XX | Virginia en el mismo lugar, en la misma hora
Mi nombre es Virginia Low, estoy escribiendo esto con el cuerpo de mi novio y prometido James Grant en el puente de Milnalva. Cuando escribo esto estoy en la plataforma que, en el mismo lugar y a la misma hora, me reunía con James.
Pero James está muerto y la luz de la luna rebela el crimen que cometí de manera voluntaria y sin tipo de error; con esto quiero decir que estoy profundamente consciente de que lo que hice estuvo y estará mal, siempre.
Si James no hubiese conocido a esa chica de Ohio en aquel verano él y yo estuviéramos aquí mismo, en el mismo lugar, a la misma hora.
No tengo problemas con decir cómo fue y por eso escribo esta carta.
James era un chico dulce, consentido y amable. Era el mejor hombre que pude haber conocido y por eso creo que lo maté (realmente estoy decidiendo si fue por eso o no realmente) pero el punto mis queridos, es que lo conocí como un buen hombre y siempre lo fue.
Pero, entonces ¿Por qué lo maté si él era tan bueno?
Bien.
James vivía en Nueva York y yo en Nueva Jersey nos conocimos en la universidad en 1920 en el sol de verano y nos graduamos con creces en nuestras respectivas carreras. Durante en la fiesta de graduación me dijo:
—Nos casaremos y viviremos en Ohio.
No sé por qué estaba empeñado en vivir en Ohio (¡Aunque ahora que lo miro bajo la luz antinatural de la luna y su cuerpo sangrante, creo que tal vez conoció a esa chica al mismo tiempo que yo!) Pero Ohio es hermoso y no tenía problemas en casarme con él, al fin y al cabo, estaba enamorada de él.
No nos pudimos casar. Eso era un problema que se afrontara en un futuro que ya no existe (Y sí, estoy llorando ¿Acaso no puedo sentir pena por lo que hice?) Pero siempre nos reunimos en el puente con vista al lago de Milnalva, justo donde escribo esto. Todo el mundo nos veía siempre, así que habitualmente decían: «Allá van los tortolos» o «Allá va Virginia al mismo lugar, a la misma hora. ¡Cómo es el amor!»
Si me llegan a encontrar alguna vez, por favor, no quiero que esté en la prensa, es mi deseo, porque cuando cuente lo que pasó a continuación, no lo creerán ni ustedes mismos.
James conoció (o eso creo ¡Tengo mis dudas!) A una chica llamada Carla. Carla era igual de hermosa que yo. Era simpática y doy crédito que no era tan amargada como yo (¡Pero mi amargura era por el estrés y lamento mucho que el pobre James se haya topado conmigo!), Amaba a James tanto que si fuera por mí, lo resucitaría. Pero no puedo, lamentablemente.
Así pues, James pasaba largas jornadas en Ohio mientras a mí me tenía en el mismo lugar, a la misma hora esperándole como una inepta.
Pasaron tres semanas y notaba que James estaba distante conmigo y empecé a sospechar que mi amor ya no era suficiente (solo era una sospecha, lo hacía bien… No hay duda de eso). Por supuesto, quisiera decirles que planee todo con suma antelación y preparación para matarlo, no tenía perdón lo que hizo.
Pasaron tres días cuando empecé a cansarme de estar en el mismo maldito lugar, a la misma maldita hora. Así que lo seguí a Ohio en un auto rojo, tenía gafas de sol y mi cabello recogido de manera bastante diferente a la que él me acostumbraba ver.
Llegó a un motel a las cercanías de New State Pall, una pequeña ciudad donde vivía su amante (¡Esa bruja!). Estaba preparada cuando lo vi estacionarse en el motel, moverse hasta una de las habitaciones y entrar. ¿Qué hice yo? Claro, lo mejor que puede hacer una mujer dominada por la rabia.
Tenía un martillo en mi maletero, cinta y doscientos dólares para que el dueño del motel hiciera la vista gorda con lo que iba a hacer.
Esperé dos minutos exactamente cuando escuché las risas, los gemidos y el placer del sexo.
Abrí la puerta de una patada con el mazo en las manos y mirándolo con exquisita furia. Ah… Que bien fue verlos con las manos en la masa, desnudos y teniendo sexo.
Lo primero que hice fue partirle la cabeza a la pobre Clara; reconozco que el sonido del crack de su cráneo al romperse me chocó un poco, no me dio satisfacción, más bien me dio asco, pero seguí aplastando su cabeza con el mazo.
La mujer no grito, lo juro, la sangre solo se marchó hacia las paredes color naranjas de la habitación y toda la sangre coagulado estaba en la cama. James miraba con la cara contraída de terror.
Cuando terminé con la chica me gire, me delataba una sonrisa radiante y me acerqué a él.
—Estaba esperándote, cariño —dije—. Haré esto rápido.
James abrió los ojos estremecidos por lo sucedido y retrocedió chillando, pero, tarde, le impacté el mazo en las dos piernas (con él sentí satisfacción, un éxtasis incontrolable igualado a tener un orgasmo), sus gritos fueron música para mis oídos y saqué la cinta de mi bolsillo, dejé el mazo en la cama, junto al cuerpo de Carla, y luego le tape la boca. A continuación lo cargué y lo puse en el maletero. El dueño me miró estupefacto y yo solo le guiñé el ojo.
Mi cara estaba llena de sangre.
En fin. Ya que les conté que yo asesiné a una persona y que posiblemente el dueño del motel me delate, y quede en prisión por esto, quiero decirles cómo maté a James.
Cuando llegamos al puente de Milnalva estaba oscuro, no había nadie (y aún no hay nadie, son casi las tres de la mañana), lo saqué del maletero sin mirarlo, pero sabía que su rostro mostraba dolor y terror al mismo tiempo.
Su cara estaba empapada de sudor, su cuerpo desnudo me hizo sentir… excitada. Sí, creo que eso. Así que terminé el trabajo de Carla.
Una vez hecho eso me encontraba desnuda frente a él. Lo miré y me mordí el labio ¡Cómo lo amaba!
Pero tenía que pagar.
Saqué mi navaja y le corté un dedo de la mano izquierda, el hombre gritó a través de la cinta aislante y se retorció de dolor.
Luego quité los otros dedos, cuatro en total de la mano derecha y tres de la mano izquierda incluyendo el que quité: siete dedos cortados en total.
Le besé la mejilla, mi éxtasis por haber hecho eso se elevaba con furia por mi cuerpo. Luego le quité la cinta.
—¡Puta! —me gritó— ¿Qué me has hecho?
—Silencio.
Clave la navaja en el estómago y lo moví de arriba a abajo, la carne se abría y el hombre soltaba gritos fuertes, un alarido tan fuerte que mis oídos se llenaban de aquella agonizante música.
Acabé con su sufrimiento rápido.
Le corté el cuello con la misma navaja.
Dicho todo esto, dejaré la nota clavada en el pecho del pobre James. Celos dirán ustedes y yo diré justicia.
Nota del autor: Mik, espero que te haya gustado el relato, la verdad no sé si cumple lo requerido para el concurso, es depravado y sucio y a mí me gusta.
Una parte de mí cree que tal vez Virginia la atraparon después de lo que hizo y eso espero, no siempre puedes saber si haces las cosas bien o no. Solo las haces.
Hola :)
¿Cómo están?
Hasta aquí llega la antología de "Cuentos para dormir con la muerte" después de mucho tiempo tenerla en pausa, al fin se pudo terminar con el sufrimiento del libro (bromita mala)
Espero les haya gustado leerlo, si desean pueden seguirme a mí y al coautor de este libro Amilcar2305 y darle una oportunidad a nuestras historias/novelas
Sin más que decir :) espero tengan buena vida.
¡Me despido! Besos y pizzita🍕
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