Capítulo 41
Cerca de la muerte.
Unos cuantos pasos más y dispararía. Pero... ¿Qué pasaba si disparaba? ¿Se acaba el efecto y de nuevo era visible?
Cualquiera que sea la respuesta, su reacción sería la misma, matar en defensa propia.
Aunque esa opción no fue necesaria, ya que, había aparecido el pelo gris, con una piedra bastante grande y pesada, misma que utilizo para golpear en la cabeza al azabache.
Este al no ver nada, únicamente observó como desde arriba, una piedra enorme le pegó en la cabeza, aunque, al caer al piso, tras ella apareció aquel Amini de cabellos grises y en punta castaño oscuro, con un ojo cicatrizado.
El azabache no tuvo tiempo de formular palabra alguna, puesto que el pelo gris había ido directo a los golpes, uno tras otro tras otro tras otro, un verdadero guerrero a puño limpio, bueno con aquel artefacto de metal que se acoplaba muy bien a sus puños y lograba potencializar sus golpes.
De tantos golpes, pronto lo llevo a la barandilla de metal, tras verse en peligro, el azabache lo empujó, rápidamente subió a la barandilla para abalanzarse sobre el pelo gris, pero este aprovecho su plan y fue contra fuerza para poder rasgar le parte de la mandíbula, aquel repentino movimiento, desconcentró al azabache, dando oportunidad al pelo gris para empujarlo a qué cayera.
El pelo gris enseguida se retiró sin disfrutar su victoria y más porque el azabache no tardaría tanto en dejar de estar aturdido.
Y fue así, su impresión se fue al notar que estaba lejos de la barandilla, se reincorporo y comenzó a sanar la herida que se le había hecho en la cabeza debido al golpe, pero no podía sanar la herida de su mandíbula, pronto subió y vio que había venido el rubio con dos mujeres, las cuales se les veía un poco aterradas.
-Sabia que estabas vivo -dijo un poco aliviado el rubio.
-No esperaba menos del temible Didier -dijo Aranza tras ver el cadáver del lobo- Pero ya debemos irnos o nos matarán como a Iris.
-¿Iris? -el azabache no reconocía el nombre, aunque no le interesaba saber, ahora que estaba muerta.
-¡Marcel abandono a Iris! -dijo Eva en llanto.
-¡Era ella o nosotros! ¡Ahora vámonos de aquí! ¡YA! -respondió molesto por culpa de la chica.
Aunque su huida se vio afectada por un par de lobos, mismos que atraparon del torso a las mujeres, estás gritaban de dolor y desesperación, aunque ninguno de los dos hombres se vio con decisión en ayudar, también fueron frenados por el resto de la manada que fue llegando.
-Pero que tenemos aquí, el miserable vampiro que deja cadáveres enfermos para que nos lo comamos ¿Crees que somos perros callejeros? -el lobo que parecía ser el líder, caminaba en círculos cerca del azabache.
-¿Y que no son? -dijo en burla un poco bajo el rubio.
En respuesta un lobo le gruñó para que se alejara.
-Calla te Marcel -le regañó el azabache- Yo jamás he dado cadáveres enfermos, en mal estado por heridas tal vez, pero no enfermos -le seguía con la mirada mientras era rodeado.
-¡Dile eso a mis hombres! Y también a los de otras manadas que enfermaron y murieron -comenzó a rodearlo más de cerca.
-Ni siquiera sé quién eres, ¿Por qué me importaría la vida de los tuyos? -se molesto debido a que se estaba acercando demaciado.
Mientras ellos discutían verbalmente, el rubio quiso retar al lobo gruñendo le, este al tenerle rencor, no espero órdenes para comenzar a atacarlo, aunque el rubio le detenía el hocico, recibió múltiples mordidas, los gruñidos y sonidos que emitían ambos llamaron la atención de los demás. Su pelea parecía tener un final más violento, pues aquel lobo se transformó en un hombre moreno fornido de cabello largo castaño oscuro y ojos color miel.
-¡Werner! -le regañó el líder.
-Se suponía que no debían vernos -dijo un lobo con voz baja y molesta.
-No importa ya eso -el líder había cambiado de forma a un hombre adulto, de 1.95 de estatura, cabello y barba larga de color negro, con una piel clara, pero varias cicatrices por la frente y también varias en los brazos.
Después del líder, los demás también comenzaron a convertirse. Tras aquello el azabache se fijó mejor en el moreno que quería matar a Marcel, este era extrañamente familiar, pero no quería dirigirle la palabra a nadie más que al líder.
-No sé quién les ha estado diciendo que yo dejo cadáveres enfermos, pero si esa es la razón por la que han atacado -fue interrumpido el azabache.
-¡La razón es porque se robaron a nuestras crías! Y ustedes, bola de cobardes, se disfrazaron de Amini para pasar desapercibidos, miserables -el líder se había acercado ya bastante y en su forma humana, claramente se veía más intimidante.
-Yo no monte este circo, solo fui un desafortunado espectador, además ¿Para que querríamos sus crías? -el azabache no mostraba miedo a pesar de tener un oponente de gran tamaño.
-De cualquier modo pensábamos matarlos a todos -habló el líder, formando una sonrisa de satisfacción.
-¿Muerto el PERRO se acaba la rabia? -habló Marcel en tono burlón.
-Interpretalo como quieras -miro al moreno para darle la señal.
Tras una discreta señal, los hombres volvieron a convertirse en bestias, para abalanzarse y pelear contra los vampiros.
Pronto llegaría el amanecer, el cielo había abandonado su color azul oscuro y pronto comenzó a tornarse de un rosa ligero, las pocas estrellas del cielo comenzaron a desaparecer poco a poco y el sol empezaba por asomarse. Tal hermoso espectáculo de la naturaleza, no era apreciado por todos, puesto que el rubio y el azabache estaban atados con varillas de metal a la copa de unos árboles, la llegada del amanecer, amenazaba sus vidas.
Ambos estaban heridos, pero las heridas de los golpes de las bestias, no era nada comparado con el poder del sol, si lo recibían, sería el fin. Ambos trataban de zafarse pero las varillas estaban bastante enredadas, el sol ya se asomaba, los primeros rayos eran como ácido para ellos, sus gritos de dolor se escuchaban por toda la cuadra debido a su altura.
-¡AHHHH! ¡DUELE! ¡AHHHH! -el rubio ya no podía zafarse, trataba de mantenerse conciente para pensar, pero la sensación de ser quemado vivo, era terrible.
-¡MARCEL! -el azabache estaba igual, estaba desesperado, su piel estaba quemada, pero aún estaba conciente y cuerdo como para dar una patada a los brazos del rubio.
El rubio grito más, no entendía porque la repentina violencia, pero no oponía resistencia. El azabache continuo golpeando le los brazos, patadas fuertes y pesadas lograron romperle los brazos al rubio, mismo que con el peso de su cuerpo rompió la mitad de la copa del árbol, ahora el rubio había quedado un poco más abajo y le cubría la sombra de otro árbol, aunque todavía estaba atado, el azabache cumplió su cometido de proteger al rubio para que esté pidiera ayuda.
Aunque fue poco lo que gozo de su victoria, el agonizante dolor lo hizo gritar de nuevo, odiaba gritar, parecía débil, pero su cuerpo no soportaría más la exposición del sol.
-¡Maldita bruja ven acá! ¡Bruja! ¡Bruja! ¡Marigold! ¡Marigold! ¡Marigold! ¡Mar...ía! -escuchaba bastante lejos la voz del rubio, aunque alucinó con la última parte.
Pronto cerro los ojos, aceptando que en poco tiempo, se convertiría en polvo..."Polvo eres y en polvo te convertirás" después de la muerte... ¿A dónde iría?...
-•-•-•-
La muerte, es algo natural, aunque... cuando es presenciada por un menor, no puede entenderlo en un principio. Cuando un niño ve que un pequeño animalito se durmió para siempre, le es extraño, que su estómago se haya detenido, que su cuerpo se haya enfriado y sea tan manipulable como el papel.
El pequeño azabache, junto con su amigo el rubio habían presenciado una pelea entre dos perros hambrientos, un pedazo de pan enlodado sería su premio, ambos estaban en los huesos, pero sus feroces dientes desgarraban la piel de su contrincante, hubo por fin un ganador, pero el premio ya no le apetecía bastante al estar tan húmedo, el vencedor procedió a devorar la carne de su difunto contrincante, la piel no lo dejo satisfecho, pero sus órganos en precario estado de salud le parecieron bastante para sobrevivir por un tiempo.
El rubio ya se había acostumbrado a ver ese tipo de muertes muy seguido, así que no fue mucho su impacto al ver eso. Más en cambio, era la primera vez del azabache en presenciar aquello y tras finalizar ese día, a los continuos, escuchaba y veía la muerte en todas partes, los animales más grandes se devoraban a los más pequeños, los humanos morían de enfermedades, accidentes y por su propia estupidez.
-Padre... -el pequeño azabache estaba frente a la chimenea, miraba el fuego tranquilo pero quería hablar con su padre.
-¿Qué ocurre hijo mío? -el adulto leía pero igual respondió.
-¿Tienes miedo de morir? -la pregunta del menor fue firme y no despegó su vista del fuego.
-... Como todo ser humano, hijo mío ¿Por qué la pregunta? -el adulto había apartado y cerrado su libro, un tema tan maduro para un niño de diez años debía ser explicado.
-Muchas de tus amistades han muerto últimamente... de todas maneras... de todas edades, incluso de todas las clases ¿Hay una forma de morir tranquilo? ¿Sabes cómo quisieras morir? ¿Padre? -el niño seguía viendo el fuego.
-Morir tranquilo... tal vez la muerte más tranquila sea la de la vejez, la muerte en la que finalmente tu cuerpo acaba su tarea y se detiene para siempre, pero de forma lenta y pacífica, creo que de esa forma quisiera morir -dijo en palabras que pudiera entender su hijo.
-¿Y la manera en la que no te gustaría morir? -el niño tenía bastantes preguntas.
-Que el impacto de una bala destroce mi cuerpo, la pólvora queme mis órganos por dentro... el dolor y ardor debe ser insoportable... una muerte repentina y violenta, es lo que no quiero tener -le amargaba su basta imaginación para sentir aquel dolor.
-Yo quisiera morir de viejo, que mis memorias me generen una sonrisa y morir tranquilo. Pero... no quiero morir quemado -levanto su mano para sentir el calor del fuego- me agrada la calidez del fuego... pero tengo miedo a morir quemado, el insoportable ardor que reventara mis globos oculares, calcinara mis órganos y fundirá mi piel... me aterra -su basta imaginación, la había heredado de su padre y en aquel relato de dolor se pudo escuchar la voz temblorosa del niño.
-Hijo mío... ¿Tienes miedo a morir?.
-Como todo ser humano... pero, solo de la forma que te he dicho, sufrir antes de morir, de una manera tan agonizante que mi alma se pueda estancar en este mundo... me da miedo sufrir... -se recostó en el suelo, sus pequeños párpados comenzaron a pesar le y pronto quedó dormido.
La calidez que el fuego le brindaba se fue alejando, como si el mismo fuego caminara y se fuera, aunque no fue muy lejos porque aún lo sentía. Abrió los ojos para comprobar hasta donde había ido el fuego, notó que su cuerpo había cambiado, era más grande, con ropas elegantes, pero rasgadas por una batalla previa, en algunas partes de su cuerpo había una especie de plantas que le brindaban relajación. A su alrededor había varios árboles, un cielo completamente oscuro y una fogata lejos de él. Su cabeza descansaba en las cálidas piernas de una hermosa y joven mujer morena, sus castaños ojos claros lo miraban paciente.
-María... -el azabache habló adormilado.
-Veo que otra vez te quemaste -acaricio con ternura sus cabellos.
-No me daré esperanzas... estoy muerto ¿Verdad? -el hombre disfrutaba de aquella caricia, parecía tan real.
-¿Por qué lo piensas? -le preguntó amable al ver que su rostro estaba tranquilo por su caricia.
-Eh visto a mi padre cuando dormí, te he visto a ti... Ojalá ver a mis hermanos... solo falta ver las dos veces que morí como humano para saber que mi infierno está por comenzar... si estos son los únicos momentos de paz que disfrutaré antes de entrar al infierno... quiero agradecerte por todo -quería levantar la mano pero su cuerpo se sentía pesado.
-¿Por todo? Solo estuvimos juntos un siglo... yo quería seguir por toda la eternidad -le dió un pequeño beso en la frente.
-Pues te esforzaste por renacer, como Ariatna, reconocí tu bondad, tu amabilidad, tu inocencia, tu pureza, tu belleza. Que lastima que ahora sea yo el que te tenga que dejar... no sé cuánto tiempo me lleve el pagar mis pecados... pero... -fue interrumpido por el suave dedo de la morena, está los puso en sus labios para hablar.
-¿Renacer? Querido mío... yo aún no he renacido... mis pecados fueron pocos, pero aún debo pagarlos... no sé cuándo voy a renacer... pero cuando lo haga, te encontraré -le regalo una sonrisa.
-¿No eres tú? ¿Ariatna? -se extrañó de aquella revelación.
-Para mi lastima, no soy Ariatna, no he renacido, pero agradezco a esa chica que te ha dado la oportunidad nuevamente de amar, de sentir felicidad, de abrazar con calidez tu corazón -se acerco a sus labios para dar un corto beso.
-¿Entonces quien es Ariatna? ¿No estoy muerto? ¿Qué está pasando? ¿Por qué mi cuerpo se siente tan pesado? -trataba de levantarse, pero su cuerpo no cooperaba para nada.
-No sé quién sea Ariatna, pero es una chica maravillosa, aún no estás muerto, estás inconsciente... casi mueres por el sol, pero se te ha dado otra oportunidad, gracias a Dios -le acaricio la mejilla.
-Dios... deje de pensar en el hace mucho... -el azabache volvía a sentir sus ojos pesados- María... -se le escuchó asustado- Me estoy quedando dormido ¿A dónde iré ahora?...
-No temas -le tomo de la mano- Yo te voy a proteger... aunque... primero debes resolver aquello -como pudo, lo levanto de la espalda.
Al levantarlo, el azabache pudo ver el fuego y que detrás de este había una oscuridad con nubes grises y electricidad amenazante.
-¿Qué es eso? -preguntó el azabache.
-No sé, lleva algunas semanas en tu cabeza, creo que debes resolver aquello antes de despertar por completo.
-¿Crees que pueda? -se arrepintió de decir aquello, odiaba sonar débil.
-Yo se que tú puedes, amor mío -le dió un beso en su cabeza.
-... María... ¿Por qué no me odias? -su voz había flaqueado.
-¿Por qué hacerlo? -le respondió amable.
-Cuando te veo, únicamente veo las veces que te trate de manera horrible, las veces que te grite, las veces que te obligue a hacer cosas que no querías, cómo alimentarte a la fuerza. ¿Por qué no me odias? Hasta duele que querías volver al miserable mundo solo para encontrarme.
-Tu ves eso, pero yo veo todas las veces que me protegiste, las veces que me cuidaste, en mi cabeza siempre estará el recuerdo de que cuando era humana... -sonrió ampliamente- tratabas de cantar en mi idioma, muy bajito cerca de mi oído e incluso cuando me volví vampiro, me cantabas en francés cuando dormía, me envolvias con tus brazos cuando terminaba agotada de tanto comer... Esos recuerdos fueron muy hermosos, no te odio porque fuera de los días en los que te llenabas de rabia siempre me mostrabas la sinceridad de tu corazón. Los días en los que despertaba al amanecer y te veía a los ojos... Hasta olvidaba lo que éramos, olvidaba la sangre y la oscuridad, pensaba en que tendríamos una vida juntos, amándonos... -la mujer notó las lágrimas en los ojos del hombre- No llores amor mío, se que estás asustado porque oyes mi voz lejana, pero terminaré mi letanía cuando volvamos a vernos...
El azabache volvió a cerrar los ojos y pronto volvió a su casa cuando era un joven, acostado en su cama, su cuarto completamente oscuro y el sonido del reloj lo atormentaba con que algo muy malo sucedería.
-•-•-•-
Habían pasado ya dos meses ¿O tres? Realmente al joven no le importaba llevar la cuenta de cuánto había manipulado la mente de aquel vampiro vulgar, se lo merecía por haber tenido un sueño tan lujurioso con su humana. Entro al salón, miro que aquel hombre con título de "mano derecha" giraba y giraba la manija de aquella caja de música.
-Haz estado haciendo un buen trabajo, incluso cuando está despierto -el joven vio que su mano derecha asintió- Puedes hablar.
-Gracias, mi señor, quisiera preguntar ¿Cuando me voy a detener? ¿Me detendré hasta causarle amnesia o destruir su cerebro? No me he cansado, solo tengo curiosidad -el hombre con máscara hablo con respeto.
-Hasta que mi amada vea el monstruo asqueroso que es y ella venga a mis brazos, pronto... se que pronto dejara de estar enamorada de él -el joven le dió la orden de continuar y el abandonaría la habitación.
El tiempo vuela, desgraciadamente, habían pasado ya cuatro meses, desde que el rubio se le ocurrió aquella estupidez y puso en riesgo de muerte al azabache. El rubio despertó dos meses después de aquella noche, pero porque las heridas fueron menores debido a que el azabache lo había salvado, pero el de ojos verdes aún no despertaba.
La castaña estuvo todo el tiempo con el en el hospital⇀aunque este fuera un lugar donde la mayoría de los doctores y enfermeras fueran vampiro de rango A↼ no le importaba estar conviviendo con estos seres, pero cuando despertó el rubio, está lo regañó por la estupidez que había hecho, le gritó tanto, hasta de lo que se iba a morir.
Los médicos no daban muchas esperanzas a qué sobreviviera, ya que su velocidad de sanación era bastante lenta.
La castaña no le importaba lo que le dijeran los médicos y seguía presente para el azabache.
Un día, la madrugada era fría, su cuerpo temblaba, tenía su cabello despeinado, pero torpemente amarrado en una coleta, tenía ese estilo desarreglado ya que el pelo verde la cubrió para que ella fuera a arreglarse y darse un baño. Pero ella tras haberse duchado, salió rumbo al hospital para volver.
_Narra Ariatna_
Es horrible un hospital... no importa que tan lujoso sea... tener a alguien en cama, con tantos tubos en su cuerpo para tratar de mantenerlo con vida... es horrible... es horrible no saber nada... ni el día... ni la hora... solo ves su pecho con la esperanza de que no se detenga, de que sus ojos se abran y salgan de esa cama, aunque sus ojos estén cerrados y estén durmiendo... no están descansando... están sufriendo una lucha interna... duele... duele no poder llorar... duele ser fuerte... duele mucho.
Didier está cubierto de vendas, cada día a mejorado pero todavía no se levanta... levántate... levántate y dime qué estás mejor... dime qué quieres ver una película... dime qué quieres comer un helado... yo te propondré un beso... un beso de angel...
Levántate por favor... mis lágrimas se están quedando en mi pecho... se que de nuevo me voy a ahogar... me voy a ahogar como aquella vez... será mala la comparación... pero está terrible situación me recuerda al fallecimiento de mi mascota... también quería que se levantará, que jugará... que me lamiera la cara... que ladrara... que corriera, que me llenará de pelos la ropa.
No quiero que te levantes y me digas "Te amo, gracias por todo" así como el un día se levantó, comió, sonrió y me lamió la cara por última vez para después... su pecho dejara de moverse y se volviera frío.
Odio ese momento de felicidad después de la tormenta... porque no es felicidad genuina, no es el "Y vivieron felices para siempre" si no que es... ya la última sonrisa antes de que se desate el caos... antes de que tus ojos se apaguen para siempre... antes de que los míos se queden sin vida aunque mi corazón siga latiendo, pero pronto aquel latir se vuelva tan lento que se rompa... que se rompa algo por dentro y los pedazos desgarren mi interior... que por decisión mía se queden esos pedazos dentro o que los saque por medio de las lágrimas...
Levántate... pero levántate para que podamos vivir... no que te levantes para el último adiós... si haces eso... voy a morir en vida... otra vez.
-Como... quisiera... ah~... que tú vivieras... -mi voz es demaciado baja y fina... se que en cualquier momento se quebrara... pero esta canción siempre me hace llorar- Que tus ojitos... jamás se hubieran... cerrado... nunca... -al tocar el rostro de Didier... me acordé de Guardián... sus ojos... se fueron apagando... lentamente- Y estar... mirando los... amor... eterno... e inolvidable... tarde... o temprano... estaré contigo... para seguir... aman... donos...
Comencé a respirar entrecortado, no quería que nadie que entrara me viera llorando, no quería que estos vampiros presumidos ⇀según palabras de Ian↼ me vieran llorar.
⇀Narrador↼
Para sorpresa de la castaña, el azabache había despertado de golpe, sus ojos estaban desorbitados y su respiración agitada, vio a todos lados menos a ella, cuando por fin termino de analizar su estado por fin la vio, se le iluminaron los ojos y sus pupilas se agrandaron.
-¡Ariatna! -el azabache levanto los brazos, al estar entubado presentía que si se movía bruscamente le dolería.
-¡Didier! -se abalanzó para abrazarlo fuertemente- ¡Estás bien! ¡Estás vivo! ¡Estás a salvó! ¡Gracias a Dios!
-{Es extraño... es como si estuviera prisionero... y mi carcelero soy yo mismo... no tengo recuerdos desde que Yaotzin me golpeó... ¿Tan mal me dejó para estar en el hospital?} Ariatna... te extrañe tanto... no me sueltes por favor... -la abrazaba a pesar del dolor que todavía sentía.
-Te abrazaría más fuerte pero no quiero lastimarte... todo por el... estúpido de Marcel... pero ya no importa, lo bueno que estás a salvó y... -fue interrumpida.
-{¿Marcel tuvo que ver?} Ariatna tengo que decirte algo... guh... -el dolor en su oreja volvió a presentarse y sintió como si una mano negra le tapara la boca- Tengo hambre... -volteo para besarle el cuello a la castaña.
-Eh... {¿Quiere mi sangre? ¿Debo dársela?} Es-espera... no me muerdas, deja busco una jeringa para darte sangre -lo soltó para ir a buscar dicho objeto.
-No, tengo mucha hambre, no te voy a morder, ven aquí -tomo su muñeca izquierda y le rasgó con su uña las venas.
-Ah... espera -sintió un ardor debido a aquello.
-No te va a doler, si no te mueves -comenzó a tomar la sangre de aquella herida.
La castaña comenzaba a sentirse débil, ya que el azabache estaba tomando demasiada sangre, antes de caer desmayada pudo notar que las heridas que en cuatro meses no sanaban, ahora lo hacían con su sangre. Pronto se desmayo y ante aquello el azabache se detuvo, lamió su herida y observó a la castaña para después acariciarle la cabeza.
-Que útil me haz sido.
-Veo que ya despertaste -un hombre de cabello oscuro y ojos rojos entraba a la habitación con rostro molesto.
-Señor Vincent... -leyó su gafete- ¿Por qué esa cara? ¿No quería que despertará?.
-No es eso, lo que me disgusta es la acción que ha llevado acabo.
-¿Le molesta que coma? No veo el porque, usted también come, además, está humana me pertenece... o...¿Acaso se siente nervioso por la sangre?.
-A diferencia de usted, un vampiro de rango B y los de rango C, nosotros los de rango A tenemos más control sobre nuestros impulsos. Pero no, no me pone nervioso, solo que es contra las reglas ese tipo de comportamientos -se le vio molesto por su intento de retarlo.
-Ya veo, entonces le ofrezco una disculpa. Pero cambiando de tema ¿Me puede decir si pronto saldré? Ya estoy cansado de estar aquí, por cierto ¿Cuánto llevo?.
-Lleva cuatro meses internado por quemaduras graves, casi muere y debido a que ya ha despertado puede que tenga la posibilidad de salir, pero debemos hacerle algunas pruebas.
-¿Y qué están esperando?.
-Pues... -le señaló con los ojos a la castaña que estaba desmayada en sus piernas.
-Ah, ella -respondió sin importancia pero realmente estaba apenado.
-Le sugiero que llame a alguien para que vengan por ella y le traigan ropa nueva, que la suya gran parte se quemó y la otra debimos romperla porque se pego a su piel -antes de cerrar la puerta e irse le dijo que vendría una enfermera para ofrecerle un teléfono.
Más tarde, el azabache llamó al rubio para que le trajera ropa nueva y se llevará a la castaña y⇀bajo amenaza de muerte↼ que no la tocará de forma vulgar y tampoco la lastimara. Al rubio no le interesaba tocarla ni lastimar la, puesto que ya había pasado el tiempo desde que le saco una buena cantidad de sangre ⇀misma que ya había distribuido↼ así que le agradecía internamente el haberlo vuelto respetable y con más poder del que ya tenía.
Aunque tuvo problemas con el pelo azul por haberla traído el, no le importó y continuo con sus asuntos, el rubio se había reunido nuevamente con la pelo rosa.
-La querida "vaqui-cornio" a estado desvelando se mucho tiempo... su sangre no servirá por un rato, así que la dejaré descansar -dijo el rubio que estaba tomando una copa de vino.
-¿"Vaqui-cornio"? -preguntó la pelo rosa.
-Vaca y unicornio, ya sabes por... tch ya no te voy a explicar -comenzó a mover frenético una pierna.
-Dijiste que ya había despertado Didier, pero te veo bastante ansioso ¿Por qué?.
-Tengo... un poco de ansiedad.
-¿Miedo? -le reto con la mirada.
-Te estoy diciendo que ansiedad vieja bruja -le molesto su intento de retarle.
-No entiendo porque tienes miedo si el en un principio fue el que te salvó para que pudieras pedir ayuda.
-Pero también soy el causante de que estuviera en coma por cuatro meses... aunque se vea tranquilo... Didier es algo violento... y si solo me ayudó para salvarnos a ambos... tal vez ahora que está fuera de riesgo... me parta la cara -ahora comenzó a mover ambas piernas.
-Ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja entonces rezaré por tu alma -le quitó la copa para terminarse lo que quedaba de vino.
-Mucha risa... -le molesto su burla.
Más tarde.
El azabache había salido algo tarde del hospital, pronto serían las ocho de la noche y el sol ⇀para su alivio↼ya se estaba ocultando.
Había llegado a casa y en la entrada no fue recibido por el pelo verde, en cambio fue guiado por el sonido de unas risas a la cocina.
-Ja ja ja ¡De verdad! Tú deberías hacer el pastel de Ariatna para su cumpleaños... bueno, atrasado... fue el quince de junio, ahora estamos en julio y no pudimos celebrarlo porque se lo paso en el hospital -dijo el pelo verde.
-Ay... te diría que me da pena... pero es un cumpleaños especial, cumple dieciocho años... así que puede que me animé para hacerle el pastel y... -fue interrumpido el pelo azul.
-¡Le cantamos las mañanitas! "ESTAS SON LAS MAÑANITAS QUE CANTABA EL REY DAVID" -dijo el niño alegre hasta que vio entrar al azabache- ¡Didier! ¡Ya haz vuelto! -notó que el azabache no expresaba emoción alguna- ¿Puedo...?.
El azabache rodó los ojos, suspiró y abrió los brazos, el pelo verde corrió a abrazarlo y su acción fue correspondida.
-Tardaste mucho en despertar... me asuste que no volvieras... me alegro que estes bien... -se sintió un poco incómodo con la expresión que había hecho el azabache.
-{Este niño me recuerda tanto a mis hermanas, tan necesitadas de afecto, siempre molestando me con que les diera atención} No deberías sentirte así... debes ser fuerte y jamás mostrar debilidad -le dió unas palmas en la espalda y lo alejo.
-Ian, ve a ver cómo está Ariatna, ya sabes si la ves un tanto incómoda, acomoda su almohada o las sábanas ¿Si? -el pelo azul intervino.
-Si... ¿Me puedo llevar una rebanada de rosca por si despierta? -señaló la rosca de chocolate que estaba en la mesa.
-Esta bien -le sonrió gentil- Aunque de todas las veces que la fuiste a ver, regresabas sin la rebanada ¿Acaso Ariatna come dormida? -le preguntó en broma.
-No sé... tal vez... puede ser... a lo mejor -decía divertido mientras tomaba una rebanada- ¡Adiós! -tomo la rebanada en una servilleta de papel y se retiró del lugar.
Dejó solos al pelo azul y el azabache, fue cuando el ambiente se puso tenso.
-Eres un idiota, el niño se preocupo por ti y lo trataste bastante mal, mira no sé que te pasa, pero a Ian no lo trates mal -fue interrumpido por lo siguiente que dijo el azabache.
-Что ты пытаешься сделать? (¿Y tú qué estás intentando?) -el pelo azul le pareció extraño que el azabache hablara su idioma- Я хочу, чтобы вам было очень ясно одно (Quiero que te quede muy claro una cosa) -lo tomo del cuello de la camisa- Ариатна моя, она принадлежит мне (Ariatna es mía, ella me pertenece).
-{¿Todo esto por Ariatna? Idiota}Слушай, глупый, я тебя не боюсь (Escucha estúpido, yo no te tengo miedo) -sacó un arma y le apunto a la cabeza- Кроме того, мы не в прошлом веке, то, что Ариатна - ваш партнер, не означает, что она принадлежит вам полностью, в это время, даже если они поженятся, они могут развестись (Aparte, no estamos en el siglo pasado, que Ariatna sea tu pareja no significa que te pertenezca completamente, en esta época incluso si se casan, se pueden divorciar).
-Так это правда ... вы ее заметили (Entonces es verdad... te has estado fijando en ella) -afiló la mirada.
-Для этого у меня есть глаза, чтобы видеть красоток (Para eso tengo ojos, para ver bellezas) -le reto.
-Что, если я выколю тебе глаза? (¿Y si te saco los ojos?).
-Что, если я выбью тебе зубы? (¿Y si te tumbo los dientes?) {No te tengo miedo, no trates de ver en mis pensamientos porque no voy a titubear} -le reto con la mirada.
Ambos se quedaron un buen rato mirándose, parecía que en cualquier momento alguno de los dos iba a atacar, hasta que el azabache tomó un cuchillo.
-Вы думаете, что убьете меня ножом? (¿Crees que con un cuchillo vas a matarme?) -le pego con el cañón de la pistola- У меня больше преимуществ (Tengo más ventaja).
El azabache no dijo nada y dirija con fuerza el cuchillo hacia abajo, fue cuando el pelo azul recordó que su mano izquierda estaba vulnerable y posiblemente lo cortaría, así que por instinto la retiro, fue entonces cuando notó que el azabache en realidad utilizó el cuchillo para cortar un pedazo de rosca.
-Я думал ты меня не боишься (Creí que no me tenías miedo) -sonrío con malicia.
-Pendejo -dijo molesto el pelo azul.
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Ay carambolas
Se me hizo muy tarde ayer así que lo publicó hoy, pero la próxima semana ahora sí público en jueves. Tengan buena tarde.
Próxima publicación: 23/02/2023
Horario: 19:00 a 21:00 horas.
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