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• Tensión •

Elisabeth Jones

Nos encontramos a pocas cuadras de la escuela, por lo que me voy acomodando la mochila para poder bajarme mientras respiro y relajo mi cuerpo tenso. Estoy consciente de que el ambiente en el auto se convirtió en una bola inmensa de nervios e incomodidad, una que tuve que ignorar por todo el camino aparentando jugar un estúpido videojuego en mi celular.

Trato de buscar algún tema para establecer alguna conversación, pero no encuentro ninguna y la tensión me mata los nervios. Necesito distraer a Austin para poder sacar el tema a colación, pero para eso lo necesito tranquilo y juguetón.

Solo espero que, al revelar aquel tema, él no se enloquezca ni nada parecido. Si Jackson Williams es tan peligroso como pienso que lo es, todo a su alrededor debe de estar igual de contaminado que él. Austin no puede ser una excepción, ¿verdad?

Tan solo necesito que él responda algunas preguntas mías. Sonarán tontas y desinteresadas, pero son muy importantes si él actúa como pienso que lo hará. Mi plan es hacer que Austin se enoje con Jackson y luego sacarle alguna que otra información para saber qué medida tomar con él. Si Jackson es igual de peligroso que Caín, no tendré otra opción que comentarle a Adam; aunque estoy segura de que esto me costará caro, ya que Daniel está con él.

—Tenemos una reunión luego de la escuela. —Intento sacar algún tema para charlar y reventar la burbuja de tensión.

—¿Primera cita luego del sexo? —pregunta algo juguetón.

Ruedo los ojos.

—¿Eres idiota?

—Sí —dice con simpleza, se encoge de hombro y luego sonríe divertido.

El ambiente poco a poco se aliviana, esto me permite aparentar ánimos para más charla.

Resoplo al oír el insulto.

—Me refiero al almuerzo que tenemos esta tarde con ambas empresas. Smark y Jones.

—Creo que escuché algo de eso anoche, esas cosas son muy aburridas...

El desinterés en su voz es claro, pero no lo creo del todo. Austin debe saber que esta reunión es importante, ya que ambas empresas están teniendo problemas internos. Alguien está filtrando información a los medios, peleas con los empleados están provocando atrasos en los productos y las finanzas van bastante mal. Y todo eso comenzó cuando los Williams firmaron con la empresa Jones; Adam no es idiota, debe de estar sospechando mucho de ellos y es por eso que los han invitado a almorzar.

Hace unas noches he escuchado a Adam y a Daniel hablar del señor Gregory, ellos no confían en él y eso lo entendía. Todos los Williams tienen algo oscuro a su alrededor. Como un aura malévola y misteriosa, la cual no intentan ocultar, o tal vez no pueden. No lo sé, lo único que sé de ellos es que no son de confianza y debo alejar a Isabella para que no salga perjudicada.

###

Las manijas del reloj cambian de lugar muy rápido, me doy cuenta de esto al oír el timbre de salida. Poso mis ojos en el reloj negro que se encuentra arriba de la pizarra blanca, y, efectivamente, ya eran las 12:29 a. m.

Guardo el único cuaderno que usé en toda la clase, que está casi en blanco. No sé con qué, pero me he mantenido algo distraída últimamente. Bueno, sí sé, pero es demasiado para que yo pueda aceptarlo. Nunca creí que tener sexo con dos chicos me hiciera poner los nervios de punta en tan poco tiempo.

Salgo por fin del aula al ver que los demás alumnos se atropellan para intentar salir de la jaula llamada escuela. Camino con tranquilidad, la idea de ir a un almuerzo que seguramente estará cargada con una tensión e incomodidad superior a la que experimenté en el auto no es un buen motor para apresurar mis pasos.

—Hola, pechos grandes... —Escucho su voz, luego siento su brazo tomar mi cintura para abrazarme por la parte trasera y chocar mi espalda con su pecho.

Varias personas pasan sus ojos por nosotros, pero al instante los apartan; estoy segura de que es debido a las miradas que Austin les debe tirar.

Me suelto de su agarre haciendo una mueca obvia de asco.

—Ugh, pensé que ya se te había olvidado ese estúpido apodo...

—Imposible. Es que te queda perfecto. —Sonríe inocente.

Suspiro cansada.

—¿Si te digo la copa me dejaras en paz? —digo incrédula, esperando que así me deje.

—Por supuesto —responde asombrado y entusiasmado, no se esperaba esa propuesta.

—Uso talle D.

—¡Lo sabía! —grita, comienzo a caminar más rápido y lo dejo atrás. Me permito sonreír un poco, sabiendo lo alejado que está; aunque mis comisuras se bajan al sentir sus pasos detrás de mí.

Llego a la puerta de salida, todavía siento su intensa presencia detrás de mí, caminamos un poco más hasta llegar al estacionamiento, varias personas aún siguen aquí, intentando salir e irse lo más rápido posible.

Antes de poder adentrarme más, la absurda pregunta de Austin sale en voz alta:

—¿Te has acostado con Bred?

—Pensé que no me molestarías si te decía mi copa. Eres un mentiroso, Bad boy.

—No respondiste, Beth.

—Mmm... —Freno mis pasos para mirarlo.

Él esperaba una respuesta y me mira impaciente. Su sonrisa desapareció junto con toda la gracia que había recargado, en verdad que este chico cambia de estado emocional muy rápido.

Giro el cuento un poco para poder ver la ansiedad que tiene por saber la verdad. Dudo entre mentir o decir la verdad, me hubiese gustado que el nombre que dijo haya sido "Jackson" y no "Bred", pero se ve que él aún no lo sabe o no lo sospecha.

Me encojo de hombros, indiferente pero con una leve gracia que no puedo disimular, la cual pone a Austin de un humor extraño; ya que me mira sin diversión y con una clara advertencia de no dejarlo así en aquel momento.

Lo ignoro y vuelvo a caminar hacia mi auto, pero, al ver la tremenda escena que tengo frente a mí, me otorga un cambio de humor tan rápido como el de Austin. Una extraña sensación se remueve en mis tripas, ¿es incomodidad?, tal vez sí.

—Menos mal que dije que no... —El murmullo enojado que suelta Austin es casi inentendible para mí—. ¡Dejen de intercambiar saliva, estamos en la escuela! —grita enfadado mientras camina en la misma dirección en la que puse mis ojos.

Isabella lanza malas miradas en busca de quien gritó e interrumpió sus besos con Jackson; pero ella se aleja un poco de él cuando capta mi aura rabiosa desde lejos. Me mira algo intranquila, con una leve sonrisa de disculpas. Pero está claro que esa sonrisa no calmará mi furia para nada.

«No puedo creer que se digne a confirmar mi sospecha con esta absurda escena».

En verdad Jackson está saliendo con mi hermana, después de todo lo que pasó el día del cementerio. Luego de que le haya aclarado que no está cerca de ella, él decidió hacer oídos sordos.

«Me pregunto cómo reaccionará cuando le diga que me he acostado con él. Solo espero que se aleje y que mi estúpida e infantil acción promiscua no haya sido en vano».

Tan solo ver cómo junta sus manos y las entrelaza me deja saber lo impaciente que está. Muerde su labio y luego larga el aire que estaba conteniendo. Se prepara para decir algo que seguramente me enojará.

—Hermana...

—¿Qué has hecho?

—B-bueno... —Acomoda un poco su cabello hacia atrás, es obvio que está muy nerviosa—. Le dije al chofer que nos íbamos con los Williams, tenemos que ir al restaurante como dijo papá, así que pensé que sería bueno que vayamos todos juntos...

El espanto me cubre de pies a cabeza. Esta chica me quiere volver más loca de lo que ya me encuentro, ¿no es así?

—¿Por qué haces eso sin preguntarme antes? —Me acerco a ella enojada.

Jackson la toma del hombro y la acerca más a él.

—Oye, no le grites. Es solo una estúpida reunión, no te alteres por...

—Tú cierra tu maldita boca, Williams. ¡No te metas en conversaciones ajenas, idiota!

—¡Beth!

—¡Elisabeth!

Austin e Isabella intentan calmar la situación. El rubio se encuentra detrás de mí, con su mano en mi cintura intentando hacerme retroceder, no me di cuenta de esto hasta sentir un leve jalón hacia atrás. No me enfoco en esto, ya que mis ojos se encuentran pegados a una persona en específico y esa persona es Jackson Williams.

Él me mira con algo de enojo por haberle gritado. Supongo que el hecho de no tener el control de la situación es algo que no tolera. Pero yo tampoco lo hago, en eso somos algo parecidos.

Sus ojos bajan un poco al lugar en donde tiene el brazo Austin, se queda mirando por unos segundos y luego los sube a mí. Es algo absurdo, pero me mira de una forma muy extraña. ¿Acaso está enojado por eso? Aparta sus ojos ofendidos, ahora mira a Isabella, que intentaba captar sus ojos anteriormente.

—Es mejor que nos vayamos, llegaremos tarde a la reunión. Jackson... —Sus ojos del tardan en captar los de Austin—. Nos vemos allí.

No sé qué tipo de tono fue ese, tal vez de advertencia mezclado con enojo. El cual no le agradó a Jackson, ya que arruga un poco su nariz y luego asiente con la cabeza. Soy arrastrada por Austin hasta su auto, su brazo no deja de rodear mi cintura y para este punto no me molesto en alejarme de él.

Me abre la puerta de su auto, subo de mala manera y me recuesto un poco el asiento.

—¿Odias a mi pequeño hermano, Beth? —pronuncia relajado al momento de encender el auto.

Asiento lentamente con mi cabeza, sin mirarlo a los ojos. No tengo fuerzas para una conversación ahora.

—Ustedes dos no se conocieron mucho, ¿verdad?

«¿Es otra advertencia en su voz?».

—Lo conozco lo suficiente. —No digo nada más en todo el camino, ninguno de los dos lo hace, lo que deja nuevamente el ambiente intenso.

###

Llegamos más tarde de lo previsto, parece que Austin estuvo distraído todo el camino y se olvidó de apretar un poco el acelerador; así que veníamos bastante lento.

—Buenas, lamento la demora... —pronuncia Austin como si nada.

—Niña, siéntate aquí—. Daniel es el primero en hablar, palmea un poco el asiento junto a él y me mira divertido.

Yo dudo un poco, pero por la mirada que me lanza Adam no me queda más que resignarme y caminar hacia él.

La mesa es redonda, con ocho sillas a su alrededor y solo hay dos vacías, ya que Isabella y Jackson ya habían llegado. Ahora se encuentran sentados juntos, al lado de Clara.

—Lo siento, pero me quiero sentar al lado de la ventana. Espero que no le importe, señor Li.

Austin se me adelanta y me toma de la cintura, logra moverme un poco, ya que me encuentro algo petrificada debido a las miradas de Adam y Daniel.

—Muévete, Beth... —Susurra al intentar pasar junto a mi lado y se sienta en el lugar que me habían indicado.

Bajo las enojadas y atentas miradas de los dos hombres de mis pesadillas, robóticamente me siento al lado de Gregory. Este lugar se encuentra a la otra punta de la mesa, alejados de aquellos horrendos seres. Respiro con un poco de tranquilidad, pero esta se esfuma al saber lo que me podría pasar al llegar a casa.

—Bueno, suficientes charlas de empresas... —murmura Gregory y toma un sorbo de vino. Supongo que ellos no se molestaron en esperarnos para almorzar, ya que hay platos vacíos en la mesa.

—Eso sí me agrada—. Clara se apodera de la atención—. Niñas, he oído que su cumpleaños está muy cerca...

Clara sonríe, pasa sus ojos por ambas y queda más tiempo del necesario en Isabella. Esta mujer, como todos los Williams, tiene algo extraño.

—¡Es cierto! Tan solo faltan veinticinco días. —La voz y los ojos de Isabella emanan unas emociones vibrantes y contagian a todos con una leve sonrisa.

—Dieciocho años, el número de la madurez.

Una mueca sale de mí involuntariamente.

«La madurez se puede alcanzar mucho antes, señora Clara», quiero escupir con rencor.

—Por cierto, ¿cuándo cumples los diecinueve años, Jackson? Creo que me has dicho que faltaba poco...

—Ya los cumplí.

—Ya los cumplió.

Hablamos al mismo tiempo, todos nos quedan mirando, callados y con unas miradas extrañas. ¿Acaso todos aquí están tan conmocionados?

La sonrisa de Isabella se desvanece. Jackson se aclara la garganta con incomodidad, y yo acomodo mi cabello, esto se está volviendo más complicado de lo que pensé.

—Sí, fue el día veintisiete —informa con indiferencia pero con algo de incomodidad.

—Fue hace muy poco, Jackson. Nos hubiese dicho y hubiéramos hecho una buena fiesta para ti... —Isabella intenta sonar relajada, pero puedo ver cómo intercambia miradas entre Jackson y yo; y, cuando me observa, arruga un poco su nariz.

«Vamos, hermana. ¿Te enojaras conmigo pero no con él?».

—Hablando de eso—. Clara se dirige a Isabella—. ¿Tienes una temática para la fiesta?

Ambas alivian el ambiente, pero con esto también se olvidan de mí.

—¡Bal masqué! —comenta su idea con una enorme sonrisa—. Será una temática de baile antiguo, en donde todos tendrán que llevar una máscara como código de vestimenta. Quiero que sea como una gala del siglo dieciocho, con vestidos largos y enormes, con plumas y música clásica, ¡como una obra de arte! Tal vez algo como las pinturas de...

—¿Paul Rubens? —interrumpe Austin, intentando entrar en su conversación.

—Paul Rubens pintaba personas desnudas, ¿no? —supone Jackson algo confundido.

—Es el único artista que conozco. Además, no me molestaría ir con ese tipo de código de vestimenta... —Ríe solo mientras me mira y guiña un ojo.

—No quiero ver desnudos en mi fiesta —aclaro de inmediato.

—Bueno, yo tampoco... —Isabella ríe, pero aún no pasa sus ojos en mí—. Pensaba más en máscaras de carnaval antiguo, con un toque de Las máscaras de Venecia.

—No tengo ni idea de lo que dices, luego lo busco en Google y te digo qué tal... —Austin se encoge de hombro, totalmente rendido a la idea de pensar de más las palabras de Isabella.

Yo tengo una leve idea de lo que dice, pero aún así no me gusta lo que ofrece. De por sí festejar mi cumpleaños nunca ha sido mi actividad favorita. Tal vez porque Adam jamás me dio el permiso para que pueda poner alguna idea con respecto a la fiesta, siempre es Isabella quien decide, compra o diseña las cosas. En esta época del año me vuelvo un simple mono de feria, a la cual visten y preparan para algo que no quiere y no le gusta.

Todos empiezan una discusión sobre qué máscara usar, qué esmoquin cobrar y qué vestidos le sienta mejor a la cumplañera, olvidando por completo que son dos personas las que cumplen años.

Aprovecho este fragmento de tiempo para desaparecer y así irme al baño para poder respirar con tranquilidad. Nadie se da cuenta de mi huida, o eso es lo que creo. Entro al baño y lo primero que hago es mojar un poco mi cara, me siento algo acalorada, como si tuviera fiebre. Supongo que me estoy por enfermar, buena excusa para quedarme en casa y no ir a la escuela, claro, sería buena si esos dos bastardos no estuvieran detrás de mí.

Me miro al espejo, creo que estoy más pálida de lo normal, unas bolsas negras que pensé que las había escondido con maquillaje se ven con claridad por la luz blanca del baño. Peino un poco mi cabello suelto; al verme al espejo, logro ver lo oscuro que se ha vuelto, me suele pasar cuando el tiempo está más gris de lo normal.

Escucho unos tacones aproximarse al baño, simulo lavarme las manos al instante que abre la puerta de una forma muy brusca. El ruido de la puerta de madera golpeando contra la pared de mármol blanca hace eco en toda la habitación. Dudo mucho de que no lo hayan escuchado afuera.

—¿Eres del tipo de persona que le gusta hacer escándalo para ser el centro de atención?

—Se puede decir que sí.

Rio al oírla tan orgullosa.

—No tienes que ser tan descuidada.

—¿Lo soy? —pregunta confundida, poniendo una exagerada cara de tristeza—. ¿Qué me delató?

—Bueno, tal vez las miradas de odio que sacas al momento que ves que no hay nadie mirándote, o tal vez las muecas de asco que pones al escucharnos hablar...

—Está bien, ya entendí —me interrumpe enojada.

Sus facciones cambiaron abruptamente. No hay sonrisas, ahora hay un rostro diferente, uno serio con unos ojos apagados y oscuros. El cabello naranja lo tiene detrás de sus orejas, dejando ver por completo su enojo puro.

—¿Qué es lo que quieres, Clara?

—Algo simple. Que te alejes de mis hijos. —Ella se acerca a mí y me acorrala por completo—. Si tú y tu hermana siguen así, una de las dos terminará muy mal. ¿Podrás soportar ser culpable de esa desgracia?

Esas palabras, cada una de esas palabras me hacen recordar el último mensaje enviado por el número privado. Quedo en una nube blanca, mis facciones se vuelven confusas y ella malinterpreta esto y pone una sonrisa fría en su rostro..

—Lo siento, ¿te has asustado? —Se aleja un poco de mí y me deja asimilar sus palabras—. Puedes tomarlo como quieras, un consejo o una amenaza, pero alejate y haz que Isabella se aleje; no las quiero en mi camino.

Ella se termina alejando de mí; luego de darme una última mirada, me deja sola en el baño. Pienso, pero no logro moverme. El shock sigue en mí y no logro saber por qué. Supe desde el día que los conocí que Clara Williams era todo lo opuesto a lo que ella aparentaba decir o hacer. Ella tiene una máscara puesta, una que se encaja perfecto en su rostro y no se la saca por nada en el mundo. Hasta puedo jurar que ni la familia debe saber cómo es ella en verdad, lo cual me deja con más intriga al saber los cientos de secretos que guardan los Williams.

Tardo más de lo que es debido pero vuelvo a la mesa, ya todos están a punto de irse y yo no me opongo. Tampoco lo hago cuando veo que Jackson se va con Isabella, no digo nada al ver cómo Austin y Clara me penetran con sus intensas miradas, menos cuando subo al mismo auto que Daniel y Adam. Hasta ellos se ven asombrados por mi acción, pero no lo puedo evitar.

Todo se vuelve cada vez más caótico. Hay mentiras dentro de las mentiras que me dicen, ya no sé qué es verdad ni que es mentira. Esto es demasiado, ya no sé qué puedo hacer para proteger lo único que me importa.

Isabella me odia, debe pensar cosas horrendas de mí. No entiendo qué tipo de sentimientos físicos tengo con Jackson y Austin, Bred me vuelve loca con sus mentiras, y Daniel, junto con Adam, están conspirando para volver mi cabeza un caos inimaginable. Es simplemente abrumador. Estoy cansada en cierto punto. 

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