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El príncipe rana

Día 2 - Cuentos tradicionales.

Retelling pedorro de El príncipe rana de los hermanos Gimm.

Había una vez un rey muy bueno y muy rubio al que todos llamaban All Might, porque en sus tiempos de juventud había logrado unificar varias aldeas que eran enemigas. 

Y como era un rey muy bueno, había decidido adoptar un niño de cada aldea para criarlos como sus hijos y que en el futuro uno de ellos herede el reino.

La verdad es que como padre era muy buen monarca. Sus hijos, que por algún motivo también eran rubios, eran un desastre como príncipes.

Yuga, el mayor, se la pasaba hablando de sí mismo. No quería casarse porque nadie era digno de su belleza. Solo quería vivir rodeado de joyas, tampoco le importaba ser rey.

Neito, el segundo heredero parecía un villano más que un príncipe. Estaba claro que no era apto para ser el futuro gobernante.

En cuanto a Denki, el menor, a pesar de ya tener 18 años seguía siendo un niño. Nunca quería estudiar. Se escondía de sus tutores y sacaba malas notas. Su única motivación era jugar.

El rey All Might estaba muy preocupado.

Cierto día, el tercer príncipe estaba jugando con su perrito en los jardines, cerca del gran lago donde nadaban los cisnes.

El perrito de Denki estaba aprendiendo a traer la pelota, era un juego que los dos disfrutaban, porque al rubio le divertía mucho ver a su mascota tan feliz.

Lastimosamente, en una ocasión la pelota cayó en el lago, y aunque el perrito se lanzó a buscarla no la encontró. Denki se sentó en la orilla mirando el agua con tristeza.

—Príncipe, ¿por qué estás tan triste?

El tercer heredero miró a sus alrededores, buscando de quién provenía la voz. Pero no encontró a nadie. A su derecha vio un sapo que lo miraba fijamente.

—Ese sapo me está mirando mucho, da miedo.

—Soy una rana.

—¡Oh! ¡Podés hablar! —Denki rio divertido ante tal hallazgo—. Sabés, mi perrito perdió su pelota en el lago. ¿Será que podés buscarla y traerla de vuelta?

—Como poder, puedo —respondió la rana—. ¿Pero que me ofrecés a cambio?

—Lo que quieras amiga, soy un príncipe —respondió con fanfarronería.

—Bueno, pero soy hombre. No me digas amiga.

Así, la rana nadó hasta el fondo del lago y volvió con la pelota del perrito. Luego el anfibio saltó hasta el hombro de Denki y juntos volvieron al castillo con el perrito detrás de ellos.

Con el pasar de los días, los dos se hicieron amigos. Todo lo hacían juntos, excepto bañarse, por supuesto.

Sin embargo, el resto de la familia no estaba contenta con la presencia de la rana. Es que el animal estaba presente en cada comida. Se sentaba a la mesa como si fuera un miembro de la realeza.

—Hijo, ¿es necesario que la pequeña rana coma con nosotros?

—Sí, es mi amigo.

—Es desagradable —comentó Yuga.

—Es vomitivo —dijo Neito—. Ya no lo soporto más.

—¡Hermano no te atrevas! —advirtió Denki.

Para la mala suerte de la rana, la advertencia no sirvió de nada. Neito tomó al animal sin cuidado y lo arrojó contra la pared más cercana.

Inmediatamente se formó una nube de humo azul. Todos se quedaron muy sorprendidos, nadie esperaba un truco de magia.

Del humo emergió un joven alto y apuesto, de piel clara y cabello oscuro. Estaba vestido como si fuera un príncipe.

—Segundo príncipe, me ha liberado. Estoy tan agradecido —habló el muchacho.

—¿Rana? —preguntó Denki confundido.

—En realidad mi nombre es Hanta, soy el príncipe heredero del Reino del Norte. No podía decírtelo por culpa del hechizo que me puso una bruja, el mismo que me convirtió en rana.

—Vaya. Eso explica por qué podías hablar.

El rey se sintió aliviado al ver que el amigo de su hijo en realidad era un humano y ordenó proseguir con la comida.


El príncipe Hanta volvió a su país al poco tiempo, pero visitaba a Denki con regularidad. Con el tiempo se enamoraron, se casaron y vivieron felices para siempre.

Y colorín, colorado este cuento se ha terminado.


¿Y qué pasó con los hermanos de Denki?

Yuga se quedó soltero y vivió feliz. Neito se volvió bueno, se casó con Itsuka y se convirtió en rey. Fin.

Holaaa. Esta week terminó hace meses, pero yo no pude participar. Y la cosa es que tenía muchas ganas de hacer esta historia del príncipe rana jeje. Así que lo hice igual. Qué importa que haya pasado tiempo, siempre es buen momento para leer SeroKami.

Me guie con el cuento original y no con los otros retellings que hay por ahí. Por eso es que no hay beso, y cambié varias cosas para tratar de adaptar los personajes del cuento a la personalidad de los personajes de BNHA.

Bueno, espero que te haya divertido. Todavía hay una historia más que quiero escribir para esta week. Veremos. Gracias por pasar 😊

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