En el abrazo suave de la naturaleza viva,   
cada hoja susurra secretos que aviva.
Los árboles danzan al ritmo del viento;   
la tierra respira con puro sentimiento.     Ríos cristalinos serpentean serenos;    las flores despiertan entre sueños plenos.   
El sol pinta paisajes con dorado pincel;   
cada amanecer es un regalo fiel.    
Las montañas se elevan como guardianes sabios;   
en su silencio profundo guardan nuestros labios.   
El canto de aves llena el aire profundo;   
en la naturaleza hallamos nuestro mundo.    
Cada estación trae su propia belleza;    el invierno nos abraza con suave tristeza.   
Así fluye la vida en este edén eterno;    la naturaleza canta a lo divino interno.