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5. Boda.

Disclaimer AMOLAD  pertenece a TheSnipster.


Despertaron en los brazos de su contrario, aun tenían aquello ridículos vestuarios, pero todo estaba aclarado, y sanado, Leo se levanto depositando un beso en la sien de Des, el cual al sentir que dejaba la cama, lo jalaba hacía él para acurrucarlo de nuevo con él. —Es fin de semana—habló con voz adormilada.

—Pensaba hacer el desayuno.—contestó el moreno abochornado, con ganas de escapar de esos brazos para ponerse algo apropiado.

—Humm... aun se me antoja verte traerme el desayuno vestido así, no tengo mucha hambre de eso, Mr. Spindler.—Habló con coquetería el alto.

—Y de qué tiene hambre, puedo saber— preguntó, mientras ponía ambos brazos a los lados de la cara de Des.

—Adivine— susurro junto a sus labios mientras se apropiaba de ellos, y perdía sus manos en los mechones azabaches del moreno.

Los besos incitaron a las caricias, sus manos se deslizaban con devoción por la anatomía del contrario, mientras se separaban exhaustos para mirarse con anhelo.

Des sujetó a Leo por la solapa de su chaleco mientras procedía a deslizar sus manos, por el fuerte pecho del moreno, con delicadeza y maestría se deshizo de los molestos botones, acerco su rostro a Leo, e introdujo sus manos entre los pliegues del leotardo llevándolo hacía bajo, con dulzura se deslizo de su barbilla hasta su pecho, repartiendo pequeños mordiscos y besos, incitando al conejo negro en cada movimiento, continuo su camino en descenso mientras apretaba esos fuertes glúteos y muslos. Des descendía pasando su lengua por el firme abdomen de Leo, marco un beso en su vientre bajo, dispuesto a continuar con aquello que resguardaba el moreno detrás del leotardo.

Leo no sé quedo estático, deslizo las manos por la espalda de Des, mientras bajaba el cierre de su extraño vestuario, dejando que su esponjosa cola rebotara al sacar la prenda del juego, sin el corsé y la prenda superior que había quitado la noche pasada, podía ver la lencería que portaba Des, era un complejo patrón de encaje y cintas, las cuales se hundían en su piel y formaban complicados patrones, alzo el rostro de Des para verle y algo brinco de dentro de su traje, al ver los ojos desbordantes de lujuria de Des, sus mejillas sonrojadas, y las tiras del traje llegando a su cuello, podía ver a sus pezones resaltar entre aquél patrón que parecía atarlo, el pene de Des se asomaba entre las capas de encaje, y el no podía sentirse más hambriento, Se apodero de los labios de Des mientras lo recostaba contra la cama, sus dientes tiraron del tirante de su pecho, jalando el pequeño pezón, ganándose un gemido por parte de Des.

Los retiro dejando al descubierto el pálido pecho de su amado, y como aquél lo había hecho, descendió en un camino de besos y succiones hasta su entrepierna, besando sobre el encaje la punta del miembro de Des, sus manos se perdieron entre la curva del cuerpo de Des, atrapando sus glúteos e introduciendo sus dedos hasta rozar su mojada entrada.

Cuando el moreno retiro el encaje y comenzó a lamer, Des jadeo ronco, el moreno tironeaba de su piel sensible y liberaba su aliento contra su ingle haciéndolo temblar por completo, Leo lo llevo a su boca, en un vaivén, su mente se hallaba perdida por todas las sensaciones de su cuerpo, así que cuando un dígito de Leo se abrió paso a su interior no le molesto.

Las lagrimas se acumulaban en la comisura de sus ojos, y los jadeos salían entrecortados de sus voluptuosos labios, los cuales relamía para mantenerlos húmedos. Dos dígitos y Leo marcaba un ritmo intercalado y acompasado de su boca con los embistes de sus dedos, Los gemidos salían desde su garganta fuertemente, haciéndolo sentir avergonzado. — Espera... Leo....— pidió entre cortado, intentando separar la cabeza del moreno de su entrepierna, sin lograrlo verdaderamente, sus sentidos se hallaban adormecidos, entre la sensación de la lengua de Leo y los movimientos de sus dedos, los cuales chapoteaban en sus fluidos, creando sonidos realmente obscenos , y sin poder aguantar más se vino.

Se dejó caer por completo sobre la cama, con los muslos temblando y las piernas abiertas, Leo dejó de succionar para pasar a Lamer su glande, se alejó apreciando su obra, sonrió, mientras llevaba los tobillos de Des arriba de sus hombros, dejándole apreciar su húmeda entrada. Introdujo tres de sus dedos, sintiendo como la piel se estiraba y cedía a su paso, apretando dulcemente a su alrededor. —Estas realmente ansioso, amor.— afirmo con un tono grave y ronco al oído de Des, mientras mordisqueaba sus orejas y continuaba torturando a su entrada.

Los gemidos de Des se agudizaron cuando Leo comenzó aumentar sus penetraciones—¡Par...a!— Murmuró entre jadeos, siendo azotado por la fuerte mano del moreno, el cual al escuchar su demanda, paró los embistes. El alto lo miro suplicante, intentando acercar su cuerpo ardiente a él, impaciente de seguir sintiendo esa oleada de placer que recibía, y había dejado de sentir —No seas cabrón, Leo —Gimoteo al sentir como el moreno sacaba sus dedos de él.

—Creí que querías que parara, amor—Musitó con inocencia, lamiendo aquellos dedos que había tenido en el interior de su pareja.

—EL alto lo miro receloso con los ojos entrecerrados—Serás cabrón, —Habló mientras se levantaba para jalar de la nuca al moreno y acostarlo nuevamente, —Dame mi zanahoria, que estoy hambriento— Susurro con sensualidad en la oreja de su pareja, mientras tiraba con sus labios de ella, las manos de Des descubrieron la parte baja de Leo.

El moreno se sonrojo ante lo dicho y se dejó hacer cuando el alto saboreo el interior de su boca, — ¿Con esa boca besas a tu madre?— carraspeo con una traviesa sonrisa.

—Hago más cosas que besar a mi madre con ella.—Contestó a la provocación relamiendo sus labios.

Leo se abalanzo contra sus labios y tiro con sus dientes suavemente de ellos, robándole suspiros a Des, lo deslizo a la cama nuevamente mientras se acomodaba entre sus piernas. Leo deslizo a su hombría entre sus muslos de Des provocándolo, haciendo que el pene de Des volviera a levantarse.

—¡L...eo...!—Gimoteó irritado Des, ante toda esa provocación.

—Lo sé, soy un cabrón —contestó el moreno, mientras deslizaba a su miembro dentro de la caliente y palpitante entrada de Des.

Los músculos del alto cedieron, y se contrajeron alrededor del moreno, el cuerpo de Des se estremecía por completo, soltó un ronco quejido, entre placer y dolor, había pasado algo de tiempo desde la última vez, lo suficiente para hacerlo sentir incomodo contra la intromisión profunda de su interior.

Leo vio a su pareja, la cual respiraba pesadamente, las lágrimas asomaban a sus hermosos ojos ámbar, su cuerpo apretaba dolorosamente alrededor de él, se sintió un completo imbécil, pensó que lo había preparado correctamente. —Des, amor—Susurro mientras besaba su mejilla y frente—relájate, Voy a sacarlo —afirmo, lo último que deseaba era hacer sentir mal a su conejo blanco.

—¡No...!— gritó desesperado, entrelazando las piernas alrededor de la cintura de Leo—Só...lo.... Ha pasado tiempo—admitió sonrojado—hazlo despacio. —murmuro.

—Esperaré a que te acostumbres. —contestó con una sonrisa el moreno, besando su frente y repartiendo calientes besos por su rostro y cuello, Des ronroneo al sentir sus caricias y labios, pasando el dolor que sentía a segundo plano.

Los músculos de Des cedieron permitiendo, que Leo comenzara a moverse en un vaivén lento y constante, haciendo a Des gemir cada que entraba y rozaba sus entrañas, las embistes empezaron a aumentar de intensidad, llegando más profundo del alto, Leo se sentía en el cielo dentro de su conejo blanco, le encantaba su rostro sonrojado y sus labios hinchados por besarse, era una lástima que no pudiera terminar dentro de él.

Antes de que pudiera ganarle su instinto primario, Leo trató de apartar a Des, para poder venirse fuera de él. Sin embargo el alto mantenía sus piernas ancladas fuertemente a su cadera. —Des... tengo... que Sali...r—jadeo con dolor ante la imposibilidad de resistir más tiempo.

—Hazlo aquí adentro—Soltó con lujuria de sus sonrojados labios, mientras arqueaba la espalda y tocaba su vientre bajo.

Leo lo miró perplejo, y ante el movimiento serpenteante de las caderas de Des, no pudo evitar soltar su caliente simiente dentro del alto, el cual gritó de placer, al sentir al liquido llenarle.

Des podía sentir los movimiento suaves de la cadera de Leo contra su trasero, bombeando constantemente llenándole las entrañas, cada empuje era un suave gemido de su parte, su interior se sentía tan caliente y repleto, y aun así Leo no terminaba, su entrada abrazaba al moreno incapaz de contener los sonidos húmedos de sus sexos al juntarse, sintió a Leo desvanecerse encima de él con un profundo y ronco jadeo, terminando con su orgasmo.

Leo al recuperar la postura, salió de Des agotado y preocupado, por partes iguales— ¡Dioses! ¡Lo siento Des!—Habló rápidamente apartándose un poco de su pareja, nervioso por lo que había sucedido, como había cometido ese error, de seguro Des estaba de encargo, diez malditos años y en todas las veces que lo habían hecho nunca había cometido esa estupidez, Siempre terminaba fuera de Des, no importaba lo necesitados que estuvieran, porqué esta vez no se pudo contener... —Yo... fue demasiado...—Habló preocupado al ver como la entrada de Des se contraía en pequeños espasmos, evitando derramar su contenido. —¡Soy un idiota!—Se maldijo de rodillas en la cama.

—Es...tá... bien... —Murmuro el alto —Yo los quiero ¿Tu no?—pregunto con timidez y un enorme sonrojo en su rostro.

Leo volteo a verlo sorprendido, ¿Qué si los quería? Por el conejo de pascua, los deseaba más que nada en su vida, los quería, deseaba y anhelaba. —Los deseo, siempre lo he hecho...tener por lo menos diez bolitas de algodón latosas—rió con añoranza— pero tú y yo, nos comprometimos a que no los tendríamos hasta estar casados—Contestó completamente azorado.

—¿Diez? Yo pensaba en una docena cuando menos. —Sonrió feliz el conejo blanco, moviendo su nariz contra la de Leo.

Así los dos continuaron el día, entre coqueteos y muestras de afecto, el café termino sus reparaciones y Des regresó a su vivienda, pasaban los días y su abdomen aun no se veía abultado, aunque para él era obvio lo que esperaba, seis bolitas de algodón.

Sus amigos el zorro Mark, la liebre William y la osa Lorraine, decidieron apoyar a la pareja, así que con un poco de buena fe, esfuerzo y el apoyo financiero de cierto lobo que había ganado ante los osos, la pareja de conejos pudo contraer nupcias.

La celebración fue sencilla en un paraje del bosque, con el búho de sacerdote y las palomas como portadoras de los anillos, las luces enmarcaban a la pareja, y con el atardecer a su espalda, hicieron sus votos.

Leo tomó a Des suavemente y se estiró para poder recibir el beso de su amado, estaban felices, no importaba que los locos de sus amigos los hubieran hecho vestir los extraños trajes de esa noche, sólo que un poco más recatados para la ocasión de ese día.

Voltearon a ver a los presentes mientras sus hijos brincaban entusiasmados desde su asiento de la primera fila, seis hermosos conejitos blancos, negros, y pintos, saltaban felices al ver a sus padres.

—Aun nos faltan seis—Murmuro Des a su oído, mientras su rostro se teñía de carmín y su pie azotaba el piso cual tambor.

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créditos: I'm yours ~~ Jason Mraz

N.A:

Bueno esto ha llegado a su fin, <3 <3 <3 <3

Espero hayan disfrutado este pequeño texto, hecho para el concurso de furrie del fandom hispano de AMOLAD.

jejeje, como muchos saben soy fanatica del Mpreg. Así que no pregunten como se pudo por favor, sólo diré que los conejos pueden tener hasta seis camadas al año, y la hembra puede embarazarse casi inmediatamente después de dar a luz....

Bueno ya sabe, dudas, jitomatazos, piedrazos, mentadas de ma..., _:'DD comentarios todo es bien recibido.

Sin más por agregar sólo que tengan un hermoso fin de semana

se despide:

Morachan

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