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2. Saltos de Fe.

Amolad pertenece a The Snispter, este texto llega por la actividad "Furry" del grupo de amolad fandom hispano.

Las luces neón de aquél club nocturno iluminaban su rosada nariz, los colores se mezclaban en lo oscuro de su pelaje, toda esa lluvia de colores hacía que las pieles de todos lucieran pardas, la estridente música no le permitía ni escuchar a su conciencia, y no era que necesitara escucharla, Leo rió "De noche todos los gatos son pardos" No se podría distinguir el café del negro, o el castaño del rubio, William lo saludo desde la barra y él se acerco, pasando a través de los que bailaban, evitando ser encarcelado entre colas largas y garras, escabulléndose entre las mesas.

—Ahí están —Apunto su amigo, mientras unos agraciados jóvenes, entre gatos y liebres repartían coqueteos y bailes en los sitios señalados para ellos, bajando de las tarimas para invitar a los incautos a bailar, animando la fiesta y el ambiente. Todo estaba bien, si no fuera por la vistosa indumentaria de pantimedias y atuendos de meseros en algo parecido a un leotardo.

—No se ve tan mal.

—Y les pagan el quíntuple que tu amigo aquí.—Murmuro una voz a su espalda, En verdad que Marck era experto en escabullirse en sus platicas — Aunque no se qué tanta destreza tengas con esos tacones. —Menciono con ocurrencia el zorro, señalando aquellas zapatillas que llevaban.

Leo sonrió con arrogancia— Me quedarían fantásticas, amigo. No sabes las cosas que puedo hacer con ellos puestos.—Leo se decidió, después de todo le gustaba aquel antifaz blanco que usaban todos los "Gogo" Nadie sabría que era él —¿Y con quien firmo, Will? —Preguntó el moreno, realmente él podía dar una mejor presentación que los que estaban ahí.

William y Marck se vieron, y el zorro sonrió con astucia —Conmigo. Yo soy el asesor del viejo lobo, empiezas esta noche, rabo de algodón.

El moreno primero lo miró sorprendido y un tanto ofendido por aquel comentario, pero estaba seguro que el zorro lo estaba calando, no es como si pudiera romper hocicos con sus piernas si lo insultaban o insinuaban, —Como quieras, pero espero mi paga desde hoy. Este lugar va a reventar—Afirmó.

Leo se cambió, una camisa blanca cubría el extraño leotardo y el ajustado chaleco negro con una rosa en su bolsillo, mantenía un poco de su dignidad y porte, aunque lo único que hiciera fuera delinear y contornear su figura, realmente, no pensó que sería un leotardo negro y medias caladas sostenidas con ligas, sus orejas salían aparatosamente desde su cabeza, y por supuesto su esponjosa cola se asomaba desde la parte de atrás, colocó el antifaz blanco, y sus brillantes ojos verdes parecían cautivar más que una mirada.

Se unió a los jóvenes, mientras le indicaban donde estaba su lugar, Leo era demasiado alto para ser un conejo y ni que decir de su galante novio, aunque eso lo tenía sin cuidado, con una sonrisa coqueta sobre su tez morena, comenzó a seguir a la música con un suave movimiento de cadera y hombros, lentamente bajo de la plataforma en grácil salto, y subió su pie en una silla vacía, acariciando su muslo con sugerencia, tirando de la liga y relamiéndose los labios, las miradas estaban devorando la imagen del conejo negro, su oscura piel contrastaba tanto con esos brillantes ojos verdes, la mayoría de los presentes se perdieron en el movimiento de sus caderas y otros desearon estar entre esos firmes muslos.

Pronto encontró pareja en su baile, tiro de la corbata de un tímido lobezno, mientras el provocativo baile hacía al lobo alzar las orejas y crispar la cola, hubiese aullado, pero se contuvo, perdiéndose en el movimiento ondulante de la columna de su compañero de baile, con un giro rápido y pasando a la espalda del lobezno, Leo pronto tomó a alguien del público para ponerlo a bailar con aquél.

El moreno se deslizó entre pequeños saltos y movimientos reptantes entre las mesas con una agilidad envidiable, mientras la música fluía por todo su cuerpo, sus pies tamboreaban al sonido de la música, un jalón al brazo, una mirada sugerente para enlazar parejas, y el sitio paso de ser un aburrido antro donde había más borrachos que otra cosa, a ser una verdadera fiesta.

La cueva de los lobos tenía una verdadera fiesta, y durante la semana siguiente, muchos se dirigieron a ese sitio, el conejo había logrado subir las ventas, y el consumo de aquél lugar, sin embargo la competencia parecía también haber adquirido algo especial, los osos estaban a reventar en su lugar ¿Quién llamaría tanto la atención en aquella fría cueva de osos?

Las fiestas en los clubs de aquellos, rozaban en lo aburrido y lo solemne, bien podrían haber obscenos ricachones en esos lugares, después de todo el bosque era regido por los lobos y los osos, aunque con estos últimos era bien conocido que envidiaban y admiraban la belleza y delicadeza, era por eso que la nueva en la jaula era hermosa para admirar, después de todo una coneja blanca de ojos dorados era algo que no se veía todos los días cerca de fuertes y enormes osos pardos.

Des poco tenía que hacer, flotaba en aquella jaula de cristal por encima de todos, manteniendo sus ajustados trajes de tacones altos y corsés apretados, mientras se recostaba en esta y se movía en poses sugerentes, abriendo las piernas, y entrelazándolas cuando veían de más. El pudor se fue el primer día, donde incluso sus hombros se tiñeron de rosado junto con sus pómulos, las piernas le temblaban pero pronto consiguió estabilizarse, sus dedos danzaban por su piel y se introducían entre las capas translucidas de su vestuario, definitivamente era excitante, teniendo todos esos ojos viéndolo. Lástima que no fuera los que quería que lo miraran en ese momento.

"Tres días más, Des" Se repetía así mismo, había discutido con Leo durante la mañana de ese día, los días anteriores habían ido muy mal, el moreno le menciono su falta de sueño y las grandes ojeras por debajo de sus ojos dorados, eso sin mencionar las colonias fuertes que usaba para su "trabajo nocturno" el conejo de ojos verdes, le ofreció su lugar, y sin argumentos que seguir dando, Des tuvo que aceptar y se mudó con Leo.

Sin embargo no pensó en lo difícil que sería escabullirse sin que el dueño de la casa se diera cuenta, dos noches durmiendo con Leo y al tercero, el moreno lo había atrapado, pensó que el moreno no se daría cuenta de su ausencia, Leo le había dicho que había conseguido un trabajo como guardia nocturno en la compañía, que descansara hasta que el regresara, así que siempre lo dejaba sólo en la noche, con el suficiente tiempo para ser preparado por Lorraine, y colocar la peluca rubia sobre su cabeza.

Sin embargo ese día había llegado tarde, tal vez demasiado, el complejo maquillaje que por alguna razón incompresible Lorraine insistía en ponerle aunque tuviera el antifaz, aun se mantenía, o por lo menos se notaba su intento por sacarlo de su rostro con una toalla, su camisa entre abierta por las prisas de correr a su casa y no ser atrapado, mientras el perfume femenino aun impregnaba su piel.

Leo lo esperaba sentado en el sofá, mirando con angustia el teléfono, el conejo negro lucía tan preocupado, no le importo todos esos detalles cuando lo vio entrar, sólo corrió a él mientras lo abrazaba y lo miraba con ojos llorosos, la angustia del moreno pronto se volvió ira y enojo.

—¡¿Dónde demonios estabas?!—Le pregunto con los labios apretados y las orejas agachadas —¡Lorraine no me contesta! Le hable a William, contacte a la policía, que no podían hacer nada porque no habían pasado 24 horas y no sé qué tanta mierda más—Leo soltaba las cosas con rapidez y con la respiración agitada,—Te llame, han pasando tres horas desde que llegue— lo escruto con mirada, notando los detalles que había dejado pasar por su preocupación mientras colérico añadía— ¡Son las putas cuatro de la mañana Des¡ —Le dijo sujetándolo de los brazos.—¿Dónde estabas?—Soltó en un hilo de voz, pensando que cada vez perdía más a su pareja, o que realmente nunca lo conoció también como él presumió que lo hacía. Por qué porque otro motivo su novio lo evitaba, y parecía incomodo con él. Era eso, debía haber alguien más.

El conejo blanco aparto a Leo con sus manos, mientras las lágrimas escurrían por sus ojos dorados, mientras buscaba en su cabeza que pensar, aunque todo lo sobrepasaba, el miedo a ser descubierto por las personas que conocía, las propuestas y regalos que llegaban a él por parte de los clientes del club Ardent, el que el maldito jefe de Lorraine haya pensado que estaba bien acosar al personal. Tal vez ese oso estaba acostumbrado a que se le tiraran encima como moscas a la miel, pero el sólo necesitaba el dinero de 10 días, no más, no menos, no quería nada más que eso para su maldito café y su boda con un novio que amaba desde hacía 10 años, La codicia no era algo que lo caracterizara y no lo buscaba, así que podían meterle la mano a otro, estaba furioso, no pudo hacer nada cuando el oso lo acorralo y apretó con sus garras son esponjosa cola, lo apartó y el malnacido sólo resoplo molesto, mientras añadía "No te creas tan especial" y soltaba un fajo de billetes en la mesa. Sólo pensó en volver a casa y hundirse en el fuerte pecho de Leo, y sentirse protegido entre sus brazos, mientras el moreno limpiaba cualquier cosa de él, pero sólo seguían llegando más pesares a su cabeza, Leo estaba distante, había algo de duda cada vez que mencionaba la boda, y porque no decirlo, el moreno ya no le besaba cada mañana.

—¡Que te importa! —Grito con frustración.

—¡Todo! ¡Estás en mi casa, y eres mi novio¡ ¿No? ¡No te reconozco, Des!—Añadió con amargura, celoso de cualquiera, de todo; algo le escondía el conejo blanco, sin poder sostenerle la mirada, saliendo a escondidas de la casa. Él sabía que no era el conejo perfecto pero por Des lo intentaba, y se sentía abatido, de que sus intentos realmente no llevaran algún lado, empuñó las manos con enojo mientras las lagrimas brotaban de sus ojos verdes. —¿Por qué vienes así?—Murmuro sin saber si quería la respuesta o no. Amaba a Des, pero si el ya no lo hacía, y si, por eso nunca se habían casado, y sí, que lo mantenían inquieto durante la noche, y evitaban que aceptara con felicidad los besos y caricias del alto.

Des se miró, tenía sentido la desconfianza, pero, dolía ¿En verdad era tan fácil desconfiar de él? ¿Qué no había demostrado esos diez años que no quería a nadie más que al conejo que tenía enfrente?—No tengo porque darte explicaciones, Leo —A completó resentido, mientras pensaba que Leo nunca se había comportado así con él, pero estaba enojado y el también. "Después de todo que importa, si no confías de todas formas en mi"

—No, no las tienes que dar. —Suspiro Leo, " ¿Qué quieres de mi?" pensó —Sólo, esperaba que... confiaras...—"confianza" resonó en la mente del moreno, mientras pensaba en lo que él también había estado haciendo, y ahora, ¿Qué significado tenía? Volteo la mirada dolido —Nada, avísame la próxima vez que llegaras tarde, voy al trabajo, regreso tarde —Paso de largo a Des, y el alto no lo volvió a ver durante todo el día, incluso cuando la noche cayó y el tuvo que salir al club, Leo no volvió a casa.

Había pasado otro día, Lorraine lo miraba angustiada le preguntó que había pasado y él le explico, la morena estaba enojada con Leo, y tal vez un poco consigo misma, pues ella había llevado al conejo blanco ahí en primer lugar. "Después de esto todo se compondrá, Des. No te desanimes" Le dijo comprensiva, mientras aseguraba que sus peleas nunca duraban demasiado y que un problema no arruinaría esos diez años.

Leo llegó tarde a su madriguera mientras tomaba su lugar en la cama junto a Des, podrían estar juntos pero la incertidumbre los separaba, los celos y la desconfianza estaban sembrados y sus raíces habían avanzando tortuosamente en sus corazones, mientras sus espinas los lastimaban.

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Créditos: The magic "Lola Blanc"

"¿Puedes hacerme creerlo?,En la noche cuando aclamó por magia, porque quiero sentirlo. cuando las cosas chocan en el ático, bebé. Como un conejo sacado de un sombrero. O que el amor verdadero pueda emparejarse,  ¿Puedes ayudarme a verlo? Porque quiero creer en la magia."

N.A:

Buenas noches a todos,  Jajaja, creo que esto tendrá cuatro partes en vez de tres.

O si, porque si no hay drama no soy feliz, y falta que se descubra todo lo demás, jajaja me pregunto que harán...  creo que los lobos y los osos son criaturas de negocios... he dicho demasiado<3 <3 <3 <3

bueno sin más que agregar, sólo que yo esperaba poder actualizarlo y terminarlo el día de hoy, y que agradezco infinitamente el tiempo que le dedican a mis pequeños y extraños textos a ser leídos, me despido.

Atte: Morachan.

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