Jung Kook bajó las escaleras a toda velocidad camino a la cocina. Pasó al lado de sus padres, quienes desayunaban muy tranquilamente mientras escuchaban música en la radio. El pequeño abrió los muebles que quedaban a su altura y, sin tener éxito en la búsqueda de snacks, tomó una silla para llegar a los de arriba. Allí una vez abierta la puerta, sus ojos brillaron y su boca comenzó a salivar; ciertamente tenía más hambre él que su nuevo amigo que venía del futuro. Analizó cada alimento con la mirada y paseó su dedo índice para ver qué elegía. Optó por tres paquetes de galletas de diferentes rellenos, una bolsa de patatas y luego, de la nevera, sacó dos cajas de zumo de frutas.
Su madre, que obviamente lo vigilaba con intriga, dejó a un lado su taza y aun sin moverse del asiento se cruzó de brazos mirando al niño. Kook no se dio cuenta de que su mamá lo observaba; se dio prisa para volver pero no sin antes contarle a su querido padre lo emocionado que estaba. Se acercó al hombre y puso la cara frente al periódico que éste leía.
—¡Papá no sabes lo que me ocurrió! —gritó con una sonrisa amplia —Hay un niño en mi cuarto que dice venir del futuro, se llama 00 y dice también que voy a salvar al mundo.
—Ajá —habló su madre, elevando una ceja y señalando toda la comida que llevaba— Que buena excusa para llevarte tres paquetes de galletas.
—¡Pero él tiene hambre mamá!
—El año pasado fue 616, ahora es 00— su padre comenzó a reírse y lo despeinó torpemente— ¿Tratas de decirnos algo con números hijo?
—Pero... Es verdad— Kook se vio triste porque no le creían. Sostuvo con fuerza sus snacks pero llevaba tantos que algunos cayeron— Aish, bueno me llevaré solamente un paquete y dejaré lo otro.
Su padre se veía tan entretenido con las expresiones que su hijo hacía que no podía evitar escuchar más sobre sus descabelladas ideas. Jung Kook tenía mucha imaginación, tenía un diario donde escribía su día a día pero en un mundo en el que era un héroe y debía derrotar enemigos nuevos que salían de su imaginación. El hombre lo sentó a su lado ya que era tan flaco que apenas le pesaba; se cruzó de brazos y el niño, sin entender porqué retrasaba su escape hacia su cuarto, se quedó en silencio.
—Cuéntame cómo serás el salvador del mundo.
—Ah... Aún no lo sé papá —Kook se rascó el puente de la nariz ya que a veces sentía picazón — El niño 00 sólo me dijo que fui elegido. Es como el libro que leí, como si me hubiera tocado un ticket dorado para ir la fábrica de chocolate ¿Entiendes?
—¡Ah, claro!— el hombre le asintió; en realidad no tenía ni idea de lo que le decía— Pero pronto será la hora de almorzar, puedes decirle a tu amigo que baje a comer con nosotros. Además— tomó un paquete de galletas y observó la etiqueta—, tanta azúcar es mala para el estómago y para los dientes.
—Pero quizás él no come nuestra comida— le dijo dudando— A lo mejor en el futuro comen otra cosas ¿Y si no le gusta?
Jung Kook empezó a preocuparse demasiado en los platillos que podrían preparar para invitar a su nuevo amigo a comer, claro que se le había olvidado que le dijo que su identidad no debía de contársela a nadie. Al recordar eso, tapó su boca con ambas manos sintiéndose mal por haberle contando a sus papá tal cosa. Ellos no entendieron porqué de repente el pequeño quería salir huyendo con todo bajo el brazo hacia su cuarto.
—Papá, mamá...— se paró del asiento y los miró a ambos— Borraré vuestras memorias, ahora mismo. He cometido el error de desvelar un gran secreto— Kook dejó la comida en la mesa y apuntó con cada una de sus manos a papá y mamá. Cerró los ojos con fuerza y luego hizo un sonido con boca para realizar el proceso de borrado— ¡Borrado de memorias completado!
—Aish ¿Qué pasó?— su madre miró hacia todos lados, fingiendo sentirse confundida.
El niño sonrió satisfecho por saber que había logrado su objetivo, rio divertido y corrió hacia su cuarto sin decirles nada. En cuanto se marchó del comedor, sus padres se miraron con una sonrisa; quizás consentían demasiado al niño, pero les gustaba verlo feliz.
Las pisadas sobre cada escalón sonaron más a pisotones; Kook era un niño un poco torpe, por lo que solía tropezarse siempre en el último de los escalones, pero en esa ocasión logró pasar con éxito. Entró entonces apresurado a su cuarto y cerró la puerta, poniendo incluso el seguro. Tiró los paquetes de snack en la cama y observó al niño pelinegro de grandes gafas sentado en posición india en el suelo.
—Mira, mira— agarró un paquete y lo abrió, sacando un galleta de relleno de chocolate y ofreciéndosela— Esto es una galletita; está súper riquísima. Pero no comas muchas que luego te salen caries, como a mí— abrió la boca y le enseñó un empaste.
Jung Min tomó la galleta en su mano y le dio una mordida. Le parecía gracioso ver a su padre comportándose así ya que le había contado que cuando era un niño solía ser muy tímido, quizás el pensar que no era totalmente humano lo hacía cambiar de actitud; seguramente creía que era como un extraterrestre que un futuro muy, pero muy lejano.
Jung Kook luego se sentí al lado del niño más pequeñito; puso las cosas sobre el suelo y le abrió la cajita del zumo, dejándosela cerca. Mientras que masticaba sus galletas lo miraba curioso; lo analizó muy detenidamente, creía que se parecía un poco a él, más que nada por su estilo de cabello y sus dientes. Pensó en preguntarle si tenía poderes y podía hacerlo volar o cosas por el estilo; eso sería increíble para él.
—Hey, 00 ¿Me vas a dar poderes?— le preguntó expectante, listo para que su corazón comenzara a saltar de la emoción.
—No— Jung Min arrugó su cara y siguió comiendo hasta que logró tragar— Oye ¿Conoces a Yoon Gi?
—¿Eh?— el niño ladeó la cabeza, le sonaba ese nombre pero no sabía de dónde. De todos modos le negó con la cabeza.
—Analizando...— el reloj de Jung Min habló, sobresaltando a los dos niños de repente— Nombre: Min Yoon Gi; Edad: 19 años; Clasificación: cara de culo, kumamon lover.
—¡Eh, dijo una mala palabra!— Kook escuchó perfectamente esa palabra, señaló al reloj con ambas cejas elevadas exageradamente— Aquí no se pueden decir esas cosas.
—Perdón, perdón— Jung Min volvió a tapar al reloj con su mano, tenía ganas de pegarle pero quizás hasta le dolía— Es que este aparato es un poco...
—¿Un poco qué? Cuidado niño, te advierto que es mejor que te lleves bien conmigo. Soy un aparato potencialmente peligroso— sonó un pitido largo y luego cuatro seguidos; luego la voz se distorsionó— Activando auto-des-trucción. Cuenta atrás: cinco, cuatro...
—¡AHHHHH! ¡PERDÓN!— Jung Ming se disculpó, totalmente desesperado y asustado; Jung Kook lo miraba divertido mientras sorbía de su caja el líquido frutal.
—Autodestrucción cancelada.
El alma de Jung Min volvió a su cuerpo. Sentía como si el corazón le hubiera subido hasta la garganta. En verdad ese aparato le iba a sacar canas.
Se tiró al suelo como un muerto y Jung Kook empezó a reírse de él. Suponía que eran cosas de personas que veían del futuro y que eso pasaba todo el tiempo.
—¡Hashlo de nuevogh!— le dijo Kook metiéndose dos galletitas a la boca, casi ahogándose mientras que se seguía riendo.
De entre los labios de Jung Min salió aire como si se desinflara; definitivamente odiaba a ese aparato en su muñeca, pero si se deshacía de él no tendría ningún tipo de información, aunque tampoco sabía mu bien qué hacer suponía que debía de lograr que sus padres se encontraran cuanto antes. El hecho de que Kook no supiera de Yoon Gi lo preocupaba y lo ponía muy nervioso. Además se preguntaba cuánto tiempo es que estaría en ese año ¿Habría un límite quizás? ¿Y si de repente desaparecía y viajaba a otro año? Debía de hablar muy seriamente con su reloj y preguntarle más detalladamente sobre la situación. Pero, mientras tanto, se quedaría allí con su papá conejo tratando de que se hicieran buenos amigos.
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