Camus observaba la receta que el pediatra les había dado en su última consulta de revisión.
Los gemelitos ya tenían los meses suficientes para probar nuevas comidas y esto ya era un alivio, sobre todo para la espada de Camus.

- Manzana...

Susurró observando en la cocina que tenía unas cuantas frutas sobre la mesa, al menos había comprado unas cuantas manzanas para intentar darle otro alimento diferente a la leche.

- ¡Será mejor que compres otras manzanas por qué esas son para mí!

Camus se sobresaltó a escuchar aquella voz, desde hace demasiado tiempo atrás no sabía de él. Rápidamente se levantó de la silla para poder encontrarse con aquella persona que no había visto en años.

- ¡Milo, que gusto verte!

- Camus - Le devolvió el saludo estrechando en un fuerte abrazo a su pequeño hermano.

- Pero... Por qué no me avisaste que vendrías.

- Era sorpresa - Interrumpió Dégel entrando a la cocina - Es por ello que no te mencioné nada.

Camus se aferró aún más al pecho de su hermano mayor, desde hace más de tres años salió del país en busca de un mejor trabajo y lo logró.
Ahora que se enteró de la gran noticia que ahora se había convertido en tío lo hizo regresar unos cuantos días a visitar a la familia.

- Me puse en contacto con Dégel, así que espero que mi presencia no les incomode por esta semana - Contestó Milo tomando asiento en la silla junto a Camus - Por cierto dónde están mis nuevos sobrinos.

Camus se acercó a la estufa para poner a cocer unas cuantas manzanas, así le daría unas cuantas probaditas a sus pequeños para ir cambiando paulatinamente su alimentación de los gemelitos.

- Aún siguen durmiendo, toda la noche estuvieron despiertos. Ya no tardan en despertar, pronto los conocerás Milo.

Dégel tomó asiento frente a ellos, colocó unos vasos de cristal sobre la mesa y comenzó a servir un poco de agua en ellos.

- ¿Cómo te ha ido en el trabajo Milo? ¿Alguna anécdota nueva? - Cuestionó Dégel con curiosidad.

- No me puedo quejar, me va bien. Dentro de algunas semanas les llegará un pequeño presente de mi parte, es para mis nuevos sobrinos. Bueno tambien me ayudó a pagar el regalo mi pareja, solo que él no pudo acompañarme por motivos del trabajo. Pronto lo conocerán.

- ¿Ya tienes pareja? - Camus se quedó asombrado al escuchar aquella noticia, jamás se había imaginado que su hermano uniera su vida con alguien más, no después de ser una persona que amaba salir de fiesta en fiesta buscando solo diversión.

- ¿Te sorprende Camus? - Milo sonrió ladino al escuchar esto - Se llama Kanon, espero que pronto lo conozcan.

Así transcurrieron unos cuantos minutos, Camus terminó de preparar las papillas que les daría a sus pequeños.
Cuando escuchó que los gemelitos comenzaban a llorar pidiendo la atención de sus padres subió hasta la habitación por ellos.

Cargando uno en cada brazo los llevo hasta la cocina donde Milo se ofreció a darles de comer mientras Camus descansaba unos momentos en brazos de Dégel, ambos se acomodaron en las sillas recargando su cabeza sobre el hombro del contrario mirando con detenimiento la manera en la que Milo atendía a los gemelitos mientras les daba una pequeña cucharada de papilla de manzana a cada uno de ellos.

- Yo creo que tú hermano sería excelente papá, mira como nuestros hijos sonríen cada vez que Milo les hace avión con la cuchara.

Camus se removió un poco más en el hombro de su pareja - Con la diferencia que el ser doncel solo lo heredé yo, Milo no puede.

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