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Prólogo

Llevaba caminando varios minutos, confundido, frustrado.

No esperaba perderse luego de haber sido empujado por el saiyajin hacia el portal, mucho menos en una época totalmente desconocida para él. El anillo del tiempo le llevó a un futuro distante, muy diferente del cual venía y más allá de este.

Primero pensó que había caído en un sector inexplorado de la tierra, más sin embargo, tras una caminata por los alrededores, se dio cuenta de que no se trataba de la línea del tiempo devastada por el Plan Cero Humanos, antes de seguir el rastro dejado por la máquina del tiempo de Trunks.

Algo había salido mal.

La inexistencia de una salida era lo peor del problema. No podía viajar al pasado, y de seguir así, debería quedarse ahí a partir de ahora.

—¡Maldición! —se quejó, apenas dejando salir un gruñido de su garganta cuando golpeó el tronco de un árbol cercano.

No podía terminar así, dejaría atrás todo el avance de eliminar a los humanos en el mejor momento; por ahora, solo quedaba esperar, tener paciencia hasta que el condenado artilugio fallase de nueva cuenta para ver si esta ocasión le devolvía a su época.

Había dado varias vueltas en tan escabroso bosque y simplemente no había ni un alma. Abundaba una tranquilidad inquietante, que hasta le hacía sentir nervioso.

Apartó con brusquedad la hierba en su camino, divisando frente a él lo que parecía ser un lago, cristalino, en completa serenidad. La luna se cernía sobre el cielo, bañando con su tenue luz el paisaje mientras su reflejo adornaba el agua. Pudo seguir avanzando, de no ser porque el sonido le alertó que había alguien ahí.

Apenas le vio, retrocedió para ocultarse entre la maleza, intentando confundirse entre ella, acoplándose a la silueta de los árboles. Agachó su cuerpo lo suficiente para permitirse ver lo que ahí yacía; reguló su respiración y, aún con su ki oculto, observó a un joven hombre, de espaldas a él.

Le llamó la atención la energía que desprendía, era extraña, ejercía una presión peculiar aún cuando se encontraba en completa calma. Se acercó con cautela sin dejarse ver, quería observarle con mejor detalle.

¿Qué clase de ki era ese, para venir de un ser cuyos rasgos parecían ser humanos? No podía ser uno, algunas cosas no concordaban.

—¿Cabello blanco? —los únicos seres, dejando de lado a las razas mortales albinas, que tenían esa característica, eran los kaioshin y los ángeles. Estaba seguro de que tal energía no podía ser de una especie mortal.

Ladeó la cabeza con extrañeza, ¿Un saiyajin? Si. Y ahora que lo veía bien...

Era tan parecido a Son Goku.

Oh concidencia tan llamativa y curiosa, ¿Qué hacía alguien como él en un planeta muerto como ese? Si bien llegó con preguntas, ahora tenía más. Sin duda un accidente peculiar el haber llegado donde no existía más que un saiyajin extravagante, cuya energía le había causado la corazonada de que no era totalmente uno.

No comprendió muy bien por qué el anillo del tiempo le llevó hasta ahí para luego devolverlo como si nada hubiese pasado, arrebatándole del momento, mientras era arrastrado hasta su línea temporal. Concluyó que la abertura del espacio-tiempo que le permitió seguir a Trunks al pasado debió generar más inestabilidades en la realidad, como para crear algunos agujeros de gusano a otras épocas. Si estaba de regreso, era porque ya debían haberse corregido.

Pero sin duda fue toda una experiencia. Aquel encuentro lo había intrigado, que a los pocos días decidió regresar a ese futuro voluntariamente.

No fue difícil encontrarlo: 30 años en el futuro a partir de su ubicación. Descubrió muchas cosas durante sus visitas, que con el tiempo se hicieron frecuentes; no había vida a los alrededores, al menos, no del planeta tan parecido a la tierra en el que había caído la primera vez. No hubo rastro de deidades y divinidades, preguntándose si es que estos no existían en dicha realidad.

Pero entre toda la incertidumbre de averiguar qué acontecimiento hizo de ese futuro un desierto, estaba el saiyajin que de inmediato capturó su atención, ¿Qué podía haberle pasado? No identificó en él los estragos de ser un sobreviviente, fuese quien fuese, se preguntaba cuál era su papel al respecto.

Cada noche, dedicaba una parte de su tiempo a buscarle, se había vuelto una rutina, no hubo día en el que no visitara el lago donde lo encontró aquella vez, él estaría ahí, a la orilla y en silencio.

Llegar, buscarle, observarle y marcharse.

Ya había memorizado sus rasgos, sus gestos, pero le era imposible ver más allá de ellos.

Las constantes ausencias y la reciente calma en el futuro apocalíptico donde Trunks defendía la poca humanidad que sobrevivía causaron confusión en su contraparte, Zamasu, quien no había pasado por alto sus desapariciones, más tampoco reclamó por ellas. Sentía que llegaría el momento de saber de qué se trataba aquello que le mantenía tan ocupado.

Una tarde, había sido especial.

Esta vez, le observaba nuevamente en su estadía, sumergido en las aguas cristalinas, bajo la luz de las estrellas.

Ya le había visto bañarse en muchas ocasiones, aprendió su rutina producto de la constancia. Era curioso respecto al chico, le atraía de una forma desconocida para su persona, Tenía algo que le llamaba, que acaparaba cada rincón de su cabeza, muchas dudas se generaron por ese interés, aún no sabía su nombre, quién era y qué hacía ahí.

El muchacho sobó su cuello, parecía estresado, era notoria la tensión en su espalda desnuda, llena de cicatrices, marcas talladas en su blanca piel, que sobresalían por las huellas rosadas que quedaron de ellas.

Se preguntó qué las había provocado, casi podía ver el músculo expuesto debido al desgarre, llagas y cortes profundos, largos e imborrables. Eran horribles, desembellecía la armónica composición de su figura, que ante sus ojos, era perfecta.

Irónico; para su percepción, era más que un humano. Ironía que para un dios, pareciese intocable; inalcanzable.

Porque cada noche, pensaba en lo que significó ese encuentro. Sentía que había conocido a su dios, una divinidad que solo podía darse el lujo de apreciar, de observar.

Una figura a la cual sólo podía adorar.


———

!Hola chicos! Hace tiempo que quería traer esta historia, había quedado en borrador, escrito en algunas hojas, y finalmente me dispuse a transcribirlo. Será algo corto, los capítulos no serán tan extensos.

Espero lo disfruten, esta pareja es de mis favoritas y quise compartirlo con ustedes, !Nos leemos después!

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