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𓏲 Capítulo 8

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— Chae

— ¡OH DIOS!

— Chae

— ¡No puede ser!

— ¡Chaeyoung! — Gritó Mina ya al límite de su paciencia. La pequeña caminaba de un lado a otro de la mesa constantemente. Mina estaba segura de que Chae terminaría cavando un pozo en su mueble si seguía así.

— ¡¿No notas la gravedad del asunto! — Chilló Chaeyoung tirándole la regla a la cabeza. Mina la esquivó y se masajeó el puente de su nariz conteniendo las ganas de meter a la pequeña en el lavarropas.

— Te has medido mal seguramente, no te estás achicando — Habló con toda la calma posible la mayor, descolocando a Chaeyoung quien, indignada por la insinuación de su "poca capacidad de leer los centímetros de una regla", tomó una lapicera y se la tiró en medio de los ojos a Mina.

La mayor bufó ya totalmente irritada y la tomó por la camiseta, llevándola por los aires hasta el lavarropas.

— ¡No lo hagas, Myoui! — Amenazó la pequeña sin una pizca de miedo.

Bien, Mina debía recurrir a su último método tranquilizante de Chae-En-Crisis-De-Nervios. Se sentó en el suelo y, con cuidado, la sentó sobre su mano acercándola a su rostro.

— Mira cariño, puedo soportar cualquier cosa de parte tuya, pero no que me tires cosas a la cabeza y no me escuches — Murmuró en voz baja. Chaeyoung suspiró profundamente, con el ceño aún fruncido, y se acomodó sobre la palma de Mina. El apodo era un buen calmante

— No quiero desaparecer — Balbuceó la chiquitina a punto de estallar en un berrinche de niña pequeña.

— Yo tampoco quiero que desaparezcas, y no lo harás, pero ya son las 12 de la noche y mañana debo ir a trabajar — Se quejó la mayor dejando que su rostro adoptara una expresión cansada —  Mañana ya terminó el trabajo de la semana y te dedicaré mis días libres solo a tí, pero no me hagas esto más largo, pequeña — Rogó ya con un puchero.

Chaeyoung bajó la mirada avergonzada por su comportamiento tan infantil y asintió, dibuando círculos invisibles sobre la palma de la mayor.

— Lo lamento, Minari — Balbuceó en tono inocente, antes de sonreir tímidamente y parpadear coqueta mirando a la mayor a los ojos. Mina sonrió y se levantó del suelo.

— Está bien ¿Si? Mañana te mediremos de vuelta, estoy segura de que no te has achicado ni un milímetro — Habló Mina, caminando hacia el cuarto. Chaeyoung suspiró y maldijo por lo bajo.

— ¿Mañana tienes que ir a trabajar? El departamento se siente muy vacío cuando no estás — Comentó la pequeña quejumbrosa.

— Te prometo que el fin de semana estaré contigo todo el día ¿Si? Pero no hagas desastre mientras no esté — Mina depositó a Chaeyoung sobre su cama y se quitó la camiseta. La pequeña bajó la mirada avergonzada y subió a la mesa de luz, abriendo el mini placard que allí estaba y sacó su pijama.

— ¿Qué almorzaré mañana? — Preguntó mientras se cambiaba, dándole la espalda a Mina. Sintió una risita tras suyo y se giró, encontrándose a Mina mirándola burlona —  ¡¿Qué!? — Preguntó exaltada

— Tienes un culo pequeño —  Comentó Mina antes de estallar en risas. Chaeyoung frunció el ceño sintiéndose humillada y tomó el cargador del celular de Mina, tirándoselo a la cabeza — ¡Hey! ¿Qué dije sobre tirarme cosas a la cara?

— ¡Te has burlado de mí! — Chilló Chaeyoung sentándose con los brazos cruzados.

— Venga, estaba bromeando— Jugó Mina, agachándose a su altura.

Chaeyoung bajó la mirada y suspiró profundamente, no te pongas sensible se repitió antes de pararse y meterse bajo las sábanas de Mina.

La mayor borró la sonrisa de su rostro y apagó las luces, antes de acostarse al lado de Chaeyoung.

— Bebé, no fue con esa intención — Murmuró Mina, acariciando su rostro con el dedo índice. Chaeyoung suspiró profundamente y, aferrándose al dedo de la mayor, cayó dormida plácidamente en cuestión de minutos .

Mina sonrió enternecida y por un momento deseó que Chaeyoung tuviese una altura normal, como la de cualquier ser humano, para poder abrazarla y hacerle sentir mejor.

Porque no podía mentir, ella estaba asustada, Chaeyoung de verdad había disminuido unos centímetros y aquello no hacía más que taladrarle la cabeza.

Respiró profundamente y cerró sus ojos, necesitaba descansar. Ya luego buscaría una solución, no sabía cómo, pero lo haría. Haría cualquier cosa por su pequeña.

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