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Capítulo 4

Nuevos amigos

La castaña había contactado con el ojiverde, desde que ella se había disculpado ambos salían a correr todas las tardes, se había comunicado con el para contarle su anécdota de casi asalto y como un chico la había ayudado. También le sugirió que cuando el peliazul se comunicará con ella los tres comenzarán a hacer ejercicio juntos.

A la siguiente semana por internet salió la noticia de que habían muerto dos asaltantes y con ellos sus familias también las familias de las amistades, la castaña no quería dar click al botón "ver contenido" pues no era muy fan de la sangre ni del morbo pero en la imagen difuminada se lograba ver la vestimenta de los asaltantes y era parecida a los que había visto.

Un mes después el peliazul se comunicó con ella por mensaje, un simple mensaje que le alivio leer "Hi :)". ¿Y cómo había obtenido su contacto? Simple, la castaña le anotó su número telefónico en el papel que le había dado antes de subir al camión, apartir de ahí comenzaron a hablar primeramente por mensaje, el peliazul le comunico que pudo comprar un celular barato pero efectivo a un familiar que iba a vender el suyo y que pronto estaba recuperando su dinero con horas extra en el trabajo, también que sus padres le enviaban dinero para reponer el reloj, después de poner se en situación ambos, la castaña lo invito a correr más temprano, ya que los sábados iba a correr a las 10:30 de la mañana.

Para el sábado los tres se encontraron reunidos, la castaña noto que el peliazul era más alto pero a la vez se veía más joven que el ojiverde.

-Hola, buenos días -saludo cordialmente el peliazul.

-Buenos días, Kliment ¿Cierto? ¿Ese es tu nombre completo? -le saludo de mano y el contrario le respondió.

-Stone es mi apellido, Kliment Stone mi madre es rusa y mi padre estadounidense -explico gentilmente- ¿Y tu nombre?

-Didier Vinsonneau yo soy francés -sonrío tímido.

-Eres muy alto Kliment ¿Cuánto mides? -dijo comenzando a caminar la chica.

-No recuerdo...pero creo que es 1.77 ¿Y ustedes? -comenzó a caminar igual.

-Yo 1.75 tengo curiosidad ¿Cuál es tu edad? -pregunto el ojiverde que caminaba a lado del peliazul.

-Soy algo más pequeña...1.65 -volteaba a verlos mientras seguía caminando pues había tomado la delantera.

-Oh, pues tengo 23 años todos dicen que soy muy alto para mi edad -sonrío apenado- ¿Cuál es la suya? -pregunto a ambos.

-Tengo 21 años {Aparento...para ser sincero...} -respondió.

-Yo tengo 17 años...pero mi primo de 14 casi me gana en estatura ¡No es justo! ¡Dejen de crecer como nopales! -les dijo la castaña a ambos en broma.

-¿Cómo nopales? -preguntaron ambos.

Tras explicar el chiste continuaron hablando de cosas tribales, principalmente para no tocar el tema del asalto ni tampoco el posible asesinato de los delincuentes, antes de irse del parque se tomaron una foto los tres juntos para el recuerdo, la castaña prestó su celular para que ambos hombres dieran la aprobación o si querían tomar otra, ambos aprobaron pero por un descuido vieron fotos demás. Se trataba de la castaña pero cuando era más pequeña. Ambos notaron que en las fotos la castaña tenía los ojos negros pero solo el peliazul decidió preguntar.

-Ariatna disculpa, pero ¿Cuántos años tienes aquí? ¿Te cambio el color de ojos? -preguntó curioso.

-Ah...tenía como 10 o 12 años, lo que pasa es que en la primaria me ponía pupilentes negros para que no me picaran los ojos, ya que pensaban que mis ojos grises no eran reales  y me los picaban para sentir el plástico, pero ya al ver a mi mamá y ver sus ojos todos se dieron cuenta que eran mis ojos reales, incluso las maestras después halagaban mis ojos -explico gentil y sin molestia a pesar de que estaban viendo fotos de mas.

-Que interesante, bonita herencia genética -sonrío Kliment.

Cuando terminaron los tres se despidieron, pronto llegó la noche y el peliazul se había reunido con sus hombres.
Los mismos cuatro hombres, aunque tenía más a su mando, pero esa vez solo había reunido a los presentes de esa noche para corroborar algo, aunque se masajeaba la sien con las cejas juntadas.

-En las noticias salió el genocidio de las familias de aquellos delincuentes...y también de los amigos de estos, el punto es...que yo solo amenace, no me voy a ir contra una familia así como si nada, solo les quiero preguntar, no es porque desconfíe...pero ¿Alguien me desobedeció? -pregunto el de ojos heterocromos.

-¡De ninguna manera! -dijeron al unisono- ¡Jamás haríamos eso jefe!

-Lo se chicos...bueno...si no fueron ustedes, debió ser ya un ajuste de cuentas muy aparte de ellos...-suspiro algo aliviado- Por último quiero comentarles que mañana tenemos trabajo, un profesional que se aprovecha de su título para acosar a jovencitas, ya saben...lleven guantes gorras y no se muestren sospechosos hay que actuar natural ¿Entendido? -dijo levantándose de su silla.

-¡Entendido jefe! -dijeron los cuatro hombres.

Para dentro de una semana el ojiverde y la castaña paseaban por el centro de la cuidad, el sol estaba presente pero aún así el chico portaba su sudadera negra y su chaqueta azul alegando que no le daría el sol con eso puesto, también traía una sombrilla para tapar a ambos, algunas nubes comenzaron a tapar el sol, una brisa fresca paso por sus rostros y el chico bajo la sombrilla para disfrutar más de la brisa. Bajo la guardia en ese instante y una paloma hizo baño público su cabeza, al ser rizado el pelo del ojiverde los desechos orgánicos del ave se veían peor.
El joven sintió asco y pena así que decidieron poner fin a su paseo, la castaña entendía la vergüenza, aceptaba el irse para reunirse otro día, pero el chico no quería que acabará tan pronto así que la invitó a su casa para darse una aseada rápida y volver a salir ya que ese día irían al cine.
La castaña se asombro de la cercanía de la casa del ojiverde al centro, también porque su casa era antigua, la chica se quedó esperando en la sala al ojiverde.
Pronto se escuchó las llaves de la puerta, la perilla de esta comenzó a girar, a la casa entro un hombre joven de cabellos rubios amarrados de la parte de arriba de tez clara y ojos azules con una pupila puntiaguda, el joven sonrió extrañado en lugar de parecer asustado.

-¡Buenas tardes! -saludo el rubio.

-¡B-buenas! ...que pena, yo...solo estoy esperando a Didier, es que una paloma lo...-explicaría pero fue gentilmente interrumpida.

-Oh...eres su amiga ¿La amiga de Didier? Ya me había dicho tu nombre...era...-dijo pensativo- ¡Ariatna! -respondió chasqueando los dedos.

-¡Si...! ¿Le ha contado de mi? -pregunto apenada la chica.

-¡No me hables de "usted"! Hemos de tener la misma edad ¿No? Hablame de "tu" -le dijo confiado.

-{Es más pequeño...} De seguro si ¿Cuántos años tienes? Y...¿Cómo te llamas perdón? -pregunto nuevamente apenada.

-Oh, que modales ¡Me llamo Marcel! -saludo de mano y la chica respondió- Tengo 20 años y mido 1.70 ¿Y tú?

-Pues ya sabes mi nombre...tengo 17 años y mido 1.65...bueno no somos tan de la edad como creí -sonrío.

-Rondamos por la edad, pero...¡Que modales! No te he ofrecido nada -dijo dejando una mochila que traía consigo en el pequeño sillón rojo oscuro y se dirigió al refrigerador para ofrecerle agua natural fresca.

-¡No no! No hace falta, solo vine un rato en lo que Didier se bañaba, no quiero molestar le Marcel -dijo pero aún así tomo el vaso de agua.

-¡Me sentiré mal si me hablas de "usted"! Y...por favor, acepta me aunque sea un plato de lentejas ¿Si? -le miro suplicante.

-Este...{¡Didier! ¡Apúrate! Joder...me estoy muriendo de la pena con tu amigo}...bueno {a caballo regalado no se le ve el diente, mi madre me obligaría a tomar el plato} -respondió con un suspiro.

El rubio le sirvió alegremente un plato de lentejas calientes como si fuera el primer cliente en un local de comida poco visitado. El rubio fue a otra habitación y regreso con una gelatina de fresa –adivino por el rojo color– en bolsa, la comía como aquellos niños comiendo snacks saludables.

Poco tiempo después de haber terminado su plato de lentejas, apareció el ojiverde sacudiéndose aún el cabello, diría algo pero vio con asombro y algo de enojo al rubio, este solo saludo e hizo el símbolo de la paz mientras seguía comiendo la gelatina de bolsa, ya llevaba tres.

-¿Qué haces aquí? -preguntó directamente al rubio.

-Salí temprano hoy, como siempre trabajo horas extra -respondió sencillo.

-Ugh...-bufo y después miro extrañado a la castaña- ¿Qué estabas comiendo?

-Lentejas...es que tú...-trataba de saber la relación que tenían- roomie me ofreció.

-¿Roomie? -se pregunto el ojiverde.

-Ja ja ja no no no, no soy su roomie, somos...-el rubio explicaría pero fue interrumpido.

-Primos...somos primos...-hablo rápidamente el ojiverde.

-Por supuesto -sonrío- somos primos.

-Bueno, ya vámonos -tomo a la castaña de la mano e hizo que se levantará, el tomo el plato y lo aventó a dónde se lavaban sin cuidado a pesar de ser de vidrio junto con el vaso, también acomodo la silla en su lugar- Y tú...no deberías comer eso frente a los demás...pareces un niño -le miro con enojo.

-Es solo un...antojo antes de meterme a bañar, después comeré bien, no te enojes primito, además no moleste a Ari ¿Verdad? -se dirigió a la chica.

-No no, no pasa nada -respondió nerviosa.

-Bueno, ya nos vamos, te veo en la noche -dijo con fastidio el ojiverde.

-¡Cuidado con el sol! Cuando yo venía si que era fuerte -dijo protector.

-¿Por qué lo dices? El sol no es tan fuerte a mi parecer...creo -dijo la castaña.

-Ah, es que somos vampiros -sonrío Marcel tras decir eso.

Los ojos verdes del pelinegro se clavaron como estacas en los ojos del rubio, este le vio tranquilo y sin culpa alguna, pronto la tensión se vio interrumpida por unas risas leves de la castaña.

-Y yo soy un unicornio ja ja ja ja ja eres muy chistoso Marcel, nos vemos -se despidió de lejos mientras el ojiverde la sacaba a leves empujones.

La tarde paso rápido y la noche consumió por completo el lugar, el pelinegro esperaba a su "primo" lo que había hecho y dicho había sido una completa tontería.
Pronto la puerta de la casa se empezó a abrir, no le dió tiempo ni siquiera de  encender las luces cuando el ojiverde tomo del brazo al rubio y de un jalón lo metió a la casa, ahí dentro le clavo un cuchillo de cocina en el estómago.

-¡Auch! Auch auch auch auch -actuó el rubio incluso su mueca de dolor.

-¡Eres un idiota! -le grito el ojiverde aún encima de el.

-¿Por qué te enojas primito? ¿Por qué le dije la verdad a tu amiguita? -respondió tranquilo a pesar de que en su posición debería estar retorciéndose de dolor.

-¡No solo eso! Me di cuenta que la invitaste a comer cada que salga conmigo ¡A sabiendas de que salgo diario con ella! -tomo otro cuchillo y lo encajo en el hombro izquierdo.

-Soy un hombre de buenos modales, ya me conoces -sonrío simple.

-¡Calla te! No solo le dijiste la verdad sobre nosotros, la invitaste a nuestra casa y para colmo...-le clavo otro cuchillo en el hombro derecho- ¡Te estabas alimentando frente a ella!

-Oh, eso...jajajaja es muy inocente y tierna, me preguntó si era mermelada o gelatina, le invite a probar pero no quiso -trato de levantarse pero el ojiverde le brindo un golpe en el rostro.

-¡No me vengas con idioteces! ¡A ella no la veas cómo presa! -le grito molesto mostrando los colmillos.

-Jaja oye oye, hace mucho que no muestras tus colmillos jajaja no deberías enojarte, tu pusiste la regla que no usaríamos está casa como comedor -le dijo desafiante.

-¡Yo no la veo como una presa! Además tú sabes que no he tomado sangre humana en mucho tiempo y no pienso hacerlo ahora, como tampoco pienso dejar que te le acerques -apretó más el cuchillo del estómago- Si huelo en tu boca su sangre...

-¿Cómo reconoces su sangre? No te has alimentando correctamente en años, tus habilidades se han vuelto bastante débiles.

-La olí...la primera vez que la invite...-respondió con culpa.

-Entonces la sangre de ella es la que tenías ese día...bueno bueno, me gustaría oír la anécdota pero seguro no me la contaras y no quiero leer tu mente sin permiso así que tendré que esperar ¿No? -esta vez pudo levantarse sin recibir un golpe y tranquilamente se quitó los cuchillos.

El ojiverde le miraba molesto mientras el rubio se levantaba tan tranquilo.

-¿Ya se te pasó el enojo? -rio burlón.

-¡No! -antes de que volteara pudo clavarle un cuchillo más pequeño en la espalda- No te lo quites hasta que sangres.

-¡Sabes que de todos modos voy a sanar! -rio divertido.

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Próxima publicación: Jueves 09 de Junio a las 7:30

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