Descubriendo miedos 1
Yoon Gi, después de que su dolor cesara, decidió no regañar a Kook porque en realidad, aunque no quisiera admitirlo, tenía él la culpa y no el niño.
Kook se quedó detrás del sillón escondido, como si esperase a que lo llamaran para regañarlo. Pero Yoon Gi no iba a hacerlo, no quería tener que darle una reprimida y que el mocoso se echara a llorar...
Cuando miró su reloj, había pasado una hora desde que el niño había entrado a su casa y era el momento de prepararle la leche con chocolate, ya que suponía que no habría desayunado.
Se levantó y miró detrás del sillón asomando su cabeza, encontrándose con los grandes ojos negros de Jung Kook.
—¿Quieres tomar la leche con galletas?—le preguntó con una voz calmada.
El pequeño lo miró confuso porque parecía que no iba a retarlo. Asintió vergonzosamente con su cabeza pero no tenía intención de salir de su escondite.
El mayor suspiró y fue hasta la cocina a prepararle un vaso de leche chocolatada caliente. Y cuando terminó lo puso sobre la mesa del comedor. Pero Jung Kook, a pesar de que fue llamado, sólo asomó sus ojos por el respaldo del sillón y no hizo nada más que mirar.
—¿Quieres comer detrás del sillón?—enarcó una ceja el mayor.
Jung Kook volvió a asentir y bueno, Yoon Gi no tuvo más opción que acercarle el vaso y un paquete de galletas.
Se agachó y quedó en el incómodo hueco que había entre el sillón y la pared.
Kook se acercó un poco, sólo para agarrar su vaso y empezó a beber hasta acabar, dejando su boca manchada de chocolate.
—Pareces un cavernícola—le dijo el mayor— .Será mejor que salgas de la cueva sino quieres que te coma una cucaracha.
Con esa advertencia, Kook abrió sus ojos y se movió rápidamente hacia su lado, agarrando su camiseta. Yoon Gi se sintió satisfecho de haberlo podido asustar para que saliera de allí. Así que ambos se alejaron de la cueva.
Jung Kook no soltaba la camiseta del mayor, parecía que le había asustado mucho lo de la cucaracha.
—Oye, suéltame, nadie te va a comer. Era una broma.
Pero Kook negó con su cabeza, sosteniendo el paquete de galletas en su mano libre. Le tenía pavor a las cucarachas, asco. Si veía una sería capaz hasta de esconderse dentro de la camiseta de Yoon Gi.
Su pequeña manita no se iba a soltar del agarre hasta que se calmara.
—Está bien, Kook, no pasa nada. No sabía que te daban tanto miedo las cucarachas—le dijo agarrando su mano para que lo soltara—Si llega haber alguna, la mataré.
Y ese momento los ojos del niño se iluminaron, como si Yoon Gi fuera ahora su super héroe. Entonces lo soltó y se quedó en silencio mirándolo.
Eso hasta que el timbre sonó y los hizo a ambos dar un salto.
Kook salió disparado a esconderse ya que cada vez que alguien tocaba timbre en su casa hacía lo mismo, por vergüenza.
Yoon Gi lo vio correr, pero lo dejó. Entendía que era extremadamente tímido y no podía obligarlo a quedarse por ahí cerca si no quería.
Se acercó hasta la puerta, suspirando y maldiciendo a quién fuera a molestarlo.
Abrió y se quedó parado en la puerta, mirando a aquella persona.
—¡Hola Yoon Ginnie!
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