17: Amo y bebé
¡Que loca es la vida!
Bah, loca la idea de los humanos de que pueden poseer todo lo que ven.
¡A qué deben esa arrogancia y esa sed de conquista!
Sed de posesión.
Te toman, te retienen, te dominan.
Quedas reducido a una cosa que se mueve y respira.
Tu libertad ahora les pertenece.
Creen tener derecho de manejar tu vida.
Y ahí está llamándome como si fuera su juguete.
Tengo sueño, me acuesto en mi gran cama y me abraza como si yo fuera su peluche.
Ellos piensan que uno es de cartón. Te aprietan y tenés que ceder.
Necesito bañarme porque odio que me toquen.
Y ahí viene.
A cada rato.
Y agradezcan que no critico a los creados en una mini versión, que te agarran y te sacuden como si fueras pandereta.
Salgo a tomar aire, alejarme de ellos un rato me hará bien.
Y allá está un colega mío, bañandose al sol.
Del otro lado corre y salta un canino.
La vida es hermosa acá afuera, en este otoño naciente.
Tengo hambre de nuevo, espero encontrar lleno el tazón.
¡Por Dios, ese humano no hace nada bien, se lo explico de buena manera y no me entiende!
Y no obstante pone una voz tan aguda e irritante al hablarme, ¡que fastidio!
Se merece que le muerda los tobillos.
Necesito usar el baño. Ya está limpio, por suerte. Ahí te va para que lo limpies otra vez.
Ese alimento no me gusta, está viejo, tengo hambre, ¿no vió que me vacíe? necesito llenarme otra vez.
Pobre humano, debo estar maltratandolo mucho, se ve estresado.
Me voy a acercar, pongo ojos de amor y dejo que me acaricie. Total, repito mi higiene después.
Lo voy a matar, y es que traté de ser gentil pero me da sueño que me rasque.
Me voy a dormir, qué más da, si aunque él crea que se adueñó de mí en realidad no sabe que el territorio de conquista fue él.
Ronroneo feliz, me relajan sus mimos.
Que paz siento.
Y sospecho que él también se calmó porque su corazón late suave.
Al final, creo que me equivoqué, el humano y yo somos como un equipo, porque decir "familia" es muy fuerte.
Ya no lo arañare, a menos que se lo gane.
Seguirá siendo mí esclavo mientras me crea su bebé.
Y así viviremos los dos casi unidos, pues mí espacio se respeta, y él tendrá que aprender.
Y yo seguiré acurrucandome a él cuando lo sienta triste.
Lo cuidaré y concentiré.
Al final es un humano adorable.
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