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Linea 3: Kyle

Kyle Takachiho, también llamado Kyle Mack, pasó el inicio de su vida llendo de orfanato en orfanato luego de ser abandonado por su madre biológica. Solo siendo una hierba sin raíz llendo adelante por puro impulso, como la mayoría en su posición, sin tener idea de lo que lograría en el futuro.

Fue adoptado a los 16 años por una adinerada mujer mayor, como parte de una venganza por parte de ella debido a que su familia biológica solo estaba interesada en su dinero. Ella no era realmente mala, en realidad trataba amablemente a Kyle, le permitió estudiar y le enseñó que no todo el mundo estaba podrido.

Al principio él pensó que solo sería una especie de sirviente para ella pero poco a poco se percató que en realidad aquella mujer solo se sentía sola pero era demasiado mayor para cuidar de un niño pequeño y sus horribles parientes solo pasaban de ella, así que se hacían mutua compañía. Inevitablemente el tiempo pasó, Kyle comenzó a pasar página, a tener aspiraciones para el futuro e incluso a hacer amigos pero la felicidad fue pasajera.

El tiempo no se detiene nunca por nadie, sin importar cuánto lo desees. La mujer falleció cuando Kyle estaba apunto de entrar a la universidad, llevándose con ella la esperanza y las ganas de vivir del muchacho. Dejó en herencia la mayoría de sus bienes para él y un par de notas para el resto de su prole para que no pudiesen impugnar el testamento, aunque realmente eso no le importaba demaciado, había vuelto a quedar solo y no estaba seguro de querer acercarse a otros a riego de perderlos nuevamente. Pasó un año de encierro esperando a la muerte cuando una visita inesperada lo cambio todo.

Una señorita alta, de cabello negro y ondulado tocaba insistentemente la puerta de aquella pequeña y vieja casa.

-Kyle, soy yo, habré, ¡Se que estás ahí!- Exclamó la chica pegándose a la puerta en pos de escuchar algún ruido. La puerta se abrió sin previo aviso haciéndola tropezar.

-¿Cómo estás tan segura?- respondió el joven azabache bastante desaliñado.

-Tu siempre estás aquí- replicó mientras recuperaba el equilibrio. -Y no te haría ningún mal salir.

Kyle volvió a cerrar la puerta, ambos muchachos se adentraron en aquella casa tan desordenada.

-¿A qué debo tu molesta visita?- cuestionó.

-La gente usa "grata" o "inesperada"- comentó Sawako para fastidio de su amigo -Báñate y alístate, me vas a acompañar a la cárcel.- dijo decidida

-Soy inocente hasta que se demuestre lo contrario- bromeó.

-Muy gracioso. No. Voy a entrevistar a un criminal- responde ella, ahora con fastidio. -¿Acaso dejarías que tú pobre e inocente amiga valla sola a una fría cárcel llena de rufianes?- cuestionó dramática.

-La mayoría de tus amigos son así.

-Y aún así te pido que me acompañes.- Ella lo vio a los ojos suplicante -Kyle no puedes seguir así, tienes que seguir adelante.

-Ya no quiero resistir y seguir avanzando sin ningún sentido. Gracias por venir pero la respuesta es no.- concluyó Kyle.

•°•°•°•

Un par de horas más tarde el par de amigos se encontraba a las puertas de una de las cárceles mas seguras del país, Sawako estaba emocionada pero Kyle definitivamente no quería estar ahí.

Se presentaron con el alcalde, la chica tenía un permiso especial para poder hacer su entrevista. Fueron escoltados al interior del reclusorio directamente a un cuarto especial para el interrogatorio, tres paredes blancas y una de vidrio blindado de doble vista, una cámara en cada esquina y una mesa con tres sillas.

El par de amigos se sentaron a esperar al recluso en cuestión. Kyle seguía reacio a estar ahí, hacia meses que no se tomaba la molestia de salir as allá de la colonia en la que vivía, y jamás imaginó estar en una cárcel de tan alta seguridad, bueno, al menos era acompañando a su amiga reportera y no como uno de los prisioneros.

Sawako estaba sentada recta con sus preguntas en orden, una grabadora y una pluma lista para comenzar con su interrogatorio, su labial rosado hacia juego con su chaqueta, su cabello negro ondulado resaltaba con el blanco de la habitación, se encontraba lista para su entrevista.

El prisionero apareció por aquella puerta de metal siendo escoltado por dos guardias que portaban armas, él estaba esposado de manos y pies con grilletes de metal, como si de un psicópata se tratara pero realmente no era un peligro, mantenía una cara de póker, sus ojos afelinados estaban tan apagados que se podría decir que carecían de alma además de estar enmarcados con profundas ojeras, su piel morena estaba tan pálida y su figura tan delgada que parecía estar a punto de desmayarse. Caminó lentamente a la silla vacía y tomó asiento.

Marco De la Cruz, el tipo era un criminal famoso, mató a un solo hombre, uno, pero todo el mundo admiraba a ese hombre. La familia De la Cruz fue venida a menos desde que la verdad sobre Ernesto salió a la luz, luego con el escándalo de su padre y finalmente él, una línea familiar de asesinos y por ello era tratado con tanto repudio. Un caso raro sin duda, la gente solía burlarse de él por ser el único que tuvo que enfrentarse a su castigo, sin embargo justo por eso a ojos de la joven reportera era un tipo valiente. No hizo ninguna treta para librar su condena, tampoco acabó con su vida, de hecho el mismo se entregó y se declaró culpable, incluso ofreció una disculpa a los Rivera, la familia del fallecido, aceptó su condena sin chistar: No cualquiera hace eso.
Lo peor, en opinión de la morena, era que ni siquiera habían tocado el pasado de Marco más allá del incidente con su padre.

-Es un placer al fin conocerlo, soy Sawako Hernández, he investigado su caso y me gustaría, como ya sabe, que responda algunas preguntas.- dijo ella amable y entusiasta.

Marco la vio, de arriba a abajo, y se mantuvo en silencio, no la veía directamente a los ojos, más bien había clavado su mirada en la pared perdido en la inmensidad.

-¿Hola?- llamo ella confundida, incluso volteo a ver si tras ella estaba algo mucho más interesante. -¿Está bien?- cuestionó a los guardias y después miró a Kyle quien simplemente se encogió de hombros.

El preso dió un vistazo rápido a Kyle, el tenía puesta su típica chaqueta de cuero negra, además de no tener ningún interés en estar ahí, podrían entrar en una reñida competencia de valemadrismo y quedar en empate.
Sawako no podía quedarse ahí fingiendo demencia así que insistió.

-Investigue tu caso a fondo y noté que tú trabajadora social puso una demanda por abuso sexual en tu primera y única casa de acogida- originalmente la entrevista no estaba planeada para irse directamente con las preguntas pesadas pero esperaba que eso hiciese que reaccionara, Marco la miró pero se quedó callado.

Pregunta filosa tras pregunta filosa y no obtuvo más que miradas, algunas más tristes o furiosas pero solo miradas, incluso sonreía. La señorita comenzó a perder la paciencia y para su desgracia las dos horas de las que disponía se agotaron. Al final tuvieron que retirarse, aún tenían permiso para algunos días pero eso les restaba mucho tiempo.

El prisionero esperaba a que su entrevistadora y el otro tipo salieran cuando se le ocurrió finalmente abrir la boca.

-Linda chaqueta- dijo Marco dirigiéndose a Kyle, como un cumplido inocente. El azabache arqueó una ceja viéndole por el rabillo del ojo antes de salir de aquel cuarto.

La japo-mexicana hizo un gran berrinche luego de volver a la casa de su amigo, no fue invitada solo se volvió a colar. Al día siguiente Sawako arrastró a Kyle devuelta a la cárcel, obligándolo a usar la misma chaqueta, aunque tampoco es que tuviera muchas opciones.

Misma sala, misma hora, mismo procedimiento. Los tres jóvenes adultos sentados a una misma mesa pero en situaciones completamente diferentes.

Sawako volvió a presentarse, se disculpó por ser tan directa la vez anterior y recibió un ligero asentimiento por parte de Marco, ella comenzó con sus preguntas en orden recibiendo algunos gestos de "sí" y "no" cuando las preguntas lo permitían, pero no había más explicaciones. Incluso desglosó más sus dudas para poder recibir las respuestas cerrada pero no obtuvo todo lo que quería antes de que su tiempo se acabara.

Finalmente la reportera abandonó la sala molesta en un instante, Kyle estaba por seguirla cuando escuchó una ligera risita por parte del castaño ganando así su atención.

-Lo siento- dijo Marco recibiendo una mirada con duda de parte de Kyle, -Es que me sentía mal ignorando a tu novia.- confesó undiendose de hombros.

El azabache pudo haber dicho tantas cosas, sacado tantas conclusiones o hecho tantas preguntas pero lo que dijo fue lo menos indicado:

-Ella no es mi novia- mascuyó con molestia, evitando verle. -Solo es una amiga, tengo muchas amigas- repuso en su defensa.

-Solo existen dos tipos de chicos que tienen "Muchas amigas"- respondió el prisionero divertido. -¿De cuál eres tú?.

Kyle salió del cuarto sin responder y se reunió con la chica. Ambos se quejaron de lo engreído que era ese tipo para estar en esa posición, pero consiguieron la clave para proseguir con su entrevista.

Pasado el fin de semana volvieron al interrogatorio, esta vez Sawako se quedó afuera para verlo mientras Kyle hablaría con el criminal. En esta ocasión De la Cruz se presentó con un ojo morado, que más bien parecía negro por las terribles ojeras que tenía, similar a una escena nocturna donde su iris dorado era la luna que resplandecía, además el color de su piel ayudaba un poco en ello.

-Debió doler- comentó el azabache como saludo.

-Aun me punza- declaró. -¿Y tú no-novia?

-Creo que puedes adivinarlo.- respondió dando un pequeño vistazo al espejo.

-En realidad sí, pero no es tan divertido así.- imitó el gesto con una sonrisa ladina.

No podría comprender que pasaba por su mente en ese momento, el chico frente a él parecía una persona normal, muy molesto pero completamente incapaz de lastimar a nadie.

-¿Por qué no quieres hablar cuando ella está aquí?- preguntó sin rodeos.

-Eres demaciado directo- soltó un suspiro nostálgico volviendo a mirar a la ventana como si en ella pudiese ver al pasado -Las mujeres no son confiables.- respondió con un deje de tristeza y luego volvió a mirar a su acompañante -Dijo, yo no confío mucho en ellas, son frágiles, hay verdades que no son capaces de soportar.

-Ella no es así, solo quiere descubrir tu versión de la historia, entenderte mejor.- explicó Kyle. Marco puso una cara triste con la mirada a la mesa blanca de plástico, perdió a su madre, su Nana lo corrió de su casa dejandolo a su suerte, la hija de esta delató su secreto dañando en vez de ayudar, cada mujer que intentó apoyarlo terminó dejándole de lado como si no importara. -Vamos, ella solo quiere terminar su investigación y yo volver a mi depresión en paz.

-Tus elecciones de vida son igual de malas que las mías- rió saliendo de sus pensamientos.

-Ey, a juzgar por tú ojo morado no creo que quieras que dejemos de venir.- Marco se removió en su sitio, era cierto, esa dos horas eran un respiro del infierno que vivía como recluso, dando así razón a Kyle -Podemos llegar a un acuerdo.

Marco evaluó la situación por un segundo, era mejor responder las preguntas que seguir siendo acosado por sus compañeros. Aceptó la propuesta.

Durante un tiempo comenzaron a tomar una nueva dinámica, Kyle hacia las preguntas mientras Sawako escribía las respuestas y monitoreaba la entrevista, sin embargo los chicos se desviaban del tema hablando de detalles poco relevantes como si no estuvieran en aquel lugar. De la Cruz comenzaba a soltar información crucial para la investigación, historias de su pasado que fueron omitidas tanto por su padre como por los medios, incluso la "justicia" que le había fallado.

Un día Marco se ratrazó, aparentemente estubo en la enfermería, no se veía mal de salud pero tenía dificultades para tomar asiento, no había mucho que hacer al respecto así que lo permitieron. Era una cruel realidad.

Casi un año entero en recopilar toda la información, listas de nombres de aquellos que lastimosamente habían dañado a Marco cuando más vulnerable se encontraba hasta orillárlo a cometer asesinato encontrá del único que era inocente.

-Solo coincidí con él un momento, mis ojos suplicaban por ayuda pero no pude decirle nada, probablemente él no se dio cuenta.- explicó, se podía ver el arrepentimiento en sus ojos, era más que evidente que no se perdonaba por lo que hizo, la culpa seguía carcomiendo su alma.

En todo ese tiempo el par de amigos pudieron entender toda la cituación, porsupuesto que eso de ninguna manera disculparía su crimen, no había forma de regresarle la vida al difunto pero podrían parar el sufrimiento de una persona que ya a tenido demaciado.

Cuando el interrogatorio llegó a su fin hubo una cruda despedida, no más escapadas, no más charlas, solo el castigo por una mala decisión. Sawako público un detallado reportaje sin temor al escrutinio público, este no fue bien recibido especialmente con la familia Rivera que intentó tirar todo el movimiento mediático a la par que vivían un aniversario de fallecimiento de su estrella.

Y todo pudo haber quedado ahí pero no se sentía justo, está vez existia una alternativa, podrían detener el final fatal. Ahora fue Kyle quien obligó a su amiga a intervenir.

-¿Apelar el veredicto?- preguntó Sawako incrédula. -Estas loco.

-Se que es completamente culpable, pero podría conseguir libertad condicional- dijo Kyle seguro -A demás, su condena está sujeta a revisión.

-Investigaste tu mismo ¿Eh?- la chica lo vió, hace tiempo que él no estaba tan decidido de hacer algo, además le había dado su ayuda y era momento de corresponder -De acuerdo, ¿Que has planeado?

En cuestión de una semana contrataron un abogado, aprovechando que el caso había vuelto a ser tema de conversación, tomaron a Marco por sorpresa, no comprendía porque esas personas querían ayudarle pero le agradaban, total, no tenía nada más que perder. El proceso legal dió inicio, la gente tenía tantas opiniones diferentes, algunos perdonaban al De la Cruz y otros solo justificaban su odio por él. Las denuncias de Marco comenzaron a ser investigadas dando como resultado más víctimas que revelaron sus historias con las mismas personas develando así redes a abuso infantil y hasta prostitución. La gente poco a poco fue viendo como el mundo acabo con una vida hasta llenarla de obscuridad.

Los únicos que no podrían jamás ablandarían sus corazones era los Rivera, era entendible ya que perdieron a uno de los suyos, más bien a dos pues apelaron al cambio de condena culpando a Marco por la desaparición de Hiro, ellos nunca se habían visto en la vida pero tomaban su desaparición como una consecuencia de la muerte de Miguel y por ende era culpa de Marco, aunque ningún juez tomaría en cuenta estas acusaciones que no tenían pruebas, después de todo legalmente Hiro estaba en sus completas facultades al momento de desaparecer.

La lucha fue ardua, el tiempo pasó, pero finalmente luego de 4 años en tribunales, tantas situaciones delicadas y polémicas, le fue otorgada la libertad condicional a Marco De la Cruz.

¿Cómo podrían olvidar aquel día? Cuándo finalmente estaban esperando a que el castaño saliera en libertad por aquella gigantesca puerta y pudiera dar inicio a su nueva vida. Quedaba mucha camino por delante pero esta vez no estaría solo. Primero fueron a celebrar a un local ambulante de comida rápida para evitar situaciones difíciles, después Kyle y Marco fueron a casa del azabache, dónde el De la Cruz se quedaría, al menos un tiempo.

Eso era información confidencial pero entre esos dos había surgió algo más que una linda amistad. Se acostaron para dormir.

-Siento que todo esto es solo un sueño- comentó Kyle.

-No lo es, te lo aseguro, estaré aquí mañana- contestó Marco con un brillo esperanzador en la mirada.

-Entonces nos veremos mañana...
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Kyle despertó en la mañana aturdido, por un momento perdió toda noción de tiempo y espacio. Se incorporó en la cama tratando de estabilizar su mente, podría escuchar el latido de su corazón y en ese momento de paz pudo recordar todo lo vivido en el último tiempo, a Marco, no pudo evitar suspirar de alivio, ahora todo estaba bien o... Eso creía.

Volteo en dirección del lado libre de su cama en busca de Marco pero se sorprendió al no encontrarlo ahí, salió de la cama volviendo a sentirse mareado pero poco le importó, salió del cuarto, no reconocía el lugar en el que se encontraba, los muebles estaban fuera de lugar, todo estaba desordenado y, sin embargo, podría asegurar que eran sus pertenencias, fotos, muebles y ropa. Nada tenía sentido.

Llamó al castaño pero no obtuvo ninguna respuesta, buscó por todo el lugar y no encontró a quien buscaba, como si la tierra lo hubiera tragado. Aunque todo fuera confuso Kyle sabía que Marco no se iría así como así.

Buscó su celular, ese si estaba donde suponía, y llamó, el aparato timbró un par de veces hasta que finalmente contestó una adormecida voz.

–Bueno...

–¡Sawako! ¡No encuentro a Marco y no sé dónde estoy, ni siquiera sé que está pasando yo... Yo!...– hablo Kyle alterado por el teléfono hasta que su amiga lo interrumpió.

–¿Qué?, ¿De qué hablas?, ¿Quien es Marco?– cuestionó sin comprender las palabras de su amigo sumando a la preocupación del joven.

–¡Marco, Marco De la Cruz! ¡Lo entrevistaste, lo sacaste de la cárcel! ¡El asesino de Miguel Rivera!

–Yo no conozco a ningún Marco, y... Miguel Rivera sigue vivo.

–¿¡Qué!? Eso... Eso no puede ser.

–Kyle creo que has visto demasiadas series de suspenso, solo fue un mal sueño, adiós.– dijo la chica colgando el teléfono.

El azabache no podía entender nada, todo parecía una broma demaciado pesada. Buscó en internet el caso y no había información al respecto, nada más que dos notas, una de 11 años atrás y otra de 5, la primera era sobre el padre de Marco, cuando asesinó a su esposa y la otra indicaba que Marco De la Cruz había muerto en un asalto.

Ante la dura noticia no pudo sostenerse en pie, se negaba a creer que era cierto, podía recordar cada momento al lado del moreno vivamente, no lo aceptaba, no podía. Quería rogar a cualquier Dios que eso solo fuera un mal sueño, que su vida no se desmoronaba entre sus manos, quería volver el tiempo evitar perder a su amado.

En aquella casita resplandeció una luz celeste que volvía en oscuridad todo al rededor, la angelical figura de un joven se deslizó por la casa hasta llegar donde el triste muchacho. La deidad poso una mano sobre su cabeza y con una dulce vos habló.

–Puedo ayudarte.– Kyle lo miró anonadado, enmudeció ante aquel ser que rebasaba su comprensión. Ver un rostro joven y amable rodeado de una aura divina era más que impactante. –Escucha, puedo hacer que lo olvides todo, darte los recuerdos de esta vida, tu nueva razón o, puedo llevarte a dónde él está, podrás impedir su fatal destino pero estarás a tu suerte ¿Qué decides?

Con todo e incredulidad tenía su respuesta clara. Sujetó con ambas manos el hermoso kimono de la deidad y respondió.

–Llévame con él.

El dios sonrió, con un gesto de su mano apareció un dije de luna menguante, se lo entregó.

–Tómalo entre tus dedos y te llevará a dónde sea con solo pensarlo, pero debes ser prudente, lo demás depende de ti.– dijo y desapareció.

Notas finales:
Konichiwa, finalmente ahhhhh dos meses intentando escribir este capítulo, quizá no lo sepan pero es el capítulo más perro largo que he hecho para este fic y es muy importante, es un spoiler a demás :v me pasaron muchas cosas entre este cap y el otro, o sea lo iba a subir desde el domingo pero no pude.

En fin gracias por leer, por esperar, y apoyar esta historia, de verdad verdad.
Eso es todo por hoy, yo soy Sara0Avader a-dios.

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