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🌸 Capítulo 1;2 🌸

Después de la desastrosa revelación de su hijo menor, los Yang llegaron a la rápida conclusión de que debían emparejar rápidamente a su hijo mayor Beomgyu con un alfa de estatus, para que el matrimonio opacara la desgracia que resultó en Jungwon presentándose como Gamma.

Beomgyu era a penas dos años mayor que Jungwon, y era exactamente el estereotipo de omega que cualquier alfa aceptaría como esposo: bonito, callado, sumiso, y eficiente con las tareas del hogar.

Jihyo solo tuvo que regar el chisme de que estaba buscando un pretendiente y al día siguiente hubo una fila de alfas esperando afuera de su puerta para conversar con ella.

Por supuesto el omega no tendría ni voz ni voto en el arreglo, solo debía permanecer en la sala como un adorno para que los alfas lo vieran y tuvieran interés.

Jihyo estaba aliviada de que Jungwon desapareciera repentinamente y no estuviera esparciendo su desagradable olor por la casa, porque eso solo espantaria a sus invitados. Entre ellos, habían cuatro alfas macho y dos mujeres, los seis igual de imponentes y con muy buenas referencias.

Lo que se le hizo un poco extraño es que en medio de una conversación con uno de los pretendientes alguien tocó la puerta.

Era la omega de la líder de la manada: Choi Jennie.

No solo era su posición de sub-lider, sino también la omega más respetada y hermosa de la manada, una castaña que desbordaba seguridad y tenía una mirada aguda.

—Mi señora, ¿qué se le ofrece? —interrogó Jihyo cuidadosamente, con la cabeza baja mostrando respeto.

—¿Dónde está tu hijo?

—¡Beomgyu, ven aquí! —lo llamó mientras estaba sentado en una esquina de la sala.

El omega de cabello rojizo y bonitos ojos verdes se levantó e hizo una reverencia ante su líder. Jennie lo cogió del mentón para que alzara la mirada y escrutar su apariencia.

—Está un poco flaco y su piel es demasiado pálida, pero tiene bonitas pestañas y labios carnosos —comentó como si se tratara de un muñequito—. Lo quiero.

Los labios de Beomgyu temblaron y miro a su mamá, que también estaba algo confundida.

Jennie se adelantó a explicar con seriedad—: No es para mi, es para mi hijo mayor.

¡Claro! El primogénito del matrimonio entre Jennie y la lider Lisa: Choi Yeonjun, quien tenía un hermano menor llamado Soobin.

Jihyo casi saltó de la felicidad por el gran partido que le acababa de conseguir a su hijo, aunque este no tuviera idea de quién era ese tal Yeonjun porque a penas salía de casa, y había tenido un contacto muy limitado con los alfas durante su niñez y adolescencia.

Jihyo los había educado con profesores en casa a él y a Jungwon porque siempre tuvo la corazonada de que serían omegas y quería mantenerlos puros.

Ella tuvo la razón casi en su totalidad.

Los dos hermanos no tenían una relación estrecha, pero a Beomgyu le hubiera gustado que el menor estuviera allí como un apoyo.

—Mi hijo vendrá a recogerlo mañana, se mudará con nosotros —ordenó Jennie, y Jihyo estuvo totalmente de acuerdo a pesar de ser demasiado apresurado—. Hablaremos de la boda cuando Yeonjun lo haya marcado.

Así fue como todos los demás alfas en la sala se tuvieron que resignar a la derrota y retirarse. En ningún momento ellos le dirigieron la palabra a Beomgyu, solo lo observaron como si fuera un trozo de carne y ni se despidieron.

Al medio día del día siguiente, el alfa que su madre recibió en la entrada no era muy diferente de ellos.

O por lo menos para Beomgyu que veía a todos los alfas demasiado grandes en comparación consigo mismo.

Era guapo, sí, con cabello rubio, alto, y con un potente olor a menta, con una expresión de superioridad y muy intimidante. Solo se presentó ante Beomgyu por pura formalidad.

—¿Hueles a algún tipo de caramelo? —preguntó el alfa ya que le costaba descifrarlo de primeras.

—A miel.

—Es demasiado dulce —se quejó el rubio tapandose la nariz antes de tomar las maletas del omega y salir de la casa.

Beomgyu lo siguió hasta cruzar toda la aldea. Pronto se encontró frente a la morada de los líderes, enorme, lujosa, y sumamente intimidante.

A los lados habían dos casas igual de grandes que pertenecian a otras dos familias muy relevantes de la aldea, pero Beomgyu a penas se fijó en ellas.

—Entra —le ordenó el mayor con voz demandante.

—¿La líder Lisa y la líder Jennie están aquí? —preguntó el omega cruzando el umbral. Sus manos temblaban y su lobo estaba encogido en su interior porque todo estaba pasando demasiado rápido.

Lo asustaba.

—No, están todo el día trabajando —Yeonjun le explicó y levantó las maletas—. Voy a dejar esto en tu cuarto.

A Beomgyu lo alivió el hecho de tener un cuarto para él solo.

—¿Qué debo hacer ahora? —preguntó con suavidad, tratando de no molestar al alfa con su voz chillona.

Sus padres siempre le habían dicho que era irritante, que se mantuviera en silencio.

—Solo no molestes, tengo mucho trabajo que hacer, si te necesito para algo te llamaré.

—De acuerdo.

Una vez que el alfa se fue tomó una ducha algo agresiva, ya tenía la costumbre de tallarse como su madre le había enseñado, para que su piel fuera blanca y sin inperfectos. Luego lavó su cabello rojo y lo peinó hasta que quedara sedoso. Cortó y pintó sus uñas de color rosa pastel para verse más delicado, y finalmente terminó su rutina vistiéndose con un pantalón y un suéter dos tallas más grande.

Beomgyu se quedó a solas en su nuevo cuarto y esperó a que lo llamaran. Se sentía como un juguete en un escaparate esperando porque lo compraran y sacaran del empaque, que le otorgaran algo de valor.

Pero eso no ocurriría, porque los omegas solo eran premios útiles que cuándo no se necesitaban volvían a su vitrina y se llenaban poco a poco de polvo.

Trató de no mostrarse sin ánimos cuando la noche cayó y tuvo que volver a cambiarse a un pijama.

Se envolvió en su sabana sin olor a hogar y miró hacia la puerta una hora más hasta quedarse dormido.

Soñó con un campo de flores que parecían algodón. Él estaba sentado haciendo una corona con ellas pero se deshacían y flotaban a su alrededor antes de que pudiera atarlas entre si.

Se sentía en paz hasta que se le acercó un lobo de pelaje dorado y ojos ámbar.

Beomgyu al principio sintió pánico y ganas de llorar con solo verlo, pero se quedó inmóvil y no huyó. El lobo se recostó a su lado restregando su hocico contra su pierna.

A pesar de su majestuosidad era tranquilo.

El omega se calmó y probó acariciar su pelaje con algo de duda, su acompañante pareció disfrutarlo bastante.

Durante todo el sueño estuvieron allí en ese campo. Beomgyu pensó que en algún momento el lobo se transformaría y vería sus proporciones humanas, su otro lado, pero no ocurrió.

Quizás todavía no era el momento.

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¡¡¡POR FIN TUVIMOS LIVE YEONGYU!!!

SOY FELICIDAD <3

Les advierto que en esta historia ellos van a tardar en quererse u.u

Intentaré actualizar aquí una vez a la semana, a ver si lo logro xc

Sean felices ustedes también <3

Nos leemos!

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