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Capítulo 15

Se romperán.

Efectivamente la castaña salió después, cenaría algo ligero, ahora que había comida en el refrigerador y la despensa, únicamente comió dos sandwiches de mermelada y leche con chocolate, agradeció a ambos presentes por haber castigado al rubio.

-Sentí tu angustia en la mañana y cuando regrese a la casa extrañamente me confesó lo que te hizo, así que lo castigue -dijo el ojiverde.

-El me contó pero sigo diciendo que un día de estos los voy a castrar a los dos y les voy a quitar los colmillos -dijo el peliazul.

-Me asusté mucho y estuve en la calle por lo mismo para ya no estar aquí con el...pero gracias a los dos -dijo la castaña.

-No hay de que -dijo el ojiverde- Tendrá ese bosal durante un mes y yo mismo me encargo de que no se te acerque.

-¿Quieres que este contigo esta noche? -pregunto gentil el peliazul- No tengo trabajo ahora.

-Me agrada la idea pero será mejor que descanses, te fuiste muy temprano así que estaré bien en mi habitación con llave -le sonrió para después bostezar- Ya me voy a dormir.

-Buenas noches -dijeron ambos y se molestaron por eso.

La castaña subió a dormir a su habitación, gozaba de un sueño profundo y más tranquila, su espacio hacia que se sentirá segura.

Sin embargo en este estado también había trabajo por hacer, así que el peligris salió a asesinar, está vez no eran vampiros si no hombres lobo, había muchos en los alrededores y eran los mismos que secuestraban pasajeros para devorarlos. En la parte del cerro que era donde había más lobos salvajes, el peligris los asesinaba, ya sea de un corte les arrancaba la cabeza o encajaba su lanza en sus pechos. Al juntarse en manada era difícil asesinarlos pero no imposible, una manada estaba por ser aniquilada, hombres, mujeres, ancianos y niños de la manada terminaban muertos alrededor del hombre, este tomo del cuello al último que quedaba.

-¡Desgraciado! ¡Creí que solo asesinabas vampiros! -el lobo hablaba con voz distorsionada.

-Tambien lo hago ¿Por qué ambos preguntan lo mismo? Parecen niños pequeños -al tenerlo tomado del cuello con su lanza lo alzó más y le apretó más.

-¡Desgraciado! ¿Por qué los tuyos siguen vivos? -trataba de liberarse el animal.

-¿Me creías muerto? ¿Me tienes miedo? -dijo con superioridad.

-¿Miedo? ¡Fuera del título de "Amini" eres un simple humano! ¡Yo no le tengo miedo a los humanos! -trataba de morder la lanza pero le era imposible.

-Pues deberías -dijo con calma.

El peligris al tenerlo en su dominio comenzó a estamparlo repetidas veces contra el suelo, una y otra vez, la criatura emitía alaridos y gruñidos, cualquiera cerca pensaría que le estarían pegando a un perro de raza grande.
Tantas veces que lo golpeaba comenzaba a salir sangre del cuerpo de la bestia, además que alguien miraba horrorizado aquella escena, pronto termino por matar a golpes aquel hombre lobo que era tres veces más grande que aquel humano, quien miraba a escondidas fue descubierto por otro lobo.

-¡Dejalos en paz! -un cachorro de lobo paso y empujó a quien estaba escondido.

-¡Estúpido! -un chico de vestido estaba aterrado al ser descubierto y más porque aquel hombre lo había visto directamente.

El del vestido comenzó a correr rogando por su vida, no corrió gran distancia por tardarse en levantarse y también porque recibió un fuerte golpe en la cabeza, se desmayo, fue poco el tiempo y se levantó mirando a todos lados, seguía en el cerro, noto que frente a el estaba el peligris sosteniendo del cuello de la camisa a un niño mientras esté pateaba para que lo dejarán.

-¡Es un niño! ¿Lo vas a asesinar? -pregunto horrorizado el del vestido.

-Es un cachorro de hombre lobo, y sí, debo terminar con el, a final de cuentas es una bestia, cuando crezca y haga su manada devorarán a cientos -decía indiferente.

-¡Mataste a mi manada! ¡Los voy a vengar! ¡Mounstro! -el niño trataba de zafarse pero era inútil.

-¿Yo soy el mounstro? Tu manada secuestraba a viajeros para devorarlos pequeño mocoso, piensa bien quien es el mounstro aquí -con su lanza amenazó al niño.

-¡Es un niño! Suelta lo -hablo el del vestido.

-¿Y tú lo dices? Vamos a hacer esto, hablemos sin mentiras, aquí hay dos criaturas que han cometido violencia para saciar su hambre que son tu y tu -el peligris señaló a ambos.

-Los humanos también cometen violencia antes de devorar algo, como los pollos, las vacas, la vida marina -hablo el del vestido tratando de hacer tiempo.

-Tienes razón, si, pero ahora estoy haciendo mi trabajo de eliminar criaturas que atentan contra la vida de los humanos -con su lanza tuvo que privar de la vida nuevamente a una criatura de la oscuridad, el menor se convirtió en un cachorro de lobo tras perecer.

-¡Basta! -el del vestido planeaba levantarse pero estaba de rodillas y con las manos en la tierra, amarradas con esferas- ¿Qué es esto? ¡No me puedo mover!

-Son para eso, estarás inmóvil, porque quiero que veas cómo asesino, quiero que veas lo que te haré a ti -sonrío con algo de malicia.

-¡No! Basta ¡Basta! -el del vestido se movía bruscamente.

El peligris no se molestó mas en escuchar sus gritos así que le arrojó el cadáver al chico horrorizado.

-Lame lo -dijo serio.

-¿¡Estás loco?! ¡No voy a comer eso! -le miro horrorizado.

-Eres de los vampiros que toman sangre de los cadáveres recién fallecidos no veo la diferencia ahora -dijo sin inmutarse- Mira estoy muy aburrido, creí que me darías más diversión como tu amigo pero todos repiten las mismas frases, te mataré ahora, pero no podré grabar cómo se descompone tu cuerpo porque mañana lloverá.

-¿¡Matas te a George?! ¡Des...! -no lo dejo terminar porque lo golpeó en la cabeza con su lanza.

-¿¡Desgraciado yo?! ¡Tu maldita raza asesino a los míos! ¡Cometieron genocidios! ¡Y todo tipo de barbaridades! Yo solo estoy cumpliendo con mi venganza, pronto todos los vampiros en este país estarán muertos y será cuestión de tiempo para que sea el mundo -su lanza en forma de media luna la puso en el cuello del chico- ¿Era lo que querías escuchar? -de un movimiento rápido rasgo el pecho del chico, destrozando la ropa y dejando caer el celular que traía consigo.

-Tú... -palideció aún más con aquello.

-¿Crees que no se de los teléfonos? ¿Crees que no se que quieren descubrir quién soy? Lo mismo hizo el otro, pero el pasado pisado -de entre sus ropas saco una botella que parecía de metal con dibujo mal hecho con marcador de una cruz.

-¿¡Q-qué es eso?! -hablo tratando de zafarse.

-Agua bendita, te tengo que eliminar de una forma -dijo quitando la tapa del bote.

-Sabes que el agua bendita no nos hace nada -dijo con algo de esperanza.

-No sabía pero ahora lo sé -sonrío.

Por un momento el peligris comenzó a ver cómo todo se empezaba a ir a un lado a pesar de el estar de pie, noto que se estaba sintiendo mareado así que bajo un poco la cabeza y se llevó una mano al rostro para cerrar los ojos. El del vestido lo vio como una oportunidad para pedir ayuda.

-¡Auxilio! ¡Ayuda! ¡Alguien! -gritaba todo lo que podía.

En ese momento se levanto rápido y echó el líquido en el rostro del chico, este se deformó y comenzó a derretirse sus ojos no se salieron de sus cuencas pero sentía como las gotas le desgarraban la piel, un horrible grito se escuchó después de aquello.

-¡MI CARA! ¡AHHHHHH! ¡AHHHH! -se retorcía de dolor mientras que su capacidad de sanación trataba de reparar aquello.

-Se que el agua bendita no les hace nada, pero el ácido es mortal para cualquiera -levanto la mirada para aparentar que aquello fue una actuación.

-¡AYUDA! ¡ALGUIEN! ¡AHHHH! -trataba de llevarse las manos al rostro pero no podía.

-Ah si, se me olvidó, nadie va a venir, estamos en un cerro, no va a venir nadie, ni los humanos y mucho menos los de tu especie nos detectarán, estamos rodeados por un humo que hace que nuestra presencia no sea detectada -ahora echaba el líquido sobre la cabeza del chico.

-¡Ahhhhh! ¡AHHHHHH! -al levantar la mirada el ácido había tirado gran parte del cabello del chico.

-Como mañana va a llover necesito una forma de descomponer tu cuerpo y esta es la mejor solución -ahora saco una daga y la encajo en el pecho del chico- Eres un vampiro joven no lo voy a negar, apenas tienes un siglo así que te voy a explicar mis armas, la daga que tienes ahora en el pecho hace que tus habilidades como sanación acelerada y fuerza sobrehumana se detengan.

El peligris volvió a vertir el líquido, está vez en mayor cantidad hasta que se terminó, aquello provocó más gritos por parte del chico.

-¡AHHHHHH! ¡BASTA! -entre su carne cayéndose y su pelo, su deformada cara ahora presentaba lágrimas- Piedad...

-Claro, aquí va -con otra daga corto de un tajo la deformada cabeza del chico- Adiós Jheimi~

El peligris volvió a sentir mareos y está vez cayó de rodillas trato de reincorporarse pero se sentía más mareado cada vez, se forzaba a no desmayarse pues el humo no tenía un efecto de ocultarlo para toda la vida si no que era limitado. Pronto los mareos dejaron de ser una molestia ahora le punzaba la cabeza, tenía que levantarse para irse pronto o vendría alguien y estaría pasando el malestar a la castaña. Pronto para deshacerse de los cuerpos prendió fuego a esa área, tras hacer aquello se retiró pues ya iba a amanecer y ya había llamado la atención de algunas personas cercanas.

El peligris llegó a su casa y termino desmayando se, pronto apareció en su espacio...no, parecía su espacio pero en realidad era un escenario familiar. Un lugar fresco con pasto verde y sobre este algunas rocas que por ahí se paseaban algunas ardillas, en el lugar también estaba alguien, que tarareaba una canción familiar que antes le habían cantado, se acercaba a aquella persona pero esta estaba cubierta con la capa de su uniforme y de espaldas.

...si haz de renacer...venga te de el...

Una voz y figura familiar le hablaban a quien estaba de espaldas, el peligris se acercaba lento, cuando el escenario se hacía más vivido, más detallado más real y la voz de quién tarareaba se hacía más familiar, no aguanto más aquello y abrazo a quién estaba de espaldas, la persona volteo pero no era quien esperaba.

-¿Yaotzin? -la castaña lo miro sorprendida.

-Ariatna -dijo con algo de decepción el peligris.

Aunque decepcionado por la revelación no soltó a la castaña, este iba a explicarle pero en cuanto le hablo, la castaña comenzó a desvanecerse y todo el escenario se iba con ella, el peligris sintió desesperación y estrés.

–Algunas semanas después–
La castaña se adaptó bastante bien a la universidad pues su carrera era algo que de verdad le gustaba, aunque constantemente notaba más cambios en su cuerpo, su cabello era un poco más largo pero aún no llegaba a la cintura, su piel estaba completamente limpia sin imperfecciones ni ojeras, sus pestañas parecían estar más largas, incluso sus muñecas se les comenzaban a quitar las cicatrices de aquella vez que intento acabar con su vida.
Había salido de su casa y únicamente cargaba consigo una pequeña bolsa que contenía poco dinero y su celular se paseaba por los callejones de Guanajuato, se metió a aquel que daba camino a la estatua del pipila, trataba de desestresarse de la escuela y de sus "roomies" pues aún se seguía arrepintiendo de que conviviera con personas peligrosas, sus pensamientos se vieron interrumpidos porque escucho unas risas provenientes de un grupo de chicos que venían detrás de ella.
La castaña comenzó a entrar en pánico pero trato de calmarse, saco su celular y pronunció aquellas palabras
"Ekaualistli" pero de repente una voz le respondió.

-"No te puedo ayudar ahora"

-¿Yaotzin? ¿Por qué no? ¿Qué te ocurre? ¿Dónde estás? -miro detrás y noto que el grupo ya se estaba quedando atrás.

-"Estoy muy mal, muy débil, necesito descansar...debo...debo...debo descansar, perdóname"

-¿Entonces ahora que hago? Tengo miedo, mucho miedo, no quiero que me vuelvan a secuestrar y menos ahora que estoy en otro estado...perdón si te he estado robando energía...-fue interrumpida.

-"No fuiste tú, si así fuera ambos estaríamos débiles, realmente no se que paso pero el punto ahora es protegerte ¿Estás cerca de árboles o áreas verdes?" 

-Estoy llegando a un área así, pero hay barrotes, puedo saltarlos, pero...

-"¿Por qué estás en un callejón? Ya es tarde son las 10:30 de la noche no deberías estar en la calle sola"

-No me di cuenta de la hora, quería desestresarme de la escuela, podría regresar pero hay un grupo de chicos atrás de mi y ya están a unos cuantos pasos...si tengo miedo

-"Ah~ ya no importa, vete al área verde, te aseguro que nadie te verá "

La castaña obedeció, salto aquellos barrotes decorativos de color blanco, una vez ahí se agachó para que las hierbas la pudieran ocultar y efectivamente nadie la veía, incluso el grupo de chicos comenzó a buscarla, dejando en claro que iban tras ella.

-Tenías razón.

-"Te lo dije, ahora ¿Puedes irte?"

-No por el mismo camino, esos tipos ya se pusieron a rastrear me, están buscando en toda el área y creo que la única salida es subir, si me quedo en el callejón tarde o temprano me encontraran, en cambio si subo puedo encontrar un taxi para que me lleve a casa -comenzaba subir puesto que si bajaba se encontraría con una casa.

-"De acuerdo pero no te alejes bastante del área verde...creo que no voy a poder seguir comunicando me contigo realmente me estoy comenzando a poner débil"

-Yaotzin...descansa pero sentirás mucho miedo de mi parte.

-"Lo se y me deprime no pode hace..."

Fue lo último que escucho y dejo de oír la voz del peligris, comenzó a correr para no perder más el tiempo, su respiración comenzó a sonar agitada y entonces escucho mejor las palabras de aquellos.

-¡Sigue por aquí! Huelo a sangre fluyendo -dijo uno.

-¿Esta asustada? -pregunto otro.

-¡Esta asustada! -dijo con orgullo y arrogancia.

Aquello le llegó a repugnar, sabía que la detectaban por su miedo ya que el miedo hacia fluir su sangre con rapidez como la vez que casi la ataca el rubio. Corría más rápido para dejarlos atrás, pero pronto dejo de haber área verde y sabia que tenía que correr más rápido en encontrar un humano o en su defecto un refugio antes de que la detectarán, pero escuchaba como la buscaban, llegó al pipila y solo fue a esconderse detrás, el gran monumento la escondía de frente pero eso no le daba mucha seguridad y hasta ese momento no había pasado ningún vehículo.

Revisaba todos lados pero no pasaba algún vagabundo ni siquiera un perro, solo escuchaba los gritos de aquellos que la perseguían, se espanto cuando alguien le tomo del hombro, grito por aquello pero fue silenciada.

Los suaves labios del ojiverde eran presionados algo fuerte contra los suyos, aquel imprevisto beso duro muy poco y al separarse el ojiverde solo dijo que guardara silencio.

-Didier...

-Shhh están cerca...son tres...no...cinco...son siete...y son problemáticos...mierda...-el ojiverde se asomaba mientras decía aquello.

-¿Ahora que está pasando? ¿Didier? ¿Qué sucede? -dijo la castaña en susurro.

-Tu sangre los atrae, hay vampiros que salen a cazar, como Marcel, de noche pero todos usan diferentes métodos...aparte de creo si no me equivoco estos son de los que se guían por el olor...Ariatna...tengo que hacer algo para protegerte...¿Me dejas? -pidío su consentimiento.

-{¿Si? ¿No? ¿Qué me vas a hacer? ¿Vas a tomar mi sangre? ¿Me vas a morder? ¿Por qué no trajiste a Kliment?} ¡No sé! -chillo desesperada.

-Entonces perdóname por lo que haré -dijo preocupado.

-¿Qué vas a...?

No termino de preguntar cuando el azabache la beso a comparación del beso anterior este era más pasional, la castaña estaba atónita y traba de seguir el ritmo pero no lo conseguía, se separaban escuchándose los jadeos de ambos, por un momento pararon, el ojiverde volvió a asomarse, escucho gritar a uno "Búscala, no debe estar lejos"

-Didier...-la castaña decía con un rubor notorio.

-Perdona me, es por tu bien -la tomo de los hombros y la acercó hacia el.

Volvió a la intensidad previa, sus labios se juntaban y separaban haciendo chasquidos, también se escuchaban jadeos por parte de la chica, de una manera u otra lo alejaba para que se detuviera pero el ojiverde se seguía acercando, no fue que paro de alejarlo hasta que el azabache la tomo de las muñecas y la arrinconó más a la pared, no sintió brusquedad sino que fue bastante delicado para aquella acción.

_Narra Ariatna_
¿Por qué lo haces? ¿Qué estás haciendo? Detente... o mejor no lo hagas... no... no sé... me estás haciendo sentir extraña... estás haciendo que... ¿No querías ocultar me? ¿Qué estás haciendo? ¿Qué vas a hacer? ¿Por qué no te alejo? ¿Por qué no quiero que acabe? 
Me haces sentir rara... no me sueltes... me voy a caer... mis piernas están temblando... y no es de miedo ¿O si? Es nervio... emoción... no sé... ¿Qué hago? ¿Qué me haces?

-Narrador-

La chica estaba en cunclillas pero por el tiempo en esa posición su cuerpo comenzó a temblar y termino bajando las rodillas, aquello hizo que ambos cuerpos quedarán más cerca, la castaña llevo sus brazos ahora libres al cuello del chico para abrazarlo, las manos del azabache ahora la tomaban de la cintura. Una ligera sensación de pasión comenzaba a crecer en ambos, puesto que aquello hizo que el azabache acariciara la espalda de la castaña y después volviera a la cintura. La castaña por su parte abrió levemente los ojos y se encontró con la mirada del ojiverde, este también tenía los ojos levemente abiertos ¿La estaba viendo como una presa? No lo sentía así, pues una previa mirada con un vampiro la había hecho sentirse amenazada y ahora no sentía eso.

Su fatal experiencia con Marcel le hacía notar cuan diferentes eran, mientras que con el rubio en todo momento se sintió vulnerable y en peligro, con el azabache era distinto, a pesar de la cercanía y los movimientos en ninguna aplicó brusquedad, ni siquiera en el beso, que por tener colmillos creyó que se cortaría la lengua a cada rato o peor aún que le mordiera los labios. Todo lo contrario, era suave y cálido, su lengua llegó a conectar con la suya, juntas hacían que la boca se sintiera caliente procediendo a qué se separan haciendo sonar los chasquidos y los jadeos.
La castaña acaricio la cabeza del ojiverde, estos se separaron por un momento.

-... Didier... -entre jadeos dijo su nombre.

El ojiverde la vio con pasión y le robó otro beso, después de este lamió su cuello de forma rápida, la acción hizo que la de ojos grises soltará un pequeño gemido.

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Próxima publicación: 09/01/2022

Horario: 19:00 horas.

Dios... He tardado en publicar, pero no es la primera vez que publicó a media noche.

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