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Capítulo 14

Advertencia:
Las situaciones mostradas a continuación son actos que por ningún motivo se recomienda replicar. Los personajes y sus actitudes con ello acciones son mera ficción.
Por su atención gracias.
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Aquellas cadenas

La castaña estaba en un pastizal verde, el cielo oscuro mostraba estrellas, su cuerpo ya no era el de tres años, si no de la edad que ya tenía aunque seguía portando aquel vestido, estaba acostada sobre las piernas de un hombre, este le acariciaba y adornaba el cabello.

-Muy pronto...nos veremos...al fin serás mía...así que muéstrame tus encantos, deja que te encuentre por tu aroma, déjate atraer por el mío, para que las próximas noches podamos gozar frente a frente uno del otro...-la voz susurrante cosquilleaba en la oreja de la castaña.

Aquella sombra de ojos verdes y cabello oscuro era la primera vez que la tocaba y se le acercaba sin tener de intermediario al peludo amigo, la castaña se levantó quería verlo, pero seguía sin distinguir el rostro solo veía sus ojos así que de nuevo quedó con la curiosidad, aquella sombra la tomo de la barbilla y la acercó pareciendo que la fuera a besar pero solo le susurro.

-Nos vamos a encontrar...

Despertó en su habitación, su colibrí de cristal estaba en la cabecera de su cama, miro que todo seguía oscuro, a mano derecha tenía una mesita donde estaba cargando su celular, lo golpeó levemente y noto que a penas eran las 4:15 de la madrugada, muy decidida continúo durmiendo, su cansancio era mucho así que cayó en otro sueño profundo.

...Si has de renacer...venga te de el...

...Si has de renacer...venga te de el...

...Si has de renacer...venga te de el...

...Si has de renacer...venga te de el...

...Si has de renacer...venga te de el...

...Si has de renacer...venga te de el...

Hace mucho tiempo cuando la maldad comenzó a contaminar la tierra, aquellas criaturas horribles comenzaron a atentar contra la vida del ser humano...al ver aquello, Coatlicue bendijo a una mujer para que logrará purificar los lugares impuros...no fue suficiente puesto que las bestias devoraban humanos como si fueran a terminarse. Aquello dejó horrorizada a nuestra madre, así que como buen hijo Huichilopochtli entreno a un hombre para que comenzara a asesinar aquellas criaturas, le enseño su conocimientos en armas, estrategias y guerras para así poder acabar con todas las criaturas que atenten la vida de la raza humana...

Despertó nuevamente de otro sueño, este era narrado por una voz suave y femenina, despertó al ver cosas familiares como símbolos y colores de vestimenta, la voz que la inquieto fue aquella que decía "si has de renacer, venga te de el" no sabía de quién era la voz, pero se escuchaba como una orden, una sentencia de alguien bastante molesta.

Ya era la hora de irse a la escuela, así que bajo a la cocina a despedirse de los chicos, pero no había nadie, fue cuando decidió ver la hora de su celular, aún faltaba tiempo para llegar a la escuela pero aún así quería llegar temprano, notó que había dos mensajes uno del ojiverde y otro del peliazul.

Didier: "Fui a León por unos asuntos, no me tardo, volveré en la noche"

Kliment: "Me fui temprano por trabajo pero trataré de llegar temprano y llenar el refrigerador de comida"

También dejaron un segundo mensaje que de principio le pareció raro pero después se sintió algo asustada.

Didier: "Cuídate de Marcel, si te hace algo avísame"

Kliment: "Ten cuidado con los vampiros, no me agrada mucho que vivan con nosotros"

Iba para la puerta cuando al abrirla alguien cayó sobre ella, era el rubio y parecía estar ebrio, su cuerpo era más grande que el de ella y por ende más pesado, se asustó de estar en una posición tan vulnerable.

-¡Marcel! ¡Quita te se me hace tarde! -trataba de empujarlo pero realmente pesaba.

-¡Uni! Cómo universidad que es a la que vas...pero yo te decía uni de unicornio, es que unicornio está muy largo~ y si mejor te dijo ¿Ari? ¿Esta mejor así? -hablaba igual que un ebrio pero no olía para nada a alcohol.

-¿Estás borracho? ¡Ya quítate! -trataba de safarse.

-No no no no no no no no no, no borracho no, feliz -rió tontamente- ¿Por qué te quieres ir? ¿No te gusta estar aquí?

-¡Tengo que ir a la escuela! ¡Quítate! -volvio a empujarlo, pero esta vez sus manos fueron aprisionadas por las del rubio- ¿Marcel?

-¿Me tienes miedo? -pregunto con una mirada pícara, su tono aún estaba ebrio pero se esforzaba en hacer la voz sensual- Si me tienes miedo súplica...ruega...grita mi nombre...y tal vez te deje ir.

-¡Marcel suelta me de verdad se me va a hacer tarde! -trataba de safarse pero el miedo comenzaba a ponerla débil.

-Si me tienes miedo, tu corazón está latiendo como loco...si pudieras escucharlo...suena así "pum pum pum pum pum pum" y me encanta ese sonido, ese sonido hace que la sangre fluya más rápido -sus ojos se posaron en los de la chica igual que un depredador con su presa- Hablando de fluir ¿Cuándo es tu próximo periodo? Me encantaría también probar de tu sangre porque desde que mi primito la probó está loco por ti ¿A qué sabe tu sangre? Me encantaría saber, yo también quiero probarla y descuida te haré sentir mejor, pero dime ¿Cómo lo hizo el? ¿Sentiste su...? -comenzaba a apretar más sus muñecas.

-¡Basta! ¡Detente! ¡No vayas a decir cosas horribles! -la castaña no comenzaba a aguantar la vergüenza y las ganas de llorar.

-¿Oh? ¿Vas a llorar? Con esa carita llena de lágrimas debió ser que mi primito también se emocionara demás, fue muy fuerte en aguantar sus deseos carnales -acerco su rostro al de la castaña y con sus piernas logro abrir poco las de la chica- Pero yo no soy tan fuerte como el, yo soy muy lujurioso, me encanta cuando tengo relaciones más íntimas con los humanos ¿Y sabes que? Hace ya más de una semana que no tengo ¿Quieres hacerlo conmigo?

-¡BASTA! ¡Detente! ¡No quiero! ¡Suelta me! -chilló en un grito mientras se trataba de liberar y dirigía su rostro a todas direcciones excepto al frente.

El rubio dejo que hiciera aquel "berrinche" por un rato pero después, apretó más las muñecas de la chica y logro juntar suficientemente su cuerpo junto con el de ella para que su peso le dejará inmovilizada, logro su cometido, ahora solo escuchaba la respiración jadeante de la castaña e incluso podía oír los suspiros antes del llanto.

-Me encanta cuando lloran -al estar tan cerca pudo lamer sus lágrimas- Es salado...pero supongo que tu sangre es más dulce...

-Basta...-su voz temblaba al igual que su cuerpo, no quería demostrar debilidad pero su miedo por lo desconocido la traicionó esa vez.

-Tranquila, tener intimidad con un vampiro no es tan malo...es algo brusco pero no es tan malo, te haré sentir todo el placer que quieras -se acerco a su oído para susurrarle- el placer no es malo, es excitante y no te preocupes por un embarazo, jamás tendría un bastardo con una humana... así que ¿Qué dices? ¿Quieres que te haga sentir placer? Si es tu primera vez seré gentil, podemos iniciar con algo sencillo, un besito morderlón para probar tu sangre... -estuvo apunto de acercar sus labios.

-¡YA BASTA! -gritó más fuerte la chica.

El grito no desconcertó al chico si no que fue una presencia, una presencia fuerte y superior a el, su distracción fue tal que quedó vulnerable ante la castaña, está aprovecho su distracción para darle una fuerte patada en la entrepierna, el rubio se quitó de encima y cayó a un lado, comenzó a retorcerse del dolor, la castaña aprovecho para correr a la cocina, buscó en los cajones y logro encontrar lo que quería, un afilado cuchillo, al salir de la cocina, el rubio ya estaba de pie aunque aún agarrando su área para disminuir el dolor, la castaña miro que en su posición le estorbaba para huir, así que la única "llave" era el cuchillo. Dirigiéndose a la puerta el rubio la trato de detener llamándola, pero debido al miedo la castaña reacciono mal y termino enterrando le el cuchillo en el estómago, el rubio se sorprendió de aquella acción y cayó de rodillas, la castaña por fin había salido de la casa.

-Mas tarde en otro estado-
El ojiverde esperaba en el lobby del consultorio su turno a entrar, el siempre era el último paciente de su doctor por cuestiones personales, noto que la recepcionista del lugar, una jóven mujer de veinticinco años con cuerpo y rostro añiñados estaba bastante triste aunque quisiera ocultarlo con una sonrisa.
El ojiverde desde que había vuelto a beber sangre podía detectar algunas emociones humanas obvias y otras ocultas pero aún no podía leer la mente así que se limito a preguntar.

-¿Qué te ocurre Sofi? -preguntó con libertad pues ya llevaba tiempo visitando a ese doctor.

-El doctor se va a ir de vacaciones y va a rentar este consultorio...-trataba de hablar pero en sus palabras amenazaban lágrimas por salir.

-Ay Sofi, pero no estés triste ¿Cuánto tiempo se va a ir el doctor? -preguntó curioso.

-Se va a ir a otro país, se va a casar va a formar una familia y va a heredarle el consultorio a su primogénito pero en lo que hace todo eso lo va a rentar...me voy a quedar sin trabajo -no aguanto más y comenzó a llorar, se quitó los lentes para poder limpiarse los ojos.

-Ay no digas eso, de seguro vas a conseguir trabajo muy pronto -trato de animarle sin saber cómo.

-¿Tú crees? -su voz se escuchaba congestionada por las lágrimas- ¿Y tú no estás triste? Es tu última consulta, de hecho eres el último paciente, a los demás ya se despidió de ellos ayer y los que no han terminado su tratamiento ya los repartió entre otros colegas.

-Sinceramente apenas ahora me estoy enterando que es mi última consulta y una cosa ¿Por qué no te vas a trabajar con sus colegas?

-Porque los demás no querrían a alguien jóven como yo, el fue el único que se arriesgo contratando me cuando tenía dieciocho años, que es en la misma edad en la que te conocí...te voy a extrañar mucho Didier los voy a extrañar mucho...-limpiaba sus lágrimas con un pañuelo.

Al lugar llegó otra chica, está tenía el pelo negro corto con un tatuaje de mariposa negra en su ojo derecho, tenía el mismo uniforme que Sofi pero ella era más grande en estatura y tal vez en edad aunque se miraba jóven, le dirigió una mirada tranquila al ojiverde y después hablo.

-Puedes pasar -dijo la mujer.

-Gracias, con permiso -se levanto y paso.

-¿Por qué lloras Sofi? -pregunto la mujer.

-Es que no quiero que se valla el doctor, ni ustedes, ni yo...no me quiero ir...Alexa~ -lloraba ahora con más libertad.

El ojiverde paso con su médico que ya llevaba tiempo atendiendo lo, el hombre con "vejez" marcada pero aún así con un rostro atractivo y su cabello adornado por algunas canas le daba permiso para que se sentara, sus ojos azules claros se posaron en los de Didier y luego le regaló una sonrisa. El ojiverde noto que el consultorio ya estaba casi vacío a excepción de algunas varias cajas con nombres como "expedientes" "medicamento" y esas cosas.

-¿Ya se va doctor? -preguntó con algo de sarcasmo.

-Ya ya, ya es hora de comenzar de nuevo, es momento de que se jubile "Jaime Bata Luna" para que después de veinte o treinta años tome su lugar "Bryan Bata Díaz" ¿Qué te parece el nombre? Eh estado pensando mucho.

-Bueno depende del país que se mude tendrá que escoger el nombre de su "hijo" -dijo el ojiverde.

-Ah si, todo depende, ahora me iré a otro país a estudiar medicina y regresaré como un hombre nuevo -dijo con orgullo.

-¿De verdad va a trabajar toda su vida en el sector salud?

-El corazón nunca se cansa de aprender y como nuestro corazón nunca se cansará pues yo seguiré trabajando, como vampiros actuales hay que adaptarnos constantemente, ya lo dijo Darwin "Adaptarse o morir" además sabes que mi rama siempre se ha dedicado a trabajos importantes -comenzó a hacerle el chequeo rutinario.

-¿También sabe de los asesinatos a los vampiros de su rango?

-Si...por eso debo moverme, no tengo miedo, para nada, pero me lo ordenaron y como educado que soy yo hago caso a mis superiores, aunque para serte honesto, diez vampiros de rango A es una cantidad asombrosa -terminó con el chequeo rápido.

-Y que lo diga {¿Siguen pudiendo leer mi mente otros?} -pensó.

-Si, aunque hallas comenzado a volver a tomar sangre humana de nuevo tus habilidades no volverán de la noche a la mañana así como las perdiste.

-{Conecte con una humana la vez que volví a tomar sangre} -le miro preocupado.

-Ah si, me contaste de ella, ese día tus recuerdos estaban muy vividos a comparación en otras sesiones, pero por respeto no mire de más ¿Qué quieres saber?

-¿Por qué alcanzo a detectarla en un rango tan corto a no ser que este en peligro? {Pero más importante ¿Por qué escuché voces cuando bebí la sangre de aquellas bolsas?} -volvió a hablar preocupado.

-Por la mínima cantidad de sangre, si quieres más necesitas más sangre, pero...-no sabía cómo expresarse y era la primera vez que aquel doctor hacia eso- Conforme a la segunda pregunta, aquello fue psicólogico ¿Te recuerdo por qué viniste a mi?

-Si...no me acuerdo de nada {realmente de nada} -habló decidido.

-Es la primera vez que tus palabras conectan con tus pensamientos, puedes usar eso a tu favor -le sonrió- Veamos, llegaste hace unos años, dentadura en mal estado, riego a infección bucal y que se te aflojaron los colmillos. Tu vista también estaba fatal, riesgo a ceguera y por último dejaste cicatrices en tu cuerpo, principalmente en tu brazo que no quisiste sanar en su momento. Todo por haber entrado en depresión, eres un caso raro pero no único, muchos vampiros no entran en depresión, te recomendaría un buen psicólogo pero ningún vampiro que conozca está en esa área -dijo comenzando a guardar algo en una maleta.

-Descuide doctor, estaré bien, suerte en su nueva vida. Tal vez nos volvamos a ver.

-Espero que no, me deprime mucho tener que cuidar a uno de los míos, no quiero que nuestra raza se vuelva débil, pero si es para saludar únicamente espero que sí nos volvamos a ver -se despidió con la mano.

Ambos hombres salían rumbo al lobby, había terminado la consulta y el tiempo de ese doctor, se encontraron en depresión a la pequeña Sofi siendo abrazada mientras lloraba por dos jóvenes idénticas de pelo negro corto con un mismo tatuaje de mariposa solo que una lo tenía en el ojo izquierdo y la otra en el derecho.

-Alexandra, Amelia ¿Qué hacen todavía aquí? ¿Sofía por qué lloras? -preguntó el doctor.

-¡Es que ya se van todos! ¡Son tan tristes las despedidas! -la mujer de rostro añiñado realmente parecía una niña pequeña.

-{¿Y si nos la quedamos? Es tan adorable que quiero comerla} -la del tatuaje en el ojo izquierdo pensó mientras la abrazaba.

-{Es tan adorable que no me importaría quitarle la inocencia yo misma} -la del tatuaje en el ojo derecho se sonrojo por sus pensamientos.

-{No podemos hacer eso, tendrán sexo y orgías cuanto quieran en otro país y con otros humanos pero aquí no, y menos con ella, ahora vámonos} Sofía no es el fin de la historia, tienes mucha vida por delante, además, cuando mi hijo se quede con este lugar le diré que te contra te aunque ya estés viejita -imitó la voz de un anciano.

-¿En serio doctor? ¡Muchas gracias! {¡No se valla!} -dijo entre lágrimas.

-{Es la única recepcionista que siente gratitud hacia mi, las otras me odiaban a muerte} No es para tanto~

El ojiverde sentía compasión por los verdaderos sentimientos de gratitud y protección que emitían el doctor y la humana, pero las otras dos vampiresas emitían lujuria y deseo, aquello le causó repulsión.

-En aquella tarde, con la castaña-
La castaña traía consigo bastantes productos de higiene íntima femenina en una bolsa, comía una torta de pollo empanizado, cerca del callejón del beso, se había quedado ahí para evitar llegar a casa hasta que Kliment le mandara mensaje o en su defecto Didier, ya no quería estar sola en la casa con Marcel, aunque al mismo tiempo quería llegar a casa a ducharse para quitarse su olor, su sentir, desde la mañana seguía sintiendo repulsión.

Pronto le llegó un mensaje, era Didier, este le escribió "¿Dónde estás?"
No quería contarle pero supuso que por su fuerte miedo el ya sabría que pasó, se limito a escribir "Voy ya"

Cuando llegó a la casa, estaba el peliazul tomando un té de lo más calmado en la sala, a escasos metros de el estaban el ojiverde y el rubio, este último atado completamente y repleto de cuchillos grandes encajados en su cuerpo, mientras era aplastado por el ojiverde.

-Alguien te debe una gran disculpa -el ojiverde se escuchaba realmente molesto.

-Ya te dije que no sabía lo que hacía -levanto la mirada el rubio y dió a notar que tenía un bozal casi igual a un perro.

-Da gracias que no te castre -dijo el peliazul.

-¡Hazlo! -lo pateó el ojiverde.

-Ariatna López Herrera, me disculpo por mi comportamiento previo, pero... te lo puedo explicar mira, desde hace tiempo he estado bebiendo sangre de ebrios para sentirme ebrio ya que el alcohol en si no me hace efecto pero actualmente he bebido también sangre de drogadictos así que pruebo drogas indirectamente así que por ello no sabía lo que hacía -explico rápido el rubio.

-¡Te odio y no te me vuelvas a acercar en la vida! -la castaña corrió rápido hacia el y le pateó la cara.

Subió corriendo a su habitación y una vez ahí se encerró, no sin antes mandar un mensaje a Kliment "Cenaré más tarde cuando el se haya ido"

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Próxima publicación: 08/25/2022

Horario: 19:00 horas.

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