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Capítulo 45

Mudanza.

-¿Estás segura que debo irme? -preguntó el pelo verde.

-Es por el bien de Kliment y el tuyo, no quiero que te quedes sin casa ni que Kliment se quede solo -dijo la castaña acariciando la cabeza del pelo verde.

-Esta bien... la lluvia está parando, pronto me iré a casa para evitar el sol.

-Es cierto, el sol sale muy fuerte después de la lluvia.

-Perdón por solo ofrecerles toallas, pero si les doy una manta se pueden enfermar -habló la pelirroja, dando a notar que todos los presentes estaban cubiertos tratando de secarse.

-No te preocupes, estamos bien -sonrío la castaña.

-Yo no me enfermo, descuida -sonrío el pelo verde.

Unas dos horas después el pelo verde partió para su hogar, la castaña le deseo buena suerte y de favor que no revelará su información.

-Ahora si amiga ¿Qué pasó? Antes estabas tan...-no sabía cómo referirse a su cambio radical de peso- Alegre.

-Ah~ -suspiro- Pues verás... todo comenzó con mi primera vez, Werner y yo habíamos descubierto algo nuevo en nuestra relación y para serte sincera me gustaba, así que no dude cuando me propuso viajar para... -trataba de no sonar vulgar- para hacer nuevas cosas. Incluso cuando me pidió bajar un poco de peso no me importó tanto... pero -comenzó a lagrimear- Sabía que a Werner jamás le importó mi peso... así que baje un tanto por voluntad propia, pero no sabía que quería hacerme una liposucción -procedió a llorar- ¡Terminé tan delgada como un esqueleto! ¿¡Y sabes cuál fue su rostro cuando salí de la cirugía?!.

-No sé... ¿Cuál? -no sabía cómo consolarla.

-¡Yo también quisiera saberlo! Cuando salí de la cirugía el no estaba, tuve que ir al hotel donde estábamos y tampoco estaba, lo llame al celular y nunca respondió, no hasta la noche que le grite sus verdades hasta de lo que se iba a morir... ¿Y sabes que me dijo? -se limpiaba las lágrimas.

-No sé... ¿Qué te dijo?.

-¡Me dijo que era un hombre lobo! Que todo este tiempo ha estado conmigo por mi peso, para sacar y comerse mi carne ¡No le bastó cuando...! -tuvo un recuerdo vergonzoso y decidió no decirlo- ¡No le bastó con mi amor! ¡Me traicionó!.

-Me pasó lo mismo con Didier... -dijo un tanto triste la castaña- Aunque... yo siempre supe que Didier era un vampiro, pero no sabía cuándo saldría su verdadera naturaleza.

-¿Qué? ¿Salias con Didier? ¿Y dices que es un vampiro? -la pelirroja estaba atónita.

-Así como Ian y Marcel, ellos tres son vampiros. No te conté porque había situaciones en las que no sabía cómo ponerte en contexto... lo siento.

-Ah... -suspiro y ocultó su rostro en sus piernas- Pues vaya suerte tenemos las dos, enamorarnos de seres oscuros no se nos dió nada bien.

-Si... por eso te quería pedir... si me puedo quedar aquí a vivir contigo, no quiero regresar a mi casa y a casa de mi madre menos, no sabría por dónde empezar para decirle todo lo que ha pasado. Por favor, te lo pido, déjame quedarme contigo en tu casa -junto las manos en señal de súplica.

-Puedes quedarte conmigo... pero no en mi casa ¡Yo tampoco quiero estar aquí! ¡No quiero que venga ese... ese... estúpido y quiera que regresemos! ¡Ahora lo odio! -comenzó a hacer un berrinche como una niña pequeña.

-Pues ahora ese será un problema...¿Dónde nos quedaremos?...

-Debo preguntarte otra cosa... -la castaña asintió con la mirada- ¿Tu sabes algo de hombres lobo? Werner no me explico mucho... pero por la palabra "lobo" podrían olfatear me  otros... ¿Y atacarme?.

-La verdad no sé... apenas si puedo entender a los vampiros... ¡Espera! ¡Hay alguien que nos puede ayudar!.

-¿Serio? ¿Quién? -vio que la castaña se estaba concentrando, pero una concentración que significaba otra cosa- ¿Quieres ir al baño? Está libre -señaló a dónde se encontraba el baño.

-No... -dijo apenada- Espera...¿Yaotzin? ¡Hola! ¿Hola? ¡Hola! ¿Podrías venir por favor? ¡Tengo un favor que pedirte! Si... te paso la dirección -tras decir la dirección procedió a dejar de tocarse la cabeza- Bien nos vemos aquí. Adiós. ¡Listo!.

-¿Te comunicaste por telepatía con Yaotzin? ¿Tu amigo al que le compramos ropa? Ja ja ja ja ja ay no, esto no puede ser peor -procedió a acostarse en el suelo.

-Hay mucho que te tengo que explicar... lo sé, pero ahora ¿Podrías procesar lo que te he dicho?.

-Si... oye ¿En cuanto llegará Yaotzin? Quiero bañarme pero no quiero que llegue cuando me esté cambiando, porque me tardo mucho en cambiarme. Además, también te debes bañar, no quiero que te enfermes.

-Va a tardar, así que si puedes meterte a bañar.

-A... bañarnos -levanto la mano para corregirla- No hay suficiente agua porque no la pague... es que si me dió fea la depresión y no pague muchos servicios que se vencen mañana... como el agua... el gas... la luz... el internet -dijo bastante apenada.

-Ay no te apures... no me importaría bañarme contigo, pero mañana hay que pagar los servicios para que no te cobren de más.

Las chicas fueron al baño juntas, ahí la castaña notó que la puerta estaba torpemente colocada.

-¿Tuviste un accidente?.

-Werner -dijo un poco sonrojada.

Al retirar la puerta también dió a notar que la bañera no tenía cancel y había unas cortinas rotas.

-¿Pasó algo? -dudaba en preguntar.

-Werner...-ahora estaba completamente sonrojada- Ya, equis, mira traje un par de pijamas calientitas, deja tu ropa mojada en el suelo, yo me la llevo al lavadero -comenzó a quitarse la blusa.

-¿Te vas a salir desnuda? -preguntó preocupada.

-Si, estamos en confianza no te apures, nadie me ve aquí.

-Me refería al frío y el suelo frío, te puedes enfermar -dijo un poco avergonzada por tener que darle su ropa mojada.

-Ah, no te apures, con el baño no me enfermo.

Una poco después el pelo gris llegó a la casa, esperaría a que abrieran, pero el frío y la leve lluvia le molestaba, no quería volver a enfermarse. Procedió por la fuerza ⇀y trucos↼ a abrir la puerta de la casa, tras ingresar tocó la puerta y llamo a la castaña.

-¡Ariatna! Ya estoy aquí ¿Dónde estás? -trataba de no gritar tanto, eran altas horas de la madrugada.

-¡Estamos por acá! -gritó.

Comenzó a seguir el sonido de su voz, ya que cuando se comunicaron ella le dijo que necesitaba un favor, pensó que podría tratarse de que ella estuviera herida así que corrió a su encuentro. Rápidamente llegó, la puerta estaba recargada en una pared así que decidió asomarse.
Se encontró con una bañera nublada por el vapor de agua caliente, la castaña estaba desnuda de espaldas, mientras que otra chica pelirroja estaba desnuda de perfil.
El pelo gris no tardó en retirarse de ahí, su rostro ardía en rojo vivo por la vergüenza.

-¡Dios mío! ¡Lo siento muchísimo! ¡No debí asomarme! {Ni abrir la puerta por la fuerza} ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento!.

-¡Tranquilo! Se que no fue tu culpa y no eres maldoso para vernos así -dijo la castaña

-Toma -le dió una de sus dagas- Todavía me queda un ojo ¡Sácalo! ¡Me lo merezco!.

-¡No! -le regreso la daga a la mano.

-Tú amiga, tu puedes sacarme el ojo, Vi tu cuerpo y no fue correcto. Adelante -ahora le había dado la daga a la pelirroja.

-¡Tranqui Yaot! -le regreso la daga y le dió un golpe en la cabeza- Sape, si Ariatna no se enojo, entonces no lo haré. Además ella me ha dicho que sabes de hombres lobo.

-¿Te contó que...? ¿Soy un cazador? -trataba de formular las palabras correctas.

-¿Cazador? ¿Cazas animales y los cuelgas en paredes ya disecados? -hizo una mueca de inconformidad.

-No, soy un cazador de criaturas de la oscuridad. Se manchó mi nombre hace unos meses, pero lo seguiré diciendo con orgullo porque pertenezco al significado original. Soy un Amini, asesino a hombres lobo y vampiros, por eso se de ellos ¿Qué quieres saber?.

-Tengo muchas preguntas... pero lo que quiero saber es ¿Si salí con un hombre lobo... el me puede buscar por mi olor? Y otra cosa ¿Algún otro hombre lobo me podría atacar nomás porque fui novia de uno?.

-Los hombres lobo se guían por el olor y si tú pareja te quiere buscar, te encontrará más rápido porque te rastreará más rápido. Sobre la segunda pregunta... no hay necesidad, ningún hombre lobo te va a atacar por haber salido con un hombre lobo.

-¡Ahhhh! ¡Bien entonces ya no hay problema! Ahora ¡Haz que desaparezca de la vida de mi ex así como el desapareció de la mía! -dijo la pelirroja.

-¿Te acuerdas de su novio? Hubo un mega drama y ahora no quiere que la encuentre... yo también tuve un problema con Didier y ya no quiero regresar a la casa ¿Nos das permiso de vivir contigo? -pidió la castaña.

-Ah... hay un problema con las dos, les seré sincero. Ambas son rastreables -señaló a la castaña- Didier ya tomo tu sangre así que fácilmente puede rastrear te -ahora señaló a la pelirroja- Tu novio ya se acostumbro a tu olor y prácticamente te encontrará donde sea. Puedo dejarlas vivir conmigo, pero ambas podrían ser encontradas fácilmente y eso nos pondría en un riesgo a los tres -cruzó los brazos.

-¿Hay alguna forma de ocultarnos? -preguntó la castaña.

-La hay... pero yo no puedo hacerlo...

-¿Por qué no? Tu eres el luchador contra monstruos, tienes poderes ¿No? -le dió un leve golpe en el brazo.

-No tengo poderes... pero... bueno... miren, las mujeres Amini eran purificadoras, ellas sabían cómo purificar un lugar para que ningún ser de la oscuridad se acercará ahí. Tengo los libros... pero si yo digo las palabras no funcionará -lo interrumpió la pelirroja.

-¿Y si la decimos nosotras?.

-{Con Ariatna podría funcionar} ¿Podrán?.

-¡Si! ¡Ándale amigo! ¡Ándale! ¡Ándale! ¡Ándale! ¡Solo quiero irme de aquí! -le jalo del brazo varias veces.

-Esta bien está bien, haré lo que pueda para protegerlas, pero ustedes tampoco se expongan mucho por favor.

Al llegar al hogar del pelo gris la castaña notó que su casa no parecía tan olvidada, seguía viéndose vieja pero no que en cualquier momento se podría caer.

-¿Remodelas te la casa? -preguntó la castaña.

-Fue un intercambio de favores, esperen aquí por favor -dijo invitando las a sentarse en el sillón.

Al cabo de un rato el pelo gris regreso con tres libros titulados "Símbolos" "Armamento" "Protección y purificación" los tres tenían una portada muy antigua, siendo libros bastante gruesos.

-Estos libros eran con los que me enseñaron a cazar -apartó los libros que decían "Símbolos" y "Armamento" dejando únicamente el de "Protección y purificación"- Este es el que nos interesa.

El pelo gris se sentó en el suelo y ambas chicas imitaron su acción. El chico comenzó a buscar entre las páginas con sumo cuidado de pasar y no romper las hojas, finalmente encontró lo que buscaba.

-Aquí está "Protección de un lugar" -del libro antiguo saco una hoja y se las dió a las chicas- Este libro está escrito en idioma antiguo, yo no sé hablarlo, pero quién estuvo cuidando estos libros hizo el favor de dejar varias páginas traducidas al español {Gracias Zalhin} -sonrío en su interior.

La castaña comenzó a leer la hoja mientras que la pelirroja tomo el libro y comenzó a leerlo.

-Aquí dice que necesitamos incienso, velas y...-fue interrumpida por el pelo gris.

-Sip ¿Estás comparando el libro con la traducción?.

-No, yo sé leer idiomas antiguos -se acerco a el para traducir le la página- ¿Lo ves?.

-¿¡Cómo?! ¿¡Hablas esos idiomas?! ¡Pero si son tantos los idiomas antiguos! {Y a mí siempre me regañaron por no hablarlo bien} -se deprimió un poco por su pensamiento.

-Ay ni son tantos, nomás son: náhuatl, purépecha, otomí, mixteco, zapoteco, maya yucateco, tzeltal y quiché -sonrío porque la castaña le miro impresionada- Es que desde chiquita me gustó la mitología mexicana y en la secundaria me metí en un curso para aprender esas lenguas.

-Entonces esto podría funcionar {De verdad hay gente que le gusta los idiomas antiguos y las veces que me pegaron por no aprenderme los} -el pelo gris recordó sus años de estudiante.

Al cabo de algunas horas montaron todo para recitar las palabras que protegerían el lugar y desapareciera ante la vista de los seres de la oscuridad las chicas rastreables.

Al centro estaba la castaña con ropas femeninas de Amini, tenía la cara cubierta por una máscara de Coatlicue misma que se quitó para hablar.

-Están muy difíciles de pronunciar las palabras -se dirigió a la pelirroja- ¿Y si me trabo que pasa? -se dirigió al pelo gris.

-No va a pasar nada, tranquila. Aunque puedes ahorrarte eso y decirlo en español -le dió una opción.

-¿Y que pasa si lo dice en español? -dijo la pelirroja.

-El efecto de la protección durará menos que en su idioma original, pero funcionará.

-Entonces... traducido dice: "Que se proteja mi hogar, que ningún ser de la oscuridad pueda entrar" se repite tres veces y golpeas esa cosa que traes pero con el palito lo rodeas ¿Va? -le dió instrucciones.

-¿Se golpea solo una vez?.

-Ah...-volvió a leer el libro- Aquí dice que una vez.

La castaña volvió a colocarse la máscara y dijo fuerte las palabras.

- Que se proteja mi hogar, que ningún ser de la oscuridad pueda entrar.
Que se proteja mi hogar, que ningún ser de la oscuridad pueda entrar.
Que se proteja mi hogar, que ningún ser de la oscuridad pueda entrar. -dio solo un golpe como era indicado, pero tras darle vuelta al objeto se escucharon como tres.

Hondas como agua se vieron en el suelo, iluminadas no solo recorrieron la casa si no que también fuera de esta, cuando acabó el ruido la castaña se quitó la máscara.

-¿Funcionó? -preguntó al pelo gris.

-¡Si! Ahora tenemos protección por dos años -dijo un tanto feliz- Si hubieras dicho las palabras en su idioma original la protección hubiera durado seis. Pero es bueno como inicio.

Horas más tarde el sol estaba por salir, la castaña estaba dormida en las piernas de la pelirroja, ya que haber estado despierta tanto tiempo y hacer la protección la había dejado agotada. La pelirroja seguía platicando con el pelo gris sobre hombres lobo.

-Entonces... -estaba impactada con toda la información recibida.

-Si... los hombres lobo suelen escoger parejas pasadas de peso para comerse su carne sin necesidad de violencia -le consolaba con la mirada.

-Fijate... y yo que creía que no le guste con mi gordura... y eso de que tienen sueño en invierno pero no pueden invernar... ah... si me hizo bien mensa -miraba al pelo gris triste, pero mientras tanto acariciaba los cabellos de la castaña.

-Se que no soy quien para decirte esto... pero sería mejor olvidarlo.

-No va a ser fácil.

-Yo se que no, pero lo mejor es dejarlo ir.

-La protección que pusimos dura dos años ¿Verdad?.

-Si ¿Por qué?.

-¡Mismos en los que se va a dar mi glow up! ¡Se va a arrepentir de haberme dejado!... ¿¡Pero en qué voy a mejorar si ya estoy bien delgada?! ¿Me corto el pelo? ¿Me lo pinto? ¿Me hago tatuajes? ¿Salgo con alguien más? ¡Ahhh! -suspiro derrotada.

-{Si le dije que lo olvidará era para que ya no pensará en volver con el o relacionarse con las criaturas... ay no...}Ya va a amanecer ¿No quieres dormir?.

-No ¿Cómo puedo hacer una protección portátil?.

-¿Portátil? ¿Para que?.

-¡Es que debo muchos recibos! ¡Y si no los pago me van a cobrar más! ¡Por favor enséñame! ¡Por favor! ¡Por favor! -lo tomo de los hombros y lo comenzó a sacudir.

-Esta bien... pero deja de hacer eso... me estoy mareando -dijo apretando los labios.

⇀En la vivienda↼

El pelo verde tenía el brazo derecho vendado, pues cuando llegó al hogar, la habitación del azabache estaba sin cortinas y este mismo acostado justo en la trayectoria en la que aparecería el sol. Con el amanecer y los primeros rayos de sol, el pelo verde hizo lo que pudo para que el sol no dañará al de ojos verdes ⇀aunque en el proceso quemó su brazo derecho↼ tapo la ventana con la cama, ya que la vara para poner las cortinas había sido arrancada y cubrió al azabache con un cobertor negro.

-Esto está mal, Didier ¿Intentaste...? -no lo dejo terminar.

-Si, intenté suicidarme. Ya me harté de vivir y tú lo arruinas te -se levanto y le propinó un puñetazo al menor, antes de que pudiera decir nada lo saco de un empujón de su cuarto.

El pelo verde estaba sorprendido de la actitud del azabache, sabía que el moretón desaparecería pero la quemadura debería tratarla, tras vendar la bajó las escaleras y noto que había llegado el rubio.

-¿Dónde está Didier? -le preguntó al pelo verde.

-En su habitación, pero está muy violento, no sé que le pase pero...-lo interrumpió.

-¿Y Ariatna?.

-Se fue a la universidad... -dijo un poco menos seguro.

-Bien -fue lo último que dijo y se dirigió a la habitación del azabache.

Algunas horas más tarde llegó el pelo azul y este preguntó por Ariatna, el pelo verde le dió la previa respuesta igual de inseguro, pues la castaña le pidió de favor guardar el secreto. Ni siquiera podía contarle a Kliment.

_Narra Ian_

No sé que hacer... Ariatna me dijo que guardará el secreto, no tendré problema con Marcel, pero me da pena mentirle a Kliment... ¿Qué hago? ¿Qué hago?.

Pronto tocaron a la puerta, fuí a abrir rápidamente ya que a esta hora de la tarde Didier y Marcel seguirían durmiendo al igual que Kliment.
Tras abrir la puerta me encontré de frente a aquella pelo rosa de ojos amarillos que se comió a mi anterior mascota, comencé a sudar frío, temía que pudiera detectar la presencia de mi nueva mascota.

-Hola pequeño -sonrío con malicia.

-... -no dije nada, no me salían las palabras.

Estaba triste, enojado, estresado, ansioso, eran tantas mis emociones que mi cuerpo se paralizó.

-Marcel me necesita, a un lado -dijo y me empujó para entrar a la casa.

Cerré la puerta y espere a que se metiera a la habitación de Marcel, tras hacerlo subí a la azotea por mi perrito, este estaba acostado en el sol, me aliviaba que estuviera bien.
Decidí no hablarle para que gozará de su descanso, me quedé arriba, cerca de la puerta, cerca de la sombra, el dolor de mi brazo aún continuaba, con el dolor de mi brazo me imaginé el de Didier y Marcel cuando casi mueren quemados... debió ser horroroso.

Al cabo de unas horas Marcel me llamó por mi nombre, era raro que hiciera eso, pero baje para que no subieran.

Al llegar noté que no estaba en su habitación si no que en la de Didier, la cual ahora carecía de ventana ya que estaba cubierta con ladrillos y cemento ¿En qué momento pasó eso?
Desvíe mi atención a unos guantes de lana que me dió Marcel.

-Ahora los va a traer puestos, por protección -con la mirada me dijo que se los pusiera y lo hice- Mira mocoso, Didier está algo mal, así que será mejor vigilar lo por cualquier cosa. Pero tengo algunas cosas por hacer, tengo que viajar a otro país por asuntos míos, así que te encargo lo cuides.

-¿Cuando te irás? -me sentí un poco aliviado.

-Dentro de un mes, pero necesito que lo cuides porque tengo que buscar un doctor que lo atendía. Marigold estará cerca de la casa por cualquier cosa que necesites -señaló a la pelo rosa.

-Esta bien... {Ay no... no voy a poder sacar a pasear a Michi y más aparte no podré verme con Ariatna, deberé avisarle por celular} -palidecí un poco con aquella orden.

-Otra cosa, nadie se debe enterar del estado en el que está, ni Kliment ni Ariatna ¿Entendiste? -me miró enfadado.

-No diré nada -dije un poco asustado.

-Recuerda que puedo hacerte ahora todo lo que quiera -me tomo de las mejillas y me apretó tan fuerte que me rasgó con sus uñas.

Me sentía desprotegido, sabía que Kliment era lo único que me quedaba, pero ahora estaba dormido y no podía molestarlo... quiero llorar...

✧✧✧ ~✧✧✧

Los niños suelen ser muy crueles, a los pequeños se les hace muy fácil hacer acciones sin saber si hacen bien o mal. 

Por ello las pequeñas siempre jugaban entre varias comillas con los cabellos de su compañera menor como si fuera una cuerda irrompible, pero sus gritos y lágrimas dejaban en claro que eso no era cierto y constantemente suplicaba que pararan.

-¡Me duele! ¡Por favor! ¡Paren! -la niña estaba arrodillada en el piso tomando con fuerza sus ropas para soportar el dolor.

La niña gozaba de una hermosa y larga cabellera que para su corta edad le llegaba a los talones. Aquello género envidia en sus compañeras de mayor edad y por ello jugaban muy rudo con ella.

-Vamos Zalhin ¿Ya no quieres jugar con nosotras? Eres tan cruel -una niña mayor que ella había detenido con un gesto a las dos que le estaban jalando el cabello a la menor- Nunca quieres jugar con nosotras.

-¡Eres mala! -tiraron ambas con fuerza de su cabello.

-¡No soy mala! Es solo que ya me dolió, ya no quiero que me jalen el cabello -la niña tocaba su cabeza para tratar de calmar el dolor.

-Ya no nos vamos a juntar contigo, eres la más pequeña de todos, pareces una bebé de cuatro años -volvio a hablar la mayor.

-¡Bebé de cuatro años! ¡Bebé de cuatro años! -dijeron las niñas que hace un momento le jalaron el cabello. 

-¡No tengo cuatro años! ¡Tengo nueve! -se llevo las manos a la boca al notar que le había gritado a su mayor.

-Ya no nos vamos a juntar contigo -las tres le sacaron la lengua.

-¡Por favor esperen! -les detuvo- No me dejen sola. Haré lo que me pidan.

-Bueno... Vamos a jugar a otra cosa -dijo la mayor y le puso una venda en los ojos- Le dicen "La gallinita ciega" vas a tener que atraparnos con los ojos vendados. ¡Ahora!

Las niñas hacían ruidos para atraer a la castaña y enseguida cambiaban de lugar solo para ver cómo se golpeaba y chocaba con los árboles o en ocasiones piedras. Esto generaba risas en las niñas, pero una redirección fallida hizo que la menor cayera más alejada de las otras tres. El lugar era tan bajo e irregular que el tratar de salvarla sería inútil.

-¡Oigan! ¡Me caí! ¡Ayuda! ¡Por favor! -la pequeña llamaba a las demás.

-Vamonos de aquí, nos meteremos en problemas si un mayor se acerca -la mayor se alejo con las otras niñas.

-¡Amigas! ¡Por favor! -se quitó la venda de los ojos y pudo notar cuan bajo había caído- Ay no... ¡Auxilio! ¡Por favor! ¡Ayúdenme! ¡Hermano! ¡Hermano! ¡Hermano! ¡Hermanito!

Sus gritos no atraían ninguna ayuda así que decidió subir por ella misma, pero apenas logró avanzar volvió a caer por lo irregular de la pared y solo logro generarse una herida.

-Sangre... Estoy sangrando... -su pequeño cuerpo comenzó a temblar- ¡Mamá! ¡Ayúdame! ¡Papá! ¡Sálvame! ¡Hermanito! ¡Tengo miedo! ¡Ven por mi! ¡Ayuda! -su llanto generaba eco por lo vacío del lugar.

Lo único que logró atraer fueron coyotes, la hora de la tarde aún no traía bestias, pero suponiendo su llanto y olor no tardarían en llegar, pero los animales de la naturaleza también suponían un peligro para la menor.
La pequeña aún no los había visto porque estaba ocupada llorando, el sigilo de los animales se vio interrumpido por un mal paso dando a qué una piedra cayera cerca de ella y le alertara.

-Ay no... ¡AYÚDENME! ¡POR FAVOR! ¡ALGUIEN! ¡ALGUIEN! ¡ALGUIEN! ¡MAMÁ! ¡PAPÁ! ¡HERMANITO! ¡YOLTIC! ¡AHHHH! -sus gritos aceleraron la cacería y tres coyotes bajaron junto con ella- ¡AHHH! ¡¡AHHH!! ¡¡¡AHHH!!! -la niña retrocedía pero la pared tras suyo ya no le brindaba ninguna salida.

La pequeña pateaba para alejar a los animales y para con una inocente esperanza volverse invisible con la pared. La opción de alejarlos funcionaba, pero sus pequeñas extremidades no le daban mucho espacio, los animales pronto comenzaron a morder le los pies.

-¡AHH! ¡¡AHHH!! ¡¡¡AHHH!!! ¡¡¡AHHH!!! ¡¡¡AHHH!!! -la desesperación en la pequeña le comenzaba a desgarrar la garganta.  

Una piedra de gran tamaño cayó en la cabeza de uno de los coyotes y tanto animales como la niña se habían sorprendido de tan repentino movimiento, más piedras comenzaron a ser lanzadas sobre los animales y una lluvia de piedras medianas fueron lanzadas al resto de coyotes que aún no llegaba a la niña.
Los otros dos coyotes cercanos trataban de alejarse y no terminar con la cabeza aplastada como su compañero, se irían con la cola entre las patas, pero otro platillo había llegado a ellos. Un niño de cabellos grises con las puntas castañas oscuras había caído con una piedra gigante en sus manos.

-Esta bien... Creo que no fue buena idea tomar la más grande -reconoció el chico un tanto derrotado.

-¡Yaotzin! -la niña reconoció la voz de su hermano mayor- ¿¡Estás bien?! ¿¡Mi hermanita está contigo?!.

-¿Tu eres Zalhin? -giró para ver detrás suyo.

-Si... -la niña tenía los ojos hinchados por haber llorado tanto, su rostro estaba manchado por la tierra por haber se pegado tanto a la pared.

-Vaya que creciste, me acuerdo cuando eras una bebé de dos años -le sonrió.

Los recuerdos fueron interrumpidos ya que los animales comenzaron a morder la espalda del menor. Este los alejaba a punta de manotazos, al ser mayor que la niña podía alejarlos más distancia y para intimidar los comenzó a ladrar les.

-¡Woof Woof Woof! -adoptó una posición animal- ¡Woof Woof Woof! ¡Yoltic! ¡Acá está tu hermana! ¡Woof Woof Woof! -le ladro a un coyote que quiso acercarse.

Los animales por la extrañeza no se acercaban.

-¡Dios mío! ¡Aguanta un poco más! -tomó una piedra mediana para alejar a los animales- Por favor, sigan tirando piedras, Yaotzin se quedó abajo.

-No nos vamos a cansar de este juego, pero pronto las piedras acá arriba se van a acabar y si los adultos se enteran que dañamos animales nos van a castigar -dijo un niño de su clase que ya había dado la orden a su grupo de apuntar.

-Asumiré la responsabilidad, ayúdenme por favor -se unio a la lluvia de piedras.

Pronto se cumplieron las malas noticias y las piedras se agotaron, uno de los coyotes estaba completamente herido y tirado por el cansancio pero el que quedaba atacaría con rabia por la defensa de los menores.
Sus dientes atraparon el brazo del menor de cabellos grises.

-¡YAOTZIN! -los hermanos gritaron el nombre de su amigo aterrados.

-Uy... Tal vez tampoco pensé bien este movimiento -trataba de sacar su brazo del hocico del animal- En mi imaginación me veía genial derribando lo.

El shock del niño lo hacía balbucear cosas sin sentido pero el dolor lo volvió a la realidad.

-¡Ah! ¡Ya suéltame! -le golpeó la nariz pero el coyote lo seguía mordiendo.

De la nada apareció una flecha que perforó la cabeza del animal. El de cabellos grises alzó la vista para ver a quien lo había salvado.

Un hombre de cabellos rubios cenizos traía en brazos a su pequeña que seguía temblado por los miedos pasados.

-Gracias por salvarme señor papá de Yoltic -el de cabellos grises tenía vendado el brazo izquierdo.

-Por favor Yaotzin, sabes que me puedes decir por mi nombre, tu padre y yo fuimos muy buenos amigos, así que no podría dejarte en esa situación de peligro -el mayor le acarició la cabeza.

-Gracias por la ayuda, padre. Sin ti no sabía cuál era el destino de Yaotzin y Zalhin -el de ojos rosas abrazaba a su padre de la pierna.

-Eres tan formal hijo, no hace falta que me agradezcas -también le acarició la cabeza.

-¿Esto significa que no podré asistir a clases? -dijo emocionado el de cabellos grises.

-¿Qué no eras diestro? Ja ja ja se dañó tu mano izquierda así que de todos modos vas a asistir a clases.

-Ah... -el niño se desánimo.

Pronto el de cabellos grises debía abandonar la vivienda de sus amigos para volver a la suya, estaba bastante cerca, pero de seguro su madre ya lo esperaba para cenar, tras haber salido alguien le detuvo en la puerta.

-Yaotzin... -la pequeña niña de ojos morados lo detuvo del brazo sano.

-Zalhin ¿Estás bien? Tu pierna está herida, de seguro debes descansar... -fue interrumpido. 

-... -la niña le dió un rápido beso en la mejilla- Cuídate... -enseguida se metió a su casa.

La menor estaba cerrando la puerta con un sonrojo que le cubría toda la cara.

-¿Hija? -le hablaría su padre pero la pequeña lo interrumpió.

-Quiero ser fuerte papá -dijo la niña antes de que la vergüenza la dominará.

-Pero eres una niña, debes ser delicada, hermosa y... -fue interrumpido.   

-¡Y fuerte! El que seas niña no te detendrá en ser fuerte -su madre había intervenido.

-Bueno... En realidad... -el padre quería arreglar sus palabras.

-No límites a tu hija Héctor, ella será como su madre, hermosa, poderosa y fuerte -se levanto sus mangas para mostrar sus brazos fuertes.

-Este... Está... Está bien mujer... No no hace falta -se había avergonzado por sus palabras.

-{Quiero ser fuerte como Yaotzin} -pensaba la niña con un sonrojo.

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Este es el "Arco de los Amini" así que habrá un espacio que serán los recuerdos de Yaotzin cuando era pequeño, espero que les guste (⁠ ⁠ ⁠•⁠ ⁠‿⁠ ⁠•⁠ ⁠ ⁠)

Próxima publicación: 23/03/2023

Horario: 19:00 a 21:00 horas.

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