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Capítulo 3

Te quiero ayudar

Entre las calles seguía el olor como un perro, para su sorpresa se encontró con la castaña está estaba de espaldas así que no le detecto hasta que el ojiverde hablo.

-¿¡Ariatna?! ¿¡Qué demonios haces?! -grito al ver que la castaña se estaba cortando las venas del brazo izquierdo.

-¡Con un demonio! ¿¡Otra vez tu?! ¡Deja de seguirme maldito acosador! Creí que te habías largado ya -se giro molesta gritándole.

-¿Pero qué demonios haces? ¡Para ya o te vas a desangrar! -trató de acercarse pero dió un paso atrás cuando la castaña le amenazó con la navaja que traía.

-¿Y que crees que trato de hacer genio? ¡Me quiero morir deja de intervenir! -dijo con el brazo derecho estirado ya que el izquierdo presentaba múltiples cortes, desde el ante brazo hasta varios en las muñecas.

-¿¡Por qué?! ¡Si me dijiste que estabas bien! -este se extraño de su nueva actitud.

-¿Y tú me creíste? ¿Realmente creíste que te decía la verdad? Dime ¿Por qué sería abiertamente contigo a mis sentimientos cuando te acabo de conocer hace una semana? ¿Por qué solo me compraste un helado, me dijiste linda, me prestaste tu sombrilla y chamarra? ¡Piensa!

-¡Está bien lo admito! Es tonto pensar que te haría cambiar de opinión en tan poco tiempo, el duelo lleva tiempo, lo sé...Pero por favor baja eso ¡Debes tener algo porque quedarte aquí! ¿No? -trataba de acercarse lentamente.

-No, no tengo amigas, solo compañeros de escuela para hacer trabajos, mi abuela me tiene hasta la madre con su comportamiento y no puedo responderle porque "Es una anciana y a los ancianos se les respeta" si quieres respeto das respeto ¿No? Mi madre tiene otro hijo no va a llorar si yo me muero y mi hermano tiene a su novia así que rápido se va a olvidar de mi, mi padre está en Estados Unidos desde que mi hermano mayor tenía cinco años ¿Te crees que nos quiere? ¿Te crees que no tiene otra familia allá? mi perro era lo único que me mantenía en esta vida, sin el ya no quiero nada ¡No quiero estar aquí! -se dió otro corte en la muñeca y comenzó a salir más sangre.

-{Me está dando demasiada hambre...si el olor se intensifica...vendrán más...no quiero que la devoren...} ¡Basta! ¡Para! ¡Detente! -trató de acercarse pero la castaña puso la navaja en su cuello.

-¡Acércate más y aquí me muero! ¡Voy a cortar me el cuello y tú cómo presente y los gritos que estás dando serás señalado como feminicida! ¡Te vas a hundir en la cárcel! -le grito con enojo.

-¡Te estoy diciendo que pares! ¡No deberías quitarte la vida!

-¡¿Y A TI QUE TE IMPORTA?! ¡SOMOS DESCONOCIDOS! ¡NI SIQUIERA SABES COMO ME SIENTO IDIOTA!

-¡Estoy tratando de detenerte porque no quiero que hagas lo que yo! ¡Yo también perdí a alguien! -el ojiverde levanto la manga derecha y dejo ver su brazo, en el área de las venas estaba lleno de cicatrices que le llegaban hasta la mano- Se lo que estás sintiendo, sientes culpa, te quieres morir por todo lo que no hiciste a su lado, quieres regresar el tiempo... Pero ya no puedes...la vida debe seguir -estaba demaciado cerca de ella pero prefirió ir lento para no cometer una estupidez.

-...¡Tu y yo no somos iguales! -continuaría a cortarse la garganta pero el ojiverde le proporciono un fuerte golpe en la mano que hizo que dejara caer la navaja.

-¡Ahora sí den me todo lo que traigan o aquí va a valer madres! -un tipo delgado a extremo, muy moreno, con una gorra blanca que le cubría los ojos llegó a escena amenazando con una pistola.

-¡Relájate! No traemos nada -el ojiverde hecho para atrás a la castaña cubriéndola.

-No te hagas güerito de seguro has de traer bien harta lana tu y si no tienes dame a tu vieja para cobrarme de otra forma -dijo recargando el arma haciendo notar que era de verdad.

-Mira...{si me muevo rápido y lo desarmo podré huir con Ariatna...pero no creo ser tan rápido como antes...¿Y si llamo a alguien?...no... se la comerían también a ella} -trataba de explicar pero la castaña salió detrás de el muy enojada poniéndose enfrente y gritando.

-¿¡Me dijiste vieja pinche prieto?! ¿¡Eh?! ¡Vieja tu abuela! -la castaña estaba exaltada y parecía no temerle al arma.

-¡Irá pinche vieja cierra el osico o te lo cierro de un plomazo! -se hecho un poco para atrás por la impresión de que tenía sangre en su brazo izquierdo.

-¡A VER JALA LE! -la castaña se le acercó y puso su frente empujándola en el frío cañón de la pistola- ¡JALA LE CABRÓN A VER SI MUY MACHITO HIJO DE TODA TU PUTA MADRE! ¡JALE LE YA!  ¡MUEVE TE! ¡YA! ¡JALA LE! -la castaña le golpeaba la mano para que disparará.

-¡Pinche vieja loca! -se escucho un click que significa un futuro disparo.

El azabache se movió rápido, logro desviar el disparo, al mismo tiempo le rompió la mano al asaltante y pudo dejarlo inconsciente de un golpe, el ojiverde tomo del brazo a la chica y trato de salir corriendo pero está se quedó estática y se safo del agarre, tomo la pistola, se la llevó a la cabeza, el ojiverde volvió a golpearla y ahora la había tomado de los hombros.

-¡SUELTA ME! ¡ME QUIERO MORIR! -trato de safarse pero el azabache forzó su agarre.

-¡ESCUCHA ME POR FAVOR! ¿¡QUÉ NO ENTIENDES?! ¡TIENES VIDA POR DELANTE! ¡TIENES SERES QUERIDOS QUE TE ESPERAN EN CASA! ¿¡POR QUE NO ENTIENDES?! ¡TU MADRE VA A LLORAR! ¡AL IGUAL QUE TU HERMANO! ¡INCLUSO TU ABUELA PODRÍA MORIR DE TRISTEZA! ¿POR QUE NO ME ESCUCHAS? ¡ENTIENDE! ¡TIENES QUE VIVIR! -dijo moviendo la bruscamente varias veces hasta que se le quedó mirando.

La castaña al verlo comenzó a llorar fuerte y era la primera vez que hacía la siguiente acción, lo abrazo fuertemente mientras lloraba manchó su hombro de lágrimas y mocos, poco a poco tanto el llanto como las fuerzas fueron disminuyendo, terminando desmayada.
El ojiverde la cargo en brazos, la saco antes de que llegara la policía y los vecinos, noto en su propia boca que sus colmillos habían crecido, de seguro por eso la castaña había llorado, por miedo más que por arrepentimiento, ahora rezaba porque ella olvidará eso.

Algunas horas después el ojiverde ya estaba en la verdadera casa de la castaña, explicando a su madre que los quisieron asaltar dos tipos, uno con arma blanca y otro con arma de fuego, mostró su herida –que se hizo desviando los tiros reales– y las de la chica, la castaña al despertar corroboro todo incluso que fueron a levantar una denuncia aunque ese recuerdo estaba borroso en su cabeza.

El ojiverde llegó a su casa con una caja llena de ratones, dejo la caja en la mesa del comedor y dejo salir un pesado suspiro a la sala de su casa pareció iluminarse, se debía a qué un rubio había llegado.

-¡Hueles a sangre humana! ¿Ya has vuelto a comer? -dijo el rubio de ojos azules emocionado.

-...No, salve a una chica de un asalto -dijo el ojiverde sin mucho ánimo mostrando sus heridas- tuve que ir a una clínica y ahí me tope con los de rango A

-¿Ya puedes detectar a los de rango A? ¡Que genial! Entonces las visitas al doctor están funcionando -el rubio volvió a sonreír.

-Nop, no es eso, los de rango A tienen una marca y se dirigió uno a mi para preguntarme si yo tuve algo que ver -dijo molesto al recordar.

-¿Con la pluma?

-Sip, con la pluma, el lenguaje Morse nos ha servido de mucho pero algunos humanos también lo conocen, deberíamos tener cuidado -dijo sacando un ratón de la caja para abrirlo y tomarse su sangre.

-Tu no te preocupes por eso y dime ¿Seguirás tomando sangre de ratas? -fue interrumpido.

-Son ratones, las ratas me dan asco y están sucias, estos los compro en veterinarias -dijo tomando otro ratón para proceder a comerlo.

-Lo que sean ¿Seguirás bebiendo sangre de animales? ¿Hasta cuándo volverás a tomar sangre humana? Ya han pasado...-volvio a ser interrumpido.

-Marcel...ya sé cuánto paso...y no no volveré a tomar sangre humana en mucho tiempo el doctor dijo que estaría bien con sangre de animales -dijo tomando otro ratón.

-Bien Didier -le sonrió sencillo.

Algunos meses después la castaña se había recuperado de sus heridas, pronto terminaría la preparatoria así que asistía a una casa de retiro para ancianos, requería hacer prácticas para poder pasar de año, antes de salir se mensajeo con su madre y con el ojiverde –se le había hecho costumbre después de haber se disculpado por actuar tan agresiva– le dijo que ya se iría a su casa y que revisara su ubicación a ambos se las paso, el horario vespertino del lugar le sentaba bien, así asistiría a sus clases en la mañana.

Debería pasar por el centro de forma rápida, pues ese día no traía suficiente dinero para el transporte y le daba pena pedirle al personal del lugar o a la persona que le autorizó su estancia así que decidió irse caminando, por las calles iba tan rápido que comenzaron a dolerle las piernas, sus pensamientos eran distintos a los de hace meses, le seguía entristeciendo la partida de su mascota y pensaba en aquello, incluso en el sueño que tuvo después de la noche en la que casi se suicida.

—Flash back—

Era un jardín oscuro ella dormía en el pasto frío, el olor a yerba y tierra mojada la relajaba, no parecía manchar su vestido rosa palo ni arruinar su peinado de finos rizos adornados con perlas rosas, era la vestimenta y peinado de cuando cumplió tres años, en el cumpleaños que le regalaron a su mascota, pero su cuerpo era el de diescisiete. Levanto un poco los párpados al sentir los lengüetazos de su pequeña mascota, está estaba en las manos de alguien más frente a ella, la castaña tomo a su mascota y la abrazo fuertemente mientras que las lágrimas de felicidad que salían de sus ojos eran limpiadas por la lengua del cachorro.

-¿Te sientes mejor Ari? -pregunto una sombra de cabello oscuro y ojos verdes no lograba distinguir su rostro.

-Si...¿Me lo puedo quedar? -dijo ella con una voz infantil.

-Claro, es tuyo...ahora ven aquí -la sombra tomo a la castaña que volvió a la edad de tres años, ella se acomodo en sus brazos y se durmió junto a su mascota.

-Buenas noches ••• -dijo su nombre pero no se escuchó realmente.

-Aprecia este sueño Ari -dijo la sombra sonriéndole gentil con aquellos ojos verdes.

—Fin del Flash back—

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando alguien le tomo del brazo, era un chico peli azul de cabello peculiar con pecas en el rostro, el color de su piel era pálida así que se veía realmente inofensivo.

-¡Hola amiga! -saludo alegre.

-¡Hola! -regreso el saludo pensando que eran de esos vendedores que tuteaban a todo mundo para que le compraran sus productos.

-¿Cómo has estado? ¿Qué cuenta la tía? -dijo el chico caminando a su lado.

-Bien bien, aquí andamos que es lo importante ¿Qué cuenta la familia? -dijo tratando de improvisar realmente no sabía que le iba a vender.

-Una moto ya pasó tres veces y las tres veces te voltearon a ver, te alcance para hacerlos creer que no vienes sola ¿Estás bien? -dijo bajando la voz después de que una motocicleta color azul metálico pasará haciendo sonar fuerte su motor.

-¡Dios! No, no los había visto ¿Son ellos? -apunto con la cabeza a la moto que acababa de pasar y el peliazul asintió- Dios...no me había fijado, gracias por decirme...ay ya me dió miedo...{¿Y si le hablo a Didier? ¿Por dónde vivirá?}...¿Me puedes acompañar?

-Claro, hay que apresurar el paso para salir rápido de aquí y sígueme el juego para que no sospechen -volvio a cambiar su tono de voz y tomo del brazo a la castaña- Y como ves ya casi me graduó ¿Vas a venir a mi fiesta?

-¡Por supuesto! Tu nadamás invita me y yo voy ¿Va haber payaso? -dijo caminando apresurada.

-¿Pues quién crees que se va a graduar? -se señaló con la mano contraria y sonrió haciendo reír a la castaña.

A pesar de que ya casi iban a salir de esa área no tuvieron mucho éxito y fueron detenidos por la moto, está derrapó y se paró frente a ellos cortándoles el paso, uno de los dos asaltantes traía una pistola este se bajó y apunto a la chica.

-¡Den me todo lo que traigan o aquí va a valer madre! -el chico traía una camisa roja y el conductor de la moto una blanca, el conductor miraba a todos lados.

-No trae nada ella -hecho a la castaña para atrás- Por favor no nos hagan nada -se mostraba calmado.

-¿Cómo no van a traer nada? ¡Ya los celulares! -recargo el arma para hacer notar que no estaba jugando.

-¿Crees que si tuviera ella dinero se hubiera venido caminando por aquí? -dijo con sarcasmo.

-{No me ayudes amigo} -pensó la castaña un poco molesta.

-Tengan -les dió la cartera el peliazul- y también tomen -Tambien saco el celular y se los dió- Esto también les servirá -por última les dió el reloj que traía.

-¡Irá carnal! Puros de $500 ahora sí nos vamos a ir de peda -le enseñaba la cartera a su compañero mientras subía a la moto- ¡Ah! Y cuidadito con que vallan a denunciarnos, porque si lo hacen ¡Pum! -hizo referencia a qué disparaba pero en eso su compañero arranco la moto y salieron rápido.

La castaña por fin pudo expresar su miedo y comenzó a respirar jadeante, el peliazul vio por su salud y la acercó a una parada de camión dónde pasaba mucha gente.

-¿Estás bien? -pregunto este preocupado.

-¡Tus cosas! Se llevaron tus cosas, amigo...lo siento mucho -trataba de controlar su respiración.

-Tranquila amiga -dejo salir un resoplido- El celular ya no servía

-¿Y el dinero? ¿Y tu reloj? Eran tus cosas y las perdiste por mi culpa...lo siento... -dijo apenada.

-El reloj lo saqué a meses...el dinero...bueno si fue esfuerzo robado, pero no te preocupes lo material se recupera lo importante es que estamos bien los dos -volteo detrás de el- Viene un camión ¿Te vas a ir en ese?

-Si...Pero no tengo suficiente dinero-la castaña hizo seña para que parase- Ven conmigo a denunciarlos

-Tengo miedo de que cumplan su palabra -sonrío preocupado y de entre sus ropas sacó un billete de veinte pesos- no te preocupes estaré bien, le diré a mi roomie que me ayude con los gastos de este mes y toma, creo que con esto bastará ¿No? -sonrió menos preocupado, ya se había detenido el camión junto a ellos- Ya llegó tu camión.

-¡No! Es tuyo...tu también debes ir a casa -regresó el dinero apenada.

-Quedate lo, yo traigo otro -sacó otro billete- Siempre hay que guardar dinero en lugares diferentes, no todo en el mismo lado -sonrío.

-Gracias...-trataba de saber su nombre.

-Kliment -dijo y la ayudo a subir las escaleras, en eso la castaña le dió un papel y se despidió de el con la mano.

Llegada la oscuridad los delincuentes se reunían en ciertos puntos para contar lo que habían robado en el día, dos delincuentes de camisa roja y blanca se pavoneaban por haber robado un gran botín, contaban los billetes de quinientos pesos, veían que el reloj funcionaba, pero el teléfono parecía no encender, hasta que uno de ellos lo golpeó levemente y de nuevo intento encenderlo, la pantalla prendió en rojo leve y seguido aparecía la animación de un ojo abrirse a ritmo de la voz robótica que hablaba.

"Localización encontrada con éxito...neutralizar a los sujetos que robaron los objetos de carnada"

Tanto el de camisa blanca que traía el teléfono como el de camisa roja que traía el reloj sufrieron una descarga eléctrica que los dejo inconscientes, después de un rato despertaron atados, ambos estaban de rodillas únicamente podían ver la espalda de un hombre peliazul igual al que habían robado las cosas esa tarde, solo que este tenía una camisa oscura a rayas, pronto el hombre se dió la vuelta y dejo ver su rostro, piel pálida sin ninguna peca y con ojos heterocromos color azul y verde. El arma que portaba consigo se trataba de Jericho 941 Fs.

-Realmente no me gusta trabajar gratis, pero tuvieron el descaro de asaltarme esta tarde y casi infartar a la pobre chica a la que acompañaba -hablo con una voz más grave.

-¿Qué hicieron que? / ¿Cómo pudieron? /¿Qué realmente no aprecian su vida? / Pobres locos -dijeron cuatro hombres de traje que estaban alrededor.

-Me presento, soy la última cosa que verán en su patética vida -fue con los hombres de traje y uno de estos le brindo un arma- estos son mis hombres...bla bla bla van a morir por sus crímenes de robar y amenazar ¿Últimas palabras? -dijo apuntando le al de camisa roja.

-¡No lo hagan! ¡Tenemos familia! -gritaron ambos.

-Debieron pensar en ellos antes de empezar a robar ¿No creen? Ahora no puedo entregarlos a la policía porque hablarán y me acabo de instalar en este país como para que me mueva por culpa de un par de ratas así que me tomaré como garantía a sus familias, si sus amigos vuelven a robar, toda su familia...ya saben pum -dijo aludiendo a disparar el arma.

-¡Por favor no! -dijo el de camiseta roja.

-¿Y que esperas? Ya llamen a sus amigos y si ellos vuelven a robar en esta área sus familias y la de sus amigos...-decía mientras que uno de sus hombres les llevaba un celular y marcaba los números.

Al finalizar toda llamada el peliazul dió la orden a su hombre de que se retira ra de la línea de fuego.

-Adiós par de ratas, nos vemos en el infierno -dijo sin mucho ánimo y disparo a ambos.

Los asaltantes cerraron los ojos y no sintieron impacto alguno, poco tiempo después sintieron picor en sus rostros y pronto sus cabezas explotaron.

-Esto no fue un servicio, no limpien nada, vámonos -dijo un poco molesto el peliazul.

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Próxima publicación: Jueves 02 de  Junio a las 7:30

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