Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

• Demonios •

El tenue olor a cafeína se vuelve más y más fuerte a medida que mis pasos se acercan al lugar. Detrás de mí, puedo distinguir dos voces bastante conocidas que logran alterar mis nervios en segundos.

-¡Elisabeth!-Teodoro grita detrás de mí. Un viejo compañero de la primaria de Isabella. Chico alto, delgado, con una nariz un tanto larga y unos cabellos marrones como el roble.

Ignoro su repentino grito, sabiendo claramente que todos en el pasillo nos están mirando por el alboroto.

-No nos ignores, perra-la risa grotesca de Sofía me hace detener mis pasos y darme vuelta para verla. Sofía la Rue, un nombre demasiado extravagante para alguien tan simple.

Teo llega primero, me recibe con una de sus carismáticas sonrisas y un abrazo demasiado fuerte que me hace sonar algunos de mis tensos huesos.

-Si haces eso, romperás a la princesa... -Sofía da una sonrisa burlona, haciéndome rodar los ojos, no pienso ocultar mi fastidio tras un telón de buenas amigas.

Ella sabe que no la soporto y sé que ese sentimiento es mutuo.

Me separo de Teodoro, no soporto estar en contacto físico con personas que no sean de un círculo muy cercano a mí. Claramente, la única que pertenece a ese círculo es Isabella.

-Buenos días, chicos-saludo y de inmediato comienzo mi camino a la cafetería.

Ellos comienzan a hablar de sus vacaciones, lo aburridas que fueron, pero, a la vez, muy entretenidos. Yo solo asiento a todo lo que me preguntan y niego si me piden más detalles de algo.

-¿Fuiste a ver a tu madre en vacaciones? ¿Qué tal ha estado esta vez?-escucho cómo Sofía se emociona por el cotilleo que le dirá Teodoro.

-No me puedo quejar, creo que ya se está acostumbrando a la idea de tener un hijo homosexual y que no es una simple fase mía -Teo da una pequeña sonrisa al finalizar, pero podía ver lo mal que le hacía hablar de aquello.

Al llegar a la cafetería, noto con facilidad la presencia de Isabella. Ella se encuentra revolviendo su plato, pensativa, ausente y sola. Los chicos insisten en ir conmigo hasta su lugar; me niego, pero ellos me siguen sin hacerme caso.

-Oh, hola, ¡cuánto tiempo!-Isabella les sonríe a los chicos, mis cejas se unen al notar la falsedad y dolor de su sonrisa.

-Hola, Isabella-ambos se abrazan con una calidad que me desagrada.

-¿Por qué estás tan sola, Bella?-pregunta sin interés Sofía.

-He estado esperándolos, hace mucho que no estamos juntos-esta vez se esmera más en su sonrisa.

-Isabella, luego tenemos que hablar -proclamo al instante de escuchar cómo intenta fingir.

-Hola, chicas. Espero no les moleste que nos sentemos con ustedes-la presencia de Austin aparece de la nada y se sienta con nosotros sin pedir permiso.

-A mí sí me molesta-hablo sin rodeos, aunque dudo de que se haya escuchado, ya que Sofía habla sobre mis palabras.

-¡Por supuesto que no!-quedo en blanco al oír el grito de Sofía. Austin le sonríe y guiña un ojo.

-¿Y tu hermano, Austin?-pregunta confundida mi gemela.

-Pues, no lo sé. Se fue primero, pero me dijo que vendría a la cafetería-comienza a ver por encima de los alumnos que aún están parados-. Oh, lo encontré... ¡Jackson!-grita el idiota, llamando la atención de todos en la cafetería.

-A eso se le llama una genética perfecta-balbucea Sofía mientras observa a Jackson venir desde lejos.

-Hola-saluda secamente.

-¡Presentaciones!-se emociona Isabella-. Ella es Sofía la Rue, una vieja amiga de primaria y esta de aquí...-dice y señala a Teo, que está sonrojado al ver a Jackson-. Es Teodoro Crous, también es amigo de la primaria. Chicos, ellos son Austin y Jackson Williams, nuestros vecinos.

Todos se saludan entre sí, algunos fingiendo interés en conocerlos; otros poniendo una de sus mejores máscaras de perfección para que vean lo geniales que son.

Siento la atenta mirada de Austin en mi coronilla. Pienso que si lo ignoro lo suficiente me dejará en paz, como si fuera un animal feo y no muy educado que necesita atención las veinticuatro horas; pero me equivoqué.

-¿Qué quieres?-me volteo hacia él.

-¿Quieres que te lo diga ahora?-susurra cerca de mi oído, inmediatamente lo aparto bruscamente y le doy una mirada de advertencia.

-Eres un depredador sexual en potencia, idiota-gruño hastiada, pero solo consigo su risa.

-Bueno, bueno... -Sofía es quien corta nuestras miradas-. ¿De dónde han venido, muchachos?

-Son de Misisipi, Columbus-comento apresurada, queriendo acabar con esta estúpida conversación.

-Oh, genial. No lo sabía...-Isabella muestra interés.

-¿Desde cuándo los conoce tan bien?-la pregunta de Sofía carga con una entonación burlona, carente de buenas intenciones.

«¿Por qué Isabella sigue insistiendo en ser amiga de ella?».

-Ellos son los monos a los que les di clases en vacaciones-no paso por alto las miradas de indignación de Jackson y Austin, pese a esto, prosigo-. En una de esas clases me lo comentaron, ¿por qué? ¿Hay algún problema?

Nuevamente, la tensión e incomodidad aparecen en nuestras mesas. Sofía y yo nos observamos con desafío por algunos segundos, pero es ella quien aparta la vista primero; sonrío victoriosa.

-Ah, ya. ¿Estás segura de que solo les has enseñado "clases de escuela"? Aún no desaparecen los rumores tuyos con los profesores.

Esta chica sabe cómo terminar con mi paciencia.

-No todos tenemos la intensión de querer tener sexo con alguien que apenas conocemos, Sofía. No soy una desesperada como tú y me importa una mierda los rumores que andas creando por un poco de atención-contesto calmada, con una sonrisa pintada en mis labios.

-¿Qué mierda dices, estúpida?-su mano golpea con fuerza la mesa de metal, haciendo eco en todos lados.

Aun sentada, me acomodo mi cabello largo y la miro con una sonrisa de superioridad.

-¿No me digas que te ofendiste por la verdad, Sofi? Al parecer hay un tercer mono en la mesa.

Suelto una risa y Teodoro se apresura a calmar a Sofía al ver cómo intenta tirarse arriba mío, mientras que Jackson y Austin observan todo con diversión.

-Y yo que pensé que este año sería aburrido...-comenta Austin, haciendo que su hermano suelte una risa.

-Isabella, hablaremos en casa-aviso al mismo tiempo que me levanto de la mesa para marcharme, sintiendo la asesina mirada de la zorra mayor.

-¿Eso fue todo?-la voz de Austin me toma por sorpresa-. Yo quería ver golpes, lodo y chicas sudando.

-Nunca me rebajo por alguien que es inferior a mí-comento caminado más rápido para poder deshacerme de él.

Pero antes de reaccionar apropiadamente, Austin me toma por el antebrazo y me arrastra a las puertas del teatro.

Me llevo un susto, de inmediato intento sacarme de su agarre, pero su fuerza me supera y no me suelta por nada.

Noto la clara sorpresa de Austin al ver el lugar, luego bufa con incredulidad a la vez que me suelta.

-¿Por casualidad esta escuela no tiene un museo?

Que él, con una posición económica tan grande, se sorprenda por ver una escuela como esta me hace dudar cada vez más sobre los Williams. La gran y prestigiosa familia, dueña de varias empresas famosas que ganan millones a diario, tienen dos chicos que no están acostumbrados a estos lujos. No encaja.

-¿Qué quieres, Austin?-me suelto de su agarre y lo miro directamente.

-Te quiero a ti, por supuesto-confiesa con una sonrisa ancha.

-No pierdas el tiempo. Jamás me tendrás, Austin. No salgo con idiotas de dudosa procedencia como tú.

-¿Quieres que apostemos?-se burla y acerca su boca a la mía.

-Muy cliché...-titubeo, pero mi voz se apaga al sentir sus labios en los míos.

Mi corazón da un salto al sentir su beso desesperado, él me obliga a abrir mi boca y mete su lengua en ella, haciéndome soltar un leve gemido por la sorpresa. Intento empujarlo poniendo mis manos en sus hombros, no consigo moverlo ni un milímetro y, poco a poco, mis brazos van cayendo rendidos a los costados.

Austin me arrincona contra las puertas del teatro. Aprieto con fuerzas mis ojos y continuo el beso, siento su saliva en mi boca, su lengua jugar con la mía y un bulto presionando mi abdomen bajo. Con un movimiento rápido y firme, Austin me toma de mis muslos y me hace rodear su cintura con mis pies. Los fuertes y bruscos latidos de mi corazón ya comienzan a doler, el aire escaseaba y mi cordura logra volver.

—Austin... —lo llamo entre besos, ya sin aire—. Detente...

Él rompe el beso, respirando con dificultad, toma mi cintura con fuerza y me mira con una lujuria aterradora. Sin dejar de mirarme a los ojos, comienza a desabrochar, uno por uno, los botones de mi camisa blanca y deja al descubierto mi sostén rosado.

—Lo que tú aún no sabes es que yo ya te tengo... —Austin comienza a lamer y apretar mis pechos, haciéndome jadear un poco—. En pocas palabras, estás perdida, perdida en un demonio muy malo, mi linda Beth-pronuncia lento para luego morder con fuerza mi pezón izquierdo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro