
Deseo
La fiesta en su honor hasta ahora ha sido agradable, había logrado distraer su mente y corazón pero sí estaba cansado de sonreír a todo dios que se le acercaba para mostrar sus respetos, a los sacerdotes de su propio templo. Su madre se retiró temprano, Nephthys ya no salía de su habitación, así que no asistió por esos motivos y Hathor, era un dolor de cabeza, tocó una melodía con su arpa dedicada sólo para él, cada que tenía oportunidad se le acercaba insinuante, aunque no quisiera verla, era una diosa, hija de Ra y formaba parte de la Eneada, por cortesía debía saludarla. Aunque no perdonaba que hiciera un caos mientras estaba fuera, al menos arregló el asunto y no tuvo que casarse con ella, era hermosa sin duda, pero no la deseaba con intensidad como le sucedía con su tío Seth.
Badum.
Otra punzada directo a su corazón, debía dejar de recordarlo, se sentía un tonto. Estaba a punto de retirarse con una pobre excusa cuando un hombre de mediana edad llegó hasta él, se arrodilló mostrando respeto, su curtida voz resonó por todo el salón anunciando sobre el acto principal dedicado al rey Horus, el sonido de tambores y demás instrumentos inundaron el salón, hombres y mujeres aparecieron danzando en parejas y pequeños conjuntos, todos hermosos y talentosos, los espectadores riendo y aplaudiendo por el ánimo que los artistas ponían en su baile.
Con el pasar de los minutos el sonido del tambor se fue atenuando, bajando su ritmo como si anunciase que el verdadero espectáculo en ese momento daba inicio, los hombres salieron de escena quedando sólo las mujeres quienes interactuaban con su público hasta que formaron un círculo en medio del salón, la música aumentó gradualmente y la formación se rompió quedando en la entrada del salón, alzaron sus manos haciendo movimientos suaves al aire, dando giros en el mismo sitio hasta que una nueva figura hacía aparición en medio de las bailarinas, desde la cabeza a los pies poseía brillantes joyas, brazaletes de oro en sus muñecas y tobillos, su cabello lacio y negro semi largo brillaba ante la tenue iluminación, un shenti blanco con una abertura coqueta en la pierna izquierda que dejaba apreciar su pálida piel donde había otro brazalete con el ojo Uadjet que se abrazaba a su grueso muslo. Horus no se perdía ningún detalle, delineando detenidamente su esbelto cuerpo, pero su rostro, no podía ver más allá de lo que el velo semi transparente dejaba entrever aunque estaba seguro que era joven, tal vez rondando los 20 años humanos.
El pelinegro se acercó donde estaba el nuevo rey, sus pasos seguros con un suave contorneo de caderas y una grácil reverencia al fuerte y poderoso semi dios sentado en su trono, el velo que cubría la mitad de su rostro fue retirado lentamente, labios carnosos de color rosa, sonrisa traviesa y seductora, el tocado de halcón ocultó perfectamente su sorpresa e incredulidad ¿Acaso sus ojos lo estaban engañando? ¿El vino que bebió comenzaba a surtir efecto en él ó todo era una ilusión? Parpadeó reiteradas veces y no, la ilusión no se esfumó.
Ese joven de cabello negro era igual a Seth, los finos pero varoniles rasgos, los mismos gestos y los pendientes de oro, la nariz y el labio inferior partido por la mitad, el tipo de delineado en sus ojos, rojo y negro, en los párpados había color dorado que resaltaba la belleza de su rostro, las largas pestañas rizadas que sólo hacían más profunda su mirada iguales a un abismo sin final, acaso era su tío el que estaba postrado ante él, en completa sumisión, pero ¿Cómo le hizo para cambiar el color de sus ojos y cabello además de ocultar su divinidad?.
No.
No era aquel que ama, siendo el semi dios observador que es notó un lunar pequeño en su ojo izquierdo y otro cerca a la comisura de sus labios, la emoción de que podía ser su tío se rompió, se dedicó a mirar como el joven mortal bailaba con una encantadora sonrisa, el meneo de sus caderas, el tintineo de las joyas cada que giraba y sus cabellos negros flotando en el aire, una pequeña gota de sudor resbalando por su sonrosada mejilla y en su interior un fuego se instaló. El deseo emergió desde lo más profundo de su ser, las delicadas manos recorrían su esbelta anatomía, todos los presentes estaban fascinados ante el espectáculo, Hathor se sintió celosa porque dejó de ser el centro de atención y ese niño humano era elogiado por su talento, furiosa salió del salón seguida de sus sirvientes que no reparó en los rasgos de ese frágil mortal, por esa noche no insistirá a Horus que la tome como su esposa, veía como el hijo de Isis estaba atento al espectáculo y su ira aumentó por el deseo carnal que éste demostraba hacia el bailarín, no estaba dispuesta a rendirse aunque su madre se lo prohibiera, seguiría insistiendo hasta lograr su objetivo.
Tal vez sus ojos miraban al frente, no perdiendo detalle al baile de ese joven con las mujeres, pero sus oídos estaban atentos a cualquier susurro, más ninguno era para decir el parecido que tiene con el dios del desierto y eso se debe a que el rostro de Seth jamás fue revelado hasta que sucedió el juicio y su poder fue contenido con la magia de su madre, sólo los dioses de la Eneada estuvieron presentes aquella vez, los cuales no asistieron u otros ya se habían retirado incluido Hathor, mientras que para los demás seguía siendo un misterio sin descubrir y agradecía eso porque no deseaba exclamaciones o preguntas de las cuales no tenía una respuesta del porqué son idénticos.
Admiraba su espalda que tiene pequeños lunares que forman una constelación, su cadera moviéndose al ritmo de la música, manos y pies hábiles a la hora de bajar hasta casi el piso sin perder el equilibrio y por Amón que aquel shenti de lino blanco resaltó sus redondos y carnosos glúteos, en el centro de su cuerpo el calor aumentó, el hombre de mediana edad parado a una prudente distancia de Horus se dio cuenta de lo que hacía su bailarín principal, lo que causaba con todos los presentes, en especial al nuevo soberano de Egipto, el incesante sonido del tambor fue menguando y todo el salón se llenó de aplausos, las bellas mujeres dieron una inclinación a forma de agradecimiento y se retiraron a excepción del pelinegro quien recibió la orden de no irse con las demás, el viejo hombre se inclinó nuevamente ante el moreno y habló respetuosamente.
- Mi señor espero que éste humilde espectáculo haya sido de su agrado, soy un hombre que viaja en su pequeña caravana con su grupo de talentosos bailarines con el fin de entretener y dar una buena presentación a quienes asisten a vernos. Como muestra de respeto y felicidad absoluta por su ascensión al trono mi regalo será entregarle la joya más valiosa que poseo, de una belleza excepcional, el más talentoso, mi estrella principal en cada presentación, el muchacho que considero un hijo.
Extendió su brazo y señaló al pelinegro quien se acercó con una pequeña sonrisa, se arrodilló para reverenciar a Horus y esperar hasta que su nuevo amo y señor le diera una orden.
- Levanta joven humano.
Su profunda voz hizo eco en el salón, el pelinegro acató el pedido y bajó su mirada en respeto al dios frente a él.
- Agradezco por tu regalo, cuidaré de ésta joya como lo más valioso de mis posesiones, mi bendición para ti y tu caravana, que tengan un viaje sin contratiempos.
La mano arrugada por el paso de los años se posó en su pecho, recibir tales palabras del rey era un gran honor.
- Gracias y que su reinado sea próspero.
Reverenció nuevamente para finalmente salir del salón principal, Horus llamó a dos sirvientes, dio la orden de que llevaran al joven a sus aposentos, solicitó a sus músicos y más vino, que todo estuviera listo cuanto antes. Agradeció a todos por su asistencia y dio por terminada la fiesta en su honor, suspiró, se sentía agotado mentalmente pero físicamente no, el deseo seguía presente en su cuerpo, caminó ansioso hasta su habitación, tal y como pidió todo estaba hecho. Los músicos colocados en una esquina esperando una orden y el humano en el centro, sus hermosos rasgos a la vista sin el velo, se recostó en su cama entre los almohadones, una señal con su dedo indicó que podían empezar.
La suave tonada de la uffata seguido del sistro, el tambor y el zummarah crearon una melodía lenta, sensual donde el pelinegro movió sus caderas lado a lado, su vientre plano siguiendo el ritmo que los músicos marcaban al tocar los instrumentos, sus manos las alzó para posarlas en su cabello, sonriendo con coquetería, sus dedos se deslizaron desde sus hebras, bajando por su cuello donde un collar de oro lo adornaba, su descenso continuó por su pecho deteniéndose unos segundos en sus pezones para después seguir su viaje a su abdomen donde empezó a trazar figuras invisibles en la pálida piel de su vientre, vio claramente cómo se estremeció el cuerpo de ese humano, su boca se secó y tomó de la copa de vino que estaba colocado en una pequeña mesa a un lado de su cama, se bebió todo el contenido sin despegar la vista del joven bailando, su mano se cerró con fuerza sobre la copa ya que los dedos bajaron cuál serpientes sobre la tela de lino blanco, se pasearon enajenadas entre las aberturas y sus gruesos muslos quedaron al descubierto por fracción de segundos, luego bajó la tela y continuó bailando con su sensualidad desbordante, los cabellos negros agitándose cuando giró sobre su eje, las caderas se movieron más rápido, siguiendo la música que aumentó en ritmo, se paseó por la habitación sonriendo, provocándole, manos inquietas paseándose por su cuerpo, luego se paró frente a la cama.
Horus se sentía al límite, el joven se dio la vuelta mostrando su espalda, cada uno de los lunares que conforman una constelación fue expuesto, el ritmo de la música disminuyó a uno más lento y las caderas se movían a un contorneo suave casi sutil donde no dejaba de admirar sus redondas nalgas, el sudor recorriendo la curva de su cintura y perdiéndose entre la tela del shenti, el calor que sólo se instaló en su vientre bajo se extendió a todo su cuerpo, su pene estaba despierto y todo era debido al humano que tenía un enorme parecido a su amado tío, el que lo miraba nuevamente con esa sonrisa arrogante que hacía latir su corazón. Una señal con su mano hacia los músicos hizo que se detuvieran.
- Retirense, rápido.
Su poderosa voz salió dos tonos más agudo de lo normal, los hombres salieron presurosos de la habitación haciendo una torpe reverencia, el joven pelinegro aguardó ya que a él no se le dio una orden, la mirada de un azul profundo volvió a pasear su deseosa mirada por ese cuerpo con ligeras curvas, tan parecido a Seth.
- Ven aquí.
Palmeó un costado de su cama, acató de inmediato la orden, trepó y como un depredador al acecho gateó hasta llegar a su rey, sus cuerpos se encontraban cerca y a la vez no, ya que aún existía una pequeña barrera que no los dejaba romper la escasa distancia.
- ¿Cuál es tu nombre bello humano?.
Extendió la mano sólo para acariciar la mejilla teñida de rojo.
- Sutej. Pero mi rey puede darme otro nombre si así lo desea.
El pelinegro que nunca había sido tratado de esa forma se entregó a la caricia como si fuese un gatito.
- No. Es perfecto en ti. ¿Permitirás que sea yo quien robe la pureza de tu cuerpo, que mi deseo se complazca en tu sacratísimo templo, seas de mi exclusividad hasta que tu vida humana se extinga?.
No era necesario hacer la pregunta ó pedir permiso siendo un rey, pero él era diferente, no deseaba poseer a alguien a la fuerza, ni con su tío lo hizo, fue tan paciente esperando por algo que nunca llegó a suceder.
- Mi rey Horus es mi único dueño, sólo a él le pertenece mi cuerpo, soy sólo suyo y cuando me deseche al no serle de utilidad lo seguiré adorando hasta el final.
Las pupilas negras brillaban al pronunciar cada palabra mirándolo directo a sus ojos, una chispa de adoración demostrada sólo a él, sin ninguna pizca de mentira, se preguntó si Seth haría los mismos gestos, mostraría emoción por decirle que lo adoraba. Observa las pupilas negras por largos minutos, es ahí donde Horus se da cuenta que es como si hubiera una historia detrás de esa mirada, algo que fue borrado para jamás contarse, era indescriptible la sensación de reconocimiento.
Parpadea confundido al notar que el cabello antes negro es reemplazado por el rojo al igual que las pupilas y la sonrisa que le dedicaba hizo latir frenético su corazón, su tocado de halcón lo retira de forma rápida y lo avienta hacia alguna parte de la habitación. El humano deja de respirar por segundos al admirar toda la belleza de su señor, estira su mano y toca el rostro con poco maquillaje en sus masculinas pero joviales facciones, su cerebro sólo piensa en la palabra Hermoso mientras se pierde en la intensa mirada azul.
Horus ansioso y desesperado por probar aquel carnoso labio inferior, aparta la mano con delicadeza y besa sus nudillos, la barrera invisible que les impedía romper la nula distancia se derrumbó, su boca choca con la de su tío quien torpemente corresponde a su demanda, una y otra vez chupó y lamió los labios que ligeramente se abrían sólo para respirar, más no dejó que tomara un respiro cuando volvía a atacarlo con voraces besos, sus bocas encajaban a la perfección, es como si estuvieran echos el uno para el otro, pensó.
Se dedicó a retirar lentamente las joyas que adornaban aquel cuerpo, tomándose su tiempo de admirar todo de él, las respiraciones agitadas se escuchaban claramente en la silenciosa habitación. Horus con avidez besaba cada centímetro de la pálida piel del cuello, dejando a su paso marcas rojas por usar sus dientes sacando suspiros entrecortados de los hinchados labios, le encantaba como el cuerpo debajo suyo se estremecía ante su toque.
Su amado Seth disfrutaba de lo que le hacía, pero el espejismo ante él rápidamente se desvaneció y nuevamente tomó su verdadera forma de una noche sin estrellas, los gestos que se imaginaba haría Seth en la intimidad, éste joven humano tan hermoso, no era quien anhelaba fervientemente, más su deseo tenía que ser saciado. Retiró el shenti blanco de un sólo tirón y el frasco de cristal que tenía en su mano lo destapó, el aceite perfumado inundó sus fosas nasales, vertió una generosa cantidad entre sus dedos, colocó un almohadón en la cadera de Sutej para que estuviera a la altura de su pelvis y la rosada entrada quedó expuesta ante sus ojos, el pulgar se deslizó como una caricia alrededor del círculo de carne hasta adentrarse, las entrañas se apretaron a su alrededor impidiéndole moverse, para distraerlo del dolor e incomodidad besó parte de su pecho, comenzó a chupar sus pezones que se enrojecieron debido a las succiones y ligeros mordiscos, un segundo dedo fue añadido entrando y saliendo fácilmente, los bajos gemidos chocaban en su oído haciendo perder su cordura de a poco, cuándo se acostumbró a los dos intrusos que expandían la entrada se agregó un tercero para reforzar la dilatación y acelerar las cosas.
Todo el ser del pelinegro tembló en placer absoluto debido a su rey que sustituyó sus dedos por su dura hombría, toda la extensión llegó muy profundo y un gemido fue devorado por la boca con sabor a vino, la lengua con el sutil sabor dulce recorrió toda su cavidad bucal hasta jugar con su tímida lengua que de forma torpe le siguió el ritmo, los brazos del pelinegro rodearon el cuello y sus piernas instintivamente se aferraron a la cintura, las paredes se apretaron alrededor de su pene, inició movimientos lentos tratando de no lastimar al frágil mortal. Su duro tronco se abría paso en la constante penetración, entrando y saliendo una y otra vez aumentando el ritmo, guiándose por los melodiosos gemidos de Sutej, aunque Horus estuviera haciendo uso de todo su autocontrol los dedos se aferraron a su corta cabellera negra y todo se salió de control.
- ¡¡M-Mi señor!!.
Las uñas del pelinegro se clavaron en la ancha espalda del soberano de Egipto cuando la gruesa longitud tocó una parte sensible dentro suyo, en conjunto con su pene siendo estimulado por el marcado abdomen, tantas sensaciones jamás experimentadas todo su ser se estremecía en éxtasis.
- Sólo di mi nombre.
Se incorporó quedando de rodillas en medio de la cama aún penetrando al humano, lo sujetó firmemente de sus nalgas y marcó el ritmo, cada vez más rápido, enfocándose en golpear ese punto sensible que haría gemir en alto a Sutej y que su nombre sea exclamado con esa melodiosa voz.
- Mi.... ¡¡Horus!!
Cuando estaba a punto de volver a decir Mi Señor fue mordido su pezón derecho haciéndole saber que esa no fue la orden que le dio, por eso al instante se corrigió y gritó sin aliento, Horus vio caer lágrimas de placer absoluto, el sudor empapando sus pieles, las paredes se apretaron deliciosamente alrededor suyo y un gruñido escapó de su boca. Apretó y amasó ambas nalgas con sus grandes manos, los sonidos eroticos que hacían sus cuerpos al unirse de ésta forma, todo era un estímulo a sus nublados sentidos. Una, dos estocadas más y la cúspide de un intenso orgasmo llegó, el moreno vaciando su semilla en el cálido interior mientras que el pelinegro su liberación se derramó entre sus pechos, compartieron un último beso sin aliento antes de que cayera profundamente dormido el joven bailarín.
Un suspiro salió de los labios del semi dios, lo acomodó con delicadeza en la cama, observó por largo rato su cuerpo desnudo, toda esa belleza igual a la de Seth, negó y frunció su ceño, molesto consigo mismo por recordarlo, se levantó de la cama yendo hacia una mesa donde había un recipiente con agua y paños, remojó uno y lo escurrió para dirigirse nuevamente a la cama, limpió con cuidado el semen que salía de la rojiza entrada y usó otro paño para limpiar el sudor en todo su cuerpo, cuándo él también se quitó todo rastro de fluidos se acostó, atrajo a sus brazos al dormido mortal y cubrió a ambos con la sábana.
Disfrutó del calor corporal ajeno y sus ojos se cerraron lentamente, en el sopor del sueño sintió unas pequeñas manos aferrarse a su cintura así que apretó el cuerpo contra el suyo aspirando el aroma a flores que desprendía. Todo fue tan relajante, jamás había sentido tanta tranquilidad en siglos, el frágil humano consiguió hacerlo dormir por primera vez profundamente y que olvidara su lamentable situación, aquellas ilusiones que se rompieron en un instante.
"Si pudiera entregarte mi corazón sin dudar lo haría pero yo amo a alguien que me ha roto el corazón y sigo esperando un día llegue nuevamente a mis brazos totalmente arrepentido"
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