Extra: Celebración
Culpo a la imagen de arriba y a una personita que me tentó a escribir ésto xD.
Mi querida amiga marikaruchan te deseo lo mejor en éste día y que sigas cumpliendo muchos años más de vida para que nos deleites con tus bellos dibujos y memes. Espero que éste one shot sea de tu agrado porque es tu regalo de cumpleaños 🙄💜😃
¡¡Muchas felicidades amiguita!!.
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Para los dioses el tiempo no significa nada ya que son seres inmortales, nunca envejecen, nunca mueren, no son cómo los humanos que su vida es como una llama que se puede apagar en cualquier momento ante un mínimo soplo del viento. Los años que pasen no son importantes ante sus divinos ojos, es algo tan banal, les parece indiferente la forma que transcurra si cada día es el mismo de su larga existencia.
Pero, para Horus es importante el tiempo y los años que pasen si todo es de la mano de su amado Sutej, el bello humano con el que comparte casi siete años de casados, juntos reinando todo Egipto, velando por el bienestar de los mortales que hacen ofrendas en honor a su rey porque ha mantenido la paz en todos esos años sin necesidad de la intervención de otro dios.
El Halcón era su único protector.
Sus palabras las ha cumplido tanto para su pueblo como al hombre que ocho años atrás le dio como regalo a un joven bailarín, aquella hermosa joya que cuida, protege y adora con ferviente devoción. La belleza juvenil se transformó en rasgos maduros ahora que tiene veintisiete años, luciendo tan atractivo y hermoso con sus largas hebras negras, su mirada profunda como el abismo con un tinte pícaro y juguetón, la esencia de su alma seguía siendo la misma, tan bondadoso y preocupado cuando tenía mucho trabajo en una pila de papiros que parecía interminable.
Sabios dicen que el amor con el tiempo se va acabando, pero Horus no está de acuerdo ya que cada día que pasa lo ama mucho más que ayer, jamás ese maravilloso sentimiento se acabaría entre los dos si siguen pareciendo la misma pareja enamorada de antaño, cuando hacen el amor vuelven a reafirmar lo mucho que se adoran, incluso habían recibido la bendición de la diosa del amor y la belleza para que perdurase a pesar de los obstáculos que puedan existir a futuro. Hasta ahora nada puede separarlos, la confianza es la base de su unión, saben que jamás harían algo que dañe al otro en el proceso, Horus confía en su amado, además que Sutej le enseñó a diferenciar entre Desear con el cuerpo y amar con el alma.
Dos cosas muy distintas entre sí ya que lo primero es lo que sentía por su tío Seth, nunca había estado tan confundido cuando lo segundo comenzó a florecer por un joven mortal, ese amor que nació inesperadamente cuando creía tener lo mismo por un dios que jamás demostró corresponderle cuando lo acompañó en ese sinuoso camino a su redención.
No era lo mismo y jamás lo fue, el deseo lo cegó en su momento, se volvió codicioso por tener al más deslumbrante rubí que no veía más allá de lo que en verdad sentía, su visión se aclaró con la llegada de un hermoso joven que sin esperarlo se robó su corazón.
Desde aquella vez cuando el dios del desierto fue el causante de la notable tristeza en su amado, pero gracias a su idiotez e impulsividad logró que se llenara de determinación y confesara sus genuinos sentimientos. Jamás volvió a saber de Seth, es como si hubiera desaparecido ó escondido su presencia divina para no ser encontrado jamás.
La pequeña celebración por motivo de un aniversario más de bodas sería en el templo que fue un regalo para Sutej cuando cumplió veinticinco años, se estaban realizando los preparativos y esa noche sería perfecta para ambos, además que recibirían una grata sorpresa que no sabían si era presagio de algo bueno ó malo, pero tenían la certeza que jamás los haría dudar de sus sentimientos.
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Siempre había dicho que huir era de cobardes, pero él lo fue años atrás cuando rechazó a un atractivo semi dios que ahora es inmensamente feliz con un humano. Se arrepiente de muchas cosas, entre esas no hacerle caso a su intuición y volver para recuperarlo. Cuando decidió regresar era demasiado tarde ya que lo había perdido, ya no le pertenecía su corazón, era de alguien que compartía los mismos rasgos que él, enojado y celoso decidió atacar con palabras, lo consiguió de no ser por la intervención de Horus. Escuchó toda esa declaración de amor y algo dolió en su pecho, sabía que no soportaría verlos juntos, cometería una locura cuando celebraran su unión, entonces volvió a huir de Egipto como un cobarde.
Sólo quería olvidar.
Deseaba olvidar aquel estúpido sentimiento.
¿Lo consiguió?
Habían pasado siete años y no pudo, por más que intentó, no lo logró, en tierras lejanas tuvo amantes, pocos a decir verdad, sus traumas del pasado seguían atormentándolo cada ciertas noches además que a su mente llegaban imágenes de Horus encima suyo, tomándolo sin descanso, era imposible olvidarle si seguía presente en sus pensamientos y amándolo como un idiota.
Tras muchos años alejado de lo que alguna vez fue su hogar consideró que había llegado el momento de regresar, tal vez viéndolo aunque sea de lejos y ser un espectador de lo feliz que era aunque no sea junto a él pueda finalmente dejar atrás ese amor que no lo deja avanzar en su larga vida como dios, sólo así ayudaría a convertirlo en parte de su pasado y recuerdos agridulces.
Egipto le daba la bienvenida con el sol en su punto más alto, con un ligero soplo de viento que mecía sus cabellos de fuego. Cuando sus pies tocaron la arena nuevamente, aquella sensación familiar de estar donde pertenece le pareció extraño, nostálgico en cierto punto porque en Heliópolis no había nadie quien lo esperase con ansias, ni su esposa e hijo, ni su hermana Isis aunque lo regañara por ser un tonto, convocó su arena para crear un carruaje y bestias aladas que se alzaron en vuelo por lo alto del cielo, sonrió de forma arrogante y su tocado volvió a ocultar sus varoniles rasgos.
Sí. Definitivamente volvía a su hogar.
Dio un largo recorrido a las extensas tierras y se dio cuenta que todo era distinto, la arena ya no predominaba como lo fue en su tiránico reinado, ahora la vida abundaba debido a la vegetación, dando así el aspecto de un oasis en cada pueblo, los humanos se veían felices, todo gracias a Horus, a su bondad y esfuerzo, se sintió orgulloso porque se convirtió en un digno Rey que merece toda su admiración.
Cuando el sol se iba ocultando en el horizonte, llegó al majestuoso templo que lucía silencioso y desolado, su carruaje y bestias se convirtieron nuevamente en arena y con pasos gráciles pero firmes subió cada escalón hasta entrar a la edificación. Dos sirvientes que por casualidad iban pasando se detuvieron en seco al notar la imponente figura del dios de la guerra mirando en todas direcciones.
Seth se percató de los humanos y éstos hicieron una reverencia para marcharse de inmediato no queriendo molestarlo ya que recordaban lo temperamental que era esa temible deidad, más fueron detenidos por su poderosa orden.
- ¿Porqué razón todo está tan tranquilo y no veo más sirvientes de los habituales? Acaso su rey y reina son tan benévolos como para concederles días de descanso. ¡Ja! Conociéndolos, no lo dudaría.
La burla estaba impresa en su voz y sus brazos cruzados a la altura de su pecho mostraba arrogancia, los dos sirvientes se miraron y uno movió su cabeza ligeramente en afirmación.
- No es eso mi señor, sólo que nuestro venerable Horus y su esposo hoy cumplen un aniversario más de bodas, la razón porque no hay muchos sirvientes es porque están en el templo donde dicha celebración se está llevando a cabo y deben servir a los invitados.
Sabían que no podían ocultar tal información porque era una fecha importante de la cuál todos hablaban con rebosante alegría y quien tenían enfrente se podría enterar en cualquier momento, además conociendo lo volátil que era podría irrumpir de forma violenta en la fiesta al no ser notificado.
-¿Dónde?.
Sin cambiar su postura volvió a demandar, ésta vez los humanos se tardaron en responder porque no querían cometer una imprudencia, pero una mirada asesina bastó para hacerlos hablar.
- En el templo Nefer-Mrut.
Hicieron una ligera inclinación, dispuestos a retirarse pero volvieron a ser detenidos.
- En los siglos que he vivido, no existe un templo con ese nombre.
La postura de Seth no cambió para nada y ahora una mueca de disgusto adornaba sus labios pensando que le mentían para no darle la verdadera ubicación de aquella fiesta.
- Bueno, hace dos años fue construido por órdenes del rey, fue un regalo para su esposo Sutej por su cumpleaños número veinticinco. Dijo que era una muestra de lo mucho que lo ama en cuerpo y alma. Nos retiramos señor Seth.
Una pequeña reverencia y se alejaron lo más rápido posible al oírlo chasquear la lengua pensando que era por fastidio, cuando fue todo lo contrario. El significado de aquel templo que describe el "Bello Amor" que tiene Horus por ese humano, el dolor nuevamente se clavó directo en su pecho como si fuese una lanza el que lo atraviesa. Se quedó pensativo, con una tormenta interna en su interior, debatiéndose si debía presentarse en aquella celebración ó emborracharse con vino en sus aposentos. No es que le importase si fue invitado o no, la sola idea de verlo después de tanto tiempo lo tenía nervioso y ansioso por partes iguales.
Un largo suspiro escapó de sus labios porque tomó una decisión, se dirigió a donde se encontraban sus aposentos y se retiró su tocado, tomó un merecido baño para limpiar su cuerpo de sudor y arena, el agua perfumada con distintos pétalos de flores lo relajaron, untó aceites sobre su piel limpia y se vistió apropiadamente para la ocasión.
El templo antes mencionado no estaba tan lejos del principal pero quería hacer notar su llegada como si aún fuese un rey, con toda la opulencia que lo caracteriza convocó su arena y su carruaje se materializó, ésta vez sustituyó sus bestias aladas por tres caballos, tiró de las riendas y éstos se alzaron en sus dos patas delanteras para luego comenzar a avanzar. Los guardias apostados en la entrada se sorprendieron por el recién llegado y cuando descendió de su carruaje para subir los escalones con toda la gracia y altanería de un dios es que notaron de quién se trataba por el tocado con la punta negra larga y las dos orejas cuadradas, lo reverenciaron al tenerlo unos pasos de distancia y tragaron saliva por el aura que prometía caos y destrucción si lo hacían enfurecer, abrieron las puertas para él, dejándolo pasar.
La entrada estaba decorada con finas telas transparentes en azul y negro, podía escuchar claramente desde donde se encontraba la uffata, el sistro y el zummarah además del tambor creando una melodiosa tonada, siguió el sonido hasta llegar al salón donde había humanos y dioses menores brindando por la pareja, comiendo de los exquisitos manjares servidos en las largas mesas.
Horus se encontraba sentado en su trono de oro con incrustaciones de piedras preciosas, se veía tan poderoso mostrando sus enormes alas de halcón, lo que más le impresionó fue verlo sin su tocado dejando a la vista su atractivo rostro que sólo una vez tuvo la dicha de apreciar, no había cambiado en nada sus facciones joviales, la sonrisa que le daba a Sutej sentado en sus piernas además de su brazo rodeando la fina cintura demostraba lo posesivo que era con ese humano.
Un sirviente se acercó a él con una bandeja de plata donde había una copa de vino, la cuál tomó y se fue abriendo paso entre los invitados que callaban y exclamaban al ver que era el sanguinario Seth. Alzó su voz para conseguir la atención de quien más le importaba en ese salón.
- Quiero brindar por el próspero matrimonio de Horus, rey de Egipto, mi querido sobrino y su bello esposo. Lamento no traer un regalo apropiado para la ocasión pero no sabía que hoy era un día importante para ambos. Espero mi presencia no sea inoportuna ya que la invitación jamás llegó a mis manos y recién he vuelto de tierras lejanas. Pero a todos los invito a alzar sus copas y beber todo el contenido para que su felicidad jamás se termine. Salud.
Por un momento al escuchar aquella voz hizo que se tensara y su brazo que rodeaba la cintura de Sutej se intensificó, pero luego bajó sus defensas porque su intuición le decía que no venía con malas intenciones, además que una suave mano se posó en su antebrazo para transmitirle calma. Al menos se sentía aliviado que siguiera con vida, puede que ya no cause emoción en su ser al tenerlo nuevamente de frente, pero seguía preocupándose por su bienestar porque a pesar de todo seguía siendo parte de su familia.
Horus se incorporó junto a su bello esposo que le tomó de la mano, entrelazando sus dedos y sonrió ligeramente.
- Es una grata sorpresa su presencia y tío Seth siempre será bienvenido, éste su rey lo recibe con los brazos abiertos. Por favor disfrute de la maravillosa velada y no es necesario un obsequio, con tenerle aquí como un fiel testigo de mi felicidad es más que suficiente. Brindemos por Egipto y por mi hermoso Sutej.
Alzó su copa de oro y bebió de su contenido una pequeña porción para luego compartir un pequeño beso con su amada pareja, el pelirrojo desvió la mirada pero bebió todo el vino de un sólo trago y decidió saludar a los demás invitados, a pesar de estar un poco intimidados por la poderosa presencia lograron mostrar sus respetos y continuar con la charla que abarcaba diferentes temas que mantuvieron entretenido a Seth además de que el vino le era servido a cada instante.
Cuando la luna se encontraba en lo más alto Horus y Sutej anunciaron que se retiraban a descansar pero que todos podían seguir disfrutando de la fiesta, los invitados agradecieron por su hospitalidad y continuaron bebiendo, riendo y mirando las jóvenes doncellas que bailaban al ritmo que marcaban los músicos.
Seth se retiró en silencio, sin ser notado por nadie siguió el camino donde su sobrino desapareció junto a su esposo, caminó por el largo pasillo tenuemente iluminado por las antorchas, siguió avanzando hasta que llegó al final y había dos pasillos más, uno de cada lado, pero las ligeras risas en el lado derecho hicieron a sus pies dirigirse hacia la fuente de aquel sonido.
Se paró frente a la puerta que se encontraba semi abierta de una habitación, el aroma que flotaba en el aire era fácil de distinguir, lo sabía por el perfume de las distintas flores, estaban tomando un baño y lo confirmó al asomarse por la abertura, los shentis y las joyas estaban desperdigados por el suelo en diferentes direcciones.
El agua cubría la mitad de sus cuerpos abrazados cerca, muy cerca, tanto que parecían querer fusionarse y volverse uno sólo, amándose sin restricciones, compartiendo un beso lento, pausado, disfrutando la boca del otro, manos morenas recorriendo la blanca espalda.
No podía dejar de ver lo que hacía Horus, los suaves besos dejados a lo largo del cuello de Sutej, un calor ya conocido empezó a instalarse en su vientre por tal escena y adjunto a la cantidad de vino que bebió, ese cosquilleo viajó a su entrepierna que no tardó en reaccionar ante el estímulo visual. Se imaginó a sí mismo, disfrutando de ser acariciado con ternura y gentileza, ser amado y adorado en todos los aspectos, siguió observando como unos dedos se perdían entre el agua y un suspiro escapó de los labios hinchados de Sutej, mientras la lengua ajena trazaba un camino húmedo por su pecho y atrapaba entre sus dientes un pezón que comenzó a morder y succionar como si fuese un bebé, su propias manos las dirigió uno a su erecto pezón, el cual apretó entre sus dedos, mientras la otra masajeaba por encima de su shenti negro su hinchada erección.
No era suficiente sólo usar sus manos.
Quería más.
Necesitaba más.
Su mente nublada por el deseo lo hizo avanzar hacia donde se encontraba la pareja que no se percataba del intruso que se retiraba el shenti ansioso de poder participar en ese juego previo. El ligero movimiento en el agua los hizo separarse sólo lo suficiente para darse cuenta de ese invitado no deseado que los observaba con intensidad desde cierta distancia, en especial a Horus.
- Seth, ¿Qué haces aquí?.
Demandó el moreno con cierto tono de enojo. La sola idea que vieran desnudo a su bello esposo dio pie a su lado posesivo, por eso se puso a la defensiva, usando una voz autoritaria como el rey que es, en lo demás le daba igual la presencia de su tío, él sólo podía retirarse y dejarlo para que se bañase pero era distinto al notar esa mirada llena de lujuria.
Un sonido parecido a una risa que fue contenida sin éxito se escapó de aquellos labios que en el pasado deseó besar. Ahora ya nada sentía, sólo un respeto hacia el dios de la guerra.
- Pensé que eras más inteligente mi querido pajarito. Me apetece unirme a ustedes, ya sabes, lo que estaban haciendo hasta hace unos minutos. Quiero follar, retozar, coger, hacer el amor, como quieran llamarle.
El vino le ayudó a soltar sin tapujos esas palabras que piensa son vergonzosas y también a ser más atrevido, se fue acercando lentamente como si fuese un depredador acechando a su presa que aún seguía procesando las palabras dichas, Sutej igual estaba sorprendido pero no tanto como su esposo, podía darse cuenta que claramente Seth seguía amando al dios halcón, pero fue un idiota que lo dejó ir hace años atrás, ahora él era su pareja, el que gobierna a su lado. Podía intervenir y tomar las decisiones por los dos, más sabía que quién tenía la última palabra era Horus.
- Estás loco tío.
Fue lo único que pudo salir de sus labios, las manos de Seth ya se encontraban recorriendo su pecho lo cuál le causó un ligero escalofrío.
- Puede ser que lo esté, todo es por tu culpa, no sales de mis pensamientos, intenté olvidar tu recuerdo y el amor que aún te tengo pero mirame, hoy estoy ante ti ofreciendo mi cuerpo en bandeja de plata.
Su mano que se paseaba perezosa por el suave pecho moreno fue tomada con excesiva fuerza. Sutej se mantenía al margen pero no le gustó la forma en que Seth tocaba lo que le pertenecía, Horus sólo era de él y los celos emergieron desde lo más profundo de su ser.
- Estás borracho tío, no estás pensando correctamente.
Un ligero forcejeo empezó entre los dos, Seth por soltarse de esa poderosa presión en su muñeca así como el rey de Egipto hacerle entender que aquella conversación no tenía sentido.
- ¡¡Acaso no entiendes que te sigo amando!!. Carajo, sé lo que quiero y es a ti.
Consiguió liberar su mano y la colocó con desesperación en el fuerte brazo moreno.
- No pienso tomarte como concubina. Sólo amo a un hombre y es el que está a mi lado.
Respondió seriamente, lanzando una ligera mirada a su esposo que asintió en acuerdo.
- Lo sé. - Una sonrisa amarga le dedicó a su sobrino. - Yo sólo deseo, no, quiero tu atención sólo para mí aunque sea por ésta maldita noche. Lo que dije antes es verdad. Después de ésto no volveré a molestar.
Volvió a colocar sus manos en el cuerpo contrario, rozando con la yema de sus dedos el abdomen definido de Horus.
- Te arrepentirás de tus palabras Seth.
Sonrió, una sonrisa tan oscura que prometía el mayor de los placeres pero también una que no presagiaba nada bueno, como si fuese a castigarte por cometer un pecado.
Los dos hombres que compartían rasgos similares los invadió un delicioso escalofrío que llegó a sus miembros que volvieron a tomar rigidez.
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Todo pasó en un parpadeo, su cuerpo fue prácticamente lanzado fuera del agua cayendo como peso muerto sobre el piso, Horus junto a Sutej se acercaron y el primero traía un frasco de cristal con lo que podría deducir era aceite.
- Antes de llegar a la fiesta tomé un baño y me preparé, así que no será necesario hacerlo nuevamente, me aseguré de dilatarlo lo suficiente.
Sus mejillas se tornaron carmesí al admitir lo que había hecho, desvió la mirada de la imponente figura desnuda y de su excitación que se alzaba orgullosa.
- Por supuesto que será necesario, mi tamaño no es para nada pequeño y tu interior deberá acostumbrarse al recibir dos.
Una palabra logró que volviera a prestar atención hacia su sobrino.
-¿Dos?.
¿Había escuchado bien?.
- Sí, el mío y el de mi esposo. Dijiste que querías mi atención pero yo no puedo dártela, no cuando debo dejar de lado a mi bello humano. Accedí a ésto pero él también merece ser partícipe. ¿Tienes algún problema con ello tío?.
Se cruzó de brazos y su intensa mirada azul mostró irritación.
- No.
El frasco fue lanzado hacia su dirección y lo atrapó a pesar de el ligero nerviosismo que se apoderó al destaparlo, no podía mostrarse como un cobarde después de llegar tan lejos, debía terminar lo que empezó. El agradable aroma a flores de loto logró calmarlo, vertió una generosa cantidad en sus dedos para después abrir sus piernas y dejar expuesta su entrada que palpitó con anticipación, dos dedos entraron sin tanto esfuerzo ya que antes había sido estimulada esa zona, el tercer dedo se añadió a los pocos minutos y simulaba embestidas que le hicieron soltar pequeños jadeos.
- Añade otro dedo más, Seth.
La voz tras su espalda sólo observaba, pero la paciencia no era su mayor virtud como dios y gobernante de Egipto, por eso decidió acelerar las cosas.
- No puedo. Yo... mngh... ¡¡Horus!!.
Todo su cuerpo entero tembló y de su garganta salió un grito de sorpresa por la repentina intrusión de dos dedos que no eran los suyos y arremetían con fuerza en su interior siguiendo el ritmo que él marcaba, sus paredes se apretaron al tocar ese punto dulce que lo hacía explotar en placer.
- Con ésto es suficiente.
Los dedos intrusos fueron retirados y Seth le siguió en su acción. Sintió el cuerpo de Horus pegarse a su espalda, las piernas morenas colocadas a su costado y su caliente virilidad rozando sus nalgas. Sintiendo más confianza se atrevió a mover su cadera y ejercer más fricción sobre el pene de su sobrino que comenzó a soltar fluidos, pero de inmediato fue detenido haciendo que gruñera en desacuerdo, pero rápido se le pasó al percatarse de la tercera presencia que había olvidado y ahora se colocaba frente a él.
Las grandes manos de Horus tomaron por los muslos a Seth, separándolas en el acto y usando la fuerza en sus brazos lo alzó dejando expuesto su dilatado agujero, de una sola estocada se hundió en esas calientes paredes, Sutej se acercó más, buscando una cómoda posición la cuál encontró entre las piernas de su esposo, fue cuidadoso de no apretar entre su cuerpo a Seth que había quedado en medio de los dos, masajeó su hinchada virilidad y esperó por una señal, la cual llegó con un asentimiento de cabeza.
Su anillo de carne ardió al ser expandido a su máxima capacidad luego de que entrase lentamente el pene de Sutej que también tenía un tamaño considerable, sus uñas se clavaron en su palma para soportar el dolor y su respiración se volvió pesada.
- Mierda.
Trató de respirar y que su cuerpo se relajara para poder acostumbrarse a la doble invasión, cuando lo había conseguido los movimientos de la pareja dieron inicio de forma sincronizada y con la fuerza en los brazos de Horus movía a su antojo el cuerpo de Seth.
Arriba y abajo, logrando que entraran más profundo en el apretado interior, los dedos de Sutej atraparon los pezones del dios de la guerra haciendo que sus gemidos sean más sonoros, el brazo de Seth se aferró al cuello de Horus, pegándose lo más posible a esa ardiente piel morena.
El pelirrojo ladeó su cabeza y tras contener un gemido sólo pidió algo que más anhelaba en ese momento.
- Bésame. Horus, bésame.
El cálido aliento golpeó la mejilla derecha de Horus, la distancia se iba acortando por Seth que lentamente se acercaba, cuando los labios estaban a punto de unirse una mano tapó su boca.
Sutej al escuchar esa petición sus celos se activaron nuevamente y ver las intenciones de aquel que es parecido físicamente a él no dudó en evitar ese beso. Sonrió y su pelvis se movió más rápido pero también unió sus labios con los de su esposo en un beso húmedo, lascivo, sus lenguas enredándose como serpientes, escuchó un quejido amortiguado por su mano, más lo ignoró disfrutando de ese adictivo contacto.
Seth sólo le quedó ser un espectador de algo que también deseaba, los movimientos se volvieron más intensos, su punto dulce era estimulado nuevamente y de forma constante por los dos penes, todo su cuerpo se estremeció y en su vientre se instaló ese delicioso calor que sólo indicaba una cosa, sus dedos del pie se contrajeron y el sudor corría por su frente, soltó cuánto improperio hasta que una estocada más profunda hizo derramar su semilla manchando su vientre y parte de su pecho.
Las paredes se volvieron más apretadas cuando Seth alcanzó la cúspide del orgasmo, en conjunto con la fricción de sus miembros todo fue avasallador, ambas simientes se derramaron de forma abundante en el interior y sólo sus pesadas respiraciones se escuchaban en el silencio de la habitación.
Seth podía sentir cierta tibieza dentro suyo, se tocó distraídamente su vientre y un gemido brotó de su garganta cuando el primer pene se retiró de forma cuidadosa, el segundo le siguió poco después dejando la sensación de vacío, fue depositado por Horus en el frío suelo y sintió como de entre sus piernas escurría el blanco y espeso semen. Debía limpiar los fluidos restantes dentro de su cuerpo antes de volver a su templo, se incorporó y sus piernas las sentía débiles, temblaban si intentaba dar un paso por lo que esperó a que pudieran responder correctamente sin caerse o perder el equilibrio.
Horus y su esposo se encontraban a un lado, aún desnudos, parecían hablar de algo que decidió no tomarle importancia pero luego de unas cuantas palabras más, los pasos acercándose en su dirección captaron su atención.
- Adiós tío.
La acción lo tomó desprevenido, quedándose como una de esas estatuas de piedra cuando un beso tan casto como superficial le fue dado en sus labios. Sabía que no había ningún sentimiento en ese pequeño contacto, tenía que conformarse con las migajas del sexo que tuvieron.
En su mano fue colocado una pluma de halcón y las palabras antes dichas eran una despedida, un acuerdo silencioso de lo que ahora en adelante sería su relación entre ellos dos, sólo habría respeto por ser el hermano de Isis. Su tío. Es como si le dijese silenciosamente que no podía corresponder a ese sentimiento porque él amaba sinceramente a Sutej que fue cargado con suavidad entre los fuertes brazos morenos, una leve despedida por parte del humano y quedó sólo en esa habitación.
Alzó la pluma y lo besó con devoción, lo guardaría como el valioso recuerdo que era, un tesoro único que sólo él poseía.
Puede que por ahora su decisión de regresar a Egipto no sea la mejor, le dolerá verlos juntos y demostrar su amor a los cuatro vientos, seguirá reprochándose de tomar la peor decisión en su larga existencia al rechazar a Horus, pero a pesar de todo le desea la felicidad que se merece al lado de Sutej, sabe que con el tiempo logrará olvidar y dejar de anhelar algo imposible.
¿Podrá hacerlo?
Espera que sí.
Está determinado a conseguirlo, sabe que llegó el momento de dejar atrás su pasado e iniciar un nuevo comienzo, uno donde no hay temores y fantasmas, ser feliz a su manera, tal vez más adelante volver a amar con la misma intensidad y celebrar por ello.
Pero hoy...
Hoy se permite ser un idiota y unirse a la celebración por el aniversario de bodas de su sobrino, por ese Bello Amor que posee.
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Es la primera vez que escribo un trío 😅 además que dejar de escribir me tiene un poco oxidada en cuánto a las escenas hard, espero que en verdad les haya gustado a todos mis lectores, en especial a la cumpleañera 😃.
Intenté escribir algo diferente al resultado final de éste extra pero no imaginé otra cosa más que Seth siendo Seth. Tan impulsivo y buscando obtener la atención de Horus a cualquier costo, el vino fue un Plus para que su lengua floja pidiera lo que no haría estando cuerdo.
Eso sería todo y les recuerdo que sigo tomando mi merecido descanso de la escritura, si volví fue porque era un día especial para mi amiguita 😃💙 y no debía dejarlo pasar.
Psdta: Mi regreso tomará más tiempo porque empezaré a buscar empleo, pero no se desanimen que mi regreso será épico ya que mi próxima historia será un Horus x Anubis 😏🔥
Besos a todos 😘
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