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Capítulo 6

Se revelan

_Narra Ariatna_

Ya van a ser tres meses...no...cuatro de tu partida...no sé cómo pude sobrevivir tanto tiempo, siempre tenía en claro que cuando me faltaras tu yo también me iría, pues bien sabes que nunca he tenido amigas, únicamente compañeras de escuela y todas duran lo que duran cada etapa escolar, pero ¿Sabes? Hice amigos con tu partida, creí que sería raro tener amigos del género opuesto...pero en realidad es bastante agradable, siempre tienen tema de conversación aunque nos veamos diario, eso y que como son extranjeros, también tengo mucho que hablar con ellos.

Te confieso que al principio no me agradaba Didier y me daba pena Kliment pero con el con el tiempo veo que en realidad son agradables...ambos me salvaron la vida...de un modo u otro, se que todo lo ves y ahora me cuidas desde otro lado...pero igual quería darte este pequeño resumen de lo que llevo...mi gran Guardián

—Narrador—

La castaña se levantaba después de redactar un resumen a su pequeño amigo peludo que ya la cuidaba desde otro lado, desde hace algunos meses.

Su rutina era normal, entre semana asistía a la escuela, al salir de esta salía con sus amigos, después asistía a sus prácticas y sábados trabajaba medio tiempo, en otros viajaría, pero desde que el ojiverde se había enfermado solo podía ver los paisajes que le quería mostrar al peli azul por computadora porque aún no se recuperaba económicamente del asalto.

Pronto se volvieron a reunir los tres, el ojiverde se veía más sano y sin ojeras, además de hacer ejercicio juntos ese día se habían puesto de acuerdo para ir al cine, tras terminar la función no se pudieron ir los tres juntos, ya que el peliazul tuvo que irse por otro lado por un motivo personal. El ojiverde acompañaba a la castaña, tanto para hablar de su ausencia como porque aún le preocupaba que la fuesen a asaltar de nuevo.

-¿Y ya te sientes mejor? -preguntó la chica.

-Si, de hecho creo que hasta me veo mejor ¿No? -respondió el ojiverde.

-Si, antes estabas más pálido y hasta tenías ojeras, por cierto nunca te he preguntado pero ¿Por qué tienes tantos piercings? ¿No te duelen? Osea se que eso ya no es un escándalo pero...

-Los de los labios -se los señaló- fue cuando era joven, a los 14 años me los hice a escondidas y pues me regañaron mis papás así que ya cuando cumplí los 18 me hice el que está cerca de la ceja y me puse aros en la nariz, el de la oreja es de hace un año y pienso ponerme una espina en la otra oreja {El estúpido de Marcel me enseñó a mentir para convivir con los humanos} -terminó de explicar.

-¿Y no te dolió ponerte los?

-Los primeros si, pero ya después el dolor no era tanto {Tengo un mal presentimiento} Hay que caminar más rápido  -la tomo del brazo y apretó el paso.

-¿Por qué? -miró hacia atrás- ¿Viste a alguien?

-{No debo asustarla, ahora que he bebido su sangre, me es más fácil detectar lo que siente} No...es que...-bajo la voz- quiero ir al baño -sonrío leve.

-Jaja me hubieras avisado, vamos -se aferró de su agarre y se acoplo al paso del chico.

-{Tengo un mal presentimiento, uno muy malo...¿Qué será? Siento peligro, antes solo me ponía así por presencias fuertes como las de otros vampiros u otros vampiros de alto rango pero ahora es más como...un peligro un poco más leve pero igual es peligro...¿Qué será?...} Ari...-no termino a tiempo cuando un grito le interrumpió.

-¡Las carteras y los celulares o...! -llegaron a escenas dos personas, una con pistola y otra con navaja.

-¡No traemos nada! -dijo la castaña lanzando su pequeña bolsa para atrás.

-¡De verdad no traemos! -puso detrás suyo a la castaña mientras de su chaqueta sacaba un billete de $200 pesos- es lo único que traemos.

-¿¡Cómo nadamás vas a traer eso?! ¡Los celulares! ¡Ya! ¡Y tú bolsa también! -el de la pistola señaló a la castaña con su arma.

-{¿Dónde estás ahora sicario?}  ¡Nadamás trae basura! Eso no te va a servir, quédate con los doscientos y deje nos ir -la cubría para que la dejarán de apuntar.

-¡Que me des la puta bolsa! -lanzo disparos al aire y devuelta volvió a apuntar a la chica.

-¡Ya! ¡Te la voy a dar! ¡Pero no dispares! {Mierda...no debimos pasar por esta zona} -dijo agitada.

La castaña les arrojo la bolsa cerca de los zapatos de los asaltantes, retrocedió de golpe porque el ojiverde la jalo y dió torpes empujones atrás queriendo retroceder pero de nuevo dispararon al aire.

-¡Esta bolsa no trae nada! -grito el de la navaja.

-¡Te lo dije! -le grito el ojiverde.

-¡Pues un recordatorio para que a la próxima tengas! -el de la pistola apunto a la castaña.

El ojiverde fue más rápido y logro desviar el disparo hacia arriba, ambos hombres luchaban por el arma ahora, el de la navaja no intervino si no que se fue contra la castaña, está por instinto se echo para atrás pero noto que el azabache tomo del cuello de la camisa al de la navaja.

-¡Corre! ¡Llama a la policía! {Espero que no haya un tercero} -le dijo el ojiverde.

La castaña corrió y se escondió en la primera esquina, saco su celular, a duras penas pudo marcar el número de la policía y trataba de explicar con torpeza.

- Habla al 911 ¿Cuál es su emergencia? -se escucho la voz al teléfono.

- Yo...este...me...a mi...a mi y a mi amigo nos están asaltando...dos son dos, traen armas, uno una navaja y el otro un arma...una pistola

- ¿Los están asaltando en este momento?

-¡Si! ¡Si! ¡Si! Mi...mi amigo los está reteniendo ya desvío un disparo hace rato pero no creo que resista mucho ¡Por favor manden una patrulla!

- No se preocupe, deme la dirección y mandaremos una unidad para allá

La castaña daba la dirección de las placas que veía en las esquinas del lugar mientras se asomaba para ver al azabache este parecía resistir y no pensaba dejar pasar a ninguno de los dos.

- Listo señorita la unidad llegará en quince minutos

-¿¡Pero enserio serán quince minutos?! ¡Ustedes siempre se tardan en llegar! ¡Mi amigo ya no puede esperar el...! -discutiría pero un disparo la asustó y temió lo peor- ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No!  -la castaña no quería asomarse pero vio que a su izquierda venía otro tipo con un pica hielo y por instinto comenzó a salir de su escondite- ¡No! ¡No! ¡No! ¡Aléjate!

- ¿Señorita? ¿Señorita? ¿Me oye señorita...? -la voz se comenzó a escuchar lejos porque dejó caer el teléfono.

Cuando salió por completo se giró a ver la escena donde estaba su amigo, creería verlo muerto o desangrándose, encontró algo más raro, los asaltantes tenían la garganta destrozada todo con la misma navaja, el ojiverde aún sin voltear se le veía en el brazo izquierdo una herida de bala, cuando esté volteó su boca estaba cubierta de sangre. La escena era parecida a cuando un niño es sorprendido comiendo un dulce que no lo quiere compartir y lo traga antes de que se lo quiten, solo que la escena que presenciaba no era para nada graciosa. La confusión del momento hizo que se convirtiera en rehén del recién llegado.

-¡Perico! ¡Gorras! ¿¡Qué les hiciste desgraciado?! -el hombre puso el pica hielos en el cuello de la castaña.

-¡Suéltala! -grito y se lograban ver los colmillos más grandes y afilados.

-¡Te voy a devolver el favor cabrón! -puso la punta en el cuello de la chica.

La castaña vio pasar aquel momento tan rápido en segundos tan lentos, el ojiverde se movió a una velocidad increíble, tomo la mano donde tenía el pica hielos el recién llegado y la rompió fácilmente, con la misma arma punzo cortante corto su cuello de una tajada, el ojiverde la alejo bruscamente, volteó para ver qué le haría...grave error, presenció cómo un animal devoraba a su presa de la forma más cruel. Después de eso el ojiverde se limpio la sangre de la boca con la manga de su chaqueta.

-Ariatna ¿Estás bien? -ofreció la mano con la que se había limpiado la sangre.

-Tu...tu...tu...-aun en el suelo se alejaba sin mirar atrás.

-Mira te lo puedo explicar...¡Yo...! -fue lo último que escucho la castaña.

La chica se había desmayado de la impresión, retomo la consciencia a su parecer unos minutos después, pero al abrir los ojos se topo con un reloj antiguo y cálculo que había perdido la conciencia como por dos horas. Pudo notar que ahora se encontraba en un incómodo sillón color rojo oscuro, pronto se levantó, noto que era la casa del ojiverde, al ver a este sentado en el comedor le miro con miedo y el contrario con preocupación.

-¡Ariatna! ¡Gracias a Dios que estás...! -hablaría pero fue interrumpido.

-¡Calla te! ¿¡Qué demonios fue todo eso?! -se levanto enseguida pero no se separó del sillón, prefería tomar distancia.

-¡Unicornio dormilona! Al fin despertaste~ -el rubio estaba en el pasillo que daba a las habitaciones.

-¡Calla te tu también! -le grito la castaña asustada- ¿¡Qué demonios eres?! No...¿¡Qué demonios son ustedes?!

-¿Qué? ¿Qué no te había dicho ya? Somos vampiros -dijo tomando sangre de una bolsa.

-¿Es eso? ¿¡Es eso cierto?! ¿¡Son vampiros?! -miró al ojiverde, este la miro con decepción- ¡¡¡Dime!!!

El ojiverde miro con furia al rubio, luego miro con decepción a la castaña, finalmente con la mano derecha se levantó el labio, dejando ver sus dientes, abrió la boca y sus colmillos afilados crecieron pero enseguida volvieron a la normalidad.

-Honestamente no quería que te enterarás de esta forma...mejor dicho...nunca...yo...-hablaría nuevamente pero fue interrumpido. 

-¡Alejen se! -saco debajo de su camisa un rosario y lo mostró a ambos, eso provocó una carcajada al rubio.

-¡Oh dios mío! ¿Realmente crees que eso nos afecta? Ajajajajajajajajajajajajaja -rió el rubio aún con la boquilla de la bolsa en la boca.

-...A la chingada yo me voy de aquí -se acerco a la puerta la chica.

-¡No lo hagas! Afuera es peligroso -dijo el ojiverde aún sin moverse de su área.

-¡Aquí también! ¡Son dos vampiros por el amor de dios! ¡Yo vi como lo devorabas! ¿¡Eso me ibas a hacer a mi?! -grito alterada.

-¡No! ¡No! ¡¡¡Por supuesto que no!!! -demostró completa indignación en su rostro.

-¿¡Te devoraste a alguien?! ¡Wow! ¡Cuenta! ¡Cuenta! ¡Cuenta! -el rubio intervino emocionado.

-¡No es el momento! -dijo el ojiverde y vio que la castaña termino una llamada con "Ven rápido por mi"- ¿A quién le hablaste?

-¿Qué te importa? ¿¡Por qué te voy a decir la verdad si me mentiste?! ¡Cabrón! ¡Yo confíe en ti!

-¡Pero...! -quería hablar el azabache pero fue interrumpido.

-¡Por eso me encontraste aquella vez! ¡Claro! Al oler mi sangre corriste como un perro hambriento por su comida, ya decía yo que esa vez no fue una alucinación ver tus colmillos tan grandes ¿¡Y que?! ¿¡También me oliste antes?! ¿¡Sabías que me había cortado antes de reunirme contigo?! ¿¡Eh?! ¿¡Realmente no estuviste enfermo verdad?! -el ojiverde le quería hablar pero la castaña no le dejaba- ¿¡Verdad?! Dime ¿¡Realmente tienes padres?! ¿¡Qué edad tienes en realidad?! ¿¡Tan siquiera tu nombre es Didier?!

-Mira te puedo explicar todo lo que tú quieras...pero por favor baja la voz y cancela a quien llamaste porque...-le trataba de explicar amable mientras se acercaba lento.

-¿¡Por qué?! ¿¡Te lo comerás también?! ¡Aléjate! -volvio a mostrar el rosario.

-No me gusta que nos llamen perros y menos que nos rebajen a ser débiles ante figuras de yeso y/o madera -escucho la voz del rubio este ya estaba a su lado a pesar que era un gran tramo de la puerta de la casa al pasillo que daba a los cuartos.

-¡Aléjate! -le mostró el rosario pero se le fue arrebatado.

-¿Crees que le tengo miedo? ¿Qué me voy a quemar? -dijo con el rosario entre los dedos de la mano derecha, paso a colgarse lo al cuello- Sabes...también se usarlo...Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre... -unio ambas palmas cubriendo la cruz-...venga a nosotros tu reino...-no termino su rezo pues enseguida tocaron la puerta.

La castaña abrió a toda prisa y quién entró era el peliazul.

-¿Qué pasó? ¿Por qué me llamaste? -pregunto este confundido.

-Si ¿Por qué lo llamaste? -el ojiverde frunció leve el seño.

-Saca me de aquí -le tomo del brazo- no quiero estar con...estos asesinos...-la castaña miraba con enojo aunque sentía miedo.

-¿Asesinos? -pregunto el peliazul mirando al rubio y al ojiverde- ¿De qué hablas?

-¡Ya vámonos Kliment! -le dijo la castaña unida más a él.

-Pues...vámonos -dijo este confundido abriendo más la puerta.

-¿No quieres estar con asesinos? ¿Entonces por qué estás con el? -hablo el ojiverde serio.

La castaña le miro extrañada y el peliazul abrió los ojos mientras juntaba las cejas extrañado.

-¿De que estás...? -la castaña fue interrumpida.

-¿O me equivoco? Mi querido amigo doble cara ¿Dónde está tu arma ahora? ¿Eh? -el ojiverde le miro desafiante al peliazul.

-¿Qué? -respondió el peliazul.

-¿Solo eso vas a decir? No actuaste igual aquella noche ¿Recuerdas? "Está bien basuras, ya saben sus pecados así que no voy a recordar los" -hablo imitando lo.

-¿De que está hablando? -la castaña soltó al peliazul.

-No sé...yo...-hablaría pero el rubio interrumpió.

-¿Traía un arma como está primito? -el rubio había vuelto a su posición cerca del pasillo y apuntaba con una pistola a los que estaban cerca de la puerta.

-¡Devuelve eso! -de su muslo retiro la tela, traía una pistolera, saco una pistola más grande y apunto al rubio.

-¿¡Qué mierda?! -se echo para atrás la castaña cerrando la puerta de la casa.

-Oh, no sabía que traía otra -dijo sorprendido el rubio para después poner el arma en el suelo y arrojarla.

-¡¡¡HABER!!! -grito la castaña- Muéstrame quien eres...¡Muéstrame!

-Ese tipo no tiene pecas realmente y sus ojos no son negros -hablo Didier.

-¡Muestra me! -le grito la chica.

El peliazul y el ojiverde se miraban como si sus ojos fueran pistolas, incluso el ojiverde afiló la mirada para desafiarlo aquella mirada tenso el ambiente e hicieron que la castaña volviera a gritar, el peliazul sin dejar de mirar al ojiverde comenzó a quitarse su "disfraz" comenzó rascando su mejilla poco a poco se quitó una película de plástico, está traía consigo algunas pecas, después de su bolsillo izquierdo saco una toalla húmeda quitando toda peca de su rostro, le mostró la toalla húmeda a a la castaña sin dejar de ver al azabache. Tiro tanto el plástico como la toalla al suelo en dirección a su delator.
Del bolsillo contrario a dónde saco la toalla húmeda, saco un estuche de lentes de contacto, abrió el izquierdo, se llevó los dedos al ojo izquierdo quitó el plástico y dejo ver un color azul, guardo el pupilente, continúo con el ojo derecho, quitó el plástico dejando ver un ojo verde. Guardó el estuche sin dejar de ver al ojiverde y por último vio con decepción a la castaña.

-Yo...-trato de explicar el peliazul pero la castaña lo interrumpió con un grito.

-Yo me largo -tomo su teléfono y lo metió a la bolsa de su pantalón- ¡No los quiero volver a ver!

-¡Pero...! -hablaron el ojiverde y el peliazul al mismo tiempo.

-¿¡Pero que?! ¡Me mintieron! Estuve conviviendo con gente peligrosa cerca de casi cuatro meses ¿¡Y tienen el descaro de decirme "pero"?! -les grito alterada.

-Ajam -carraspeo el rubio llamando la atención- Yo no te menti, desde un principio te dije la verdad ¿O no?

-Bueno, tienes un punto por honestidad -dijo con sarcasmo la castaña- Oh y quédate con el rosario ya no lo quiero.

-Oh también Didier quiere un punto por honesto ¿Verdad? -volvio a hablar el rubio.

-{Hijo de...} Bueno si solo el admite lo que es -el ojiverde señaló al peliazul.

-Soy un sicario, mató por dinero ¿Contento? Pero de seguro tu cometiste peores cosas que yo en lo que llevas de vida ¿O no vampiro? -le respondió desafiante.

-¡Ya dime! ¿De que honestidad habla Marcel? -interrumpió la castaña.

-¿Recuerdas el día que te sentías mal? -salio de su área y se acercó lentamente a la chica- ¿El día que...te...bajo? -la chica asintió- ¿Recuerdas que despertaste en mi habitación? -la chica volvió a asentir pero ahora molesta y un poco temerosa por la cercanía del chico- Pues...-se acerco lo suficiente a su oído para susurrarle lo que había echo.

La castaña palideció, al estar tan cerca del chico le metió dos golpes, una fuerte bofetada y un fuerte golpe en el tímpano. El ojiverde volteo la vista el dolor no era mucho pero la culpa si.

-¡Eres de lo peor! Yo me voy, ya -abrió la puerta, el peliazul la tomo del brazo pero la chica lo quito de un golpe.

-¡Es peligroso afuera! -le dijo el peliazul.

-¡No me importa! ¡No pienso estar más tiempo aquí! ¡Estoy con dos vampiros y un sicario! Créeme que prefiero estar afuera ¡Así que no me sigan y alejen se de mi! -dio fuerte la orden.

-¡Te van a volver a asaltar unicornio! -grito Marcel.

-¡No me importa! ¡Tengo a mi gran Guardián que me cuida! ¡No me va a pasar nada! -dijo ya fuera de la puerta.

-¿¡Hablas de tu perro muerto?! -grito divertido el rubio.

-¡Vete a la chingada! -fue lo último que grito, salió azotando la puerta.

El ruido de sus zapatos afuera de la casa se escuchaba fuerte y poco a poco se fue alejando, los tres hombres se quedaron en silencio en la casa, hasta que el peli azul habló. 

-¿Por qué se lo dijiste? -volteo a verle el de ojos heterocromos.

-Porque no me agradan las personas como tú, las que en este país les dicen "El burro hablando de orejas" ¿Te la pensabas llevar sin que te descubrieran a ti también? Debo admitir que me sorprendió tu actuación de hoy, tan penoso y tímido que dejaste que un señor te gritara e incluso tirará tus palomitas pero tu verdadera naturaleza es la de un asesino despiadado ¿No es así? -pregunto este buscándole la mirada ahora que estaban más cerca.

-¿No es igual la tuya? Por lo que me comunico Ariatna, te devoraste a alguien frente a ella y por lo que logré escuchar hace rato también tomaste la sangre de ella como un asqueroso, así que yo un sicario -remarco aquella palabra- soy un santo a lado de un vampiro -le sostuvo la mirada.

-Bueno bueno -aplaudió para quitar la tensión del ambiente el rubio- Ya es hora que se vallan las visitas ¿No creen? ¡Gracias por venir!

-No te acerques a Ariatna -le dijo firme el peliazul mientras abría la puerta.

-¡Ni te le acercaras tu! -grito el ojiverde antes de que cerrará la puerta.

-Ah~ ¿Por qué las mujeres siempre causan problemas? -habló Marcel con cansancio.

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Próxima publicación: Jueves 30 de junio a las 7:00

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