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Capítulo 32

Alguien más

La castaña no estaba sola, pues ahora la acompañaban el pelo gris, la pelirroja y su novio.

-¡Ari! ¡Te ves bien bonita! ¿Cómo te fue en tus vacaciones? ¿Comiste las doce uvas? ¿Te pusiste chones rojos pa'l amor? -susurro lo último.

-Ja ja ja no tengo de ese color, pero lo pensaré para el próximo año -rió divertida.

-¿Y este guapo muchacho quien es? -se refería al pelo gris.

El pelo gris no tenía otra ropa más que la de cazador ¿Entonces que traía puesto para que no lo mirarán raro? Pues... un pants del hermano de la castaña, este era algo viejo y con algunas partes rotas, pero lo roto está de moda ¿No? Aparte, su cabello cubría su cicatriz.

-Es mi amigo, un amigo de la uni -dijo sencilla la castaña.

-Hola mucho gusto... me llamó Yaotzin -saludó de mano.

-Soy Paulina y este es mi novio, Werner -presentó al soñoliento hombre.

-Werner Montenegro, un gusto saludarte -saludo de mano al pelo gris.

-So... soy Yaotzin... Piña -se le ocurrió un apellido tras ver la fruta más cercana a el.

-¿Te apellidas piña? ¡Yo me apellido conejo! Ja ja ja Bueno ¿Qué vamos a ver? -dijo la pelirroja tomando del guante a su pareja.

-{¿¡Su novio es un hombre lobo?! ¡Apenas salgo y me encuentro con un hombre lobo!} Ari quería ver ropa -dijo el pelo gris.

-Le voy a comprar ropa a Yaotzin porque no le pude dar nada en su cumpleaños por las vacaciones -dijo la castaña- ¿Esta bien tu novio? -preguntó al ver que el hombre tenía los ojos cerrados.

-Ah, si, se develó ayer, aparte dice que en invierno le da mucho sueño, es normal, no está dormido, solo descansa los ojos -rió divertida.

-{Es lo bueno, los hombres lobo son menos violentos en invierno... aunque los vampiros y bastardos se aprovechan de eso} ¿Y por dónde empezamos? -dijo captando la atención.

-Uhm... no sé... nunca había comprado ropa de hombre ¿Alguna idea Pau? -preguntó a la pelirroja.

-Uhm... podemos ir a dónde le compro la ropa a mi amorcito -se acurrucó en el brazo del hombre y este reacciono para darle un beso y volver a cerrar los ojos.

Tras estar varias horas viendo en las tiendas de ropa para hombre y probando le diferentes estilos al pelo gris, por fin lograron comprar un conjunto de ropa que gusto del pelo gris y las chicas.

—En otro lado—

-Ah... ya terminé de limpiar todo, ya pronto llegará Ariatna y quiero que todo esté limpió -se enorgullecía de si mismo el de ojos verdes- Aunque... falto yo, debo bañarme, dijo que llegaba entre la tarde y noche... debo apurarme, ya no hay nada en el refri, usaré el poco dinero que tengo para comprarle una hamburguesa.

Algunas horas más tarde tocaron a la puerta, el de ojos verdes fue emocionado a abrir, pero su emoción se esfumó y el brillo de sus ojos se oculto detrás de la rabia, quién había llegado era el pelo azul.

-A mi tampoco me alegra verte -dijo esté pasando con su gran maleta y una bolsa de plástico transparente que traía mucha comida.

-¿Para que llegas? -dijo con fastidio cerrando la puerta.

-Mira, me importas un comino, pero debo de llenar el refri que seguro que lo vaciaste y debo traer despensa para que a Ariatna no le falte comida, ahora, ayuda me a guardar la comida o a subir la maleta, lo que sea hazlo antes de que llegue Ariatna -dijo bajando la bolsa de su espalda.

-Lo hago por Ariatna, no por ti, además te ayudo por lento y no me vuelvas a dar una orden -dijo tomando la maleta y llevándola a las escaleras.

-¡Deja de quejarte y muévete! -le ordenó mientras el escogía las cosas a guardar en diferentes lugares.

—De regreso con la castaña—

-¿Ya ves que fue divertido salir otra vez? -le dijo divertida mientras ambos degustaban de un tamal.

-{Si... que divertido que la primera vez que salgo me encuentro con un hombre lobo, lo más raro es que no apareció ningún vampiro} Realmente me divertí, aunque a las mujeres actuales les obsesiona la moda -dijo recordando los estilos que se probó.

-Ay pues a ti no te gustaba ninguno y otros como que no te quedaban.

-Bueno, ya debemos regresar a nuestros hogares, son la siete y treinta así que ya es momento de regresar ¿No crees?.

-Ay deje mi maleta en tu casa, vamos y... -fue interrumpida.

-Te acompañaré a tu casa, no quiero que pase lo de la otra vez, la vez del pipila -tras decir aquello la castaña se sonrojo por completo.

Tras ir por la maleta ambos regresaban para la casa de la castaña, tenían mucho de que platicar y la castaña gustaba de oir todas las historias del pelo gris.

-Y los regalos de año nuevo entre nosotros eran pieles para calentarnos y carne... ah~ que buenos tiempos... recordar es vivir -dijo con una sonrisa tras suspirar.

-¿Y no te gusta lo dulce? ¿No comían cosas dulces en las fiestas decembrinas? A mí me gustan mucho los bombones y la ensalada de manzana -dijo la castaña.

-El piloncillo me encanta, aunque el chocolate también es mi favorito -sonrío ante sus sabores favoritos.

-Te voy a comprar eso la próxima vez que nos veamos -le prometió mientras levantaba el meñique.

-No deberías... que pena... mejor... -se apenó por aquello, pero la escena fue interrumpida.

La interrupción se debió a qué un chico de estatura algo similar a la castaña se había abalanzado sobre ambos, a pesar de su estatura, su peso y fuerza eran superiores.

-¡Ariatna! -el pelo gris lo habían sometido tomándolo del cuello.

-¡Yaotzin! -al igual que el chico tenían a la castaña.

-¡Lo siento! -el chico, pues su voz era la de un adolescente, tenía tomados a ambos del cuello- ¡Perdonen me! ¡En serio! ¡Pero mi hambre nunca acaba! -su exhalación se sintió más cerca de sus cuellos.

El pelo gris pudo girar a tiempo para brindarle un golpe a puño cerrado y alejo a aquel que los había sometido, el pelo gris ocultó detrás suyo a la castaña y ambos lograron ver qué frente suyo tenían a un chico de no menos unos catorce o quince años, la misma altura que la castaña, cabello verde vestía una chamarra azul que tenía escrito enfrente un juego de palabras entre las palabras en inglés "Hell" y "Help" extrañamente unidas, tenía unos pantalones rotos y cuando levanto la vista, mostró unos ojos rojos llenos de lágrimas, su rostro se mostraba rojo por el reciente puñetazo.

-Lograste herirme... -el niño parecía en shock.

-¡Y puedo matarte si te vuelves a acercar! -de entre sus ropas saco una daga el pelo gris.

-¡Espera! No creo que sea malo -le detuvo la castaña desde atrás.

-{¡Trató de comernos!} ¡Ariatna! -su tono se escuchaba molesto.

-Perdón... es que siempre tengo hambre... y mi hambre nunca termina... pero a mí no me gusta la sangre... la odio... yo -el pelo verde se llevó una mano a la boca, pero después se levantó, se alejo y vómito.

-Iugh... no veas -le tapó los ojos el pelo gris.

-¡Odio la sangre! Pero es lo único que he podido ingerir en treinta y cinco años... -el pelo verde se llevó las manos al rostro y comenzó a llorar.

-{Si que este niño es débil}... -suspiró resignado y se levantó.

-¿Tienes treinta y cinco años? Pero... te ves de catorce -la castaña se levantó al ver que el pelo gris le ofreció su mano.

-Es que... es lo que he crecido en estos años... me convertí en vampiro para sobrevivir -el pelo verde se limpiaba las lágrimas y el resto de vomito en su boca.

-{La misma estúpida escusa que usan todos "sobrevivir"} -se mostraba molesto el pelo gris.

-¿Qué te paso? -habló suave la castaña.

-Cuando tenía siete años... estaba con mi mamá y mis hermanos... pero me separé de ellos porque un hombre me llamó... -comenzó a contar el pelo verde.

–Flash back–

-Yo tengo un uniforme de fútbol y un balón ¿No los quieres? -dijo un señor de bigote y su rostro oculto en gorra.

-¡Si si! Pero ¿Me va a quedar? ¿El balón es bueno? Mis hermanos también querrán el uniforme y jugar -dijo un pequeño niño de cabello verde y ojos cafés.

-Si, por supuesto que te quedará, ven -dijo tomándolo de la mano.

-Pero... no nos vamos a tardar mucho ¿Verdad? Es que mi mamá nos mandó a mi y a mis hermanos a buscar fruta que aún sirva en la basura y si no regreso con algo se va a preocupar -dijo preocupado el infante.

-Por supuesto que no tardaremos, ven.

Con engaños, el infante subió al auto del desconocido, el rumbo pintaba a qué saldrían de la ciudad, la inocencia del pequeño lo hizo creer que irían por más uniformes y balones, pero la vibra que desprendía aquel repulsivo hombre hizo que el menor se alertara.

-¡Ya no quiero nada! ¡Quiero volver con mi mamá! -el niño comenzó a llorar mientras lo miraba por el retrovisor.

-Guarda silencio mocoso y haste a la idea de que no volverás a ver a tu familia jamás -el hombre no despegaba la vista de enfrente.

El infante desesperado comenzó a llorar a gritos, de pronto tuvo la brillante idea de llamar la atención de otro conductor, pero los autos más cercanos eran dos que iba adelante, el niño no tuvo más opción que abrir la puerta del auto y salir de este en movimiento.
No fue la mejor idea, puesto que el menor salió rodando del vehículo generándose severos raspones, con sus ganas de sobrevivir se levantó y se aventuró a ocultarse en la flora del lugar, corría y lloraba, su pequeño cuerpo temblaba de miedo, de dolor, pronto escuchó la voz de aquel hombre más cerca de el, lo quería encontrar. El niño aterrado por su cercanía tuvo el error de voltear mientras pasaba por un lugar inestable, la tierra se desmoronó y el niño nuevamente cayo rodando, está vez el daño era mayor, está vez no se podría levantar, terminó en un lugar por donde corría agua, ahí continuaba su llanto, su desesperanza aparecería hasta que un joven de cabello negro y ojos verdes se hizo presente.

-Oye niño ¿Qué te pasó? -el rostro lo divisaba borroso debido a sus lágrimas y golpes.

-Ayuda me por favor, quiero regresar con mi mamá... por favor... por favor... -el niño suplicaba con lo que quedaba de su voz.

-¿Quieres vivir? -por sus brillantes ojos verdes notaba que se había acercado más a él.

-Quiero a mi mamá... -sus lágrimas cayeron hasta sus orejas pasando por algunas heridas de su pequeño rostro.

-¡Maldito mocoso! ¡Te encontré!... ¿Quién demonios eres tú? -aquello fue lo último que se escuchó de aquel hombre.

Horribles gritos de dolor y el mismo ruido que hace una bestia al comer se escuchó después, el niño en su constante intento por sobrevivir lograba divisar el cielo, comenzaba a ponerse gris, cuando parpadeo aquellos ojos verdes estaban nuevamente frente a el, la voz del dueño de los ojos le susurraron las palabras.

-No te muevas o te dolerá...

Jamás en la vida el pequeño se había sometido a una operación, pero sintió como su cuerpo se adormecía y se volvía frío por completo, tras haber pasado "una noche" según el infante, este volvió a abrir los ojos y notó que se encontraba en el paso de un río.

Planeo su regreso a casa, recordando el camino y en el mismo se hizo amigo de un pequeño can, por fin había llegado a su hogar, pero no se le fue recibido como esperaba, puesto que a la puerta de su casa había un moño negro, al acercarse pudo escuchar los cuchicheos de algunas vecinas.

-Pobre familia, perdió a su hijo -dijo una señora.

-Fue el cuarto hijo ¿Verdad? Pobrecito  niño, dicen que se lo robó un viejo asqueroso -habló otra.

-Solo Dios sabe lo que pasó con esa criatura -el penar de la señora más anciana se notó en su voz.

-Y Dios ya lo tiene en su gloria... pobre Candelaria... yo me volvería loca si se me pierde y muere uno de mis chamacos -volvio a hablar la primera.

-Pero ya, recuerden no decir nada de esto frente a ella, porque si no se va a poner bien mal y entonces si ¿Quien va a cuidar a tanta criatura? -aquella señora finalizó la plática y todas se retiraron.

El infante se acercó a su hogar y diviso por una ventana abierta una foto únicamente de el junto a una veladora, también logró ver a su madre llorando bajito, aunque su llanto no se escuchaba, su cabello estaba pegado a las partes húmedas de su rostro.

-{Mamá... estoy aquí... mírame... mamá... mamá... estoy aquí... mamá... mamá... mamá por favor mírame, te necesito... ya llegué... mamá... mamá... mamá... mamá... ya no me voy a portar mal... le voy a compartir la comida a mis hermanos... buscaré más que plátanos en la basura... voy a cuidar a mis hermanitos chiquitos... voy a barrer la banqueta también y no me voy a salir todas las tardes... voy a cuidar mi trompo... pero por favor sal y mírame... aquí estoy mamá... mamita... mamita... mamita por favor... mami...} Mami... -fue lo único que dijo el pequeño infante.

Su ropa sucia llena de lodo, tierra y algunas manchas de sangre, al igual que su cabello, por aquello el niño pasaba un poco desapercibido, pero no pudo quedarse puesto que la desesperación de que su madre no saliera y nadie lo ayudará hizo que saliera corriendo mientras lloraba.

–Fin del flashback–

-... Desde que mi familia me creyó muerto... he vagado por el país... y me he devorado a todo aquel que se me acerque para hacerme daño... ya me cansé de estar solo ¡Mi "solo vino" se me murió de vejez! También en mi camino me acompaño un gatito pero personas malas me lo mataron... mismas que me comí... he devorado la sangre de todo aquel que pretenda lastimarme -volvieron a lagrimear sus ojos.

-Pero nosotros no íbamos a lastimarte -habló la castaña.

-Ese es otro problema... que mi hambre hace que coma tanto a gente mala como a inocentes... y ya no quiero seguir con esto... ya no quiero estar solo... ya no quiero sangre... quiero comida... frijoles... tacos, aunque sea fruta a punto de pudrirse pero quiero comida -volvio a llevarse las manos al rostro- Y quiero que paren de aparecer las personas malas en mi vida.

-¿A quienes has matado? -preguntó el pelo gris.

-El mes pasado fue alguien cuyas intenciones eran las mismas que el hombre que me secuestro cuando tenía siete... primero se portó amable y dijo que me mantendría -se limpio algunas lágrimas- me dió está ropa... hogar... un techo, la oportunidad de poder bañarme... pero una noche... entró a mi cuarto y comenzó a tocarme... -el joven se abrazo a si mismo- Fue horrible sentir su respiración tan cerca mío y escuchar sus horrendas palabras... lo termine matando... también tome su sangre... pero la regrese... vomité su sangre... me daba tanto asco ese hombre... y desde esa vez que vomite sangre... únicamente me ha dado más hambre... -volvió a llorar- ¡Pero ya no quiero!.

El pelo gris notó que la castaña se fue acercando lentamente al pelo verde, el pelo gris la miraba, con la mirada le gritaba que regresará pero la castaña no lo veía, intento chistar le incluso gritarle bajo pero la castaña no volteaba, el pelo gris ya estaba desesperado y estaba apunto de actuar hasta que la castaña finalmente volteo, articulando las palabras "Voy a estar bien, confía"
El pelo gris estaba inconforme con aquello pero vio que ya estaba bastante cerca del joven... una cosa fue que lo dejo boquiabierto, fue que la castaña abrazó al pelo verde, este abrió los ojos sorprendido y comenzó a llorar más fuerte correspondiendo el abrazo.

-{Pobrecito... eres solo un pequeño niño robado... un pequeño niño que ha estado en soledad a tan temprana edad... llora... saca todo... es mejor llorar a aguantarse...} Yo también perdí a una mascota -se limitó a decir la castaña.

-{Los pensamientos de esta chica son los más puros que he escuchado... los pensamientos de los demás han Sido únicamente repulsivos e incluso ofensivos... la tengo frente mío, incluso la estoy abrazando... ¿Hace cuanto no me daban un abrazo? Quiero seguir llorando... la calidez humana de esta chica hace que me sienta seguro...} Perdón por recordarte un momento triste -la abrazaba con fuerza y parecía no querer soltarla.

-{Tal vez juzgue muy rápido... pero ese mocoso realmente daba una presencia débil... aún es joven así que por un momento lo detecte hostil} -pensó resignado el pelo gris mientras suspiraba.

-{Ay... pobrecito niño... a pesar del horror que vivió todavía me pide perdón...} ¿Quieres un elote? -le preguntó la castaña.

En un carrito de elotes, los... ahora tres disfrutaban del calor que el carrito brindaba, mientras que únicamente el pelo verde disfrutaba de un elote en vaso... bueno... ya iban a ser cinco.

-Por cierto... ¿Qué vas a hacer con el? -preguntó en susurro el pelo gris a la castaña.

-Lo llevaré a casa -fue interrumpida.

-{¿¡Estás loca?!} Pero... ¿Y los otros dos? ¿No te da miedo que ya sean tres vampiros? -cuestionó.

-Es solo un niño... quiero darle un hogar... además esa casa es bastante grande para otro integrante -le sonrió.

-Pero... ¿Y su problema con la ingesta masiva de sangre? -le reprendía con la mirada.

-Se que Didier podrá ayudarlo en eso, Didier ahora come más comida humana -le tomo de la mano- Por favor confía en mí.

-... ¿Por qué las mujeres tienen ese instinto materno? -respondió resignado.

—Mas tarde—

En la vivienda, el pelo azul había terminado de ordenar toda la comida, incluso se había adelantado en hacer la cena, mientras que el de ojos verdes estaba en el sillón mirando la televisión aburrido. De pronto se escuchó la puerta abrirse por unas llaves, enseguida se escuchó la voz de la castaña y ambos hombres se apresuraron a llegar a la entrada para recibirla.

-¡Bienveni...! -ambos hombres quedaron atónitos.

Tras ver qué quien estaba ayudando a la castaña con su maleta se trataba de un joven pelo verde de ojos rojos, piel clara y ropa actual... pero... tenía algo peculiar en la boca, traía... un elote asado.

-Hola chicos, este es Ian, Ian ellos son Didier Vinsonneau y Kliment -presentó a cada uno, pero vio que todos se quedaron en silencio- Bueno saluden lo, no sean groseros.

-¿Qué? -el de ojos verdes aún seguía en shock de que trajera un elote en la boca.

-Primero ¿Quién es el? Segundo ¿Qué hace aquí? Tercero ¿Por qué trae un elote en la boca? Y por último ¿Por qué esos ojos? ¿Acaso es otro...? -no lo dejaron terminar.

-¿Vampiro?... si... verán me lo encontré camino a casa y me contó su historia... me dió tanta ternura que quise cuidarlo... Kliment, por favor ¿Se puede quedar? -junto las manos en señal de súplica.

-{No puedo creerlo... es un vampiro de rango C... creí que todos habían muerto} ¿Por qué trae un elote? -quería realmente una respuesta.

-Es que... tiene un problema con la ingesta masiva de sangre... ¡PERO! Lo pude controlar con el elote -sonrío a pesar de las caras preocupadas del pelo azul y el de ojos verdes.

-Mira Ari... me importa mucho tu seguridad... pero ¿Otro vampiro con problemas de control? ¿Es en serio? -le miro preocupado el pelo azul.

-Pero es que el no es un peligro, es solo un niño perdido e incomprendido, lo traje aquí porque se que Didier puede ayudarlo a qué se acostumbré a la comida humana -le miraba esperanzada.

-{El se parece mucho a la persona que me convirtió} -el pelo verde no podía hablar por el elote en su boca, pero sus ojos expresaban completa fascinación.

El pelo verde pasó a sentarse en cunclillas hasta el suelo y abrazar las piernas de la castaña.

-¿Ya ven? Es solo un pequeño -le acaricio suavemente la cabeza.

-{No te pases de la raya niño} ¿Qué edad tiene? -preguntó el de ojos verdes.

-Parece de catorce, pero en realidad tiene treinta y cinco años -ambos hombres abrieron grandes los ojos- Si... es que pasó por una experiencia traumática antes de convertirse en un vampiro... y después de convertirse -se agachó a la altura del niño y lo abrazo- Está chiquito hay que protegerlo.

-Ah... me enternece tu instinto de protección -al fin sonrió el pelo azul- Pero esto será una tarea difícil para todos.

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Próxima publicación: 22/12/2022

Horario: 19:00 a 20:00 horas.

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