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• Las gemelas •

El primer día siempre es el más difícil.

Es lo que me dijo el padre del orfanato por primera vez en ese lugar. Siempre con una oscura razón en su mano y mente. Mi primer día en este instituto me ha llevado a la desesperación, el estrés y el cansancio se apoderan de mi mente con cada clase que debo tomar.

Aunque, sobre todas las cosas que reinan en mi cabeza, la distracción era la que más me molestaba. Puedo identificar a la culpable de esa sensación, la de no poder apartar mi vista de esa persona; ya sea por la curiosidad o por la incomodidad que me genera con cada cosa que hace.

Elisabeth Jones

Esa chica tiene algo raro, está con la mirada perdida todo el día, sin una emoción clara en su rostro. Pude notar cómo sus facciones cambiaban ligeramente, su ceño se frunce constantemente, muerde sus pequeños labios y se remueve en su asiento con incomodidad y cierta inquietud.

«¿En qué estará pensando esa extraña chica?». Me preguntaba por momentos.

Todavía intentando entender los verdaderos motivos que tiene mi hermano con ella. No era la primera vez que una chica se hacía la difícil por algunos días para luego terminar cediendo ante el idiota de Austin. Pero puedo ver el odio sin razón que guardaba Elisabeth a mi hermano.

«Estoy seguro de que yo podría acercarme más a Jones que mi hermano…».

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Entro a la habitación de Austin, su oscuridad es evaporada por la luz amarillenta del pasillo y queda a la vista el cuerpo de mi hermano en el suelo, inmóvil; supongo que dormido.

—¿Estás muerto?

—No tengo esa suerte… —comenta con sus ojos cerrados y voz ronca.

—Iremos esta noche a casa de Ruby, ¿verdad? —Enciendo la luz y hago que Austin suelte un gruñido de fastidio.

«¿En qué estará pensando?».

—Sí. Hay que encargarse de algunos negocios… —Se levanta por fin del suelo y estira su cuerpo con pereza.

—Okey, luego de cenar —digo mientras me dirijo nuevamente a la puerta.

—¿Qué tal la chica Jones? —Su pregunta me obliga a detener mis pasos antes de llegar al picaporte. Su voz no tiene la diversión de siempre, lo que me hace fruncir el ceño.

—¿Por qué preguntas tan de repente? —cuestiono mientras giro un poco mi cuello para verlo.

—No lo sé, creo que te he visto observándola bastante —Se sienta en la cama y me mira con una pequeña sonrisa muy falsa que aparenta ser de diversión.

—¿Quieres saber si me gustaría tener sexo con ella o lo otro? —Me dejo de rodeos y lo enfrento.

—Ambas.

Se encoge de hombros, una pequeña molestia en mi pecho aparece. No comprendo nada y su forma indiferente me empieza a enojar.

—No lo sé, tal vez ambas… —Su sonrisa falsa se vuelve más dura y ancha, sus hombros también sufren una pequeña tensión y me hace levantar más mi mentón.

«¿Qué tanto te interesa la chica Jones, hermano mayor?».

—Vamos, ahora quiero terminar con esto lo antes posible. Le mandaré un mensaje a Bred para que nos espere... —Austin se levanta de la cama y pasa por mi lado; sin decir más, sale de la habitación y me deja solo con mi victoria agria. Sé muy bien lo territorial que puede ser Austin si encuentra un juguete, no era común en mí meterme con sus víctimas, pero esto podría ser divertido, no quería dejar pasar una oportunidad así.

«¿Es tan malo interponerme en su camino?».

Ese repentino comentario de mi subconsciente me hace dudar un poco sobre mi próxima jugada, no quiero estorbarlo a mi hermano mayor, pero la chica Jones me atraía en cierto punto y, si también le atraía a mi hermano de una forma poco usual para él, eso significaba tener problemas. Demasiados problemas. Bajo las escaleras, me sorprende ver a Gregory, Clara y Austin hablar seriamente de algo; todos se callan al verme llegar, pero sus expresiones no cambian.

—¿Ocurre algo? —pregunto, me posiciono frente a ellos con mis brazos cruzados.

—Bueno, Adam ya ha comenzado con los preparativos de la fiesta y será este viernes…

—Ve al grano—Austin lo interrumpe con impaciencia.

—Cuida tu boca, mocoso. —Gregory le da una mirada de advertencia—. Adam advirtió que ustedes dos no se involucren de ninguna manera con sus hijas. Esa fue una condición a la hora de hacer nuestro contrato de asociación. Gregory nos da una mirada muy poco común a los dos y nos dejaron en claro que aquello estaba completamente prohibido.

—En pocas palabras, no podemos tener sexo con ellas. —Austin muestra un leve puchero de tristeza al decir eso.

—Oye, pero si yo no suelo hacer eso… —Me defiendo ofendido.

El que se acostaba con todas las hijas de los nuevos socios de Gregory era Austin y ellos lo sabían muy bien. Para mí el sexo jamás fue una necesidad absoluta, me conformaba con las otras cosas que yo le hacía a mis víctimas, eso me liberaba más.

—No lo decíamos por ti, Jackson… es tu hermano, él es… —Gregory deja la frase en el aire y hace un movimiento con la mano.

—Un prostituto. —Lo miro muy serio.

—¡Jackson!, no le digas esas cosas a tu hermano. A él solo le gusta… —intenta buscar algo bueno para defenderlo—. ¿Disfrutar de su sexualidad?—más que una afirmación era una pregunta.

—Me gusta como suena eso —dice Austin con una sonrisa.

—Solo no hagan nada con ellas, ¿entendido? —remarca cada palabra mirando a Austin y a mí.

—Está bien.

—Nosotros iremos a visitar a Ruby, volveremos enseguida, ¿está bien, madre? —pregunta Austin a la vez que yo me levanto para marcharnos.

—Está bien, la comida estará en unas horas, no vuelvan tan tarde. Queremos saber cómo les fue en la escuela─La emoción de Clara me hace rodar los ojos y salir primero.

Nos detenemos en el gran portón negro de la casa de Ruby. Puedo notar el auto rojo de Bred, supongo que ya se ha instalado en la casa de la pelirroja.

—Mucho gusto, muchachos —saluda uno de los guardaespaldas. Austin asiente la cabeza y nos dejan pasar.

—Algo me dice que esto terminará muy mal. —Austin comenta con tranquilidad, pero noto la tensión de su cuerpo.

—¿Quieres que termine con esto? —Me presto a la desagradable pero divertida misión.

—No. Él es un idiota, pero nos sirve. Sabes que es bueno haciendo desaparecer personas o esas cosas.

Entramos sin invitación a la casa de color blanca, su tamaño se parecía a una versión más discreta de la Casa Blanca. A los Iresél siempre les gustaba presumir su fortuna.

—Buenas tardes, chicos. —Su voz hace eco en toda la sala.

Bred se encuentra parado en las escaleras; con su sonrisa torcida, el cabello marrón y unos ojos del mismo color. Se observaban cientos de tatuajes en su brazo derecho que lo hacían ver más estúpido que de costumbre.

Sobre todo, la estúpida mariposa que traía en su cuello, ¿quién mierda se tatuaría esta estupidez en ese lugar?

—Hola, Bred —saludo con voz neutral, fría pero clara.

—¿Todavía con rencor? —me pregunta con algo de gracia. Me acerco algunos pasos hacia él y veo con claridad lo que sus ojos ocultan—. Ha pasado tiempo de ese accidente.

—¿Accidente?—intento acercarme más a él, pero Austin me detiene—. Ese día casi me matas por tu estupidez.

—Suficiente—demanda en voz alta. El miedo de Bred aumenta, pero intenta ocultarlo—. Debes estar agradeicdo de que Jackson nonte haya matado, aunque si no lo hace él pronto, lo terminaré haciéndolo yo.

Su enorme cuerpo, con tatuajes y músculos, le daban un disfraz de ser alguien temible e imponente, pero era un cobarde; un cobarde que no afrontaba lo que le daba miedo o lo que le dolía.

—Bueno, Bred. Creo que tenemos un asunto contigo, ¿recuerdas? —Austin mezcla su tono de diversión con enojo.

Él se dirige a los sillones, se sienta cómodamente, pero alerta ante nuestras acciones, espera con ansiedad nuestras preguntas.

—Pero antes que nada, tengo algunas cosas que me gustaría saber. Ya que tú has vivido aquí hace varios años… —Bred frunce el ceño al escucharlo, parece interesado pero algo espantado—. Conoces a las gemelas Jones, ¿verdad?

El cuerpo de Bred queda inmóvil, no pestañea, no habla, nada cambia en su rostro, pero sí en sus ojos. Una oleada de emociones indescifrables para mí aparecen de inmediato, Bred aprieta con dureza su mandíbula y comienza a relatar los sucesos que tomo con pinzas para no caer en alguna trampa.

No parece muy contento de hablae sobre ellas, o más bien, sobre una en específico.
«Esto se pone cada vez más interesante…».


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