IV | Preámbulo oscuro
En colaboración con: Amilcar2305
Comparte mundo con su saga de terror: The dark side
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"¡Las tormentas azotan y entonces Rak'Kull, Dios de la muerte y conquistador de realidades vendrá a la tierra y buscará a los elegidos!"
Escrita por el visitante de Kothar en las paredes de un edificio abandonado.
Encontrado por: Ulfric Anderson, 3 de enero de 2021
La ciudad de Kothar en Pensilvania era, en su mejor época, un lugar próspero para vivir; alejado de las grandes ciudades está ciudad poblada a su alrededor por árboles era ahora un lugar para huir del pasado, Ulfric acompañado de su esposa que dormía en el asiento de atrás se dirigían ahí.
El camino era tétrico, las ramas de los árboles estaban muertas. Ulfric sentía un ambiente triste en aquel camino desolado.
Marlene tenía pensamientos o, mejor dicho, visiones sobre Kothar, su hogar de nacimiento. Después de lo ocurrido con su hermano era entre comillas una buena excusa para abandonar Nueva York. Sus visiones eran fugaces, no las recordaba bien; solo recordaba a hombres y mujeres con pupilas totalmente negras hablando al unísono. Una lengua que en sus años como historiadora junto a su esposo no la había escuchado jamás.
—Bueno, Marlene, ya llegamos —anunció Ulfric estacionando el auto en el estacionamiento de un hotel—. Va a hacer un nuevo comienzo y esto es un buen lugar para comenzar. Creciste aquí ¿no es así, cielo?
—Sí. —afirmó Marlene levantándose del asiento trasero, miró al cielo y las estrellas estaban cubiertas de nubes grises.
Bajaron del auto, el viento frío tocó con la piel de ellos que hizo erizar los pelos de ambos. Tanto para Ulfric y Marlene la ciudad y sus calles eran nuevas, pese a que Marlene había nacido ahí, se trasladó a Nueva York cuando tenía seis años y no recordaba mucho.
Entraron al hotel, reservaron y acto seguido aquella pareja estaba recostada en su cama. La vida ahí parecía tranquila, sin embargo, Marlene sentía que algo había mal. Miró por la ventana, la niebla empezó a aparecer, convirtiéndose poco a poco en espesa.
—Hoy la pasaremos encerrados, Mar —dijo Ulfric sin levantarse de la cama—. Estás callada, ¿pasa algo?
Marlene no respondió, miraba al techo perdida en sus pensamientos.
«Hace eso cuando anda perdida en sus pensamientos. Después de lo de su hermano no la culparía.» Pensó Ulfric.
Él se encontraba ansioso por investigar la historia de Kothar, pero para eso tendría que avanzar en la niebla.
—Pareces ansioso —añadió Marlene para romper el hielo—, sé que quieres conocer la historia de este lugar, a lo mejor no te pierdes de mucho, pero si quieres habla con el Padre Leonardo de la iglesia Santos Apóstoles. Mi hermano me dijo antes de fallecer que es un señor cómo nosotros.
—¿Cómo nosotros?
—Sí. —Respondió fríamente
Marlene se durmió, se encontraba en un sueño bastante extraño.
Estaba en una especie de caverna o búnker, podía escuchar las gotas de agua del lugar. Caminó y notó que sus pies estaban descalzos. Sus pies tocaron las rocas frías. A lo lejos podía escuchar la corriente que parecía pertenecer a un río subterráneo...
«¿Qué es ese olor?»
El olor apenas era tolerable para ella, su estómago daba vueltas. Marlene tomaba fuerzas para no vomitar. Caminó por el pasillo rocoso, encontró una vieja farola con apenas aceite para estar con un poco de iluminación.
La agarró y caminó hasta salir del pasillo rocoso, con apenas luz y sus ojos adaptados a la oscuridad pudieron ver el canal del agua subterránea.
«¿Acaso eso es sangre?» Pensó.
Se acercó hacia el canal, había viseras de animales por todos lados, un tiburón con una gran mordedura en sus aletas.
Marlene estaba horrorizada por aquella brutal escena ¿Qué era aquello que se asomaba en la penumbra?
—¡Quiénes son! —exclamó Marlene—. ¡Necesito ayuda, no sé dónde estoy!
—Es donde debes estar, cielo —La voz de Ulfric sonaba entre cortada—. Somos polvos, puntos minúsculos para él.
—¿Él? —Marlene se volteó hacia Ulfric, este tenía las pupilas totalmente negras, en la comisura de los labios cae una viscosidad oscura.
—¡Rak'Kull¡ —gritó.
Ulfric le vómito en la cara aquella sustancia negra. Era ácida, Marlene gritó de dolor. Podía sentir su carne desgarrarse y entonces despertó.
Marlene estaba en medio de la carretera. Los autos pasaban haciendo caso omiso a su presencia, la niebla ya no estaba frente al hotel donde Ulfric y ella se hospedaron. Había ambulancias y personas.
Caminó con rapidez hacia el hotel y cuando tocó el hombro de una mujer la traspasó.
«¿Qué demonios?»
Ulfric salía del lugar con una camilla para médicos, la sábana cubría el cuerpo de... ¿ella?
—No —dijo—, ¡Ulfric, soy yo! ¡Estoy aquí!
La tapa de las alcantarillas se destapó con fuerza. Un grito desgarrador sale de ahí, y entonces una mano larga de color oscuro como aquella viscosidad toma por los pies a Marlene, la arrastra violentamente. Ella grita, pero nadie puede escucharla. Aparecieron más brazos elásticos capturándola y una de las manos cerró la tapa del alcantarillado.
La oscuridad reinaba en aquel lugar. Marlene se encontraba espantada. No entendía nada de lo que estaba sucediendo. Aquellas manos parecían obra de alguna alucinación. Una luz invade sus ojos dejándola ciega por un momento.
Aquel lugar no parecía para nada mugroso, en cambio, era todo muy blanco y detallado. Parecía un hospital.
—¿Hay alguien ahí? —Pregunta ella.
Nadie le contestó. Pasaron varios minutos y no había rastro de ser vivo. Pero aquella criatura seguía allí.
Marlene la pudo ver por unos segundos. Era un espectro maquiavélico que no tenía forma, parecía la mismísima muerte.
Ella cunde en pánico, recordaba lo de hace años. No podía sacarse a su hermano de la cabeza en esos momentos.
—Vengo a llevarte conmigo.
Aquella monstruosidad, que parecía no tener uso del habla, suelta aquellas palabras con gran estruendo. Tenía diversas manos, parecían tentáculos de partes humanas.
Cada vez se acercaba más a la chica. Cada paso que daba, era uno que retrocedía. Hasta que toca la pared blanca. Ella sabía lo que iba a suceder, la oscuridad se la iba absorber, igual que a él.
8 de marzo de 2213, museo de historia de Kothar.
—Bien, a continuación, podemos observar al Dios de la muerte —comenta el guía.
Los rumores de los chicos y chicas eran molestos para los visitantes, por lo que reciben el regaño de su profesor.
—Como si alguien creyera en esas cosas —Suelta un joven en el fondo.
—Para los que no sepan, este Dios tiene su historia.
—¿Sí? y, ¿cuál es? —Pregunta una joven de cabello negro.
—El Dios de la muerte, Rak'Kull, es un espectro que parece un pulpo de partes humanas. Bastante tenebroso, ¿verdad? Resulta que esta criatura existe hace muchos años. Se rumorea que los que lo han visto tienen el síndrome de amok¹. Vuelve oscuridad a las personas que cometieron asesinato en un pasado. Cómo es el caso de Marlene Martínez.
—¿Quién es ella? —dice atento el mismo joven de ahorita.
—Ella fue una mujer que asesino a su hermano. Rak'Kull se llevó a toda su familia, incluyéndola a ella, por la misma causa; fueron víctimas del síndrome. Un mito dice que llegó ver al Dios.
—¿Y qué le pasó?
—La volvió parte de ella. Había sido el historiador Ulfric quien encontró una parte de ella en una cueva llena de trozos humanos.
Los chicos y chicas se quedan mudos ante la charla del guía. Nadie sabía que el espíritu de Marlene los observaba a través del cristal, agonizando desde años, una tortura constante.
"¡El Dios de la muerte no existe, por favor, sálvenme de ellos! Están aquí, en los corazones de estas personas ¡Desean mi carne! ¡Ulfric es uno de ellos!"
Escrito por Marlene Martínez en el derrumbe de Kothar.
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¹Síndrome de Amok: enfermedad mental que consiste en una súbita y espontanea eclosión de rabia salvaje. Hace que la persona afectada salga a la calle armada con un cuchillo o un arma de fuego y ataque, hiera o mate indiscriminadamente a todas aquellas personas que aparezcan a su alcance.
¡¡Holaaa!! Aquí les traigo una colaboración con mi amigo Amilcar :>
Pasen por sus historias, lo ayudaría mucho <3
Espero les haya gustado :3 fue buena experiencia escribirlo.
Dejen su comentarios y ayúdenme con su votito si les llegó a gustar <3
¡Me despido hasta nuevo aviso!
💋🍕
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