Capítulo 18
Comienza la cacería
El peligris se había vestido con sus ropas de cazador, tenía las propias y unas de sobra que una vez pertenecieron a los suyos, le puso al cuerpo de la castaña la ropa de sobra, noto que le quedaba más holgada que su propia ropa y decidió arreglarlo con cinta adhesiva. Hizo un cinturón con cinta en la cintura de la chica pues el pantalón era demasiado grande, su cuerpo bastante pequeño y se le caía a cada rato. En los tobillos también puso cinta e incluso lo doblo pues al ser tan grande podría resbalarse. La camisa también era grande así que decidió solo poner cinta en las muñecas para que no se le cayera. El cuerpo de la chica no era difícil de manejar, lo que si era, era su sostén, le molestaba bastante así que decidió quitárselo, total, la camisa era tan grande que sus pequeños pechos no se veían. Por último las botas de cazador estaban echas para correr grandes distancias y dar grandes saltos, no como el calzado de la chica que cansaba a toda mujer con caminar diez cuadras, le puso las botas de sobra e igual las ajusto con cinta. ¿Por qué le era tan difícil vestirse ahora? ¿Los trajes de los cazadores no eran iguales?
Ciertamente no, los cazadores hombres procuraban usar ropa holgada, principalmente en la parte del pecho para poder mostrar un tatuaje, ya que de estos sacaban armas o animales de ataque. Sus pantalones eran holgados para moverse con libertad, sus capas hacían de elemento sorpresa.
Mientras que las mujeres usaban una camisa menos holgada pero nada apretada, su camisa tenía corte más cuadrado que el de los hombres, estos eran más en "V" las camisas tenían hombros bombachos y siendo de manga larga terminaban en encaje, este traje nuevo fue influenciado por las intervenciones europeas. Continuando, tenían un corset que ocultaba lo holgado de la camisa y su pantalón, su pantalón no era tan grande pero si bastante cómodo y su largo era de cuatro dedos debajo de la rodilla, sus botas eran más pequeñas y no tenían tacón como el de los hombres -los hombres no hacían ruido al cazar pero usaban el tacón para intimidar- Por último su capa era más larga que la de los hombres y aparte ellas llevaban el rostro cubierto con una máscara de Coatlicue por ser purificadoras -aunque si se presentaba la ocasión las mujeres también atacaban y solían ser más violentas que los hombres cuando estaban esperando- la capa era igual de un color oscuro.
Aquellos trajes fueron modificados por las intervenciones europeas, ya que antes de estás, sus trajes consistían en capas con pieles de animal, tanto hombres como mujeres tenían el pecho descubierto y solo se cubrían de la cintura para abajo, por eso debían llevar capa, también ambos portaban máscara, las mujeres de Coatlicue y los hombres de Huichilopochtli.
Terminó de vestirse el ojiazul, notaba que en ese escondite solo había trajes de hombre, no encontraba ninguno de mujer, afortunadamente pudo encontrar la máscara para cubrir la identidad de la castaña, miraba que ya estaba listo, pero le hacía falta algo, armas, había en el escondite armas prehispánicas, creyó que pesarían para la chica pero le resultó bastante fácil levantar las. Por último realmente le apenaba que el cuerpo de la chica había adquirido su cicatriz así que la cubrió con un tatuaje, el tatuaje era de la rama de una jacaranda.
.
.
.
-Mas tarde-
El ojiazul caminaba adaptado al cuerpo de la chica, caminaba tan naturalmente a pesar de como iba vestida, que a simple vista daba miedo, pero siendo de noche no muchos humanos la verían. Claro hasta que apareció un grupo de chicos, eran tres hombres de edad adulta y cuatro mujeres un poco más jóvenes.
-¡Eh amigo! ¿Se te perdió el carnaval? -grito uno con camisa blanca.
-¡El museo ya cerró! -grito uno de gorra naranja.
-¡Halloween todavía no llega! -grito uno de chaqueta de cuero.
A ojos del ojiazul sabía que no se trataba de humanos, si no que los tres hombres eran vampiros y las mujeres humanas. El ojiazul se les quedó viendo por un rato, estaba ideando una forma para matar a los vampiros sin traumatizar a las humanas, además le había funcionado el disfraz pues había sujetado el cabello de la chica para que no supieran que una mujer estaba luchando.
-¿Ya las llevaron a cenar o ellas son la cena? -hablo con la voz de la chica.
-¿Eres una Amini hembra? -se sorprendió el de gorra.
-¿Qué es Amini? / ¿La conocen? / ¿Cena? ¿De que habla? / ¿Quién es ella? -hablaron las mujeres, todas con diferentes preguntas.
-{Mierda... no debía ser así} ¿Oh? ¿Lo adivinaron? Bueno, no habrá otra forma, yo no quería hacer esto, pero... -amenazó con sacar algo de entre la capa.
-¡Es una Amini hembra! ¡Es mía! -habló el de camisa blanca.
-¡No! ¡Es mía! -habló el de gorra.
-¡Vete al diablo! ¡Ella es mía! -habló el de chaqueta.
-¿¡Tuya?! ¡Ni siquiera haz cumplido los cinco siglos! ¡Yo ya tengo siete! -habló el de gorra.
-¿¡Y te quejas?! ¡Ya cumplí los mil años! -habló el de camisa blanca.
-¡Ya tengo cuatrocientos años pero quiero asegurar mi reencarnación pronta! -dijo el de chaqueta.
-{¿Debería asesinarlos ahora? ¿O...?} -el ojiazul se retiró rápidamente de ahí- {Si me alejo dejaran ir a las humanas y así no las expongo}
-¡Se escapa! -dijo el de gorra.
-¡Tras ella! -habló el de chaqueta.
-¿A dónde van? -preguntó una de las mujeres.
Las dudas de las mujeres no fueron expresadas, pues en poco tiempo fueron atacadas y devoradas por los vampiros, el ojiazul desde su alta posición al ver eso ideo un mejor plan.
Comenzó a correr entre las azoteas de las casas, debería llevarlos a los terrenos de los lobos salvajes para que comenzarán a pelear y se matarán entre ellos, si funcionaba el plan no tendría que usar tanto el cuerpo de la chica como ataque sino como carnada. Entre su huida escuchaba como los vampiros le pisan los talones pero aún así seguían peleando entre ellos por ver quien se la quedaba.
-¡Si realmente me quieren, el ganador me llevará! -gritó pero se sentía mal por aquello pues sentía como si vendiera a la castaña.
Los vampiros ante aquello se emocionaron y comenzaron a matarse entre si, sabía que quien quedará vivo sería atacado por los lobos por haberse metido en su territorio, pronto llegó a aquella área, en poco tiempo llegarían los hombres lobo salvajes al detectar que enemigos habían entrado.
Una embestida lo sacudió e hizo que la capa quedará un poco rasgada, pues rodó y termino a dar en los árboles, rápidamente se levantó, mirando que el de camisa blanca estaba cubierto de sangre, cargando con los cuerpos de sus compañeros y su sonrisa victoriosa.
-Yo soy el ganador, ahora ven a mi -lanzo los cuerpos como si los presumiera y estiró la mano.
-Que patético, mataste a los tuyos por una presa -dijo para después levantarse.
-Con esa expresión tuya, tu cuerpo llamándome y tú vulnerable posición me excitas, quisiera tener sexo contigo pero no quiero echar a perder tu sangre -dijo el hombre.
El ojiazul sintió confusión y frío por un momento, pasó a verse el cuerpo y notó que su camisa estaba completamente rasgada dejando ver los pechos de la chica, se sentía avergonzado pero no podía hacer más que taparse con la capa.
-¿Te avergüenza? ¡Que adorable! ¡¡¡Ahora ven aquí!!! -se lanzó contra el ojiazul.
Sin inmutarse esperó que se acercara, cuando estuvo a escasos centímetros del vampiro saco su Macuahuitl -espada prehispánica en México- y le cortó la cabeza de un solo movimiento, el vampiro ya había ejercido fuerza con la velocidad que llevaba, así que al ojiazul le resultó bastante sencillo solo mover su arma para matarlo.
-Que patético eres, creí que me entretendrías un rato -se burló un poco aunque en realidad no quería estar tanto tiempo con el.
Escuchó un ruido en la flora y decidió hacerse para atrás un lobo del tamaño de un edificio se había asomado para ver al causante del ruido.
-¿Por qué entras en mi territorio? ¿¡Quién te dió permiso?! -habló el lobo.
-Nadie, pero tampoco le dieron permiso a el -señalo el cuerpo del vampiro- ¿O tú lo invitaste?
-¡Jamás dejaría entrar aquí a un vampiro! -gruñó después de aquello- ¿Eres un Amini?
-Depende de quién pregunta -se mostraba tranquila pero estaba apunto de atacar.
-Escuche que la carne de las Amini mujer podían curar tus pecados ¿Es eso cierto? -comenzó a acercarse.
-Si te digo la verdad ¿Me comerías?
-Tengo novecientos noventa y dos años ya me cansé de vivir y creeme, no quiero regresar aquí tan rápido después de morir. Eh oido que los vampiros cometieron genocidio a los tuyos ¿Únicamente quedas tú? -se acercaba lento, no quería atacarla si no que quiera comerse los cuerpos de los vampiros.
-{Voy a mentir le} No, también queda un Amini hombre, aún no lo encuentro pero se que hay uno y cuando lo encuentre tendremos hijos para enseñarles a cazar y terminar con los vampiros de una vez por todas -se alejo un poco de los cuerpos para que no lo salpicará.
-Eres muy optimista con ese plan ¿Realmente crees que va a funcionar?
-Es cuestión de tiempo.
-He oído que los vampiros superiores eliminan a quien sea cuando se sienten amenazados, escuché la historia de un hombre lobo que le hizo frente a uno de ellos y lo asesinaron los tres...-seguia comiendo los cuerpos.
-¿En serio? Pobre de el... y con lo mucho que viven los hombres lobo... mil años... y tú apenas tienes novecientos noventa y dos, aún eres joven -rió un poco.
-Ya me cansé de vivir, no entiendo cómo a los vampiros les encanta vivir tanto y no entiendo cómo los humanos desean lo mismo.
-... los humanos tienen vidas cortas... -dijo algo sería.
-Los animales también y ellos no buscan una inmortalidad -termino de comer- en fin, debo irme para seguir cuidando de mis terrenos, no solo cuido a mi manada si no también la flora y fauna de aquí, además desde aquí veo a los míos que se han integrado a la civilización. Gracias por la comida, estos son los primeros cadáveres frescos que traen, los míos siempre se quejan porque les llegan ya de días por ese tal Didier Vinsonneau.
-Ja ja ja -rió un poco- ¿El hace eso? ¿Trae cadáveres aquí?
-No aquí exactamente, pero los míos siempre se quejan de que les dejaban cuerpos ya secos. Soy el más viejo de los hombres lobo y técnicamente el mayor en la jerarquía, todas las manadas me obedecen y respetan, por ende y ello cuando llegue el momento nos vamos a vengar de ese vampiro -gruñó luego de decir eso.
-Compartimos el mismo objetivo... disculpe... si usted muere ¿A quien pasa el poder?
-Tengo novecientos noventa y dos años, seguiría el que tiene la edad similar, al que tenga novecientos, ochocientos o setecientos años. ¿Por qué la pregunta? ¿Vas a matarme ahora? Los Amini también han asesinado a los míos.
-Usted dice que está cansado de vivir ¿Ya quiere morir? Puedo ayudarlo si usted quiere {O lo dejo vivir y me hago de un aliado fuerte}
-Uhm... me preguntas... tomaré tu propuesta, mátame cuando cumpla los mil años, ya no falta tanto, solo ocho años, mátame el 15 de Octubre a las 11:59 en punto, ese día es mi cumpleaños así que prácticamente habré cumplido mil. Nos vemos en ocho años, Amini -se despidió volviendo a la oscuridad.
-{Eso fue intenso, pero me hice de un aliado fuerte, al menos por ocho años, ahora tengo que continuar} -pensó mientras veía los huesos limpios de lo que alguna vez fueron vampiros.
Fue una noche larga para el ojiazul, no tan pesada pues había ideado el plan de que los vampiros vinieran corriendo hacia el, para que el solo les cortará la cabeza y les encajara una daga en el pecho.
Al despertar, la castaña estaba en su cama, no se encontraba del todo cansada, le costaba recordar que había pasado después de aceptar la petición del peligris. Salió de su cuarto y se dirigió a la cocina, debía desayunar para irse a la escuela así que se apresuró, cuando terminó de prepararse lo que iba a ingerir, el rubio se sentó frente a ella y le sonrió.
-Hola Ari~ ¿Estás bien? -parecía bastante cansado, raro en el.
-¿Sobre qué? -se extraño por su pregunta.
-¿Lo olvidaste tan rápido? Ayer un bastardo humano te rapto, te hizo un rasguño y lamió tu sangre, después de un rato te desmayaste ¿No te suena?.
-{Ya me acordé... no me desmaye por miedo a la chica con colmillos, si no que le pedí ayuda a Yaotzin al decir las palabras "Patlali" yo creo que desde ahí entre en mi espacio} ¡Si! Y...¿La chica de allá era una...? -no la dejo terminar.
-Vampiresa ¿Verdad que son guapas y sexys? Ja ja ja ja -sonrío y por un momento la vio- Ojalá hubieras estado consiente ayer -trato de tocarla pero alguien le golpeó la mano.
-¿Qué no te acuerdas que tienes un castigo que aún no se levanta? ¿O ya quieres perder los colmillos? -el peliazul intervino.
-Que carácter sicario, parece que no dormiste bien -dijo en burla.
-Te habla el otro que la ducha ya está lista, es increíble que hace apenas una hora hayan llegado -dijo molesto.
-¿Y tú hace cuánto? -le retó.
-Eso no te incumbe, ya lárgate -habló serio.
El rubio se retiró con una sonrisa burlona, se veía realmente cansado e incluso había pequeñas ojeras en sus ojos, termino subiendo por las escaleras.
-Que bueno que cerras te tu habitación -le dijo el peliazul a la castaña.
-{¿Llegaron hace una hora ellos? ¿También Didier? ¿Tu hace cuánto? ¿Cerraron mi cuarto? ¿Cerraron la casa, en mis... doce horas de sueño? Realmente no escuché absolutamente nada, pareciera que me apagué} ¿A qué hora llegaste? Te ves realmente cansado ¿Te preparo algo antes de irme? -pregunto la castaña y para que su primera pregunta no se viera tan hostil, acaricio la cabeza del peliazul.
El peliazul respondería pero primero disfruto de la caricia de la castaña, está al ver su cara de satisfacción continúo acariciándolo, pareciera que se estaba quedando dormido así que se esforzó en abrir los ojos, cuando lo hizo la castaña ya le estaba ofreciendo fruta, este acepto y continuó.
-Llegué como a las cuatro de la mañana, pero no te avise por mensaje porque no te quise despertar... a parte que en cuanto llegue, me bañe y me dormí un rato... estoy aquí como desde hace tres horas... y me desperté porque los escuché llegar -decía con un poco de enfado aunque disfrutaba de la caricia de la castaña y que le estaba dando comida en la boca.
-Duerme más, duerme ocho horas corridas y no tres... tus ojeras se te están marcando... ¡Ya se! saliendo de clases te compraré algo para las ojeras -le sonrió y ofreció otro bocado- Di "ah"
-Yo... -acepto otra vez el bocado pero le detuvo la mano después- Ya, gracias, termina de desayunar tu, es tu desayuno, además debes ir a clases.
-Y tu trabajas para mantenernos {Fuera de que eres un sicario... eres humano y realmente me deprime que te sobre esfuerces} es lo mínimo que puedo hacer -al ya no aceptarle bocados, le brindo otra caricia y noto como el chico se estaba quedando dormido- Ja ja ja ya vete a dormir, ya no estoy en peligro, me iré pronto, descansa.
-Cuida te -el peliazul quitó con todo su pesar la mano de la castaña de su cabeza, pero para no verse grosero le besó la mano.
La castaña iba rumbo a la escuela, cuando sintió un leve empujón a su derecha, se trataba del ojiverde, no lo escuchó acercarse y tampoco sabría que la seguiría.
-Oye... ¿Qué fue eso? -preguntó sin verla directamente.
-Me empujas te ¿Qué no viste? -dijo juguetona- ¿Y ese cubrebocas? Entiendo la gorra, pero ¿Cubrebocas?
-Son 7:10 pronto saldrá el sol... ¿No me vas a contestar? -volvio a preguntar.
-¿Qué?
-Eso... lo de hace rato ¿Qué fue?
-Te preguntaré algo yo primero ¿Por qué llegaron tan tarde y tan cansados? {Realmente no escuché nada cuando llegaron}
-{Estuvimos en una orgía, en la que tuve que participar forzosamente para que no te arrebataran tu inocencia, mientras tú estabas en casa yo tenía que soportar estar en contacto con gente que no quería, besar labios que no quería y tocar cuerpos que no quería ¿Para que cuando regrese tú estés acariciando y dándole de comer en la boca a ese sicario? Acaríciame a mi, alimenta me a mi ¿Qué ya no recuerdas nuestro beso? ¿Nuestros corazones? ¿Nuestras caricias?} Cazando... bueno, el cazaba, yo lo acompañaba para que no pasará lo mismo de aquella vez... estoy cansado... y tengo hambre...
-No es necesario que me acompañes, puedes regresarte a dormir.
-{¿Soné mal? ¿Fui grosero?} Quiero acompañarte...
-Creí que tenías sueño, si tienes hambre de comida, afuera de la Uni hay una tienda, puedes comprar algo.
-{No me estás entendiendo... acaríciame... besame... abrázame... creeme, necesito un abrazo... } -el ojiverde le tomo la mano- Tengo mucho frío...
-Pues el otoño ya se acerca así que es verdad, ya está haciendo frío -aceptó la mano y la acaricio un poco.
-{Tu pequeña mano cálida me da paz... si me dieras un abrazo o un beso me darías más paz} Si...
-Bueno, ya me voy -dijo soltando su mano- Nos vemos a las seis.
-Claro, vendré por ti.
_Narra Didier_
Esto no debía ser así... debías abrazarme, aunque sea darme un beso en la mejilla... realmente sentía bastante asco después de haber salido de aquella cafetería y solo quería tu afecto, no quería verte cerca de ese tipo...
-Narrador-
Debido al cansancio nadie parecía levantarse, dieron las 4:30 de la tarde y el peliazul se levantó a comer, no le importó que los otros dos se levantaran, pensaba en ir por la castaña, pues dentro de dos horas saldría, pero una desafortunada llamada le arruinó sus planes, era el trabajo y debía atenderlo.
La castaña había terminado sus clases, ahora estaba en el baño, se comunicaba con el peligris como la vez pasada.
-{¿Te sientes mejor? No recuerdo nada después de que me llevaste, pareciera que me apagué}
-{Te dije que mi espacio era un tanto oscuro como un lago, me siento un poco mejor ¿Me podrías ayudar también esta noche?} -escuchaba la voz del peligris en su cabeza.
-{Por supuesto, sabes que te ayudaré hasta que te mejores}
-{Oye quería comentarte algo... es sobre los vampiros con los que vives...¿Sabes que los vampiros tienen habilidades?}
-{¿De que clase?}
-{Una de ellas es leer la mente... así que deberías tener cuidado, para que no sepan lo que estamos haciendo e creado un bloqueo, por el tiempo en el que me estarás ayudando, ningún vampiro podrá leerte la mente}
-{... Gracias... aunque si te preocupas por recuerdos... te digo que no recuerdo nada}
-{No es solo por lo que hacemos, si no porque quiero protegerte de los vampiros}
-{Muchas gracias Yaotzin, ya me debo ir, mejórate con medicamento y nos vemos en la noche}
-{Cuídate personita}
La castaña salió del baño y después de salir de la institución se dispuso a esperar al ojiverde, cuando esté llegó le ofreció unas papas preparadas, este agradeció pero no tomó ninguna por el cubrebocas que traía.
-Gracias...
-Espero ya hayas comido, te iba a comprar unas galletas, pero nunca te he visto comer algo dulce -dijo la castaña para comenzar a caminar.
-Me gusta lo dulce {Como tú} pero igual agradezco las papas.
La castaña le sonrió y decidió apresurar el paso, pues debía terminar la tarea para dormir temprano y así ayudar a el peligris.
\_____________________________________/
Próxima publicación: 09/22/2022
Horario: 19:00 horas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro