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Capítulo 43

Vas a sufrir.

-¿Sabes que? Si voy a bailar -la castaña se armó de valor y se tomó las tres copas de golpe, de paso le quitó lo que quedaba de la suya al rubio.

-¡Unicornio! -dijo este sorprendido ahora recibiendo las copas vacías.

-¡Nada! ¡No tengo nada y tampoco estoy celosa!.

La castaña se dirigió a la pista de baile, pasando entre las personas sin que estos la tocaran, los susurros y habladurías se hacían más notorias, pero siendo en otro idioma ya no les tomo importancia. Llegó hasta donde el azabache, ahora el estaba libre y de forma autoritaria hablo la castaña.

-Baila conmigo -dijo la castaña y ofreció su mano.

-... Pero dijiste que no sabes bailar... -el azabache estaba un poco sorprendido.

-Enseña me a bailar y baila conmigo, te lo ordeno -la castaña seguía en aquella posición.

El azabache se quedó un rato estático y la castaña creía que había hecho mal, que había quedado en ridículo.
Aunque lo que en realidad pasaba, era que el azabache había esperado a que la próxima canción empezara, fue entonces cuando tomo la mano de la castaña y la acercó a el.

-En cuanto a estructura se puede decir que se baila dibujando con nuestros pies un cuadrado en el suelo o una "caja". Es importante visualizar esto porque los pasos de nuestros pies dibujarán los lados y las diagonales de dicho cuadrado. -dijo el azabache- El Vals tiene un ritmo en cuentas de 3 y un compás de 3/4. Debes contar 1,2,3 con cada paso. Para completar el dibujo del cuadrado tendrás que hacer dos cuentas de 3. El mayor acento está en el 1, mientras que el 2 y 3 son más suaves -dijo tomándola de la cintura y haciendo aquellos movimientos.

-Didier... -la castaña trataba de entender.

-La postura de la espalda debe ser erguida y las rodillas muy ligeramente flexionadas para evitar el bloqueo -hizo el ejemplo para que la castaña lo viera- No se mueven la caderas ni los hombros fuera de la posición erguida.

Miró alrededor y noto que nuevamente varias personas comenzaron a susurrar entre ellas y se reían, a la castaña la ponía incomoda aquello, ahora quería huir de la vista de todos, quería salir corriendo, llegar a casa y acostarse en su cama. Pero le daba pena dejar al azabache ahora que se veía muy concentrado en su explicación.

-Es momento de la explicación sobre la posición en la que debemos estar. Primero: Yo, el hombre debo tomar con mi mano izquierda tu mano derecha -llevo acabo aquella acción- y la llevaré a la altura de los hombros.

-Esta bien, entiendo... -aunque la castaña solo seguía las órdenes por inercia ya que los comentarios se seguían escuchando.

-Segundo: ahora colocaré mi mano derecha en tu espalda -hizo aquella acción- Tercero: tu mano izquierda sobre mi hombro -notó que la castaña de principio no obedeció la indicación así que el lo hizo- Por último: nuestros codos deben estar a la altura de los hombros. ¿Entendido?.

-Si... aunque... -no la dejó terminar y comenzaron a bailar.

La castaña trataba de seguirle el paso al azabache así que en todo momento veía a sus pies, aprovechaba aquello para que se le olvidara que la estaban viendo, pero las miradas se volvieron penetrantes y los comentarios igual. Parecía que ella ahora tenía un oído súper afinado escuchando tan de cerca aquellos comentarios.

-{Ya no me miren... ya no me miren... ya no me miren... ya no me miren... ya no me miren... ya no me miren... dejen de verme... dejen de verme... dejen de verme... dejen de verme... dejen de verme... dejen de mirarme... dejen de mirarme... dejen de mirarme... basta... basta... basta... basta... basta... basta... basta... dejen de criticarme... dejen de hacerlo... mi vida no les interesa... ya basta... ya basta... ya basta ¡Ya basta! ¡Ya basta!} Didier... -la castaña lo piso accidentalmente- ¡Dios mío! ¿Estás bien?.

-Tranquila, tranquila, es normal, con tu primera vez siempre habrá errores {Yo también me distraje con sus pensamientos, está muy estresada} Necesito que te relajes, estás muy tensa -la tomo de los hombros y la sacudió levemente.

-Perdona me {ya me quiero ir... ya no quiero estar aquí...} -escucharon ambos que la canción había finalizado- Perdón...

-Tranquila, empezará otra.

Algunas parejas se alejaron de la pista y algunos meseros pasaron entre la gente para ofrecer bebidas, el azabache tomo una copa y la castaña retuvo al mesero, procedió a ella también tomar una copa de golpe.

-No sabía que... -fue interrumpido.

-Ya tengo dieciocho, ya puedo tomar -se limpio un poco el labio inferior delicadamente con su dedo.

Una nueva canción comenzó y las parejas en la pista eran menos pero decidieron bailar, la castaña seguía mirando abajo para evitar sentirse aprisionada. El azabache no solo leía su mente, si no que sus expresiones y lenguaje corporal delataban que la castaña estaba completamente incómoda.

-Mira me a los ojos -el azabache susurro al oído de la castaña.

La castaña obedeció, pero sus ojos se desviaban a la vista de los demás.

-{Saca me de aquí... por favor} -la castaña apretó la mano y el hombro del azabache.

-Mira me a los ojos y no mires a nadie más {¿Sabe que leo su mente?} Deja me bailar esta pieza contigo. Por favor concédeme mi deseo -volvio a susurrar cerca de su oído.

Continuaron con aquel baile, la canción era una canción en francés así que al azabache le pareció buena idea cantarse la traducida a la castaña, pero está seguía con una mirada de incomodidad.

-Mira me a mi -dijo autoritario y sus ojos se iluminaron- No mires a nadie más, no necesitas a nadie más... solo mira mis ojos, sigue mis pasos... deja que yo te guíe... deja que te consuma únicamente yo... -se acerco de nuevo a su oído- Deja que te haga mía. Laisse-moi te faire mienne, chère dame... (Deja me hacerte mía, preciosa dama).

A la castaña se le erizó la piel con aquello, no hablaba francés pero las frases en aquel idioma siempre le parecieron románticas.
Su atención se fijó completamente en el de ojos verdes cuando comenzó a cantar, no susurraba pero si tenía la voz baja para que únicamente la castaña lo escuchará.
Su grave y masculina voz cantando suavemente en su idioma natal fue lo que hipnotizó a la castaña, ahora bailaban de manera más natural, fluida sin ninguna distracción. Ya no estaba nadie solo ellos dos bailando románticamente en un espacio de ensueño.

Y desde la perspectiva del rubio, ellos dos se habían robado la pista de baile y la atención de todos, pues ahora las pocas parejas que bailaban se retiraron para que ellos lo hicieran libremente.
Los comentarios habían cambiado, aunque algunos seguían siendo veneno puro.

La pieza finalizó y el azabache tentó a la castaña con un posible beso robado, pero ambos salieron de su mundo con los aplausos del resto de los invitados.

-Didier... -lo jaló hacia ella para robarle un beso- Ya vámonos -le susurro.

-Por supuesto -le respondió.

La castaña tomo del guante al azabache, la chica creía que irían hacia la salida, pero estaba mareada por las vueltas del baile y el licor así que no pudo distinguir que se dirigían a unas habitaciones de pasillo oscuro.

Su vista y capacidad para entender las cosas se veía afectada debido al alcohol así que en el transcurso del tiempo no entendía muchas cosas, no fue hasta que sintió que el azabache le quería quitar la ropa interior.

-Espera... ¿Qué estás haciendo?.

-¿No es obvio? Te dije que te haría mía -se acerco para robarle un beso.

-Pero no quiero...

-¿Qué?.

-Todavía no quiero hacerlo contigo... no estoy lista y además... no traemos protección, mucho menos debemos hacerlo {yo estando ebria} en este lugar -se levanto y trato de acostumbrar su vista a la oscuridad.

-No me entendiste -volvio a acostarla, está vez con brusquedad- Quiero hacerlo.

-Pero yo no... Didier... basta, me quiero ir a casa -trato de levantarse pero el azabache la tomo de las muñecas- suelta me...

-No, vamos a hacerlo -tomo ambas muñecas de la chica con una sola mano y las llevo arriba de su cabeza.

-¡Ya te dije que no! ¡Didier! ¡Ya habíamos hablado de esto! ¡Te dije que sin mi consentimiento no quería nada! ¡Suelta me! ¡Suelta me! ¡Suelta me! -trataba de soltarse pero era evidente la diferencia de fuerza

-No, ahora quédate quieta o te dolerá -procedió a bajarse el cierre de su pantalón- En serio, si te sigues moviendo va a doler te -ahora procedió a bajarle la ropa interior a ella.

-¡Te dije que me soltaras! -la castaña le metió un golpe en su área para que la soltará.

Dió resultado aquello, el azabache estaba retorciéndose de dolor en el suelo, la chica pensaba huir, pero si lo hacía por la entrada principal muchos la mirarían feo o en el peor de los casos la retendrían. Tuvo la loca idea de salir por la ventana ya que estaba un árbol grande cerca de esta. Salió por las ramas y como pudo bajó del tronco sin rasguñar se.

Corrió por el camino empedrado hasta que el camino se volvió tierra, corría y corría, pero no encontraba carretera alguna.
Vio que había una presa, el agua era oscura por la noche y lo único que la iluminaba era la luna.

-Regresa aquí -escuchó la voz del azabache muy cerca de ella.

Al darse la vuelta miró que el azabache estaba a unos cuantos pasos de ella, fue entonces cuando sintió miedo y comenzó a correr nuevamente.

-Es inútil que escapes... regresa... ya basta -escuchaba su voz bastante distante y en ocasiones no se entendía lo que decía.

_Narra Ariatna_

Estaba asustada, Didier nunca me había obligado a hacer algo... de hecho la última vez fui yo quien lo provocó y el me detuvo... pero ahora...

-Sabes que no puedes escapar -su voz dijo.

No gritaba, pero su voz era tan fuerte que lo escuchaba claro. ¿Por qué lo sigo oyendo si estoy corriendo? ¿Qué va a pasar si me atrapa? ¿Va a abusar de mi? Didier... tenía tanta confianza en ti... ¿En serio vas a tirar a la basura mi confianza?.

-Eres igual a ella, María -estaba nuevamente casi por llegar- Isabelle también era muy asustadiza y cuando supo que era un vampiro escapó de mi.

Espera... ¿Me llamó María? Pero... ¿Por qué? Ese nombre solo lo había escuchado en mis sueños...

-Pero cuando la atrapé para que satisfaciera mis necesidades, ella murió debido a mi fuerza -lo escuchaba más cerca, tenía miedo de voltear así que acelere mi velocidad, pero los tacones ya me estaban lastimando- Por eso te convertiré para que no pase lo mismo, así que vuelve acá María -lo escuché tan cerca de mi que tras voltear, el en realidad estaba detrás mío.

Del susto me resbale y caí de golpe al suelo, comencé a retroceder, el continuaba llamando me María.

-Por favor María, creí que eras más obediente... -se acercaba lentamente hacia mi.

-¿Quién es María? -le dije entre asustada y enojada- Mi nombre es Ariatna...

-Ja ja ja deja de jugar, eso no te servirá -rápidamente se acercó a mi.

Debido a aquello reaccione asustada y tome un puño de tierra con mi mano, se lo arroje a los ojos, nuevamente tenía una oportunidad para correr, pero apenas pude ponerme de pie, el me tomo por la espalda.

-¡Ya basta! ¡No quiero lastimarte!.

-¡Suéltame!.

-¡María! ¡Basta! ¡Quédate quieta!.

-¡Qué no soy María! ¡Yo no soy ella! ¿Quién es ella? ¿¡Por qué me llamas María?!. 

-¡Ya basta! ¡He dicho que te quedes quieta! -me apretó y retiro el cabello de mi cuello, sentí su boca muy cerca de mi.

-¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Suéltame! -comencé a moverme para que me soltara, me estaba lastimando y no quería que me mordiera, tenía mucho miedo. 

Estaba aterrada era la primera vez que quería morderme ¿Por qué me muestras esta cara ahora? Tu... no eres así... tu... tu... tu no eras así Didier...

-Didier... suéltame... -dije entre lágrimas.

-Tus lágrimas... me encantan... -lamió mi cuello, pude sentir sus colmillos, fue cuando la sangre se me bajo por completo.

-¡¡¡QUE ME SUELTES!!!.

Del suelo salieron unas ramas de árbol, algunos pétalos de jacaranda volaron por los aires, fue lo que alcance a mirar, ya que ambos fuimos arrojados al agua, afortunadamente al entrar pude sostenerme de las ramas, pudiendo liberarme del agarre de Didier. Salí del agua para tomar aire y tratar de calmarme, era la segunda vez que hacía aparecer esas ramas ⇀aunque la primera vez aquel tipo parecía penetrado por las ramas↼ trataba de mirar a mi alrededor y seguía sin ver alguna carretera para pedir un auto.
Sería peligroso, pero ya no me quería regresar a aquel lugar y menos en este estado, me consideraría una presa entre depredadores.

-Ah... ¡Ayuda! -escuche la voz de Didier.

Me sentí aterrada, decidí mirar atrás y el también había salido del agua por las ramas. Su rostro estaba herido, algo de sangre salía de su nariz, estaba completamente mojado y parte de su ropa estaba rota.

-¡A-Ariatna...! ¿Qué estamos haciendo aquí? ¿D-dónde estamos? ¿No estábamos en el hospital? ¿Por qué estoy vestido así? -termino de salir del agua y se acercó nuevamente a mi.

¿Estaba jugando conmigo? ¿Quería que bajará la guardia para que me atacará de nuevo? Ni hablar.
Estando lo suficientemente cerca de mi, me giré y le di una fuerte bofetada.

-¡No sé cuál sea tu juego ahora pero no voy a caer! -le grite, ahora el me estaba mirando confundido- ¿Qué crees que estás haciendo? ¿Quieres hacerme sentir mal para bajar mi guardia? ¡Pues no te va a salir!.

-¿De qué estás hablando? ¿Ariatna que te sucede? -sus ojos me miraban confundido.

-¿Qué estoy diciendo? ¡Tu qué demonios quieres lograr! ¿¡Quieres abusar de mi?! ¿¡Eso quieres?! ¡Pensé que eras diferente!.

-¿¡Qué?! ¡Claro que no! ¡Jamás haría algo así!.

-¡Pues hace un rato no decías lo mismo!.

-¡No sé de qué estás hablando! ¡Ariatna por favor! ¡Creeme! No sé que está pasando... no recuerdo nada desde que me atacaron en el hospital... hasta que desperté y estaba entubado... y ahora... ¡No sé nada! ¡No recuerdo nada!.

-¡Ah! ¿¡No recuerdas nada?! -volví a darle una bofetada- ¿Quién es María?.

-¿Qué...? -pude ver cómo su mirada palideció- ¿Quién te dijo ese nombre...?.

-¡Pues tú! ¡Hace un rato estabas llamándome María! ¡María esto! ¡María lo otro! ¡María aquello! ¡Incluso me confesas te que mataste a tu prometida de cuando eras humano!.

-¿Isabelle? {Es cierto... en mis primeros años de vampiro... la asesine por querer cumplir mis deseos carnales... pero... por ver morir a María... aquel evento traumático había bloqueado muchos de mis recuerdos... incluso de cuando era humano} Yo... yo... yo... -no sabía que decir, estaba tan enojada que le di otra bofetada.

-¡No me has respondido! ¿¡Quién es María?!.

-Fue... una mujer que ame hace casi dos siglos...

-¡Y supongo que también la mataste como Isabelle!.

-¡Estás equivocada! A María... la asesinaron por mi culpa... -bajo su mirada- Ese día... estaban por asesinarme y ella se interpuso... y sobre Isabelle... es cierto... fue mi culpa, mis estúpidos impulsos la asesinaron... pero -cuando regreso su vista al frente mío ya estaba llorando.

No pude soportarlo... las palabras que me dijo cuando me pidió ser su novia ¿Eran mentira? ¿Qué estuvo pensando en todo este tiempo? ¿Estaba jugando conmigo?.

-¿Ariatna? ¿Qué te pasa...? -lo interrumpí.

-¿Qué te pasa a ti? ¿Por qué jugaste todo este tiempo conmigo? Creí... creí que era tu primer amor... creí... que me querías de verdad... pero... solo estabas jugando conmigo -me lleve las manos al rostro y seguí llorando, mi voz se escuchaba quebrada. 

-Pero... yo de verdad te quiero... es cierto que ame a otras mujeres... pero eso fue antes y... -lo interrumpí de nuevo.

-Ya se... eso lo entiendo... con tu inmortalidad podrías amar a miles y yo me convertiría en un número más... pero ¿Por qué me mientes? ¿Por qué dices que no recuerdas nada? ¿Por qué me mentiste en el baile? Creí que me hablabas de manera amorosa para protegerme... pero solo querías propasarte.

-No es cierto... yo jamás haría eso... -trataba de levantarse pero yo lo empuje.

-¡Ya deja de mentir! ¡Ya basta! ¡Ya basta...! Ya basta... ya no me mientas... por favor... me lastimas... por favor... no quiero que te me vuelvas a acercar...

-¿Qué?.

-¡Lo que oíste! No sabes cuan aterrada me sentí cuando intentaste abusar de mi... cuando me querías inmovilizar... me sentí igual de vulnerable como cuando me atacó Marcel... cuando me amenazas te con convertirme...

-Yo jamás haría algo así... -su voz ahora sonaba en súplica- Por favor creeme... ¡No sé nada desde...! -lo interrumpí.

-¡¿Y quién te atacó entonces?! Tenías heridas en la parte trasera de tu cabeza y un intento de asfixia, eso significa que viste a tu atacante de frente ¿Quién fue?.

-Yaotzin... un Amini me atacó por el rencor que me tiene... mismo cazador que asesino a María... Ariatna por favor... estoy sin rumbo desde aquel día, no sé de qué me hablas, ni de qué se me acusa... por favor perdóname y no me dejes -lo interrumpí.

-Ya no te creo... -mis ojos se desviaron, no quería verlo- Intentaste tocarme... me mentiste... ni siquiera me molestó que intentaste ponerme celosa...¿Sabes que es lo que más me dolió?... te suplique que me sacarás de ese lugar... de ese baile... y te importo poco... No quiero volver a verte Didier... adiós...

_Narra Didier_

No entendía nada... todo se me estaba llendo de las manos otra vez... no sabía porque ahora Ariatna me odiaba... ella se estaba yendo sola... quería seguirla pero las piernas no me respondían. Sentía que me ahogaba, me comenzaba a faltar el aire, trataba de recuperarlo, pero cada que lo hacía parpadeaba y con cada parpadeo mi vista se volvía borrosa.

Quería llorar... pero desde niño me enseñaron que los hombres no lloran y para mí desgracia... jamás lo hice... no llore cuando me lastime la pierna jugando... no lloré cuando mi hermano se fue de la casa... no lloré cuando morí... no lloré cuando asesiné... no lloré cuando asesinaron a María... me quedé estático... como ahora... ahora que Ariatna se ha ido... quiero llorar pero no puedo... me estoy ahogando... no puedo... no puedo... no puedo...

-Ja ja ja ja ja -una extraña risa femenina escuché a mi alrededor.

No identifique de quién podría ser, así que por mi bien, levanté la mirada en aquellas ramas que salían de la tierra y terminaban en el agua, estaba posado un gato de pelaje castaño manchado de tierra con unos amenazantes ojos morados.

-Ja ja ja ja ja ja ja ja ¿Sabes cuánto he esperado por esto? -el gato hablaba y se dirigía a mi.

-¿Eres... Yaotzin? -pregunté, pensé que podría ser una ilusión.

-No miserable, para tu desgraciada, soy alguien peor -el felino dió un salto.

Caería frente mío, pero aterrizó en una forma femenina, una mujer Amini, con el uniforme femenino roto, la capa no le cubría todo el cuerpo y la ropa sucia, rota hecha jirones, su cabello estaba descuidado, maltratado e incluso mal atado en una coleta, su tez clara también estaba manchado por suciedad y sus ojos morados me miraban con rabia ¿Quién era esta chica?.

-Ah Sido duro y bastante largo el camino, pero por fin te veo sufrir desgraciado infeliz -la chica se hecho a reír.

-No te conozco ¿Quién eres tú?.

-¿Ah no me conoces? -dio un pisotón al suelo.

Parecía que tembló por un momento y a mi lado apareció un cadáver, un cadáver que para mí desgracia conocía.

-Soy la hermana del pobre Amini que asesinas te sin piedad maldito miserable -se acerco corriendo a mi y me atravesó el pecho con una lanza de punta de obsidiana.

Me sentía aterrado y mis manos se sentían frías, mi pecho tenía albergadas tantas lágrimas que por aquella herida podrían salir.

-Para mí desgracia, soy un alma en pena y no podré matarte -movió sus piernas y no me fijé tenía cadenas en los tobillos- Pero con esta ruptura sufrirás -dijo muy sonriente- Sentirás como toda luz se va de tu vida... como nuevamente te quedas en la oscuridad absoluta... en la oscuridad fría... como la impotencia te consume y no puedes hacer nada para detener las cosas, no puedes retroceder en el tiempo para recuperar tus días felices -con su cercanía no solo notaba las cadenas de sus tobillos, si no también de sus muñecas, con sus manos movió el arma dentro de mi pecho- No puedes hacer nada más que ver cómo todo pierde su color, como todo pierde su sonido, como todo pierde su calidez, como todo pierde sabor, como los días se vuelven grises, apagadas, monótonas... sin vida... vas a sufrir y mucho... ahora llora...

Llora... realmente tenía ganas de llorar, todo lo que me describía, era lo mismo que había sentido cuando murió María... cuando murieron mis hermanas... cuando murió mi hermano... cuando morí yo... pero no puedo... intento llorar pero las lágrimas no salen... solo mis ojos se humedecen y si quisiera llorar a todo pulmón ahora que estoy en medio de la nada, tampoco podría... lloraría tan leve que parecería que mis lágrimas son actuadas... suelta me...

-Suelta me... -dije apretando los labios.

-No, hasta que llores... grites o pierdas el conocimiento, lo que pase primero -sonrío tan alegre- Pobre miseria, ¿Por qué debería tener piedad de ti? Si tú no la tuviste con mi hermano... desgracia mía no poder matarte, pero matarte en vida es similar -volvió a mover el arma dentro de mi.

-Yo no mate a tu hermano... yo lo encontré casi muerto... no sé porque no me creen... -respire con dificultad las ganas de llorar estaban ahogando me.

-Porque eres un miserable pecador que merece morir, jamás debiste haber existido y tú castigo en el infierno será eterno... arderás por toda la eternidad... arderás en el infierno dónde tus globos oculares explotarán... tus órganos se derretirán y tu piel se fundirá, se derretirá como se consume una vela, pero, tu sufrimiento será repetitivo así que sufrirás una y otra -sacó la lanza y la volvió a meter- y otra y otra y otra y otra y otra ¡Y otra vez! -repitío aquella acción con más fuerza y rapidez... otro "deja vu".

No aguante aquellas puñaladas al corazón... estaba narrando mi miedo... la forma en la que no quería morir... la forma en la que temía morir... un grito desgarrador salió de lo más profundo de mi pecho y caí desmayado, lo único que alcancé a ver antes de perder el conocimiento por completo fue que aquella chica se libero de sus cadenas y desapareció con la primera gota de lluvia que cayó del cielo, la leve lluvia fría comenzó a caer sobre mi cuerpo, anestesiando mi dolor previo.

⇀Narrador↼

La lluvia había agarrado de madrugada a la pobre chica que buscaba refugio, ya había pasado su hogar pero no quería quedarse ahí por temor a que en cualquier momento llegarán los vampiros, aunque paso por Ian para que no se quedará solo, ambos temblaban por el frío de la lluvia y la madrugada, la pequeña sombrilla apenas si cubría a ambos.
Pronto llegaron a la casa de la pelirroja y la castaña tocó con fuerza la puerta.

-¿Estás segura que está en casa? ¿No dijiste que estaba de viaje? -preguntó el pelo verde, era quien traía la sombrilla.

-Creo recordar que ya regreso -volvio a tocar está vez con más insistencia y fuerza.

-¿Estás segura en no avisarle a Kliment? Se preocupara cuando no nos vea en casa.

-Mañana temprano te vas de nuevo a la casa y le dices que me voy a quedar un tiempo con Pau.

-¿Puedo saber que pasó? -abrazó a su mascota que tenía frío.

-Eres un vampiro... puedes leer mi mente... así que te doy permiso...

-Realmente no quiero hacerlo... y perdona me por preguntar... lo siento...

Finalmente abrieron la puerta y notaron que quien abrió era una joven de piel clara, cabello rojizo oscuro un poco largo, ojos castaños claros, un tanto más bajita que la castaña, pero igual de delgada que ella, con unos pechos grandes.

-Ay disculpe... me equivoqué de casa... perdone la molestia -pensaba retirarse la castaña hasta que escuchó la voz de la chica.

-¡Amiga! ¡Eres tú! -se lanzó a abrazarla a pesar de que estaba mojada y fría por la lluvia.

-¿¡P-paulina?!.

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Próxima publicación: 09/03/2023

Horario: 19:00 a 21:00 horas.

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