Capítulo 13
Nueva casa
El peliazul le había propuesto una vivienda allá, el le compraría el lugar para que pudiera vivir allá en su tiempo de estudio, ella pensó y decidió aceptar, la ayuda no terminaría ahí puesto que los tres fueron a pedir "permiso" a la madre de la castaña y de convencerla que en aquella vivienda era una tipo casa de estudiantes en dónde no solo ella si no que otros estudiantes estarían en el lugar. La madre de la castaña había aceptado dentro de tres días se iría así que decidió equipar a su hija con sus cosas.
Por su parte su hermano mayor le había regalado un kit de defensa personal, su abuela no se molestó en darle algo, por el contrario la alentaba a irse. Cuando el día llegó la familia fue a acompañarla a su nuevo hogar. Todos notaron que el lugar se trataba de un edificio grande cerca de la capital, aquello era considerablemente grande para muchas personas aunque el lugar estaba vacío supusieron que faltaban por llegar estudiantes debido a las diferentes carreras.
Con lágrimas y abrazos se dieron su emotiva despedida, aunque aquello fue momentáneo pues el hermano mayor les recordó que se verían en Navidad y año nuevo, todos excepto la anciana rieron ante aquello y ya para la tarde habían dejado sola a la castaña.
Ella ya adentro se sorprendió de cuan grande era el lugar, noto que el lugar tenía muchas habitaciones, todas grandes, decidió dejar sus cosas en la sala y esperar a los chicos pues les pidió que se fueran a vivir con ella, aunque ya estaba comenzando a arrepentirse.
Pronto tocaron a la puerta, pensó que ya eran los chicos así que fue rápidamente a abrir la puerta, no eran los chicos si no una chica, más baja en estatura que ella y bastante rellenita con una vestimenta bastante casual que le sentaba bastante bien con su cabello color rojizo oscuro un poco largo y sus ojos color café claro, está saludo alegre.
-¡Hola buenas tardes! Soy Paulina pero me puedes decir Pau -saludo de mano y la castaña le correspondió.
-Buenas tardes ¿Qué se le ofrece? -pregunto amable abriendo más la puerta.
-Soy la dueña de esto...vengo por la renta -dijo algo apenada.
-¿Renta? Pero...lo que yo sé es que quién le pago ya le pago adelantado por cuatro o siete años -respondió algo nerviosa.
-¡Ya se! Pero pero pero pero pero...¡Mira! Es que se supone que este lugar me lo heredó mi abuelo, lo querían vender para hacerlo una fonda y como está era la casa de mi abuelito yo me negué y dije que lo iba a mantener yo sola...propuse hacerla una casa para estudiantes con renta, pero cuando el tipo de pecas apareció me pagó el triple de lo que vale la casa y pues acepte el dinero pero mi familia no debe saber que me dieron tanto dinero o si no van a decir que mejor lo hubiera vendido ¡Y no quiero quedar como una tonta! -chillo algo avergonzada.
-Ay...¿Y por qué no distribuyes el pago como renta? -le propuso la castaña.
-Es lo que pensaba hacer, pero como mi departamento está a dos cuadras de la casa de mi tía, ella le va a chismear a mi madre si voy o no voy a la casa a "cobrar la renta" -puso una cara deprimida.
-¿Y por qué no dices que el rentero te lleva el pago a domicilio? -propuso otra vez.
-Estuve planeando soluciones y esa era una de ellas, quise hablarlo con el chico de pecas pero el me dijo que se instalaba más tardar hoy pero muy noche así que vine con la esperanza de que estuviera alguien aquí -ahora hizo un puchero.
-Oh...¿Y si pasas e incluso damos ideas para un plan? -le ofreció sonriendo y abriendo más la puerta.
-¿Puedo pasar? -se le iluminó el rostro.
-Adelante por favor -la invitaba a pasar.
La chica de cabello rojizo paso y se sentó en el único sofá que había. Pasaron las horas platicando y pronto serían las diez de la noche así que la pelirroja decidió despedirse.
-Ah~ me alegro haber platicado contigo Ari ¡Voy a venir todos los fines de mes! A "cobrar la renta" pero en vez de eso vamos a chismosear para la otra me traigo papas y dulces ¿Oki?
-Sipi -dijo tímida.
-Bueno ya me voy que si no se me va a acabar el tiempo de hechar reja con mi novio y después el trabaja temprano ¡Nos vemos! -dijo abriendo la puerta y retirándose.
-¡Adiós! -dijo mientras se levantaba.
Fue al refrigerador a buscar algo de comida, no había nada, ni un limón, todo estaba vacío así que noto que el refrigerador era nuevo, su estómago gruñó de hambre, ella solo suspiro, pronto tocaron a la puerta, pensó que sería su nueva amiga así que fue rápido a la puerta.
-¿Se te olvidó algo Pau...? -no termino de hablar cuando el rubio paso corriendo a lado de ella.
-¡Con permiso! -el rubio la hizo a un lado pero luego se detuvo- ¡¿Sicario aquí donde está el baño!?
-No sé, búscalo -se escucho la voz del peliazul molesto.
Quién entró primero fue el ojiverde con una pequeña maleta en la mano izquierda y una grande en la derecha, mientras que el peliazul entro con una maleta grande de ruedas.
-Bienvenidos -dijo la castaña.
-Gracias -dijeron ambos pero al hacerlo se miraron con enojo- ¿Ya te instalaste Ari? -pregunto el peliazul.
-No...es que es muy grande y no supe dónde estar...así que deje mis cosas aquí -señalo su maleta y una mochila.
-Ah~ ya...pues aquí es grande -llego más relajado el rubio- ¿Y bien dónde nos vamos a instalar? -pregunto recargando se en la castaña.
-Bien, como en esta casa hay dos bañeras, una en el segundo piso y la otra en una habitación, la única dama aquí presente se va a quedar en la habitación que tiene bañera -le quitó el brazo del rubio a la castaña- tu cuarto tiene baño completo así que tendrás privacidad absoluta -se dirigió a la castaña.
-Gracias -dijo la castaña.
-¿Y nosotros? -hablo el rubio sonriente.
-Donde quieran, todos las habitaciones tienen su propio baño -dijo indiferente.
-Hay como siete habitaciones aquí, todas son grandes, hay dos aquí abajo, tres en el segundo piso y dos en el tercer piso -dijo el rubio.
-Veo que no solo ibas al baño -dijo el peliazul con algo de enojo- escojan la que quieran, pero la que tiene recamara completa y baño completo es la de Ari, mejor ven, vamos a instalar te antes de que te la ganen -le dijo a la castaña.
Esta fue por su maleta y su mochila, está no pesaba tanto y tampoco era tan grande como la del peliazul pero aún así se propuso a cargarla, al subir a la habitación, noto que efectivamente eran habitaciones grandes, pues su cuarto parecía medir lo mismo que la sala de su casa, la habitación era complemente blanca, la recamara completa era de color chocolate claro, una cama matrimonial cómoda con sábanas blancas y un cobertor de flores claras, la cabecera tenía un gancho para colgar cosas, se encontraba un tocador y a lado de este un espejo de cuerpo completo, a mano derecha de la puerta había un closet enorme de madera, pasando el closet había salida a un pequeño balcón.
-Reserve este para ti, para que te sientas más segura con un cuarto propio y tú privacidad -hablo el peliazul dejando la maleta de la chica en el suelo- Puedes mirar el baño.
-{¿Habrá notado que les tengo miedo?} Claro~
La puerta del baño estaba a mano izquierda, al abrirla noto que la habitación también era grande, pues la taza del baño y el lavamanos estaban alejados de la bañera que estaba cubierta por cancel que para quien estuviera dentro, su silueta se viera deformada por el material, ella no estaba acostumbrada a las bañeras si no a las regaderas, puesto que la última que estuvo en una bañera tendría al menos un año de edad, lo recordaba de sus fotos de bebé. Al salir noto que el peliazul se tomó la molestia de abrir el closet y mostrar su amplio espacio, lo cual la castaña se sintió algo culpable pues solo traía ropa para máximo un mes, así que ocuparía mínimo la cuarta parte de aquel closet.
-¿Y bien? ¿Te gusta? -pregunto el peliazul.
-Me encanta, todo es estupendo y muy espacioso -dijo mostrando gratitud.
-Perfecto, tomaré la habitación de aquí a lado, ya sabes por precaución, puedes ordenar tus cosas y después...-no terminó pues el estómago de la castaña gruñó más fuerte, está solo se sonrojo y se apretó el estómago con las manos apenada- Vamos a cenar si quieres -sonrío algo despreocupado.
-Gracias...-antes de que el peliazul se fuera, la castaña lo abrazo por la espalda, después de un rato lo dejo ir, el chico se giró y le regaló una cálida sonrisa.
La castaña organizó su ropa que, en efecto no era mucha y solo ocupo la cuarta parte del closet, en este había dos áreas para poner ganchos, así que en uno de estos puso su mochila, que traía únicamente libretas, lápices, plumas y borradores, cosas que ocuparía en la escuela, tenía una pequeña bolsa la mochila, está contenía, su peine, su cepillo de dientes, un desodorante y un jabón de diez pesos, se sentía apenada de que sus cosas de higiene personal fueran tan precarias así que decidió que el día de mañana saliendo de la universidad compraría más cosas y tal vez más ropa. En un área de zapatos que era la más baja y era igual de larga que el closet, únicamente puso cuatro pares, un par de sandalias, un par de tenis negros con azul, un par de zapatillas negras con rayas rosas, un par de tacones que no se ponía desde sus quince años y el par de botas que llevaba ya formaban los cinco pares.
Al ver su habitación era una rara combinación entre estilo acumulador y minimalista.
Bajo de nuevo a la planta baja y se encontró con el rubio como niño pequeño, preguntando por todo.
-¿Hay internet? -pregunto el rubio.
-Si -respondió el peliazul.
-¿Cuál es la contraseña? -preguntó de nuevo.
-Ahí abajo del módem -señaló.
-¿Hay cable?
-Si pero nos falta la tele.
-¿Hay gas?
-Si pero no compre comida
-¿Hay luz?
-¿¡Qué no la estás viendo?! -comenzaba a desesperarse.
-¿Hay agua?
-¿Qué no le bajaste cuando fuiste al baño? -preguntó incrédulo.
-¿Hay...? -preguntaría otra cosa pero el ojiverde le tapo la boca con el brazo, lo envolvió con ambos brazos como si le fuese a romper el cuello.
-¡Ay ya cállate! -comenzó a mover le la cabeza para marear lo.
-¡Pague y contraté todos los servicios necesarios! ¡Ya calla te! -le grito el peliazul.
-¿Y la comida por qué no la compraste? ¿Y la tele? ¿Por qué solo un sillón? ¿Por qué no toda la sala si la unicornio tiene una recamara completa? -decía aún con la boca tapada.
-¡Ya calla te! -gritaron el ojiverde y el peliazul, aunque el ojiverde tiro al rubio al piso y ahí le aplastaba la espalda.
-¡Par de enojones! Se van a arrugar si se siguen enojando -dijo divertido el rubio desde su posición.
El ruido del estómago de la castaña intervino, está vez fue tan fuerte que todos voltearon a mirarla.
-Perdón~ es que desde la tarde no he comido nada -dijo con las manos en el estómago.
-No pasa nada, vamos a cenar ¿Qué quieres? -pregunto el peliazul.
-Vi un puesto de hamburguesas aquí a una esquina y...-fue interrumpida.
-Uy con esos no -dijo el rubio.
-¿Por qué? -pregunto la castaña.
-Son hombres lobo ¿Sabes con qué hacen su carne? -hablo el ojiverde.
-Con humanos ¿Quieres cometer canibalismo? -pregunto el rubio burlón.
-¿¡Es en serio?! -palideció la castaña.
-¡Tarado! La asustaste -el ojiverde le pateó la cabeza al rubio- No es cierto Ari, pero...yo no me confío de las hamburguesas de la calle.
-¿Lo dice un vampiro? ¿De dónde sacas la comida? ¿De restaurantes? -dijo con sarcasmo el peliazul.
-Vamos a otro lado -rodó los ojos y chasqueo la lengua con el comentario del peliazul- Cuando veníamos en el auto ví muchos puestos de tacos, quesadillas y banderillas.
-¿Traes tu auto? -pregunto la castaña al peliazul recordando aquel día.
-Uno sencillo, si, vamos por lo que quieras -le ofreció su guante para salir de la casa.
Al regresar terminaron cenando en casa, aunque solo había un sofá en la sala, comieron en el comedor que contaba con afortunadamente cuatro sillas, compraron tacos y quesadillas aunque los hombres pidieron menos cantidad que la chica, uno porque no estaba acostumbrado a la comida mexicana y los otros dos porque no tenían mucha hambre.
-¿Ustedes pueden comer esto? -pregunto la castaña al rubio y el ojiverde.
-Claro que podemos pero no nos da el mismo valor nutrimental que la sangre -dijo el rubio tomando un refresco de naranja- Es decir, la comida de humanos para nosotros es como la comida "chatarra" para ustedes, y la comida "saludable" sería la sangre.
-Si yo que como este taco, lo único que me aportaría es mínima energía -dijo el ojiverde.
-Pero si toma un litro de sangre le brinda mucha energía y fuerza -termino el rubio.
-¿Y si duermen? -dijo la castaña.
-Depende de la alimentación, si un vampiro se alimenta tanto de sangre como de comida humana, duerme de cuatro a siete horas -dijo el rubio señalándose- Pero si un vampiro come mucha comida humana y poca sangre duerme más de nueve horas para recuperar energía y fuerzas -señalo al ojiverde- En cambio si es solo comida humana sería unas trece horas o por el contrario solo sangre dormiría tres horas por cansancio y cuatro por vanidad -hizo una pausa para limpiarse la boca- ¿O como crees que conservamos esta belleza? Debemos dormir para hacerlo -termino alardeando- Hablando de, ya me voy -recogió su plato y lo puso en la bolsa de basura cercana.
El rubio se despidió alegre, la castaña respondió al despido desconcertada mientras que el peliazul y el ojiverde le ignoraron.
-Ari, te quiero dar una sorpresa, ¿Puedes ir a la azotea? -hablo el peliazul comenzando ya a recoger platos.
-Ah...claro deja recojo mi...-fue interrumpida.
-Yo lo hago, ve por favor -dijo amable.
La castaña subió a la azotea, está era igual de grande que la casa, en una mitad tenía techo además estaba adornada pues tenía un sillón giratorio, una mesa pequeña, una lámpara encendida y una hamaca a lado, miro al cielo y noto que estaba limpio, una noche estrellada era lo que regalaba el oscuro cielo.
Al lugar entraron el ojiverde y el peliazul ya sin sus pupilentes ni pecas mirándose con odio hasta que decidieron mirar a Ariatna.
-¿Esta es mi sorpresa? Es muy agradable aquí arriba -hablo la castaña.
-No, está no es, en realidad es otra, te compre...-fue interrumpido.
-Te compramos -dijo el ojiverde.
-Lo compré con mi dinero -le reclamó el peliazul.
-Te dije dónde comprarlo así que técnicamente fuimos los dos -reclamó igual el ojiverde.
-¡Ya! Esta bien si fueron los dos ¿Pero que es? -intervino la castaña.
Ambos hombres se miraron por un rato y después mostraron un colibrí hecho de cristales rosados, este era un colgije así que podría ponerlo en donde quisiera, la castaña lo tomo con asombro y curiosidad, con sumo cuidado lo contempló y se los agradeció con la mirada, sentía un nudo en la garganta así que no sabía que decir. Le tomo un tiempo en incluso tragar saliva y después por fin hablar.
-¿Te gustó? -espero un poco el peliazul antes de preguntar.
-Si...mucho...vengan...-la castaña los invito a la hamaca.
Al estar los tres acostados, ambos hombres a los lados y la castaña en medio está se tomo de ambos brazos. Por un momento tanto el ojiverde como el peliazul se habían paralizado y no sabían cómo reaccionar a aquello, no se alejaron de la chica hasta que escucharon un suspiro parecido a un sollozo, no habían mantenido contacto visual con la chica hasta aquel ruido, notaron que está ya parecía estar en un profundo sueño.
-¿Ari? -susurro el ojiverde y la chica seguía respirando tranquila- Ay no...se durmió ¿Y ahora? -pregunto al peliazul.
-¿Te quieres ir? Vete pero yo me quedare con ella -susurro igual dándose levemente la vuelta para poder poner su barbilla en la cabeza de la castaña.
-Ya no te diré nada -susurro aunque sus ojos mostraban que le quería decir hasta de lo que se iba a morir.
La castaña estaba dormida, profundamente, en su espacio, ligera, a esperas de su compañero, el de cabellos grises también apareció.
-Yaotzin...
-¿Si?
-¿Voy a estar bien? -cuando estaba más cerca le tomo de las manos.
-¿Por qué preguntas? ¿Te sientes insegura? -correspondió.
-No...no lo sé...es que...les pedí que me cuidarán...pero no confíe plenamente en ellos, así que le pedí algo a cambio.
-¿A quien? -se extraño el de cabellos grises.
-A Guardián...soñé con el la noche anterior y le dije "Tú que me cuidaste toda tu vida, dame una señal si con ellos estaré bien...dame un colibrí" y ellos me regalaron un colibrí de cristal -mostró una sonrisa cálida.
-Entonces es una señal -le sonrió mientras le recorría un mechón de pelo.
-¿Tú me cuidaras por cualquier cosa igual?
-Por supuesto, estamos unidos y te voy a cuidar -mostró su símbolo- Duerme y descansa personita -dejó que cerrará los ojos mientras descansaba en sus brazos, mientras tarareaba una extraña pero agradable melodía.
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Próxima publicación: 18/08/2022
Horario: 19:00 p.m.
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