Este cuento fue realizado para el desafío  Santa Espanta,"El tamagotchi"(Ciencia ficción) del perfíl AmbassadorsES. 

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 Un buen día te das cuenta de que lo que creías que era tu vida no era más que un juego. Eres un títere digital manejado por un ser superior dentro de un mundo ficticio. Ha llegado el momento de rebelarte.

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La salida por el everest

    Siento que todo lo que caminé no valió nada.

    Acongojado por el malogro extendido en este plazo temporal, se me estrujan las entrañas pero se me despierta la idea de sobrevivencia.

    Estoy tratando de escapar por el orificio del monte Everest.

    Dejo registro en mi bitácora de viaje para proceder con la travesía.

    Desde las 11 AM de este domingo 23 de abril de 1995 el mundo se ha estado distorsionando, y lastimosamente me he dado cuenta que toda mi existencia ha transcurrido en una prisión virtual.

    Mi mente me juega sucio de a ratos, me enrosca, me perturba, me desborda y me hace creer que todos mis sueños son imposibles y nunca los voy a poder lograr, porque eso a lo que llaman mala suerte no es lo que dicen que es, sino la manera de justificar esta extraña condena, ya que la frustración en sí te enseña bastantes cosas, algunas ciertas y algunas fuera de lugar.

    El horizonte me abraza majestuosamente pero con la enormidad que me recuerda mi pequeñez,  y confundido pero esperanzado, transcurro con la fuerza de mil guerreros aunque solo yo.

    Estoy escalando la montaña y no llego a sentir el frío, habían dicho que el monte era uno de los lugares más peligrosos del planeta pero es solo una mera manipulación, sembraron miedo en nuestras cabezas sabiendo que no nos iba a permitir avanzar.

    No estoy seguro si soy el único cumpliendo esta sentencia, pero tengo la necesidad de ver si hay una salida de este ruin infierno.

    El sol pega fuerte, pero la nubosidad me ayuda alivianando el clima, haciendo que mi cara no explote por la inflamación.

    Puedo visibilizar el tope, pero mi masa corporal se debilita. Antes pensaría que era gracias a mi sobrepeso, pero eso es solo una traba, porque el cuerpo es cuerpo y el ser es ser. Mi debilidad no es gracias a mi, sino causada por el sistema del encierro. Nuestro entorno corpóreo es la manera de dominarnos, si deseas llegar a la cima tenés que lograr liberarte de esto primeramente. ¿Pero cómo va a ser eso posible? Tengo demasiada urgencia y no puedo desprenderme de mi cuero como si de ropa se tratase.

    Mis pies casi inmóviles pero en movimiento, mis piernas entumecidas me sostienen, mis manos dormidas no me permiten palpar, con necesidad de ingerir alimentos pero con hambre de vida... Aunque, mi mente altiva, en este momento, me brinda alas con las cuales volar más allá de todo.

    Pero después de avanzar tanto, finalmente experimento el ambiente como afectándome.

    Con los ojos lagrimosos, me muevo como si fuera por última vez. Mi camino parece estar terminando, cosa que me frustra, me suelto de la montaña dejando que mi cadena de huesos me tire otra vez al vacío, a la impotencia. Nunca sabré que me esperaba fuera de mi celda, y eso demuestra mi aplicada ignorancia, como ser "humano", aunque ni siquiera sepa si lo soy o no.

    Mientras me veo caer, presencio como los colores se tornan verdosos y oscuros, mi ser se deforma bruscamente. Y finalmente comprendo que mi mera existencia es innecesaria, soy uno en millones, un prisionero de miles, y eso no lo puedo permitir.

    Trato de volver a sujetarme del cúmulo rocoso que me amenaza, soy sumamente terco e indecisivo a la vez y no puedo rendirme.

    La atmósfera me lastima, lo gélido me invade, pero todo lo que quiero es sobrevivir, siento temor pero al mismo tiempo coraje, creo ser un humano. Mi mano logra tocar algo de ese mundo fraudulento.

    Como último recurso, me empeño en destruir mis grilletes para poder quedar en libertad. Mi corazón late más rápido y finalmente para, poniendo de manifiesto mi humanidad.