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Adiós

Ya era por la mañana del día siguiente. Ambos, Yoon Gi y Jung Kook estaban esparcidos por la cama, duermiendo cual contorsionista de circo.

Kook tenía la cabeza casi por el borde del colchón, una de sus manos estiradas y la otra sobre su estómagos, sus pies, por otro lado, estaban sobre los hombros de Yoon Gi.

El mayor se había quedado con sus dos piernas fuera de la cama y mitad del cuerpo sobre ésta.

Al rato sonó el timbre de la puerta y el primero en abrir los ojos fue Kook. Se levantó a toda prisa y bajó las escaleras. Se asomó por la ventana y  ahí vio a su hermano parado al otro lado.

Buscó las llaves y abrió rápidamente.


—¡Kookie!—Jin lo agarró para cargarlo y finalmente darle un fuerte abrazo—¿Estabas durmiendo? Mira tu carita...


El castaño cerró la puerta y sin dejar de cargar al pequeño subió las escaleras con él.


—Yoon Gi sigue roncando, ¿verdad?—le preguntó al niño.


Kook seguía algo dormido, por lo que frotó sus ojos con ambas manos y luego apoyó su cabeza sobre el ancho hombro de su hermano.


—Yoon Gi, despiértate—le canturreó mientras entraba al cuarto.

Pero Yoon Gi parecía un muerto. Jin notó que la lámpara tenía la luz encendida y eso lo hizo mirar a su hermanito de reojo.

Se sentó luego sobre la cama y le sopló la oreja a su amigo, haciendo que se levantara de golpe sin entender qué estaba pasando.


—Jin...—dijo medio dormido—¡Jin!


—Sí, soy yo—se echó un poco hacia atrás— ¿Todo bien?


—Sí...—dio un gran bostezo y peinó sus cabellos con los dedos—¿Cómo entraste a mi casa?


—Kookie me abrió y...—se acercó al peli menta para hablarle bajito— parece que ya se durmió.


Yoon Gi miró al pequeño dormir sobre el hombro de su hermano. Se veía realmente como un bebé. Le sonrió y luego se incorporó.


—Lo dejaré dormir un rato más—dijo el castaño y acostó a su hermanito sobre la cama. Lo tapó y observó divertido por la ropa que llevaba puesta.

Después ambos bajaron hasta el salón y se sentaron en el sillón.


—¿Cómo se encuentra tu madre?—preguntó Yoon Gi.


—Ahora mucho mejor, ya está en casa. Lo único que me preocupa ahora es Kook.


—¿Eh? ¿por qué?


—Por que  no se querrá ir de aquí—rió—Nam me contó que estuvo muy pegado a ti en el parque.


—Ah, sí—Yoon Gi sonrió al recordarlo—Me sorprendió bastante. Al principio parecía odiarme.


Jin se alegraba porque su amigo mostrara esa faceta de encanto con el pequeño, ya que cuando se lo quiso llevar se lo negó rotundamente.


—Aún no te dijo nada, supongo.


—No. Y no creo que lo haga, pero está bien, es comprensible.


Al peli menta no le importaba si Kook no le decía nada, a pesar de su silencio, su sonrisa era la alternativa. Y eso era suficiente para él.


—No sabes cuanto te agradezco que lo hayas cuidado. Mi madre está muy agradecida contigo también.


—No hay de qué. Se portó muy bien, no tendría problema en volver a cuidarlo.


Jin sonrió y palmeó la espalda de su amigo. Si en verdad era así, se volvería seguramente su niñero.


—Por cierto...—volvió a hablar Yoon Gi— Anoche pasó algo... Quise apagar la luz, pero Kook me detuvo, asique la dejé encendida. Pero luego le pregunté si era porque tenía miedo de la oscuridad y empezó a llorar. ¿Acaso le ocurrió algo?¿un trauma?


El castaño desvió un poco la mirada. En realidad era más que lo que cualquiera fuera a pensar. No era el típico miedo que la mayoría de los niños tenía.

Soltó un suspiro y se decidió a contarle la otra parte de la historia, de la muerte de su padre, a Yoon Gi.


—Es algo duro de contar. Pero creo que debo decírtelo... ¿Recuerdas el día que te dije que mi padre falleció? —Yoon Gi asintió, atento a sus palabra—Bueno. En la noche, Kookie se había ido a dormir con nuestros padres. Ellos habían apagado la luz y cuando despertaron mi padre amaneció muerto. Tuvo un infarto. Por eso Kook le teme a la oscuridad. Teme que si la luz se apague, alguien especial para él muera.


Yoon Gi se quedó sin palabras, literalmente. Aquella historia era lo más triste que nunca escuchó. Trató de pensar algo para decir, pero su corazón se sentía oprimido, aplastado... Era una sensación extraña.

Pero ahora ya entendió perfectamente su llanto.

Unos pasitos bajando las escaleras hicieron que ambos voltearan a ver. Jung Kook seguía con su mirada adormecida. Bajaba con cuidado, con una mano apoyada sobre la pared.

Cuando llegó abajo fue hasta su hermano para que lo cargara de nuevo. El despertar solo en el cuarto lo asustó.


—Ah...ven aquí dormilón—dijo Jin subiéndolo a sus piernas.


—Será malcriado—comentó Yoon Gi enternecido.


—No es eso, es que ama a su hermano mayor—dijo orgulloso.


Kook ya se estaba durmiendo de nuevo. Pero Jin ya estaba listo para llevarlo a casa. Lo subió al cuarto para cambiarlo y arreglar sus cosas de la mochila y luego bajaron para despedirse.


—Bien, vamos a casa con mamá—le dijo Jin a su hermano, agarrando su mano.


Yoon Gi estaba de pie, no tan dispuesto para su despedida porque se había encariñado con Kook.


—Espero que lo hayas pasado bien, Jung Kook—se agachó Yoon Gi para hablarle y el niño asintió con una gran sonrisa.


—¿No quieres decirle nada a Yoon Gi, Kook?—preguntó Jin, esperando que así fuera.


Kook quería hablar, claro que sí. Y ahora que ya se iba para su casa, no sabría cuando lo volvería a ver, asique era ahora o nunca.

Yoon Gi esperó ansioso y cuando Kook se acercó a su oído, su corazón empezó a latir rápido de la emoción.

Kook abrió sus labios para pronunciar sus palabras, con algo de vergüenza.


—G-gracias por cuidar de mí—dijo Kook casi inaudible.


Su vocecita suave y tierna recorrió la mente de Yoon Gi, haciendo que sus ojos brillaran.

Era la voz más dulce que había escuchado en su vida. Y estaba agradecido de poder haberla oído sabiendo lo mucho que le costaba al pequeño hablar. Juraría incluso que esa voz podría curar cualquier mal.

Se quedó anonadado por un momento, siendo observado por los dos hermanos.


—Ey...Yoon Gi—lo llamó Jin riendo—Ya nos vamos.Despídete Kookie.


El peli menta seguía agachado. Ya bajando de las nubes, se despidió agitando su mano.

Pero cuando Kook se acercó rápido hacia él y plantó un casi inexistente beso en su mejilla, sus ojos se abrieron de la sorpresa.

Kook después se fue a esconder detrás de su hermano, con la cara totalmente sonrojada.


—Pero qué...—dijo Jin, abriendo sus ojos tanto como su amigo—Eso no me lo esperaba.


—Ni yo...


Yoon Gi se incorporó con el rostro de felicidad más grande del mundo y Jin empezó a reír por la cara de estúpido que tenía.


—Creo que por hoy fue suficiente, bien... Yoon Gi, nos vemos. Gracias de nuevo.


Los dos hermanos se fueron alejando. Mientras que Yoon Gi seguía moviendo su mano, Kook seguía escondido tras la figura de su hermano, caminando a pasos rápidos.


—Adiós, Kookie—dijo desde la distancia, sin dejar de sonreír.


Parecía ser que al final cuidar del pequeño Kook le había gustado. Y ahora esperaba poder verlo un poco más seguido.


Fin


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