3- complicado
Aquí está el tercer capítulo, con un jueves más ewe
$aquí yolo!!!!
Vale... como siempre no hay advertencia....
$somos unos santos :)
Aja. Como sea, disfrútenlo XD
Besos.
~
Comienza~
El viento a la altura de cualquier edificio en Japón era lo suficientemente fuerte para ondular cualquier capa. La figura que posaba sobre una simple casa no apartaba sus ojos grisáceos claros de aquellos.
Era curioso e interesante.
-Su majestad tenía razón...- de un salto se marchó de allí.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
La caminata duro hasta un parque desolado a esa hora. Ni los móviles se hacían ver a la lejanía. Tan sólo el aire caliente y una tensión pesada en el ambiente.
A ellos se les unieron dos desconocidos más. Una muchacha con uniforme escolar aunque con otros colores. Ella iba casi encima del grupo. Con los brazos cruzados y una sonrisa inmutable en sus labios. En cambio el hombre se pocisiono alado del joven, obligandolo a retroceder para quedar más atrás. Apenas llegó saco un cigarrillo del abrigo para encenderlo. Parecía más hastiado que preocupado.
-Fumar es malo para la salud...- había murmurado Orihime con timidez. No había sido su intensión llamar la atención de todos. El rubor decoro sus mejillas.
Misaki le miro con sorpresa y luego sonrió -es verdad- le pareció adorable tal comentario -¡se lo dije muchas veces, pero este tonto, tonto no me hace caso!- exclamo divertido.
El peli plata le pellizco la mejilla -no se pongan de acuerdo ustedes dos- volteo la cabeza con un poco de molestia.
La chica tan solo bajo la cabeza y el otro se dedicó a insultarlo un poco.
La otra vampiresa tan solo bufo para rodar los ojos -los humanos son tan idiotas...- fue todo lo que comentó.
Los grupos se enfrentaron. Listos para la batalla.
Esperaron pacientes a que el mayor allí presente terminará su cigarro antes de echarlo al suelo y así mirar a sus oponentes.
-Será una pelea como gusten- su mirada fue directo al peli naranja -eres el más fuerte ¿no?- este le respondió con una sonrisa arrogante.
-Se puede decir...- respondió un tanto presuntuoso para el gusto de los otros.
-Misaki, encargate de los humanos- ordenó en voz baja.
-Usagi-san...- sus ojos se aguaron por la compacion que este le tenía a su persona. Nuevamente sonrió feliz -¡Entendido!- exclamo con más confianza.
-Tu querías a la chica ¿Verdad?- interrogo a la joven. Su emoción se volvió más palpable a medida que se acercaba el comienzo de la batalla.
-Quiero a ambas- pretendió ser mas codiciosa. El disgusto de Takahashi se noto aún más.
-¡Dijimos que los humanos serían mios!- exclamo sin quererlo. Al joven le resultaba repulsivo la actitud que adquiría a la hora de cazar.
-¿Por qué te importa tanto?- rodo los ojos comenzando a molestarse.
-¡Ya basta!- exclamo el shinigami indignado por lo que veía -¿Acaso no vamos a pelear?- nunca vio tal cosa. Compañeros discutiendo por ellos como si pelearán por una bola de arroz.
Era denigrante a su manera y ellos lo sabían.
Usami asintió igual de molesto. Iba a intervenir, pero ya le había ganado ese sujeto por lo cual solo decidió callar. Los humanos les eran tan molestos a su parecer.
Realizó una seña con la mano para separar al otro par, que tomarán caminos distintos. Estos a su vez fueron seguidos por sus oponentes. Parecía injusto que al castaño le tocará tres a la vez, sin embargo era un vampiro. Mucho daño no le harían, ni este a ellos.
-Es hora de pelear- se retiró el sobre todo, dejándolo tirado en algún lado. De esa manera sería menos difícil de pelear.
-¿Por qué están aquí?- pregunto de repente el otro desenfundando su espada.
Noto de inmediato que trataría de recaudar información sobre ellos -no lo se- respondió sin mas. Levanto los hombros como si no le interesará.
-¡¿Cómo que no sabes?!- le resulto frustrante tal respuesta. Como si se estuviera burlando.
-Su majestad tan solo ordenó y nosotros obedecimos- para ya no tener que hablar con ese entrometido. El mayor corrió en su dirección, con la mano extendida en un ataque directo a la cabeza.
Para su suerte, Ichigo había intervenido la espada para su protección. Haciendo que sea empujado varios metros atrás.
-Maldito...- noto que casi no le había hecho daño. Frustradolo aún más.
En soberbia, tan solo se sacudió la ropa quitándose los restos de polvo. Le volvió a mirar y sus iris violetas centellearon anhelantes de más pelea.
-Usagi-san ya comenzó...- miro en la dirección donde dicho evento se llevaba a cabo.
Su vista se vio interrumpida por una flecha que cruzó cruzó a centimentros de su rostro. Suspiro agotado.
-Eso no era necesario- llevo las manos a la cintura, observándolos molesto.
-Concéntrate en nosotros- ordenó el de lentes con un poco de molestia.
-!Lo estoy!- exclamo ahora más molesto que antes. Se preparó para atacar.
Sado convocó su brazo sorprendiendo al mayor. Este sonrió antes de lamerse los labios, gustoso de la nueva golosina ante él. Este lo atacó de frente, siendo esquivado con una agilidad y majestuosidad única. Supuso que se debía a su condición de vampiro.
-Esquivame...- murmuro el de lentes. Lansando las flechas en su dirección. De la misma manera que con el mayor.
Sus ojos se tiñeron de rojo -son demasiado fáciles...- corrió en su dirección listo para golpearlo directo en el rostro. La calma había sido reemplazada por una sádica sonrisa.
Ishida pensó cual sería el mejor escape. Si llegaba a ser golpeado por ese universitario, acabaría con su vida al instante. Sin embargo fue detenido por una inusual pared naranja.
Desvió la mirada hacia la izquierda donde se encontraba la peli roja -¡Ishida-kun!- exclamo la misma con terror.
-Inoue-san...- le había salvado.
Antes de que pudiera reaccionar, el moreno atacó por la espalda. Este salto antes de ser herido.
-Realmente... complicado...- suspiro con cansancio.
En otra zona del mismo área dos muchachas se encontraban desafiantes. La shinigami le observaba furiosa y disgustada. En cambio la vampiro estaba a punto de devorarla con la mirada.
-Eres linda...- gustosa, recorrió todo el cuerpo con sus ojos.
-Cierra la boca, repulsivo vampiro- sus manos apretaron la empuñadura de la katana. No le agradaba la idea de tener que pelear contra ese ser.
-No te asustes conejita- se burló esta. Junto ambas manos antes de estirarla hacia atrás -es hora de empezar- salto sobre ella.
La forma en que atacaba era brutal y veloz. Como un animal hambriento en busca de su comida. Lo mejor que podía hacer era bloquearlos.
-Duele...- más culto sorprendida de la patada en el estómago. Pocisiono las manos para el contraataque -¡Hado 33: sokatsui!- la bola salió de sus mano en dirección a la otra.
Con dificultad esta logró esquivarlo.
-Eso estuvo cerca linda- le miro un tanto furiosa por su acción.
No dudo en ir en su contra, llegando a una velocidad increíble hasta su espalda y así así aplicarle una llave que la dejo temporalmente inmovilizada.
Trato de gritar, pero el aire no llego a sus pulmones. Se levanto como pudo mirando a su oponente quien puso un pie sobre su pecho.
-Tu...- no podía usar su espada en ese momento y se sentía débil para hacer algo más.
-Es hora de comer conejita- sus iris brillaron intensamente. Un escalofrío recorrió su columna vertebral. Supo que de allí no saldría ilesa.
-¿Que crees... que haces?- dolía todo su cuerpo. Además del oxígeno que se negaba a volver. Era la presa que esa mujer codiciaba en ese momento.
Después de un rato aparecieron cintas a su al rededor -lo que necesito...- pero había una en particular que llamo su atención. Era carmín como la sangre misma. Eso las aterro aún más.
-No...- mascullo. Sabiendo como terminaría eso -no puedes...- el miedo llegó a ella por primera vez en mucho tiempo.
Sujeto la cinta con fuerza -es lo que hacemos, linda- una sonrisa sádica decoro sus labios.
La forma en que Usami esquivaba cada ataque que le lanzaba era impresionante. Una agilidad única que no esperaba en alguien de su tamaño.
-Eres bueno- le sonrió emocionado. Era momento de tomárselo más enserio -para ser un viejo- se burló. No sabia el porqué, pero se estaba divirtiendo.
-Los mocosos deben respetar a sus adultos- un tic molesto arqueo su ceja. No le había gustado como le llamo.
Pocisiono la enorme espada en su dirección. Con ambas manos en la empuñadura -¡Bankai!- exclamo sorprendiendolo.
-No puede ser...- colocó una mano en el rostro. Evitando que el fuerte viento golpeara sus ojos y lo cegara. Lo miro detenidamente, como si quisiera confirmar lo que veía -esto es...- se trago la maldición que llevaba en la boca -complicado...- finalizó con pesar. Eso no era bueno para ellos.
-Usagi-san...- desvió una flecha con la mano. Estaba asustado, sentía el corazón acelerarsele con al situación que se avecinaba. Como una tormenta agresiva.
-Concéntrate- ordenó el peli negro mirándole con seriedad. Ese chico se perdía mucho pensando, pero sus impresionantes reflejos no permitían que algún daño se le presentará.
-¡Estoy concentrado!- afirmó impulsivo. Un rubor decoro sus mejillas -ya casi no pueden pelear- miro de reojo al otro par de humanos.
Tanto Orihime como Sado casi no podían pelear. Habían usado mucha energía para enfrentarle. El único rival que tenia en ese momento era el Quincy, pero no se lo diría.
-Cayeron en la trampa como las polillas... que tontos- labios suaves de un rostro oculto hablaba a través de la bocina del celular.
-Entendido...-
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
En la tienda de Urahara las situacion se estaba volviendo más intensa atmósfera se formo. Un grupo de vampiros acababa de llegar al patio de este.
Eran cuatro en total, aparentemente tres mujeres y un solo hombre. Encabezaba Taki Rentarou, uniforme de colegiana como todos. Cabello negro largo y ondulado. Hermosos ojos en un rostro de muñeca. Atrayente a cualquier mirada.
-¿Es bueno que enviarán a los especiales?- sólo fumando podía ahogar la sensación de preocupación que agobiaba su pecho. Temía que todo se saliera de control tan rápido.
Su mundo se estaba desmoronando de a poco.
-Lo se...- suspiro antes de sujetar uno su abrigo y pegar la frente a la espalda del mayor -tengo miedo...- susurro sólo para que el pudiera escuchar.
Miro con atención como los Especiales se preparaban para atacar. El shinigami a su vez los esperaba con espada en mano.
-Sin importar como te protegere- se dio la vuelta para luego levantar sus rostro con amabilidad. Necesitaba ver sus ojos.
Sentir que estos jamás le abandonarían.
Este le abrazo -confío en ti- se quedaron unos segundos antes de que inesperadamente el rubio lo empujará.
Estaba ligeramente aturdido por el repentino cambio. No entendía porque había hecho eso. Hasta que levanto la mirada.
-¿Shinobu...?- La mitad de su brazo había desaparecido.
Este se mantuvo estupefacto ante lo que acaba de pasar -Miyagi- se llevó la mano a lo que quedaba de la extremidad, apretando la zona dañada. Sin mas comenzó a gritar.
-¡Shinobu!- le llamo con desesperación. El dolor que debía estar sintiendo era insoportable. Le vio caer de rodilla.
Se acurruco contra su pecho, su rostro cubierto de lagrimas tan solo agonizaba. Decidió bajar la mirada para ver al grupo que se encargaría de cumplir la misión designada.
-¡Miyagi-sama!- le llamo el capitán con tono de preocupación -Tamako y Mokichi ya no pueden pelear- dichas personas habían sido golpeados con lo mismo que daño al joven entre sus brazos. Ambos en el suelo e inconsientes.
El edificio que debía atacar estaba protegido por una barrera. Esa cosa los estaba protegiendo. Causándole mucho daño si trataban de acecarse.
-¡Retrocedan!- ordenó sin mas. No tenia caso seguir peleando si las tenían todas por perder.
Levanto al chico con cuidado. Este no podía dejar de gemir por el dolor que sentía.
Miro en dirección de donde el ataque fue lanzado. Podía ver una figura pequeña, quizás un poco mas alto que su chico. No podía ver más que una capa azul oscuro y lo brazos de este. Que sostenía un arco bordo en su dirección, tan oscuro que parecía negro. No aparentaba tener la intención de volver a atacar.
-Miyagi-sama...- escucho la voz de Taki a su espalda. Se oía tranquila como siempre.
Apretó la mandíbula furioso. Deseaba tanto ir tras ese desconocido para acabar con su mísera vida por lo que hizo.
-No lo seguiremos- veía como el viento agitaba su capa. Apretó más fuerte la mandíbula.
-Pero...- Shiba iba a replicar. Anhelante de venganza por el inesperado ataque.
Su capitán no le permitió hablar. Con un movimiento de la mano le hizo callar -como ordene- tomó a su compañero con poca delicadeza para ayudarle con la carga.
-Lo más importante es ayudarles- miro una vez más al desconocido antes de alejarse corriendo.
Este al ver que se marchaban, guardo el arco bajo la capa. Para contarse en la tiene simple que ahora su poder protegía. Junto las manos en un signo de oración.
-Com... plicado...- jadeo.
Continuara...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro