Hermano mayor Baji
Escenas donde Baji alias "Hermano mayor" cumple los caprichos de Mikey
Cuando se trataba de cuidar a Mikey, Kazutora y Baji eran una dupla inseparable, porque tenían la certeza de que se necesitaban mutuamente: Baji era un impulsivo que no medía consecuencias y Kazutora un paranoico sobreprotector. Prácticamente encontraban la manera de frenarse entre sí y conseguir equilibrar la balanza.
Por eso Kazutora inevitablemente se preocupó cuando se vio obligado a dejar a Baji solo con el niño durante toda la mañana, debido a asuntos que tenía pendiente.
Llegó apenas pudo y entró sin siquiera tocar, implorando para no encontrar a Mikey colgando de algún lado o jugando con un encendedor. Sin embargo, se encontró con una escena bastante amena de Baji en el sillón picando de un plato de fresas untadas en chocolate derretido que tenía en la mesita de estar y a Mikey en el suelo junto a él, jugando con un par de legos y con un chupete en la boca.
—¡Tora! —el pequeño saludó con una sonrisita emocionada apenas asomándose por los bordes del chupete. El mayor le devolvió la sonrisa y un gesto de mano.
—Ah, ya llegaste —Baji saludó entre balbuceos casi ininteligibles por tener la boca llena de fresas.
—Me sorprende no encontrar la casa incendiada, sinceramente —Kazutora murmuró sin salir de su estupor, sentándose a su lado en el sillón.
—No me tienes fe, Tora —Baji se mofó, mordisqueando otra fresa.
Hanemiya arrugó las cejas con sospecha. Todo estaba demasiado tranquilo, considerando como era Baji a la hora de cuidar a Mikey. Definitivamente algo no cuadraba.
—¿Qué le diste de desayunar? —entrecerró los ojos y se cruzó de brazos, iniciando el interrogatorio.
—Draken le dejó yogurt con un par de tostadas —respondió con indiferencia—. Antes de que lo preguntes, sí, comió todo.
Kazutora tarareó con dejes de sospecha y sin abandonar su actitud desconfiada.
—¿Y ya almorzó?
—Estamos almorzando ahora.
Antes de que Kazutora pudiera preguntarle a qué se refería exactamente, Mikey se levantó de su lugar sacándose el chupete de la boca, hundió la tetina en el cuenco de chocolate, empapándolo totalmente y luego volvió a llevárselo a la boca para seguir dándole atención a sus juguetes.
Kazutora se giró lentamente hacia Baji, mirándolo incrédulo.
—¡No quería que me quitara fresas! —se defendió, deduciendo el reclamo tras la mirada neutra de Tora—, así que le di ese chupete y está más que contento así.
—¡Eso no es un almuerzo decente, Baji! —recriminó enojado, pero el aludido se mantenía imperturbable comiendo de sus fresas.
—No sé cocinar —confesó encogiéndose de hombros, sin darle importancia genuina.
—Eres un inútil —Kazutora gruñó con molestia y se agachó frente a Mikey—. Dame eso, ya fue suficiente. —Y sin más, le quitó el chupete de la boca.
Mikey pareció confundido al principio, pero luego reparó en que Kazutora le había arrebatado su preciado chupete bañado en chocolate que Kei le había permitido tener. Se volteó a verlos con la expresión más enojada que sus infantiles rasgos podían figurar.
—A mi no me mires. —Keisuke levantó las manos en un gesto defensivo—. Él fue quien te lo quitó, no yo.
—Ya no comerás eso. Te comerás las fresas que le quedan a Baji —decretó con firmeza, cruzándose de brazos.
—¡¿AH?!
Mikey arrugó las cejas y torció los labios en un puchero. Casi con actitud desafiante volvió a acercarse al tazón de chocolate y esta vez hundió su mano para llevarse a la boca un puñado de chocolate, salpicando desde la mesa, hasta su propia ropa.
Kazutora jadeó indignado y Baji soltó una carcajada ruidosa.
—Por eso me caes bien, enano —alegó dando un par de palmaditas en su cabeza—. Te ganaste una fresa, pero solo una, eh.
—¡BAJI, DEJA DE SER TAN IRRESPONSABLE!
Bastó de algunos lloriqueos y regaños para que Kazutora y Mikey pudieran hacer las pases, además de que el niño accediera a comerse las fresas al no tener nada más para darle de almorzar.
—Me hubieras avisado al menos. Le hubiera traído yogurt o algo así —Kazutora resopló, enfocado en las caricaturas que emitían en la tele casi con la misma pasión que Mikey sentado en su regazo.
—Tenía la impresión de que sobreviviríamos. Gracias —Baji espetó con algo de irritación, llegando a la sala con un biberón en su mano que le entregó al niño.
—¿Qué le estás dando? —Fue la primera reacción de Hanemiya cuando el rubio empezó a ingerir el contenido.
—Su bibi de hoy, ¿no lo ves?
—Ese es nuevo. ¿Tú se lo compraste? —Kazurora preguntó al observar la botella coloreada de un tono blanco y cubierta por un diseño de un gatito en la cara frontal.
—Obvio. Tenía un gatito, no pude resistirme —Baji sonrió haciéndole un gesto juguetón a Mikey, quién rio aun con su biberón irrumpiendo en su boca.
—¿Cómo haces con las medidas si no se ve nada? —murmuró ligeramente asombrado, achinando los ojos para intentar ver algún indicio de alguna medida grabada en la botella, pero todo fue un blanco liso y pulcro.
—¿Medidas? —Baji alzó una ceja.
—Sí, las que Mitsuya nos enseñó y yo ya olvidé —asintió—. Me sorprende que tú las recordaras, ¿me las repites?
Baji sudó frío.
—Ah, bueno... mi trabajo es al ojo. Intuición pura —decretó desviando la mirada.
Kazutora casi pudo creerle. Casi. Pero, ya conocía esa actitud que se estaba montando.
—Baji... ¿qué le acabas de dar a Mikey?
—Su biberón, ya te dije...
Al instante, Kazutora volvió a arrebatarle la tetina de la boca y destapó la botella, ignorando los gimoteos del niño.
—¿Esto es... ? —Kazutora inquirió al percatarse del color de la sustancia que contenía el biberón. Le dio un pequeño sorbo para corroborar la sustancia—. Baji, hijo de... ¡ESTO ES SODA!
—Emh... era lo único que había —Keisuke se excusó ligeramente nervioso por la incriminación.
—¡NO ESTÁS HABLANDO EN SERIO, MALDITO IRRESPONSA...!
Su insulto fue cortado por los primeros sollozos de Mikey, empezando su rabieta por haberle arrebatado su dulce furtivo por segunda vez en el día. Tan bien que estaba solo con Baji acabándose el pote de helado después del desayuno.
—Ya ves, ya lo hiciste llorar. Eso no le gustará a Mitsuya —Baji comentó fingiendo un tono desaprobatorio.
—No me salgas con eso, porque el que saldrá perdiendo eres tú —amenazó en un susurro, entregándole al lloroso niño en sus brazos—. Veré la forma de hacerle un biberón de verdad. Cuídalo y no hagas estupideces.
—Solo tenías una tarea, Baji...
—En mi defensa, nos dejaste sin supervisión.
Kazutora había regresado después de media hora, con un biberón que contenía más una papilla que un liquido y se encontró con su peor pesadilla: Baji arrojando a Mikey en el aire o haciendo que intente dar piruetas de algún acróbata de circo que vio en la tele.
—Se iba a poner a llorar, ¿qué querías que hiciera?
—¡Cualquier cosa menos arrojarlo así! —vociferó quitándole a Mikey de sus brazos en un solo movimiento ágil. Éste no tenía una expresión muy buena: mantenía una mueca y estaba ligeramente más pálido de lo normal—. ¡Le diré a Mitsuya algún día!
—Kazutora, no nos pongamos en ese plan —Baji farfulló con un tono de advertencia, mirando alarmado al aludido.
—¡Si nos ponemos en ese plan porque tú siempre...!
Y Mikey inesperadamente vomitó sobre la manga de su camisa.
—Uh, ahí van las barras de chocolate junto con el helado que había en el refri —Keisuke torció los labios en una mueca de asco, desviando inmediatamente la mirada y conteniendo la respiración cuando le llegó el nauseabundo olor.
—Baji, te pasaste... —Kazutora murmuró con deje alicaído, sin atreverse a mirar hacia abajo pero torturándose con las arcadas que aun emitía Mikey y como el espeso vomito resbalaba por su brazo, rogando para que no salpicara en su pantalón y zapatos.
—Eso ya no sirve. Debes tirarlo
—Pero, no tengo más mudas de ropa aquí.
—Hablaba de Mikey.
Kazutora tuvo el ferviente impulso de estrellar uno de las figuras de decoración que había en la casa sobre la cabeza de Baji.
—Limpia el suelo, Baji Keisuke —farfulló en tono firme—. Yo iré a bañarme con Mikey.
—Claro, déjame la tarea asquerosa a mi —refunfuñó en voz baja con los brazos cruzados, gruñendo mientras se dirigía por los utensilios de limpieza.
—¡NO FUE A TI A QUIÉN VOMITARON, ANIMAL!
Mikey estuvo quejumbroso durante el tiempo que Kazutora trató de bañarlo. Al parecer tenía dolor de estómago, lo cual no fue raro después de todos los dulces que estuvo ingiriendo a lo largo del día. Cuando lo estaba vistiendo, finalmente se lanzó a llorar de verdad, cansado de todo y sin poder dormir con todo el azúcar en su sistema. Y Baji, como el desgraciado que era, se lavó las manos excusándose con "tener que quitar el mal olor de la sala".
—Vas a ver, Baji Keisuke...—Kazutora amenazó en un susurro, intentando mecer al niño con una mano y con la otra marcando en su celular. Se deshizo de su chaqueta y camisa, quedando solamente con su pantalón puesto.
Después de un par de timbrazos, finalmente alguien contestó.
—¿Bueno?
—¡Miya! —Mikey lloró al reconocer la voz de inmediato, estirando su mano para querer alcanzar el celular de Kazutora.
—¡¿Qué le pasa a Mikey?! --el aludido preguntó alterado.
—Creo que tiene dolor de estómago, incluso vomitó y no puede dormir, ¿podrías venir? —suplicó con dejes casi desesperados.
—¡¿Qué carajos le dieron de comer?! —espetó, sonando agitado, quizá ya preparándose para salir de su hogar.
—Es una larga historia... que estaré encantado de contarte en cuanto llegues. —La malicia relució en las comisuras de Kazutora que poco a poco se alzaron en una sonrisa cuando Mitsuya afirmó que estaba en camino y cortó.
"Oh, Baji, la que te espera..."
¿Es cosa mía o las imágenes de los primeros capítulos se borraron?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro