo, era obvio.

Rasgando la parte delantera de su blusa, consiguió una banda para ponerse en el corte brazo, al menos hasta que llegaran al auto, debían de tener un botiquín de primeros auxilios o vendajes por algún lado, supuso Eleane, dándose cuenta de lo urgente de su situación. Debido a lo rápido de todo, no se había percatado que no solo había cortado muy profundo, sino que estaba perdiendo mucha sangre a un ritmo alarmante.

— Tenemos que irnos — dijo poniéndose de pie — ella está muy mal y yo me desangro por estúpida.

Dom únicamente asintió, puso de pie a Mariana y la ayudó a salir del lugar, le hubiese gustado cargarla, pero estaba muy débil para hacerlo. Caminaron hasta salir del túnel, afuera de este estaban todos los demás, algunos más magullados que otros, pero todos mucho mejores que ellos.

Cesaer rápidamente le quitó a Mariana de las manos a Dom para cargarla y llevarla al auto a toda prisa. William hizo a Dom apoyarse en él para salir de allí, Astrid fue con ellos pues ella conduciría. Aner se quedó atrás con Eleane, mirándola fijamente con unos ojos llenos de orgullo y preocupación cuando reparó en la herida de esta.

— ¿Qué te pasó en el brazo? — preguntó suavemente.

— Luego te cuento más calmada, ahora mismo lo mejor será irnos — comentó Eleane sin fuerzas.

— Eleane, no sé si se nota, pero estoy orgullosa de ti. Esta noche te comportaste como si llevaras haciendo esto toda tu vida. No te amedrantaste ante nada, valoro eso — confesó Aner, sabiendo que no le había dado el crédito que merecía anteriormente.

— Gracias…aunque matamos al jefe, se suponía que…lo…capturáramos — su voz sonó pastosa hasta en sus oídos. Sabía que estaba llegando a su límite, había perdido mucha sangre y no reparó en ello hasta que fue muy tarde, el vampiro no la mató, pero su estupidez iba a hacerlo.

Aner se dio cuenta del estado de Eleane, miró de nuevo la herida en su brazo y vio como todo el vendaje improvisado estaba bañado en sangre, no sabía cuánto llevaba Eleane así, pero por la condición de su cuerpo, o la llevaba rápido al Centro o la perdería.

De repente una oleada de dolor la vistió entera. Tenía miedo de perderla, esa fierecilla descontrolada, petulante, indisciplinada y sin ningún respeto por nadie, era parte de su vida.

Se llevaban mal la mayor parte del tiempo y Aner se molestaba mucho con ella cuando discutían de cualquier cosa, pero también disfrutaba verla dirigir esa furia hacia alguien más cuando la pisaban o tropezaban con ella, o cuando alguien hacía algún comentario inadecuado sobre otra persona. Veía su determinación en los entrenamientos, la fuerza con la que iba por la vida, pero también la veía disfrutar de novelas románticas, que escondía en el armario para que nadie supiera que eran suyas.

Había visto su debilidad en las noches, cuando en sueños su mayor terror volvía a su vida. Eso la desgarraba, verla llorar, gritar por algo contra lo que Aner no podía luchar, de lo que no podía defenderla. Ahora, esa chica estaba delante suyo blanca como la cal, cubierta de sangre, débil físicamente y Aner se dio cuenta de que había pensado muchas cosas, pero jamás creyó que ella podría desfallecer de esa manera. La vio tambalearse cuando quiso caminar y eso fue lo que la despertó de su ensimismamiento.

— Tenemos que llevarte al Centro a toda prisa — fue lo único que dijo. Tomó a Eleane y la hizo apoyarse en ella para llevarla hacia la moto, los demás ya se habían ido. Aner la ayudó a montar y arrancó, poniéndose el manos libres en el oído y marcando el número de Iban — Aférrate a mí — ordenó.

Eleane hizo lo que pudo para ignorar el dolor y la debilidad de su cuerpo, cerrando sus manos alrededor del cuerpo de Aner. Le había dicho que estaba orgullosa de ella y eso la hacía feliz de forma impensable para otros. Cuando Iban contestó el teléfono Aner habló rápidamente.

— Eleane está herida, perdió mucha sangre y está muy débil. Vamos en mi moto, necesito a alguien que me ayude cuando lleguemos, no sé si tienes su tipo de sangre por alguna parte o si te la sabes, pero si la respuesta es no y no tienes sangre universal para pasarle, dile a Astrid que done, es O negativo. Llegamos en seis minutos.

Luego colgó, acelerando aún más, eran solo un borrón en la vista de cualquiera, de tener un accidente ambas morirían, no se había molestado ni en ponerse el casco, de hecho, los había dejado en la iglesia. El frío viento le calaba los huesos, pero eso no importaba, solo interesaba llegar. Aceleró más.

Llegó en menor tiempo del pensado, pero afuera de la puerta principal estaban las enfermeras con dos médicos y una camilla esperando por ella, al lado de ellos estaba Iban. Frenó lo mejor que pudo y todos se pusieron en acción. Las enfermeras ayudaron a bajar a Eleane de la moto, quien apenas estaba consciente y balbuceaba por lo bajo. La herida en sí no era grave, pero la cantidad de sangre perdida era un problema. La montaron en la camilla y se la llevaron a la enfermería. Aner quiso seguirlos, pero Iban la detuvo.

— Va a estar bien, de cualquier forma no puedes ir con ellos — habló conciliadoramente — Astrid donó sangre, no sabemos cuál es la Eleane y no teníamos reservas de O negativo.

— ¿Cómo están los demás? — las palabras de Iban la habían relajado.

— Todos están bien, a Dom le curaron la mordida del cuello y Mariana tiene un cabestrillo muy grande, ambos están durmiendo en las camillas de observación de la enfermería. Cesaer y William fueron a darse un baño, estaban cubiertos de algo viscoso y azul blanquecino que yo no quise saber qué era — fue enumerando Iban, conociendo la importancia que tenía para Aner saber la condición de su equipo — Astrid está en la cafetería, dijo que necesitaba un café caliente, y Merithia llegó con Krisbian hace unos minutos.

— ¿Ellos por qué están aquí? — inquirió Aner.

— Astrid los llamó, necesitaba alguien que la llevara a casa y que te convenciera de ir con ella — explicó el mayor — Eleane no saldrá de la enfermería hoy y no quiere que duermas en la habitación de la residencia, allí no puede dormir contigo, esencialmente porque no quiere.

— No me iré a ninguna parte — exclamó Aner indignada por la estupidez de su hermana de creer que sí lo haría.

Eleane era su responsabilidad, ella era quien tenía que haber entrado a por el jefe. Su fierecilla era buena, pero muy impulsiva, por supuesto que algo debía de salir mal. Entonces se dio cuenta de que había utilizado un posesivo para referirse a ella. ¿Era suya? No, no lo era.

— Bueno, pues díselo a ella — comentó Iban.

— Como sea — respondió Aner, frustrada — Por cierto, el vampiro está muerto, dale la noticia a tus jefes.

Sin mediar otra palabra, Aner se dirigió a la residencia, olvidando cualquier otra cosa, la moto, su hermana, sus padres adoptivos, su equipo, todos podían irse a la mierda si querían. Entró en la habitación y rebuscó en el armario de Eleane, encontró el libro que estaba leyendo en ese momento: La abadía de Northanger, Jane Austen. La última página leída tenía un marcador negro, decorado con un dragón dorado, era muy viejo y estaba muy gastado.

Rápidamente dejó el libro en la mesita de noche, se desvistió y metió en la ducha, salió 5 minutos después, vistiéndose con un vestido blanco que le llegaba por encima de las rodillas, que era cómodo para andar en casa, pero también era de su hermana. El de Aner era verde militar, Merithia debió de haberlo tomado por error, en ese momento eso no importaba, lo que tenía era que estar abajo lo más pronto posible.

Se calzó con unas pantuflas de suela dura azul oscuras, tomó el libro y salió de la habitación raudamente. Quería ir a ver inmediatamente a Eleane, pero sabía que tenía algo que resolver primero, camino a la cafetería se tropezó con William.

— ¿Cómo estás? — le preguntó a William.

— Bien. ¿Cómo está Eleane? — preguntó William, sorpresivamente.

— ¿Ahora le llamas por su nombre? — Aner estaba demasiado nerviosa para ser educada con nadie.

— No sé si lo sabes, pero Cesaer y yo estamos vivos por ella — ante la expresión de incredulidad de Aner, William se explicó — En el piso superior de la iglesia estaba el demonio, era un gusano gigante que no podía morir por las balas, ni cortado. Cesaer y yo hicimos lo que pudimos, pero todo fue en vano, se nos habían acabado las municiones y aquella cosa nos estaba por comer, y entonces se empezó a retorcer y explotó. Dom nos contó lo que pasó en los subterráneos, si Eleane no hubiese llegado a matar al jefe, el demonio nos hubiese engullido, el vampiro era su conexión con este mundo. Por eso Astrid se ofreció voluntaria para donar sangre cuando tú llamaste y por eso yo la llamaré por su nombre de ahora en adelante. Porque es una de nosotros.

Aner estaba muy orgullosa de lo que escuchaba, ella lo había logrado todo casi sola. Era increíble, feroz y letal, pero también estaba muy molesta con Eleane por estar en tal estado y con ella por no haberla protegido mejor. Ella era la responsable. También estaba orgullosa de Astrid, había dado la orden de que donara sangre, pero antes de eso su hermana se había ofrecido voluntaria.

— ¿Sabes tú por qué tiene esa herida? — Aner no entendía una cosa, cómo se había hecho una herida como aquella en ese lugar tan incómodo.

— Dom nos contó que el vampiro obtuvo sus poderes de beber la sangre del demonio, por tanto no podía alimentarse de sangre humana. Eleane se hizo el corte rápidamente, tal vez por eso no se dio cuenta de que era muy profundo, aparte de eso el vampiro la mordió y succionó mucha sangre, como la herida era muy grande, cuando el vampiro estuvo muerto siguió sangrando. O al menos eso supongo yo — agregó William. Eso explicaba mucho, Aner ya sabía lo que quería, ahora tenía asuntos que resolver.

— Gracias, William — pero cuando esta fue a irse, William la retuvo por una mano y ella volvió la cabeza para mirarlo.

— No seas muy dura con Astrid, ella solo…no está acostumbrada a compartirte — comentó suavemente.
Aner solo asintió con la cabeza, no quería saber cómo había adivinado William que iba a ver a Astrid.

Corrió hasta la cafetería, tenía que recuperar el tiempo perdido, cuando entró, vio a Astrid al lado de Krisbian y Merithia en frente de ella con el rostro muy serio, pensativa. Todos se volvieron a mirarla y las expresiones de espanto y consternación la tomaron por sorpresa, entonces recordó con que andaba vestida y por un momento fugaz se preguntó por qué William no había puesto esa misma expresión.

— Aner — fue todo lo que dijo Astrid.

— Tengo que hablar contigo — dijo Aner mirando a Merithia, ignorando el comentario y la mirada asesina de Astrid, junto con la expresión impresionada de Krisbian.

— Lo supuse — admitió Merithia, poniéndose de pie. Vestida de negro, sus ojos parecían tan oscuros como la noche, Aner no sabría cómo describirlos, pero si tuviera que hacerlo, diría que eran de un color negro brillante — Vamos al jardín, allí estaremos solas — Aner la siguió al jardín ante la atenta mirada de reproche de su hermana — ¿Y bien? — dijo mientras se sentaba en la fuente que estaba en el centro de todo aquello, de la que surgían tres trillos, uno iba directo a la cafetería, el otro, completamente opuesto, a la enfermería.

— Iban me contó que Astrid les pidió venir y no hace falta decirte, al menos no a ti, que no voy a ir — aseguró Aner.

— Lo sé. Cuando Astrid llamó no sabíamos para qué era, llegamos y nos contaron lo sucedido, poco después escuchamos que acababas de llegar. Sabíamos que Iban te diría que estábamos aquí  y contábamos con que vinieras a buscarnos tú sola — explicó la morena — Si en diez minutos más no aparecías, Astrid tenía toda intención de ir a buscarte ella.

— No me extraña — comentó Aner en un tono de reproche.

— Cuando me contó lo que quería que hiciera, dije que no. Sabía que no te irías. Krisbian decidió que hablar contigo no haría daño, sabe tan bien como yo que no te irás, pero quería apoyar a Astrid y yo no lo culpo, haríalo mismo si fueras tú. Astrid está decidida a llevarte, dice que no es necesario que por responsabilidad o cargo de conciencia te quedes aquí — Merithia levantó la vista y miró fijamente a Aner, sonrió al tiempo que ladeaba la cabeza — pero no es por eso por lo que te quedas — no era una pregunta, Merithia lo sabía, lo que ni la misma Aner se había atrevido a admitir.

— Me preocupo por ella. Es diferente de lo que conozco, tan fiera, salvaje, indomable, y tan débil y dulce al mismo tiempo — confesó, bajando la vista al libro entre sus manos — Quiero protegerla, pero sé que no tengo que hacerlo, que puede sola contra lo que sea, pero no tiene que ser así. Me siento diferente, quiero que sea parte de mí, pero no de la misma forma que Astrid, tú o Krisbian, los chicos e incluso Iban. No voy a decir que estoy confundida o que no lo entiendo, porque aunque hasta hace unos minutos no haya querido reconocerlo, no significa que no sepa qué es, pero me da miedo — sus ojos escocían de las lágrimas contenidas.

— Aner, que yo recuerde, me contaste que le habías prometido a Astrid no cerrarte si encontrabas a personas que amar — inició cuidadosamente Merithia.

— Pero no me cerré — protestó la rubia.

— Pero lo haces ahora — rebatió la mayor — Eso es también amor, Aner. Diferente, uno que no habías sentido antes.

— Pero no es como si la deseara también — repuso ella, confundida.

— La lujuria es relativa, tú misma dijiste que no habías querido reconocer  tus sentimientos hasta hace unos minutos, te has estado reprimiendo todo este tiempo. Cada pensamiento fuera de lugar, cada sensación extraña, la cerraste. No caíste por ella por deseo, como otras veces, fue lento, no como en los libros o películas baratas donde con verse un instante se aman desmedidamente. Es real, Aner. Quiero decir, ¿viste cómo estás vestida solo por ahorrar tiempo para estar con ella rápidamente? — Aner permanecía callada, aunque el esbozo de una sonrisa apreció en sus labios ante ese comentario — Mira, voy a llevarme a esos dos por hoy, no dejaré que te molesten más, aunque mañana deberías ir por la casa y hablar con ella. Iban les ha dado unos días libres debido a los sucesos de esta noche — aseguró Merithia.

Dicho esto, se puso de pie y parándose frente a Aner, le dio un beso en al frente para luego irse por el camino a espaldas de ella. Aner no se volteó a verla, pero sonreía más ampliamente.

Pensó en lo que Merithia le acababa de decir y sabía que era verdad, a Aner le había tomado mucho tiempo verlo, siendo inconsciente de sí misma y sus sentimientos, dejando que el miedo a la intimidad de una relación seria tomase el control por ella, Merithia solo necesitó ver la forma en la que se vistió esa noche y lo que antes era una posibilidad, se convirtió en un hecho.

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Y como el elefante, lento pero aplastante, esta obra va avanzando.

Quería comentar que me acabo de instalar una app llamada Loviu, creada por una escritora de aquí de wattpad, según me explicaron, que es para aquellas historias de LGBTQ+, me parece una hermosa iniciativa y cuando me acepten pienso subir Culpables por allá.

Nos leemos en la próxima actualización mis amores pequepinkypitifibolas bellos. 💕❤.

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