Como a tantos sabores me sabes
Fruta del vientre prohibido
Al dulce del amor concebido
Que en vuestros corazones cabe.

Y quiero, prefiero y añoro
Volver a la niñez querida
Reírnos hasta por los poros
De lo que nos deparó la vida.

A ti, flor de sol del Valle,
A mí, poeta con el alma perdida;
Ambos fuimos de aquella calle
Durante noches Floridas...

Con rayos de juventud
En vuestro hogar se jugaba
Incluso, esa fue la virtud,
Que tanto quise y amaba.

Ahora grandes y hechos
Tengo dos corazonadas
Una, creciendo en mi pecho
Con tantas penas encontradas.

Siento que todo nuevamente
Se ha devuelto en el tiempo
Y veo caminar la gente
Con el corazón contento.

Allí estás tú; construida,
Como un camino infinito
Llena de amor y de vida
Brillando como arbolito.

Aún sin dolor ni herida
Que pueda maltratar tu piel
En cambio; con tus sueños de miel
Empezando a emprender partida.

Dicha ensoñación me duele
Ver que todo se acaba
Irónico, cuando se llegue
El momento de partir sin nada...

Y es precisamente, corazón;
Que a veces el destino puede
Quitarnos sin tener la razón
Todo lo que en la vida se tiene...
Y puedo jurar por convicción
Aunque se olvide la historia
O podamos hacer memoria
Mientras la vida sea prestada
Resta decir que se debe
Hasta la muerte inesperada.

Espero no sea mi orgullo
Y sigo esperando ilusionado
Desde que era un capullo
El amor que tanto he anhelado.

La esencia de vivir va en el detalle
De dar con amor lo que nos toca
Y es como vivir en la calle
Y recibir el pan que no provoca.

Amar con la necesidad de prosperar
De sentir la vida más flexible
Tener paciencia en lo posible
Cuando así nos toque esperar...

Y de vuelta al sol fue encontrarte;
Aunque lejos de mí y no seas mía
Ya no estés triste, yo puedo amarte...
Como aquel que te amo un día.