OᑎEᔕᕼOT
Jodido día. Eso era todo lo que Maka podía decir desde que muy temprano esa mañana despertó sintiendo dolor en su vientre bajo. A penas eran las 12 p.m y ya sentía que había luchado contra el creciente dolor por días, estaba agotada y sus emociones estaban a tope.
Podía asegurar que esta era la primera vez que esto le producía tanto malestar, las pastillas tampoco estaban funcionando, pero se sintiera bien o mal, no estaba dispuesta a dejar sus deberes de lado y uno de ellos era cocinar, hoy era su turno. Era una regla desde que ella y Soul comenzaron a vivir juntos, se turnaban para cocinar, al igual que para lavar la ropa y los platos, la limpieza profunda una vez a la semana entre los dos los domingos. Se esforzaban por seguir esas reglas dentro de lo posible, las únicas excepciones eran cuando se tenían que ir a alguna misión o que alguno de los dos se enfermasen. Considerando eso, podía simplemente excusarse por el día pidiéndole al de ojos escarlata que se encargase, pero... a veces era demasiado orgullosa, incluso para ella misma.
Cortando los vegetales más lento de lo que solía hacerlo, luchaba por mantenerse erguida, su cuerpo no hacia más que suplicarle que se sentara con las rodillas hacia el pecho, pero ni muerta haría tal cosa frente al chico guadaña que estaba leyendo manga en el sofá a solo unos metros de ella. Aun así no pudo evitar retorcerse un poco cuando sintió una fuerte punzada, provocando que el cuchillo en sus manos cortara profundamente la piel de su dedo índice.
—¡Mierda, Maka!— en un instante su compañero le había arrebatado el cuchillo para tomar rápidamente la mano con la herida.
—Estoy bien, es solo un pequeño corte, Soul.
Siendo completamente ignorada, la mano masculina se posó en su espalda guiándola hacia el sillón, mientras él iba por el botiquín de primeros auxilios. Antes de que se diera cuenta ya había limpiado la sangre y vendado su dedo, cuando terminó miró fijamente el rostro de la chica.
—Estas pálida ¿te sientes mal?— preguntó, pero ella tan solo se limitó a evitar tanto sus ojos examinadores como su pregunta— sabía que estabas rara— peinó su cabello hacia atrás levantándose de su rodilla que había estaba apoyada en el suelo— ¿qué es lo que te duele? ¿ya tomaste algún medicamento?— siguió hablando.
Quería decirle que estaba bien y que dejara de preocuparse de más o su almuerzo terminaría carbonizado. Antes de que pudiera decir nada, otra punzada la atacó de forma despiadada, esta vez no pudo evitar agarrarse el vientre.
—Estoy bien, no es nada— mintió penosamente.
—Eres una pésima mentirosa ¿sabes?— preocupado, la observó levantarse y volver a la cocina— si te sientes mal solo toma algunas medicinas y ve a dormir— la siguió.
Haciendo de oídos sordos, Maka siguió con su labor, escuchando de fondo las montones de preguntas y cada vez más altos "vete a la cama, yo me encargo". Cuando ya todo estaba dentro de la olla y no le quedaba nada más por hacer hasta en 15 minutos, se volteo a enfrentarlo.
—¡Ya te dije que estoy bien!— repitió enfadada— y ya que tanto quieres ayudar porque no vas y recoges la porquería que dejaste anoche en el sillón con las galletas, o te llevas tus estúpidos mangas fuera de la sala de estar.
No lo admitiría en voz alta, pero por dentro sabía que estaba siendo una gran tonta, él solo estaba preocupado por ella y le estaba ofreciendo ayuda que ella rechazaba una y otra vez. Que terca podía llegar a ser. Tenía que aceptarlo, no podría llevar a cabo las actividades del día por hoy, podía dejar de ser tan innecesariamente grosera y tomar la mano que se le estaba ofreciendo.
—Esta bien, admito que el desastre de la sala es culpa mía— suspiró tratando de calmar la ira que se comenzaba a asentar en él— ¡pero no te haría ningún daño ser un poco menos odiosa!
"Tiene razón en eso" pensó la más baja.
—¿¡Odiosa!? si me estas atosigando es lo normal que no reaccione con una sonrisa— se inclinó hacia él fingiendo sonreír, ahora se veía aterradora y ya sentía que se ponía roja de la rabia.
El albino estaba considerablemente confundido. Estaba acostumbrado a pelear con su chica de las coletas, pero esta forma de reaccionar no era del todo normal, aun así él tampoco era esa clase de chico que se dejaba gritonear injustamente.
—¡Si, odiosa, por no decir otra cosa! pareces una mocosa malcriada reaccionando de esa forma cuando solo estoy tratando de ayudarte— se inclino de vuelta, enfrentándola.
Que ganas tenía la rubia de golpearle con su maka-chop directo en la cabeza.
El temporizador que indicaba el limite del tiempo de la comida para estar al fuego, se interpuso en su discusión. Maka se dispuso a apagar el fuego y servir los platos, pasando por el lado del más alto, quien no se había movido de su lugar.
Ambos se sentaron en completo silencio. Soul había empezado a comer a penas dieron las gracias por la comida, pero cuando la de mirada oliva se llevó la cuchara a la boca, una ganas terribles de vomitar subieron desde su estomago. Se levantó tan rapido que tiro la cuchara con la comida sin ningún cuidado. Debía llegar al baño a como diera lugar.
Sintió los pasos apresurados de su compañero detrás de ella, hasta que llegó al retrete y devolvió lo poco y nada que había comido esa mañana, antes de que se ensuciara el cabello, que no se molesto en atar antes, unas manos mas grandes que las suyas se deslizaron por los costados de sus orejas, manteniéndolo fuera de su alcance hasta que se calmó.
Exhausta, sintió sus piernas temblar. Soul la sostuvo en todo momento mientras tiraba de la cadena y lavaba su boca con pasta de dientes. Lucía mucho mas pálida que antes.
—Gracias— dijo con voz débil— y lo siento, eso debió ser desagradable— miró sus pies descalzos.
—No tienes que disculparte por eso, Maka— peinó su cabello enmarañado por culpa de su descuido al recogerlo.
En menos de un parpadeo, la técnico de guadaña estaba siendo cargada como una princesa y llevada hasta su cuarto, donde él la depositó en la cama suavemente. No tuvo ni tiempo ni ganas de detenerlo.
Oliva y escarlata mantuvieron contacto por un buen rato.
—Dejemos las discusiones tontas y dime de una vez que es lo que te duele, iré a comprar lo que sea que necesites si no lo tenemos en casa.
Estaba avergonzada. Sabía que lo que le pasaba era algo natural, pero no era algo común entre ellos hablar del tema, de hecho Maka se esforzaba por no hablar de ello con nadie, pues creía que era algo personal que no tenía porque compartir, pero... puede que esta vez necesite confiar en alguien, o mas bien en él.
—Yo...— sus ojos se dirigieron hacia cualquier lado, menos hacía el chico que tenía en frente. Sentía que se sonrojaba de la vergüenza y no quería que él lo notara.
Si se lo contaba como la mujer madura que era, de ya 16 años, entonces podría pedirle de favor que le compre algunas pastillas más efectivas para el persistente dolor y... algunos tampones y compresas que casi se le agotan.
¡Ahhhh pedirle a Soul que me compre tampones y compresas es demasiado para mi!
—Maka— se mantuvo firme— puedes confiar en mi— reafirmó— y ni si quiera pienses en decirme que no es nada, porque puedo sentir la frecuencia de tu alma que lleva todo el día inquieta, a mi no me puedes mentir.
Eso ella lo tenía claro, no podía mentirle cuando el vinculo de sus almas era mas fuerte que su increíble terquedad y orgullo, que a veces salía a la luz. Confiaba en Soul, quería confiar plenamente en él.
Con la esperanza de calmar su vergüenza, se recostó en posición fetal, llevando sus rodillas tan cerca como pudo del pecho, eso le aliviaba un tanto.
Él no cedería. Podía verlo en sus ojos.
—Yo...— lo miró una vez antes de que una inexplicable sensación de querer llorar amenazara con salir al exterior, ni ella misma entendía la raíz de su repentina angustia.
Recuerdos de sus ridículas peleas del pasado e incluso la de ese mismo día la abordaron como un camión y junto con ellos un montón de sentimientos. A veces se trataban un poco mal entre ellos, pero no era nada serio, porque en realidad él era una de las personas más importantes para ella, y estaba consiente de que para él era lo mismo. Recordaba bien las veces que se lo demostró y también cuando se lo dijo.
Él se dio cuenta. Generalmente la consolaba sin sacar a relucir que sabía cuantas ganas tenía de llorar, pero esta vez parecía que ella realmente necesitaba ser acobijada de manera directa. Dicho en palabras más sencillas... no lo diría ni en sus pensamientos, pero tenía la sensación de saber que era lo que ella necesitaba... no importaba que fuera, estaba seguro de que le daría lo que ella quisiera aun si eso lo avergonzaba hasta el alma y teñía su rostro de un intenso rojo, sin embargo, de alguna manera, sentía que aun no era el momento.
—Lo siento, te traté tan mal antes— la miró enterrar la cara en su almohada, entonces no pudo detener a su mano de posarse delicadamente en su espalda y acariciarla.
Ella no acostumbraba disculparse, pero estaba feliz de que lo hiciera, o más bien, le pareció que se vio muy tierna cuando lo hizo.
—Esta bien, te perdono, ya pasó— dijo con voz suave. Sonrió.
Aun sin sacar su rostro de la blandita almohada— estoy con mi periodo.
Le costó unos segundos asimilar lo que acaba de escuchar. Estaba seguro de que se estaba sonrojando un poco, pero debía tratar el asunto con madurez, ya no eran unos niños ¿no?
Aunque no podía ver que clase de expresión estaba haciendo cuando le dijo eso, si pudo ver sus orejas ponerse rojas, quizá tanto como las de él. Para ser sinceros no estaba acostumbrado a tratar temas que involucren "el periodo" de una mujer. Sin embargo, no era cualquier mujer, era su Maka, su técnico, su compañera, su amiga y... ni si quiera se atrevía a pensar para él mismo lo que significaba esa pequeña chica para él.
—Y-ya veo— respondió, sintiéndose como un idiota por tartamudear así.
Joder, ¿Qué clase de tipo cool tartamudea?
—¿Necesitas que vaya a comprar algo por ti?— preguntó sin dejar de mirarla.
La vio asentir, aun sin mostrar su cara.
—Pastillas para los cólicos y...— lo miró tímida— quizá no quieras comprar lo otro que necesito.
A decir verdad, si que le daba vergüenza ir a una farmacia y pedir eso, pero no tenía duda en que lo haría si era para Maka, después de todo su trabajo era cuidarla y protegerla, aun si se trataba de... el periodo.
—No te preocupes por eso, tu solo pídelo y te lo traeré— le dijo con su típica sonrisa.
De alguna forma se sentía más tranquila ahora.
—Tampones y compresas, por favor— volvió a esconderse en su almohada.
"¿T-tampones?... esas cosas que se introducen en- ahhhh no pienses en eso, Soul Eater Evans" pensó. Debía proteger la integridad de su compañera, aun si era de si mismo.
—A la orden, my meister— se puso de pie y se apresuro en correr a la tienda para volver con el encargo.
Ya en el lugar que siempre olía a antiséptico, caminó tan discreto como pudo hacia el pasillo de artículos femeninos. Tampones y compresas... ¡había montones de ellos! de todas las marcas y características que ni si quiera entendía en que se diferenciaban. Rugular/ medio, plus, super plus. Con alitas, sin alitas. Nocturnas, de día. Kotex, Ladysoft, Always, Nosotras...
Iba a tener un colapso mental en cualquier momento.
Si pudiera se llevaría uno de cada uno, pero no andaba con suficiente dinero. Miró al rededor buscando a quien preguntarle, hasta que que sus ojos se toparon con los de una señora mayor, que a juzgar por su uniforme, trabajaba en el lugar.
—¿Necesitas ayuda, jovencito?— preguntó amablemente, acercándose.
"¿Podría ser esto más humillante?"
—Ella... necesita t-tam-tampones y co-compresas— evitó la mirada de la señora— pero no sé cual debería llevarle.
"¡Mierda, mierda, mierda! Eres un tipo cool, Evans ¡No vuelvas a soltar un jodido tartamudeo tan ridículo como ese!"
—Oh, ya veo— dijo sonriendo más divertida de lo que Soul le hubiera gustado— ¿cómo es su flujo en este momento?
Flujo... ahora entendía lo que significaban las gotitas dibujadas en la caja de tampones.
"¿Cómo podría saber que cantidad de sangre sale de su-?" enserio que comenzaba a querer darse un buen golpe.
Negó con la cabeza, deseando que la señora entendiera.
—Vaya, eso lo pone más dificil— miró la fila de opciones en la despensa— en ese caso, creo que lo mejor es que le lleves estos regular/medio— dijo cogiendo una caja Ladysoft— y unas compresas nocturnas con alitas— Kotex.
Ciertamente confiaba más en la intuición de la señora que la suya, así que no dijo nada cuando lo guio a la caja para pagar.
—¿Necesitas alguna otra cosa?— escaneó el código de los productos para después ponerlos dentro de una bolsa de papel.
—Ah— recordó— unas pastillas para los ¿cólicos?
La vio asentir antes de voltearse y buscar en el mostrador detrás de la caja, unas pastillas.
— Gracias por su ayuda— dijo a la mujer después de empacar todo y pagar.
—A sido un placer, ojala que tu novia se sienta mejor pronto.
"Novia..." pensó con un pequeña sonrisa.
Se fue sin hacer nada por corregirla. Estaba acostumbrado a que algunas personas confundieran la relación que mantenía con Maka, a veces pasaba cuando salían juntos y tanto ella como Soul lo negaban enérgicamente, pero esta vez... ella no estaba aquí. No le importaba que la gente pensara que era su novia.
Al llegar, la vio en la misma posición que estaba antes de irse, pero esta vez con su pijama puesto y cubierta bajo las sabanas de espaldas a la puerta.
—¿Qué te tomo tanto tiempo? ¿Saliste de Death City para comprar el encargo?— dijo girándose sobre su cuerpo para mirarlo.
—Agradece que te lo traje todo— dijo él caminando hacia su escritorio para dejar la bolsa— para la próxima podrías decirme que tanto sangras— la molestó un poco.
Reacciono como lo esperaba, en un segundo ya le había lanzado el libro en su mesita de noche directo en el cráneo.
—¡Eso duele!— se agarró la cabeza adolorido.
—¡Idiota!— se sentó para gritarle con un fuerte sonrojo.
Esa era su Maka.
La miro acostarse sin más, y desde su lugar, el albino podía ver como su ceño se fruncía ligeramente, comprobándole que aun sentía un agudo dolor.
Fue por un vaso de agua y al volver le dejo una de las pastillas que acaba de comprar sobre la mesita de noche.
—Toma esto, te ayudará— le habló mirando su espalda.
—Gracias, luego lo tomo— respondió.
La verdad es que el dolor le hacia sentir nauseas constantes. Sentía que si consumía cualquier cosa la devolvería de inmediato.
El oji-rubí suspiró, ella necesitaba calmar su dolor de alguna forma. Odiaba verla sufrir, quería ayudarla, entonces una idea le vino de repente, haciéndolo sonrojar un poco, debatiéndose en si decirlo o no.
"A la mierda el orgullo"
—¿Sabes?— se rasco la nuca— cuando era pequeño y tenía dolor de estómago, mi hermano mayor solía acariciarme el vientre hasta que me sintiera mejor— la vio voltearse para mirarlo con ojos curiosos— bueno, suena estúpido, pero es realmente sorprendente como la mano de otra persona parece curarte— habló tratando de disipar la vergüenza que estaba sintiendo al sugerir, aunque indirectamente, aquello.
—¿Estas preguntándome si quiero que me acaricies el vientre?— dijo con una cara tan neutral que le asustó.
"¡Aborta la misión!" pensó a gritos en su mente.
"Eso es tan tierno de su parte" pensó la rubia con un inusual encanto hacia él.
El chico se alejó un par de pasos esperando algún grito o maka-chop, pero ninguno de esos llegó.
—Yo...probablemente no quieras que yo lo haga— miró sus libros apilados en el escritorio— tal vez pueda llamar a Tsubaki.
Cuando él estaba por voltearse a buscar el teléfono en la sala, la pequeña mano de la contraria lo agarró por la camisa, deteniéndolo.
—Esta bien, no necesito que llames a Tsubaki— dijo en un tono increíblemente más suave de lo que estaba acostumbrado a escuchar.
Los latidos de su corazón se desbocaron inmediatamente al oír lo dulce de su voz.
"Cálmate, seguro lo estas malinterpretando... aun que sería genial que no sea así" pensó la guadaña mortal.
—¿Qué quieres decir?— preguntó sin volverse hacia ella.
—Quiero decir que...— tiró más de su camisa, obligándolo a caer sentado en la cama— quiero que tu lo hagas— lo soltó temiendo haber dicho la cosa más vergonzosa de su vida.
Escucharla decir eso lo hizo sentir increíblemente feliz, mas de lo que le gustaría admitir.
—Hazme un espacio— sus intensos ojos rubí la miraron serios.
Maka sentía su corazón latir con rapidez mientras hacia lo que pidió. Últimamente no, lo últimos dos años Soul había logrado acelerar su corazón más de un par de veces y no estaba segura de querer que él lo notara aun.
Se acostaron uno al lado de otro. Con ella dándole la espalda, podía sentir como su torso masculino le tocaba ligeramente la espalda, luego sus piernas y sus pies casi tocando los suyos.
"¿Es posible que él escuche mis latidos?" se preguntó la rubia, apretando sus manos contra su pecho alborotado.
Muy despacio, observó la mano de su compañero acercarse a su vientre, como si le estuviera dando la oportunidad de retractarse si es que en realidad no quería que él la tocase. Pero no estaba dentro de sus planes detenerlo.
Pronto la mano callosa y calientita se posó en un lugar al azar de su estomago.
"Sus manos son tan cálidas" pensó la más baja rememorando los momentos que usó sus manos para calentar las suyas en los fríos inviernos.
—Dime donde duele— dijo su voz grave muy cerca de su oído.
Siendo extremadamente consiente de sus latidos y el calor de su rostro, titubeo cuando su mano se acercó a la del chico. En secreto, ella siempre amó sus manos de dedos largos y gruesos.
La mano de la rubia tomó la del chico, guiándola a través de su estomago un poco y otro poco más abajo, hasta llegar a su vientre bajo. Fue extraño como su calor la confortó de cierta manera a penas tocó.
—Aquí— dijo Maka en voz baja.
En la posición en la que estaban, la fémina no podía evitar compararlo con algunos momentos de sus novelas románticas, algo que vulgarmente, se llamaba hacer cucharita. Aunque aun no estaban lo suficientemente cerca el uno del otro para que, en el estricto sentido de la palabra, estén llevando a cabo dicho fenómeno.
Observo su mano moverse en pequeños círculos, poniendo la presión prefecta sobre su toque.
"Sus manos se sienten tan bien" pensó Maka cerrando los ojos, permitiéndose disfrutar del alivio a su dolor y lo agradable del contacto.
Mientras ella comenzaba a relajarse, Soul solo podía pensar en lo pequeña que realmente era ella. La misma chica de coletas y falda que peleaba tan ferozmente contra los enemigos del Shibusen, ahora se veía tan vulnerable en sus brazos y le encantaba la sensación que eso le provocaba. Quería estar más cerca de ella, pero tampoco deseaba invadir su espacio o hacerla enojar y que se alejara de él.
Cada uno en su propio mundo, se dejaron llevar por sus fantasías en el silencio más agradable que hayan podido pasar juntos, solo ellos y nadie más. Unas decenas de minutos más tarde, más de lo que ellos sintieron pasar, el brazo de Soul comenzó a sufrir los estragos del tiempo en consecuencia de haberlo mantenido haciendo círculos en el aire, sin dejar que este descansara sobre la fina cintura de la de mirada oliva.
El de ojos rubí le echo una miradita a el rostro durmiente de la chica en sus brazos, ella se veía tan relajada ahora. Se alegraba profundamente de haber podido ayudarla en algo.
Aprovechando su aparente inconciencia, alejó su mano del ahora cálido vientre de su amiga, moviendo su brazo tan silenciosamente como pudo, no quería bajo ningún motivo despertarla. Entonces cuando estaba por volver a poner a trabajar su mano una vez más, la rubia tomó su brazo y lo puso sobre su cintura, apegándose más a él. En esa posición ahora el chico estaba seguro de que estaba completamente pegado a ella, podía sentir todo, su espalda pequeña contra su pecho y su estomago, sus muslos apenas cubiertos por el pequeño short sobre los suyos, sus pies suaves enrollados en los suyos, incluso su trasero.
Un chico cool y decente se alejaría silenciosamente, o eso pensaba Soul, pero quizá solo por esta vez dejaría pasar este contacto intimo, muy probablemente un poco por encima del que deberían tener los amigos. Dejaría que su cuerpo suave y blandito se amoldara contra el suyo, que sus brazos delgados mantuvieran los suyos alrededor de su cintura y se permitiría enterrar ligeramente la nariz en su cabello desordenado, mezclado con el aroma del mismo shampoo que él usaba y su propio olor dulce que ella siempre traía a pesar de no usar perfume mientras estaban en casa.
—Maka— el suspiró su nombre sin darse cuenta de que lo había dicho en voz alta.
La oji-verde no estaba dormida, quizá lo hizo un par de veces, pero no se quedo profundamente dormida, sobre todo cuando sintió a Soul alejarse para estirarse un poco. Ella no quería que se alejara, por eso a penas tuvo la oportunidad se empujo contra él y atrajo sus brazos grandes alrededor de ella. Amaba lo bien que se sentía estar así con él, así como le había encantado la forma en que la había llamado.
Cuando sintió como el enterraba la nariz en su cabello y como la abrazaba con un poco más de fuerza contra él, sintió que su corazón se derretía de algo que no entendía, solo sabía que deseaba ver su rostro, entonces giró su cabeza en su búsqueda. Enseguida el rubí con verde oliva se encontraron, se miraban con tanto cariño y tranquilidad, una paz que ninguno de ellos había sentido en mucho tiempo, sobre todo el albino.
—Hey— la saludó con una ligera sonrisa, mostrando sus dientes afilados— ¿cómo te sientes?— preguntó en voz baja y ronca.
—Me siento un poco mejor— respondió ella sin dejar de mirarlo, apegándose solo un poco más contra su Death Scythe.
—Eso es bueno— su pulgar en movimientos circulares sobre el vientre ligeramente hinchado, su dedo accidentalmente tocando la piel desnuda bajo la camiseta de pijama que se había comenzado a subir.
Quizá estaban siendo hechizados por el contacto tan estrecho que hasta ahora mantenían y del que ninguno de los dos planeaba apartarse, un hechizo al que el adolescente se resistía tanto como podía, pues podría no ser bueno si sobrepasara la línea en la se encontraba actualmente. Definitivamente no sería bueno que se dejará llevar por esos lindos ojos verdes mirándolo con tanta atención, o esas manos menudas manteniendo sus brazos en su lugar en la cintura de Maka, o la sensación del cuerpo apretado contra el suyo, o el dulce olor que emanaba su cabello largo. Definitivamente no sería bueno.
La chica en cambio no se resistía a nada, dos años eran más de lo que ella podía manejar y ahora simplemente no estaba dispuesta a retroceder.
Soul observó cada centímetro de su delicado rostro, sus cejas finas, sus ojos verdosos, su pequeña nariz, sus labios rosados, la comisura izquierda de estos cubiertos por un mechón de su cabello rubio ceniza. Sin pensarlo, dirigió su mano libre hasta ellos, apartando el mechón con su pulgar, rozando suavemente el labio inferior.
"No importa donde la toque, ella es tan suave" pensó en lo más profundo de su subconsciencia, sin apartar sus ojos de esos labios, ni su pulgar, que se movió despacio sobre este.
Deseaba tanto esos labios.
El brazo de la chica se elevó solo lo suficiente para llegar hasta el rostro del oji-rubí, sus dedos delgados moviéndose hacia su frente, apartando el cabello de esos ojos que tanto le gustaban. Deslizó sus dedos recorriendo sus mejillas, su nariz, la comisura de sus labios, hasta su mentón, tan ligero que el tacto le provocó un cosquilleo al contrario.
Sus ojos se encontraron otra vez, ambos sabían lo que querían cuando se hallaban mirando los labios del otro.
Poco a poco acercaron sus rostros, hasta que sus labios a penas se rozaron, ahí se detuvieron un segundo. Soul posó su mano en la mejilla de Maka para finalmente juntar sus labios. Era un beso quieto, nada más gozaban de la sensación de los labios del otro sobre los propios, absorbiendo tanto como podían esa sensación dolorosamente exquisita en sus corazones, en sus cuerpos.
Se alejaron luego de unos segundos, respiraron deseando volver a unirse, pero ella no podía acercarse más de lo que ya estaba debido a la posición en la que estaba. Le suplico con los ojos que volviera a besarla, pero él se limitó a juntar sus frentes.
—Maka— la llamó solo para saborear su nombre en su boca.
Había tanto que quería expresarle, pero las palabras no salían. Si no podía decirlo en palabras, esperaba poder hacerlo a través de sus besos.
Deseaba poder expresarle cuanto la amaba, al igual que ella a él. Deseaban expresarse años de cariño y amor que habían escondido por un miedo que ahora sabían no tenía ningún sentido.
La volvió a besar, esta vez moldeando sus labios, suave pero firme, sin deseos de soltar al otro. Separándose solo para tomar el aire suficiente, inclinaron sus rostros para sentir más profundamente los labios del otro.
En movimientos lentos, ambos se acomodaron. El albino se subió sobre ella sin llegar a aplastarla y la rubia se acercó tanto como pudo al chico que le estaba haciendo tocar el cielo. Entonces el beso se hizo más intenso, sus labios ya no eran suficientes y antes de que se dieran cuenta parecía que se devoraban el uno al otro, sus lenguas enrollándose en la del otro, sus labios acariciándose una y otra vez. Sus almas sincronizando como nunca lo habían hecho.
Al quedarse sin oxígeno no tuvieron de otra mas que separarse. Jadeantes, de miraron a los ojos y sonrieron. Al menos por hoy, no había necesidad de palabras, todo lo expresaron con sus cuerpos y se entendían perfectamente.
Más tarde, luego de una sesión de caricias y besos cariñosos, Maka tomó el medicamento por petición de Soul, pues aunque aun le dolía, estaba bien con él acariciando su vientre, pero no le diría eso, no hoy al menos. Se dio una ducha y se encargo limpiar bien el desastre rojo entre sus piernas, al terminar estaba mucho más cómoda, en días como estos usar un tampón y una compresa la habían sentir más segura. Al terminar ambos fueron a calentar la comida que habían dejado enfriar sobre la mesa y almorzaron juntos a pesar de ya ser las 17:00.
Al caer el sol ambos estaban una vez más en el cuerpo de la fémina, abrazados como lo habían estado hace un par de horas, sin restricciones, se permitieron disfrutar abiertamente del contacto con el otro.
—Soul— lo llamó volteando a mirarlo.
El abrió los ojos pesadamente, se había relajado tanto que comenzaba a quedarse dormido mientras aun acariciaba el vientre de Maka.
—¿Mhh?— respondió perezosamente.
—Gracias— le sonrió dulce.
Él la miró en silencio un par de segundos antes de darle un suave beso en los labios y luego en la frente.
—Agradécemelo dejándome dormir así contigo mañana también— sonrió también cerrando los ojos.
—Sería un placer— se acurrucó contra él, cerrando sus parpados también.
Esa noche ambos durmieron abrazados hasta el amanecer, sus corazones inundados en una profunda paz y calidez que sabían solo podían obtener estando juntos, así de pegaditos como estaban.
"Quisiera que durmamos así más que solo mañana" pensó ella antes de caer en un profundo sueño.
(っ◔◡◔)っ ♥ Fin ♥
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Palabras: 4700
Holaaa!
¿Qué tal les pareció la historia?
Hace poco (un par de días) terminé de leer el manga de Soul Eater y como todos, yo creo, le faltó su buen de romance.
Es raro porque, a pesar de que no hay pruebas definitivas de que Soul y Maka estén enamorados, creo que es un hecho innegable el que ellos claramente tienen un vinculo mucho mas fuerte que el de simples amigos. Por eso y porque me encanta escribir, desde ahora formo parte oficial del club de fans del ship SoMa jajaj.
Esop, puede que escriba otras historias de estos dos en el futuro.
¡Espero que les haya gustado!
¡Voten y Comenten!
PD: escribí este fanfic con la canción Mi buen amor de Mon Laferte en bucle. Aunque no tiene nada que ver la letra con lo que escribí jajaj. Es solo un dato.
PD 2: después de escribir esto, leí un ensayo muy bueno acerca de la relación entre Maka y Soul en el manga, con algunas escenas de fondo y todo. Realmente me gusto mucho, por eso les dejo el link de ese ensayo de Tumblr, por si quieren leer (aunque esta en inglés).
https://theanimepsychologist.tumblr.com/post/666141522405834752/soul-resonance-maka-albarn-soul-eater-evans-and
Si llegan a haber suficientes peticiones, lo traduciré para ustedes en esta misma historia (dándole los respectivos créditos a la autora, por supuesto)
Les sorprendería saber la cantidad de buenos ensayos que hay, de fanfics y fanart en Tumblr y AO3.
Bueno, me explaye demasiado jeje.
~Sayonara
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