Capítulo 2
Las campanillas de entrada sonaron, a la vez que tanto la mujer como Yoongi entraban a la tienda.
-Oh, Young Mi, cuánto tiempo- Se oye que exclama un hombre antes de aparecer de detrás de una estantería.
-Mucho tiempo, la verdad- Contestó con amabilidad la mujer mientras se apoyaba en el mostrador -Necesito que me des una provisiones antes de tu viaje, querido- Río mientras mostraba una lista al hombre y este asintió, pegándole una leída.
-Hace unos días vinieron dos chicos, uno excesivamente pequeño, a buscar ropa- Comentó el hombre mientras sacaba una caja de debajo y revolvía su contenido- ¿No tendrá algo que ver tu carta pidiéndome ropa para muñecos, con el pobre chiquillo, Young Mi?- El tono divertido con el que hizo la pregunta le robó una sonrisa a la mujer, quien miraba a su nieto encantada de que este le hablase a Jimin con soltura.
-Hice lo que tuve que hacer, él chiquillo necesitaba un empujón para encontrar a quién lo guiara- Respondió vagamente mientras sonreía.
El hombre asintió, acostumbrado a las pocas respuestas de la mujer, y desapareció entre las estanterías con la lista en mano.
-Noona, ¿Por qué Chimchim es tan blanco?- Preguntó Yoongi, sorprendiendo a la mujer.
-¿Tiene algo de malo?- El pequeño negó rápidamente.
-Es que es un osito muy bonito- Comentó con una sonrisa antes de distraerse con una mariposa de papel que pasó volando frente a sus ojos.
-Ese peluche tiene un aura diferente- Habló el hombre de repente, mientras le tendía un saco de tela con todo lo anotado en la lista. Young Mi asintió con una sonrisa y la tomó- Supongo que es otro de tus favores no pedidos.
-Justamente- Respondió, tendiéndole un sobre sellado- Espero que te sea suficiente, cada vez es más difícil conseguir billetes de distintas épocas- Se quejó mientras tomaba a Yoongi de la mano.
-Espero volver a verte, Young Mi- Murmuró el hombre con una sonrisa nostálgica.
-De eso no hay duda- Se despidió ella saliendo de la tienda con Yoongi a su lado.
El camino de vuelta a la casa fue silencioso, Yoongi estaba agotado y la mujer estaba ansiosa por llegar de una vez. Quería que Yoongi conociera al verdadero Jimin de una buena vez.
En cuanto llegaron a la casa, Young Mi le ordenó a su nieto que fuese a dormir a su cuarto mientras ella iba al "sótano" a guardar sus provisiones.
Yoongi se encerró en la habitación y puso a Jimin en el suelo a su lado, mientras miraba las letras de sus raps en silencio. El sólo pensar en tener que ir a la escuela el día siguiente le dolía, él no quería. Ver a Jackson otra vez implicaba escuchar sus chistes malos y burlas sobre lo enano que era, estaba cansado de tener que aguantar lo mismo cada día de su vida sólo porque no se llevaba bien con nadie.
Suspiró entrecortadamente, mirando su cuaderno rojo de comunicados del colegio, en unos pocos días iba a ser el festival padres e hijos y él...
Sollozó tapando su carita mientras balbuceaba por lo bajo. Él quería a sus papás, quería verlos una vez aunque sea y abrazarlos, sentir el calor de su madre reconfortándolo, oir la voz fuerte de su padre diciéndole que nunca lo iban a abandonar. Él sólo quería a sus padres una vez más, una última vez. Él quería ser como sus compañeritos de clase, un niño simpático con una familia completa para cuidarlo, pero sólo tenía a su abuela.
-No llores- Oyó a su lado. Saltó de la silla aterrado, cayendo al suelo con la vista fija en un niño rubio que lo miraba fijamente y con un mohín en sus labios.
-¿Quién eres? ¿Qué haces en mi cuarto?- Chilló agitado mientras se levantaba tratando de calmarse. Los ojitos de ese niño se le hacían conocidos.
-Soy tu ChimChim, me dejaste ahí sentado- Respondió con una sonrisa el pequeño, señalando la esquina del cuarto- Ya sé que no soy tan abrazable ahora, pero sigo siendo el mismo- Jimin se acercó a tropezones a Yoongi y lo tomó de la mano, mirándolo a los ojos.
Yoongi frunció el ceño, su abuela había hecho algo raro. Se soltó del agarre de Jimin y se sentó en la cama, secando sus lágrimas una última vez.
-¿Mi abuela te hizo?- Cuestionó, irritado como el infierno.
-Sí, Young Mi me hizo para que sea tu amigo- Jimin estaba tan feliz de poder hablar con alguien luego de tanto tiempo, estaba ansioso y alegre, una revolución de sentimientos dentro suyo. Quería abrazar a Yoongi.
-No te necesito, estoy bien sólo- Se quejó Yoongi, parecía bastante seguro de lo que decía.
-Mentira- Dijo Jimin divertido mientras le pegaba una mirada rápida a las hojas escritas por Yoongi.
-¡Noona!- Gritó Yoongi harto mientras corría a la puerta de su cuarto y la abría- ¡Trae a mi abuela!- Ordenó mirando al perchero que estaba en el cuarto de al lado. Este se estiró cómo si de una persona se tratase y con torpeza salió de la habitación, entrando al estudio.
-Eres muy malo- Comentó Jimin mientras miraba al pobre perchero intentar abrir la escotilla del sótano.
-Cállate- Gruñó Yoongi perdiendo su paciencia.
La escotilla se abrió de golpe haciendo volar al pobre perchero y de ella apareció Young Mi toda despeinada.
-Ay, lo lamento- Se disculpó saliendo por completo y levantó el mueble, poniéndolo a un lado de la puerta. Se acomodó la ropa a tirones y miró a su nieto con el ceño fruncido antes de mirar a Jimin. Una sonrisa radiante se instaló en su rostro y se acercó al pequeño rápidamente.
-¡Jimin! Me alegra tanto poder verte,
¿Tienes hambre?- Inquirió la mujer, agachándose a la altura del pequeño.
-No, Young Mi, estoy bien- Contestó con una sonrisa.
-Noona, Jimin es molesto- Se quejó Yoongi, mas la mujer le dió un rápido tirón de orejas antes de mirar al rubio.
-Tenle paciencia, le cuesta ser cariñoso- Comentó mientras enderezaba su postura.
-Iré a dormir- Gruñó Yoongi entrando a su habitación otra vez. Young Mi blanqueó sus ojos cansada.
-Yo también iré, nos vemos luego noona- Informó Jimin entrando tras el pequeño morocho. Ella sonrió de lado, estaba más que feliz.
Yoongi se acostó en la cama muy enojado.
-¿Dónde dormiré, Yoongi?- Preguntó Jimin, acercándose al pequeño. Este se giró dándole la espalda.
-En la esquina donde te dejé- Murmuró, cerrando los ojitos.
Jimin suspiró y, en cuanto Yoongi cayó dormido, él se sentó donde el gruñón lo había dejado. Miró a través de la ventana, él sabía que debía tenerle paciencia a Yoongi, así que suspiró sonriendo una última vez antes de caer dormido también.
Yoongi despertó sintiendo un alivio en su cuerpo que no tenía explicación, había dormido tan tranquilo y en paz que su mente estaba en blanco. Se estiró vagamente sobre su cama y miró a Jimin, hallándolo como peluche otra vez.
¿Acaso todo lo ocurrido la noche anterior había sido sólo un sueño? Gruñó confundido y se levantó de la cama de un salto antes de bajar a la cocina a toda velocidad, buscando a su abuela.
-¡Noona! ¡Noona!- Gritó cuando entró, más sólo se encontró con el desayuno preparándose solo. Hizo un puchero sentándose en su lugar y tomó la taza de leche tibia que tenía frente suyo.
-¿A qué se debe tanta conmoción?- Inquirió su abuela apareciendo detrás de la isla de la cocina. Yoongi tosió la leche por el susto y miró a la mujer con el ceño fruncido.
-Jimin es un oso- Se quejó, y se sorprendió al sentirse decepcionado de aquello. Young Mi asintió, sonriendo.
-Sí, de día es un oso- Explicó la mujer mientras se preparaba un té- De noche es un niño, como tú- Aclaró.
-¿Por qué?- Cuestionó Yoongi, se sentía frustrado, él no quería un amigo que fuese un inútil cuando era de día.
-Porque estoy vieja, Yoongi, y hay cosas que ya no puedo hacer como antes- Respondió la mujer frunciendo el ceño mientras le hacía una seña al azúcar para que se acercase.
-Jimin es muy molesto- Yoongi le sacó unas galletitas a la caja que sobrevolaba sobre él y tuvo que aguantar que esta lo golpeara un par de veces en la cabeza.
-Jimin ha pasado por mucho, Yoongi, dale una oportunidad- Rogó la mujer ya sin bromas de por medio. El alma de un niño siempre tiene una historia devastadora detrás, y Jimin parecía ser de los pocos que a pesar de los años no encontraban descanso. Si ahora que por fin era un ser vivo de vuelta, no era bien tratado, su angustia lo iba a corromper por completo y el hecho no serviría.
-Sólo si prometes dejarme faltar a la escuela toda esta semana- propuso Yoongi divertido, estirando su mano hasta su abuela. Ella suspiró, sabía que iba a valer la pena, y asintió estrechando la mano de su nieto con fingida molestia.
Yoongi había hecho tarea toda la tarde y jugado con los libros hasta altas horas de la noche. El tiempo se le había pasado volando cuando los libros mostraban en imágenes cómo eran sus historias y las cambiaban a su gusto. Además, tuvo que cuidar de los más antiguos y repararlos junto a su abuela, ya que si faltaba al colegio al menos debía de hacer algo con su vida más allá de escribir raps o hacer que los cubiertos peleasen.
Y por ello, cuando Yoongi entró al cuarto tan agotado que estaba que se caía del sueño, no tuvo mucho tiempo para reaccionar antes de que Jimin lo abrazase.
-¡Estaba asustado! Tú no venías y me daba miedo tocar tus cosas- Chilló el niño mientras lo soltaba. Yoongi suspiró mirando su cama con anhelo, él sólo quería dormir.
-Aja- Fue todo lo que dijo mientras se sentaba en ella entre bostezos, Jimin tomó lugar a su lado y dejó que el morocho apoyase su cabeza sobre su hombro.
-He visto que tienes muchos libros de cuentos, también he contado cuántas hojas de raps tienes, ¿Sabías que tu escritorio fue hecho para tu mamá? Me lo dijo antes de perder su magia...- Un ronquidito lo interrumpió, y se obligó a mirar a Yoongi. El pequeño se había quedado profundamente dormido sobre su hombro y con la boca semiabierta.
Jimin rió. Ese niño era raro, le gustaba. Sonrió y haciendo uso de la poca fuerza que tenía, lo acostó sobre la cama con cuidado, tapándolo para que no tuviese frío. Yoongi le agradaba mucho, más allá de que no lo tratase bien cuando era un humano.
Le dió un beso en la frente con un "buenas noches" susurrado al aire, antes de sentarse en la esquina contra la pared, durmiéndose a los pocos minutos.
Young Mi sonrió enternecida, cerrando la puerta del cuarto con cuidado. Había hecho un buen trabajo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro