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♥︎. Día Dos

Jimin empezó a abrir sus ojos con algo de pereza, movió su cabeza observando la hora en el reloj en la mesa de noche del mayor, eran las once de la mañana. Suspiró con pereza y refregó su mejilla contra el fuerte pecho del alfa antes de levantarse, o intentarlo.

Al intentar sentarse en la cama volvió a caer sobre el pecho de Jungkook, frunció el ceño y ahí se percató del fuerte agarre en su cintura. El pelirrojo lo tenía atrapado y se veía que no tenía intenciones de soltarlo, con cuidado tomó el brazo del alfa y despacio lo empezó a despegar de su cuerpo, teniendo un pequeño espasmo debido al susto por escuchar un pequeño gruñido del dormido alfa.

Finalmente logró escapar de sus brazos, la verdad no quería separarse porque se sentía muy cómodo. Luego de lavar su rostro y dientes fue hasta la cocina a preparar el desayuno para ambos.

Mientras Jimin se movía por la cocina, el alfa empezó a despertar. Palpó la cama y se alarmó al no sentir a su omega con él, eso lo puso en alerta. Todo rastro de sueño desapareció y salió volando de la cama con una cosa en mente:

Proteger a omega.

Jimin se dio media vuelta mientras revolvía el jugo con el supresor triturado, el darse la vuelta dio un salto al ver al alfa parado en el umbral de la puerta completamente serio mirándolo fijamente, con una pequeña sonrisa dejó el vaso sobre la mesa.

—Ya despertaste, el desayuno está listo. —Su sonrisa se empezó a borrar a medida que el alfa se acercaba—. ¿Pasa al...?

No pudo terminar de hablar porque Jungkook lo tomó de las mejillas, apretándolas haciendo que sus labios formen un piquito inconsciente. El pelirrojo movía su cabeza para todos lados verificando si estaba herido, para arriba, abajo y a los lados. También olfateó su cuello, verificando que no tenga el aroma de otro alfa, frunció el ceño y abrazó al omega aplastando su mejilla contra su pecho.

Jimin no entendía nada, no se esperaba esa reacción del alfa y menos que soltara feromonas para impregnarle su aroma.

—Mío. Omega mío.

—Sí, amor, soy tuyo. —Habló con algo de dificultad.

Jungkook no lo saltó por diez minutos, diez minutos apresado por los brazos del alfa. Al desayunar también tuvo que sentarse en su regazo y aceptar los mimos que este le hacía en su cabello o cintura. Y estaría mintiendo si dijera que no le gustaba.

A eso de las cinco de la tarde, Jimin se encontraba acostado en la cama del alfa leyendo un libro mientras el alfa daba vueltas por el departamento haciendo quién sabe qué, intentó comunicarse con SeokJin, pero era imposible, se vía que no tenía señal así que iba a tener que descubrir las cosas solo. Alzó la vista del libro al ver al alfa parado en la puerta observándolo con un pequeño puchero en sus finos labios.

—¿Qué sucede, Jungkookie? —Pregunta, dejando el libro de lado.

El alfa camino hasta la cama, gateó hasta el omega y apoyó su cabeza en su pecho, refregando su mejilla mientras pasaba una de sus piernas sobre las suyas soltando un suspiro de satisfacción.

—Omega...

Jimin sonrió con ternura.

—Ah, ya veo... Quieres mimos.

Subió una de sus manos hasta el cabello rojizo del alfa, enredando sus dedos y dando pequeñas caricias, mientras que con su otra mano acariciaba su musko que estaba arriba de sus piernas. Juraba que podía escuchar al alfa ronronear levemente y como su respiración se volvía más pesada y tranquila, se había dormido en su pecho. Apretó sus labios y cerró sus ojos tratando de no gritar y patalear por lo tierno que le resultaba eso. Como la mejilla ajena se abultaba y se refregaba acercándose más a su cuerpo buscando calor.

A eso de los 20 o 25 minutos el alfa comenzó a despertar, observando al omega con sus ojos perezosos y brillantes, ahí Jimin no se contuvo y lo tomo de las mejillas.

—¿Por qué eres tan lindo? ¡Joder! —Exclamó, repartiendo besos por todo el rostro del alfa y terminando en sus labios dejando picos y por último lo abrazó por el cuello—. ¡Le haces mal a mi corazón!

El alfa no entendía la reacción de su omega, pero con tal de que lo mime así no se quejaría por nada del mundo.

El celo de los alfas varía mucho, pueden ser muy mimosos, enajones, muy violentos y posesivos con su omega o que su lado sexual esté más presente. Jungkook siempre fue un chico cariñoso, pero en celo lo era más y eso le encantaba a Jimin, no era el típico alfa frío y serio que demostraba poco cariño por su omega, era todo lo contrario y su enamoramiento crecía.

[♥︎]

El alfa se encontraba sentado en el sillón, mirando televisión mientras el omega estaba en la cocina pensado en qué hacer de cenar, llevaba pensando en eso hace diez minutos y no se le ocurría nada hasta que se acordó de la tienda de pollo frito a tres calles del departamento del pelirrojo. Así que tomó su celular dispuesto a llamar, pero su ilusión decayó al recordar que en esa tienda no tenían delivery. Jungkook no lo iba a dejar salir.

Cuando los alfas entraban en celo y lo pasaban con su omega oficial, no lo dejaban salir de la casa durante todo el celo debido a su lado posesivo y territorial.

Asomó su cabeza y observó al alfa concentrado en la televisión, se acercó y se sentó a su lado. Jungkook rápidamente lo rodeó con su brazo, pegándolo a su cuerpo.

—Mmmh, Gguk. —Lo llamó, rápidamente tenía la atención del nombrado—. No sabía qué hacer de cenar y se me ocurrió comprar pollo frito en la tienda que está a tres calles, pero... no tienen delivery y tengo que ir yo.

—No. —Gruñía con recelo.

Jungkook no permitiría que otros alfas se atrevan a acercarse o siquiera mirar a su omega, su omega era suyo, de su propiedad. No de alguien más y nadie tenía permitido verlo o tocarlo más que él.

—Juro que no voy a tardar y que no voy a hablar con ningún alfa. —Prometió el pelinegro—. Además... omega se enojará si alfa no lo deja salir, y alfa no quiere que omega se enoje, ¿o si? —Rápidamente el pelirrojo empezó a negar algo asustado.

Jimin sonrió triunfal y salió corriendo a la habitación para abrigarse no sin antes dejar un beso en los delgados labios del alfa. Antes de abrir la puerta y salir, Jungkook se le acercó y lo abrazó de forma protectora, dejando salir sus feromonas para impregnarlo con su olor.

—Cuidado. Mucho.

—Voy a tener cuidado, amor. En menos de 30 minutos ya estoy de regreso, ¿si?

Jimin tardó unos 10 minutos en llegar a la tienda, no había nadie; por lo tanto, el chico, que era un alfa, lo atendió a penas entró. Se sentía algo incómodo, lo admitía, pues ese alfa no dejaba de verlo, discretamente acomodó su abrigo, dejando a la vista su marca.

—Tengo alfa, imbécil. —Maldijo cuando de alguna u otra forma ese alfa logró acorralarlo en una de las paredes del local.

—Pero yo no soy celoso, cariño. —Jimin sintió asco.

—Pero mi alfa sí, así que déjame si no quieres terminar con la nariz rota.

Empujó al alfa y salió rápidamente del local, al llegar al departamento, Jungkook detectó el aroma de otro alfa en su omega, soltó un gruñido que le dio escalofríos a Jimin, este sabía que Jeon no le haría nada, pero los grunidos de los alfas en celo eran más potentes que la voz de mando. Se acercó al omega y enterró su perfecta nariz en su cuello justo donde estaba la marca, soltó feromonas para que ese horrendo olor desaparezca de su precioso omega.

Cenaron en un silencio cómodo, Jimin en el regazo del alfa como siempre. El pelinegro secaba sus manos una vez terminó de lavar los platos sucios, dio un pequeño salto cuando las manos del pelirrojo lo tomaron de la cintura, luego chilló al ser levantado estilo princesa.

—¿Qué haces, Gguk? —Pregunta mientras el alfa lo llevaba a la habitación.

Lo dejó sobre la cama y bajó la atenta mirada de Jimin, se quitó la camisa dejando a la vista su perfecto abdomen.

Se está poniendo bueno, pensó con picardía.

El alfa abrió sus piernas y se metió entre ellas, Jimin mordió su labio inferior algo ansioso, pero Jungkook no hizo lo que él esperaba, que era quitarle la ropa, sino se acostó en su pecho soltando pequeños ronroneos, refregando su mejilla contra este.

A ver, Jimin amaba mimar al alfa, pero admitía que se había decepcionado un poco.

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