Capitulo 2: Un Subidon, un halcón encantando.
Subidón
A veces parece que puedes entenderme
y el mundo se mueve más rápido y mejor
es un colador mi corazón de tanto agujero
que has logrado abrir, picando en mi como un pájaro carpintero
subidón, es un subidón una inyección de adrenalina
subidón, besarte es un subidón, ¿qué tendrás que me contaminas?
abajo y arriba, dos mil veces al día
suspiro, respira, rutina la ciudad
¿Con quién voy a ir a revolver las tiendas de discos?
¿quién me ayudara a decidir, que decir si no estás
conmigo?
subidón, es un subidón una inyección de adrenalina
subidón, besarte es un subidón ¿qué tendrás que me contaminas?
subidón es un subidón cartucho de nitroglicerina
subidon besarte es un subidón que me vuelve a cargar las pilas
subidón, es un subidón una inyección de adrenalina
subidón, besarte es un subidón ¿qué tendrás que me contaminas?
subidón, es un subidón cartucho de nitroglicerina
subidón, besarte es un subidón que me vuelve a cargar las pilas
Yuuri sonrió al escuchar eso, aquel Adonis estaba aceptando entrenarlo, eso era maravilloso, fantástico y de inmediato la emoción le gano y abrazo eufórico a aquel extraño.
─ ¡Gracias! gracias, ¡muchas gracias!
─De nada, pero no tan rápido niño, tengo un par de condiciones.
─Ok, dime, dime.
El ruso sonrió ante el entusiasmo del menor, y dio sus condiciones:
─Sera un secreto, siempre a solas tú y yo por ende, y a medianoche. Aquí. De igual forma prometes no contradecirme y seguir mis indicaciones, además de seguir con tus entrenamientos de rutina con tu actual y oficial entrenador. Y Por último, promete que harás los programas que yo coreografié, sólo dile a tu actual entrenador, que ha sido inspiración tuya y te ayude a pulir tus movimientos, ¿estamos?
Yuuri pensó que eso sería sumamente difícil y cansado, pero en verdad deseaba seguir viendo a ese hombre y practicar con él, así que accedió sonriente.
─Sí, ahora por favor dime tu nombre.
─Sólo dime Coach.
─Oh vamos dime, ¿Acaso no te gusta tu nombre? Hum imagino algo como Karamazov o Romanov.
─Esos son apellidos, no nombres y no es que no me guste, pero creo que el anonimato es misterioso.
Respondió con una sonrisa que a Yuuri le pareció seductora, sin duda aquel hombre era un rompecorazones y estaba seguro de que alguien como él, sin importar su ceguera, atraería tanto a hombres como mujeres por igual.
─Oh, vamos, dime tu nombre.
─Puedes llamarme, Finist, si gustas.
─ ¿Cómo el halcón encantado?
El peli plata lucia sorprendido y asintió con una sonrisa tierna.
─ ¿Conoces la historia?
─Sí, mi madre solía leérmela cuando niño, esa y otras de un libro de cuentos rusos que adoraba, mis favoritos, eran el del bollito redondito, el de la princesa rana y ese del halcón encantado. Aunque mi hermana, Mari, siempre se burlaba de mí por eso, decía que esa era una historia para niñas.
─Quizás lo sea, pero también es mi favorito, igual me agrada el bollito y otro que adoraba era el de Iván el ingenioso. Ah sí y el del guiso de hacha ¿los conoces también?
─Sí, sabes aún conservo el libro, está muy viejo y desgastado, casi deshojado, pero es mi tesoro al igual que mis primeros patines, si gustas, yo podría leerte un poco después de los entrenamientos.
─Eso me encantaría Yuuri.
─Entonces tenemos una cita, mañana a la media noche.
Dijo el menor sonrojándose hasta las orejas y saliendo de prisa del lugar. Por su parte Víctor sintió que haber ido un tiempo a Japón, escapando de su aburrida rutina había tenido sentido. No pensó que encontrarIa a alguien como aquel chico, con tanto talento y pasión por el patinaje como él, pero con tanta timidez e inseguridad, que frenaban lo que podría ser una carrera deslumbrante. No estaba seguro de cómo hacerla de entrenador, pero sentía emoción de volver al hielo, aunque sea como profesor, quizá debiera pedirle consejos a Yakov, hipotéticos claro, nunca le diría la travesura que estaba por cometer.
No había querido darle su nombre a Yuuri, por temor a que le reconociera, si le decía quizá él averiguase y supiese quien era, aquella estrella que cayó del cielo y se hizo añicos, aquella estrella que perdió su luz, no él sería su halcón encantado, le daría fuera, valor, tenacidad, y le enseñaría a andar y salir adelante, a avanzar por lo que quería, aun sí tuviese que encontrarse con lobo gris, gastar tres gorros y tres cayados y luchar contra una bruja malvada por su objetivo.
Él haría de Yuuri un ganador.
El japonés había estado animado toda la mañana, tarareaba y hacía los ejercicios sin quejarse. Celestino lo miraba sorprendido, pues sabía bien del carácter depresivo e inseguro del chico, pero se veía tan animado que juraría que algo bueno le había pasado.
─ ¿Hizo Katsudon, tu madre hoy?
─No, ¿por qué lo preguntas coach?
─Es que te ves muy animado, por eso.
─Es porque anoche tuve un sueño fascinante, en fin Celestino san, hay algo que quiero pedirle.
El italiano le miro sonriente, se dijo que el sueño debió ser en verdad muy bueno, si Yuuri se veía tan contento y además que se atreviera a pedirle algo.
─ ¿Dime?
─Me gustaría escoger libremente mi programa corto de este año. Escoger el tema, el atuendo y coreografiarlo en parte, sólo en parte, pero me gustaría poder elegir.
El entrenador le vio asombrado, eso era inaudito, al menos de parte de ese chico, ¿De dónde saco tanta confianza?, pero él no estaba listo para eso, debía negarse, aunque se temía que eso lo volviera a su estado emo, taciturno habitual, no quería ver esa cara de corta venas, nunca más, aquella sonrisa radiante y tierna, era mucho mejor.
─Humm, ya veremos. No te diré ni sí, ni no por ahora, muéstrame lo que quieres y si me parece lo suficiente bueno se queda, si no lo cambiamos ¿de acuerdo? Si quieres elegir hazlo, pero esfuérzate y no te pongas a llorar si al final rechazo. Esta es la primera vez que lo intentaras, así que ánimo.
─Waoo Yuuri Kun, ¿de verdad intentaras coreografiarte sólo? Eso es increíble.
El japonés no se había dado cuenta de donde salió su amigo Pitchit, que ya estaba a su lado cámara en mano para hacerse una selfie con él y postear en su twiter la foto con el texto. - "Yuuri está lanzado hoy, no sé qué se comió, ¿que tenía ese katsudon"
El joven sonrió apenado.
─Sí, quiero intentarlo, aun no sé cuál será mi tema, pero lo descubriré pronto.
─Ya basta de charla, a practicar muchachos, Pitchit ve a tus estiramientos, Yuuri a la pista, eres muy malo con tus saltos, si quieres impacto, tienes que mejorarlos, a practicar vayan, vayan ahora.
Ambos chicos fueron a los ejercicios asignados, en efecto el japonés era deficiente con los saltos, casi nunca podría clavarlos y eso hacía mella en su orgullo, pero lo intentaba una y otra vez cayendo al hielo en casi todos los intentos, abajo, de nuevo abajo, se levantaba otra vez arriba, giraba, saltaba, caía, debajo de nuevo.
Estaba exhausto y adolorido cuando termino la práctica, sentía que sólo quería un baño fresco, meterse a su cama y dormir dos noches enteras, pero no podía tenía una cita esa noche y sin duda seguirían las caídas, pero aun así iría. Quería ver a Finist, tenía que verlo y asegurarse que fue real y no sólo un sueño como le dijo a celestino.
Así que al llegar a casa se bañó, comió algo, se puso a buscar su libro de cuentos rusos, lo empaco en su bolsa con los patines y una muda de ropa y se echó a la cama a tomar una siesta poniendo en su celular hasta cuatro alarmas, más la de su reloj despertador al lado de su cama. Así que a la medianoche estuvo de nuevo en el Ice castle y su sonrisa fue realmente tierna y hermosa al divisar al sensual albino vestido con pantalón y camisa negra y con unos patines blancos bien ajustados parado junto al hielo.
─ ¡Estas aquí!
─Te dije que lo estaría.
─No te defraudare, ¿cómo comenzamos que hago primero?
─Haz un calentamiento suave y mientras platiquemos un poco, es importante que nos conozcamos un poco mejor, debo saber de qué forma entrenas habitualmente, cuáles son tus puntos fuetes y también los débiles, ¿en que eres bueno? ¿Que necesitas mejorar? ¿Qué tipo de música te gusta?
Yuuri obedeció e inicio el calentamiento mientras le contaba a Víctor sobre sus rutinas, sus éxitos y fracasos, sus temores a no dar la talla, y todo referente al deporte que tanto amaba y como lo solía practicar.
─Ya veo. Necesitas mucha práctica, pero no es sólo eso, debes encontrar tu motivación interna, tu amor por el hielo, por la pista por este deporte, debes encontrar un sentimiento fuerte una sensación que te ayude a levantarte a cada caída, debes enfocarte en lo que quieres y olvidarte de todo lo que no. Sentir la música, ser uno con ella, dejar tu cuerpo fluir en ella, sentir el ritmo. Es importante una buena sincronización de la música con tus pasos y tus emociones.
No es todo sólo técnico, pero si la habrá y aprenderlas, debes buscar igual el lado artístico en todo esto.
Yuuri le escuchaba maravillado y asintiendo a todo. Después inicio la práctica, Víctor le hizo observarlo y le mostro nuevamente lo fascinante que era en la pista, le acomodo la postura en un par de ocasiones provocando sonrojos y escalofríos placenteros al menor, aunque él no pareció notarlos.
Hubo más ejercicios y otras caídas por parte del japonés, pero algo le motivaba a levantarse una y otra vez, no sentía el dolor o el cansancio, no con su halcón encantado, estar con él era como una inyección de adrenalina, un total subidón. Y eso le fascinaba, así que abajo y arriba, dos mil veces al día, tres mil, podía hacerlo siempre que estuviera con él.
Cuando se acercaba el amanecer ambos descansaban bebiendo un café caliente, entonces Yuuri saco el libro y se lo dio a su coach, quien acaricio el lomo con verdadero afecto y Yuuri se imaginó lo que sería sentir esas manos sobre su piel, aquel ruso sin duda sería un buen amante.
─Léeme.
Pidió y yuuri asintió, cogió el libro e inicio la lectura.
"En cierta ocasión fue el padre al bazar y preguntó a las hijas.
-¿Qué queréis que os traiga, hijitas?
La mayor y la segunda le respondieron:
- Cómpranos a cada una un pañolón con flores grandes bordadas en oro.
Mariushka no pidió nada, y el padre le preguntó:
¿Y tú que quieres, hijita?
-Cómprame -respondió Mariushka- una pluma de Finist, el halcón encantado.
Regresó el padre del bazar y entregó a las hijas mayores lo que le habían pedido. A Mariushka, no le dio nada, pues no había podido hallar la pluma del halcón. Se disponía el padre a ir otra vez al bazar y dijo a las mozas:
-¡Ea, hijitas, decidme lo que queréis!
La mayor y la mediana pidieron muy contentas:
-Cómpranos a cada una un par de botines con tacones de plata.
Mariushka pidió por segunda vez:
- Cómprame, padre, una plumita de Finist, el halcón encantado."
Yuuri noto que su entrenador tenía los ojos cerrados y respiraba tranquilamente, no estaba dormido, sólo relajado, una sonrisa tierna se formaba en aquel bello rostro.
"Finist, halcón encantado, preséntate aquí, mi deseado novio.
Apareció de pronto un galán de belleza indescriptible. Al amanecer, el galán se dejó caer con fuerza contra el suelo y se convirtió en halcón. Mariushka le abrió la ventana, y el halcón voló al cielo azul. Tres días recibió Mariushka al apuesto mozo; de día volaba convertido en halcón por el azul espacio y, en cuanto caía la noche, acudía a la ventana deMariushka y se transformaba en un agraciado joven.
Al cuarto día, las envidiosas hermanas de Mariushka se dieron cuenta y se quejaron de su hermana la menor al padre."
Yuuri detuvo su lectura un momento y observo de nuevo a su nuevo entrenador, esa parte del cuento siempre le ponía emocionado. Cuando imaginaba la galanura de Finist, en su infancia pensaba en alguien como lo era el hombre a su lado, se dijo que quizá desde niño debió darse cuenta de que era gay por imaginar románticamente a Finist y no a Mariuska.
─Continua Yuuri.
─Ah, sí lo siento.
" Llegó volando el halcón encantado, pero no pudo entrar en la habitación de Mariushka. Probó una y otra vez a penetrar por la ventana, pero no logró más que herirse el pecho con los cuchillos. Mariushka dormía profundamente y no oyó nada. El halcón dijo, descsperado:
- ¡Quien me necesite, me encontrará! Pero será difícil. Me encontrará cuando haya gastado tres pares de zapatos, se le hayan partido tres cayados, y se le desgarren tres gorros, todo ello de hierro.
Mariushka oyó aquellas palabras, saltó de la cama y miró por la ventana, pero no vio más que las manchas de sangre que había dejado allí el halcón. Lloró Mariushka amargas lágrimas, lavó con ellas la sangre y se hizo más bella todavía que antes."
Esa parte le había puesto muy triste siempre, pero sonrió mirando al peliblanco. Al menos ella lo había logrado, persistió y lo encontró, persistió y lo recupero de la zarina hechicera, persistió y se quedó junto a su amado. Así igual él persistiría hasta ser un buen patinador.
Termino la historia y Víctor le agradeció, le dijo que su voz era hermosa y acordó que el precio por los entrenamientos seria ese, después de cada práctica, Yuuri le leería uno de los cuentos de su tierra y le invitara a un café caliente con galletas. Aunque al menor le parecía un pago insignificante, el ruso se negó a aceptar más así que finalmente accedieron y sellaron el trato con un apretón de manos que envió corriente eléctrica a todo el cuerpo del japonés.
Hola, espero que les este gustando esta historia, me gustaría mucho que me lo hicieran saber con sus votos y comentarios, no sé si les agrada la idea sobre conocer de la literatura rusa, los cuentos que pondré en cada capitulo serán fragmentos de un libro llamado cuentos populares rusos que me regalaron mis papas cuando era niña, realmente amo esas historias.
Nos vemos pronto.
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