Y anoche no quise
Dejar de ver la luna,
Ni de ver la oscuridad del camino por donde mi estrella se marchó...
Quedé triste,
Solitario, sin su amor.

A lo lejos se ven sus huellas, aun su olor persiste, reciente como el tiempo que nunca huye y estoy plenamente anonadado, ebrio con el elixir del dolor.

Será porque extraño
Aquel día en el parque,
Cuando el viento y la lluvia nos acariciaba la piel, mientras ponía mis palabras en tu lecho,
Y creía que esa tarde era solo mía... pero, qué ironía tan agradable y resultó siendo de los dos.

Vi cada mirada tuya,
Vi entonces correr los nervios y volar los pájaros sobre mi cabeza,
Vi el cielo gris y el verde del pasto bailar,
El frío que se acercaba,
Te vi tantas veces,
Las mismas veces que quise besarte mientras el día acababa.

Caminamos perdidos,
Dentro de mi hasta en los sueños desperté a tu lado,
Y seguías allí como si nunca antes, de verte,
Estarían mis ojos
Intactos, y los tuyos creciendo en este pequeño mundo.

Seguí cada paso con la memoria alucinada,
De ver tanta pena junta
Dejé de hablar por segundos aunque no fueron eternos,
Y eso lo hizo más amena la ocasión.

Hoy lejos de ti,
Sigo viéndote como si jamás te habrías ido...